Requián: el esplendor de una romería.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Miles de personas abarrotaron el santuario dedicado a la Virgen de Os Milagros en la localidad estradense ·· La procesión, uno de los momentos más emotivos de una jornada multitudinaria y sin rastro de la crisis

No cabía ni un alfiler. El templo de Requián volvía a llenarse en su día grande. Tras las misas rezadas llegaba la solemne y más esperada por los miles de devotos que cada 28 de agosto se acercan hasta esta localidad estradense, en la parroquia de Frades, para revivir su fe y cumplir promesas.

Este año, el buen tiempo y la coincidencia en sábado batió todos los récords. Los parquins estaban llenos y casi no había donde estacionar. Y eso que muchos romeros llegaron hasta el santuario a pie. La avalancha se dejó notar cuando llegó el momento cumbre, el de la procesión de la Virgen precedida por la imagen de la Piedad. El manto lo decía todo: lució repleto de billetes (y también un sobre cerrado cuya cantidad se presumía abultada). Como ya es tradición, el recorrido, acompañado también por agentes de la Guardia Civil, hizo parada en el atrio para que el coro parroquial de San Xurxo de Vea le dedicara, como siempre, a la Virgen una canción.

Los rostros de emoción se sucedían entre la multitud. Aunque también hubo quien aprovechó el momento para coger posiciones en el otro escenario de esta romería mariana en auge. Los puestos de pulpo estaban a reventar. Pronto comenzaron a formarse colas en medio de un ambiente cada vez más festivo. Al regreso, los fieles se afanaba por dar la limosna a la santa, besar su manto o pasar por el todo tipo de objetos (llaves, pañuelos, la estampa…). Hasta el cura tuvo que llamar al orden para terminar con la bendición final. » A santa vai estar ahí todo o ano».

Cumplidas las obligaciones espirituales, llegaría el momento de alimentar el cuerpo. Amén de los que optaron por el pulpo, en Requián también hay tradición entre los más veteranos de disfrutar de una comida campestre en las inmediaciones del templo. En la localidad el día 29 se dedica a la Virgen de la Piedad, con otra pequeña imagen que se guarda en el templo.

Bandas de música, charangas y la verbena completan cada año unos festejos que antiguamente se subastaban. Los vecinos pujaban para organizar la celebración, de la que ahora se encarga una comisión vecinal.

La tranquilidad que preside esta pequeña aldea se rompe cada año a finales de agosto con una romería de las grandes, en la que la crisis tampoco se dejó notar este año.

ORÍGENES. El templo se construyó en 1744 por la larga distancia al de la parroquia
La capilla de Requián, que se amplió en 1950, fue construida en el año 1744 por el sacerdote Pedro García de Aboy, natural de esta aldea. Su intención era evitar a los vecinos el trayecto de unos 5 kilómetros para acudir hasta la iglesia parroquial de Frades. Curiosamente, la primera advocación se dedicó a la Piedad (que hoy en día es protagonista de la segunda jornada festiva), pero a principios del siglo XIX la virgen de Os Milagros se convirtió en la titular del templo. Por su cercanía a los municipios de Padrón y Valga, en este último el 28 de agosto es jornada festiva. Otra de las tradiciones es pasar por la fuente situada junto a la capilla donde también se celebra una novena en vísperas de la gran romería.

TIERRAS DE SANTIAGO, 31/08/10


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