Victoria Santiago y su familia dejaron su casa horas antes de ejecutarse el desalojo.

Publicado por Redacción en

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Chispa y su compañero felino eran los únicos que estaban en el patio de la casa del número 3 de Monte do Porto a las 11.00 horas de la mañana de ayer. No había ninguna mujer encadenada a la barandilla ni familiares llorosos ni vecinas indignadas. Todo era tranquilidad absoluta en el montículo cesureño porque los habitantes de la vivienda, Victoria Santiago y los seis miembros de su familia, la habían abandonado horas antes, según confirmó el portavoz de la plataforma Stop Desahucios Barbanza.

Pese a que dos días antes había manifestado su firme decisión de luchar por la vivienda que construyó con sus propias manos, Victoria volvió a cambiar de idea aconsejada por sus familiares, que quisieron evitar que pasara un mal trago en el momento del desahucio. «Está muy mal, muy afectada», afirmaron ayer sus allegados. La familia acabó de empaquetar sus pertenencias y, tras dejar las llaves de la casa en el puesto de la Guardia Civil, puso rumbo a su nuevo hogar, una vivienda deshabitada propiedad de la madre de Victoria en Cordeiro (Valga), en la que, al menos, tendrán espacio para siete personas y sus animales de compañía. Se fueron sin sus dos gatos, confiando en que sus vecinos, Álvaro y Marisa, lograran cogerlos y llevárselos. «Os rapaces quérenos levar, pero vai ser negra para collelos», explicaron.

Indignación

A pesar de haber entregado las llaves la noche anterior («marcharon onte para que non houbera guerra pola mañá, senón é un caos»), el juez de paz y la secretaria judicial cumplieron el trámite de acudir a la hora pactada, precedidos por una patrulla de la Guardia Civil. Aun así, sabedores de que el inmueble estaba vacío, ya que no lo comprobaron, ni siquiera detuvieron el coche, aunque sí intercambiaron impresiones con el matrimonio de la casa de al lado.

Álvaro Constantino y Marisa Castiñeiras mostraron tristeza e indignación por la situación de su vecina. «Hai que ver como marcharon. Estou desfeita», dijo ella, mientras su marido aseveraba que «non se pode tirar con sete persoas á rúa». «Toda a vida traballando por unha casa e que che boten dela por discutir e quede outra con ela… Que me digan se isto é lei». Constantino aseguró que tanto Victoria como la usufructuaria de la casa y última pareja de su exmarido, ya fallecido, sufrieron maltrato por parte del hombre. «Nunca viviu aquí, viña e marchaba porque lle mallaba».

Los vecinos mostraron su tristeza y rabia por lo ocurrido: «Non se pode botar á rúa a unha familia de sete persoas»

Diario de Pontevedra


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