Las areneras del Ulla.
A orillas del Ulla aún se pueden apreciar restos de barcazas que se dedicaban a la extracción de áridos.
Las quejas ejercidas por los mariscadores remataron con la extracción de áridos en los lechos del rÃo Ulla a finales de la década de los 80.
En la década de los años sesenta y setenta, e incluso en los ochenta, era habitual ver surcar el lecho del rÃo Ulla por grandes barcazas cargadas de arena. Era una actividad emergente que nació bajo el paraguas de la construcción, pues las obras, tanto públicas como privadas, comenzaban a aflorar por todos los municipios de la comarca y Galicia. Fue una actividad muy importante y que dio de comer a muchas personas. Eso sÃ, arrancó casi sin hacer ruido pero acabó en una gran polémica y rodeada de amenazas y grandes cantidades de dinero en pérdidas.
La arena era el material más utilizado y también el más barato. Estaba al alcance de casi todos en los rÃos. Solo habÃa que poner los medios necesarios para sacarla y ponerla a la venta.
Marineros y vecinos de Isorna, en Rianxo, fueron los pioneros en explotar este recurso. Reconvirtieron barcazas e incluso se las ingeniaron para mejorar los sistemas de extracción y hacer más fácil esta actividad.
En esta parroquia rianxeira bañada por el rÃo Ulla todavÃa se pueden apreciar restos de una actividad que dio de comer a más de quinientas personas de la zona. Barcos abandonados y grúas oxidadas son testigos mudos de una economÃa que tenÃa como principal nexo de unión el cauce del rÃo.
Pioneros
Los vecinos del lugar todavÃa recuerdan los inicios de esta actividad. «FacÃa falla area, e no rÃo habÃa moita». En la década de los años 50, la construcción despuntaba con fuerza. «En Isorna démonos conta que vender o material era un bo negocio».
Dicho y hecho. Los pioneros de una actividad nueva fueron precisamente los vecinos de esta parroquia rianxeira. Los primeros en extraer el material tenÃan un pequeño barco y lo colocaban encima de un «lombo de area e esperabamos a que quedara en seco. Despois e cunhas palas, enchiamos a nave e esperabamos a que subira a marea para poder volver a navegar e levar o material para a beira». Los comienzos fueron duros pero «moi positivos».
Con el paso de los años, la situación fue cambiando y mejorando. Los empresarios pusieron cucharas a bordo y comenzaron a instalar las conocidas chuponas, unos aparatos que succionaban los áridos y en quince minutos cargaban la cubierta. Los puntos de venta se fueron instalando a lo largo del rÃo en la parte de Rianxo y llegó a haber hasta cuatro lugares distintos. Otro puerto de referencia fue el de Pontecesures, donde los empresarios de Isorna también fueron pioneros.
Hubo épocas en las que hasta unos veinte barcos surcaban el Ulla cada dÃa con el preciado material, y daba trabajo a cerca de cien personas, entre las que iban a bordo y las que estaban en tierra, sin contar a los transportistas que recorrÃan toda Galicia con el material procedente del rÃo.
El negocio iba viento en popa hasta que llegó la época de los años 80. La actividad marisquera no era todo lo buena que los marineros querÃan. La producción iba a menos y entonces las miradas se dirigÃan hacia las naves que se dedicaban a remover los fondos de los rÃos y extraer áridos.
Las movilizaciones de los mariscadores comenzaron en Carril. Poco a poco sus quejas fueron a más y las movilizaciones llegaron hasta los polÃticos que con la presión ejercida, apostaron por eliminar una actividad muy importante para la parroquia de Isorna y de la que vivÃan decenas de familias.
LA VOZ DE GALICIA, 21/03/10
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