Miles de romeros renuevan la tradición de ir al Santiaguiño.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

La playa no pudo con el gran ambiente de la cita de Padrón

Ambiente, mucho ambiente ayer en la romería del Santiaguiño do Monte de Padrón, que tuvo en la playa una gran competencia pero supo resistir y deparar una buena jornada festiva, sobre todo para muchas familias padronesas y convecinos, compañeros y amigos que se juntaron en torno a una mesa o un mantel.

La romería comenzó con la subida al monte de la imagen del Parrandeiro, que salió en procesión junto con el Niño Jesús, este portado por pequeños del concello. La gran afluencia de romeros se notó en que, a las doce y media de la mañana, el servicio de Protección Civil ya advertía de que estaban llenos los aparcaderos, mientras el Concello doblaba el transporte gratuito para subir y bajar a la villa ante la gran demanda que tuvo el servicio de autobús, que tenía parada junto al colegio Rosalía de Castro, en A Trabanca y en el Campo do Souto.

Arriba, calor, mucho calor; música de gaita; numerosos puestos de venta de sombreros, bolsos o marroquinería; pulperías y otro curioso que anunciaba empanada de «zanvoriñas», sin contar la mil y una mesas y manteles puestos bajo la sombra de lo árboles para llenar de vida la romería.

Entre la una de la tarde y las dos se concentró la gran afluencia de romeros: los que pasaron todo el día en el monte y aquellos que fueron de pasada antes de ir a la playa. Un año más el reparto gratuito a cuenta del Concello de sardinas con pan de maíz, además de bolos preñados, fue la hora más esperada hasta el punto de que llegaron a formarse esperas.

Para ello, el Ayuntamiento entregó tiques para «facer un mellor reparto da comida», según explicó la concejala de Festexos, Elena Romero, aunque más de uno protestó por tener que estar pendientes de los papelitos o por no llegar a coger uno. De hecho, a la una y media de la tarde ya estaban dados los 1.400 tiques de los bolos preñados y casi los 2.000 de las sardinas.

Por lo demás, la postal del Santiaguiño fue la que marca la fiesta: familias y peñas de amigos en torno a un mantel; olor a sardinas y pimientos de Herbón, camisetas manchadas de vino tinto, coches cargados de mercancía; parrillas con carne; gaiteiros, romeros refrescándose, primero en las fuentes de agua y luego con vino u otra bebida. Y en medio de ese bullicio de pura fiesta, gritos de «Viva Galicia e viva Padrón».

LA VOZ DE GALLICIA, 26/07/12


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