Beatriz Longo Piñeiro, cesureña: «Nos silban al entrar en las fábricas».

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Dos ingenieras ambientales nos cuentan sus aventuras durante su jornada laboral

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Luz -izq- y Beatriz sorprenden diariamente a clientes y encargados de negocios industriales.

Una joven alta, morena y guapa entra en una fábrica llena de hombres. Junto a ella camina una rubia de su misma edad y atractivo físico. Los trabajadores de la empresa empiezan a silbarles y a ofrecerles ayuda para subir las escaleras que conducen a las oficinas de la planta superior, donde se encuentra el responsable. Cuando entran en ellas, les espera el encargado. Querían exponerle el ahorro que supondría la sustitución del sistema eléctrico actual por uno con bombillas led. Son dos ingenieras -Luz Lavía Buceta, licenciada superior de Montes, y Beatriz Longo Piñeiro, de Forestais; ambas estudiaron en Pontevedra- que acaban de poner en marcha su propia empresa, E-natura Ingeniería.

Tras la acogida de los trabajadores de la planta, el jefe las recibe casi entre risas. Hacen acopio de la profesionalidad que las avala y le explican su objetivo. «Vale, hacedlo si queréis», les dice. «¿Si queremos?», se preguntan sin salir de su asombro.

A pesar de contar con tan solo 28 años de edad, Luz, pontevedresa, tiene ya un importante bagaje en mundos de hombres. Hace unos años fue jefa de una brigada forestal durante una campaña de incendios. Tenía cuatro hombres a su cargo que no se lo pusieron fácil. «Yo les decía que tenían que hacer algo, y veía como los cuatro iban justo en dirección contraria», cuenta. Se lo toma con humor, porque es consciente de que hay cosas que requieren de cierto tiempo. «Ahora, si tengo que silbarle a alguien, le silbo, advierto», bromea.

«Cuando vamos a presentarnos hay mucho macho español», reconoce, e incluso en alguna ocasión fue al revés: la primera vez que fueron a hacer una medición a una finca privada les recibió una mujer mayor que no entendía cómo «sendo unhas nenas», eran ingenieras. Su sorpresa fue mayúscula cuando las vio cargar con los instrumentos de topografía. Lo curioso es que la nieta de la mujer había sido compañera suya de facultad.

También ríe cuando admite cómo tanto ella como Beatriz, de Pontecesures, eligen su vestuario en función del día que tengan por delante. Igual que todo el mundo, solo que en su caso depende del número de silbidos que vayan a recibir. «Si vamos a ir a alguna fábrica o a alguna obra, nos ponemos unos vaqueros y una americana, nada muy femenino; si sabemos que vamos a estar en la oficina, nos arreglamos un poco más o nos ponemos una falda, sobre todo ahora en verano, cuando el calor es insoportable», asegura. «¿Te puedes creer que yo, hasta ahora, no tenía ninguna americana?», pregunta Luz, divertida.

Después de un año de experiencias varias están más acostumbradas a las caras de clientela y encargados cada vez que entran en una ferretería o un almacén industrial para ir a comprar bombillas u otras herramientas. «Si lo piensas fríamente, lo cierto es que no pegamos nada allí», confiesa Bea. Lo único a lo que no terminan de acostumbrarse -y difícilmente lo harán- es a otras estrategias: «A veces nos piden un estudio, lo rechazan y se lo dan a un electricista hombre, por detrás, para que lo haga. Nos damos cuenta pero, ¿qué vas a decirle?», lamenta Luz.

Una señora, con cuya nieta estudiaron, dudaba de que fuesen ingenieras.

La Voz de Galicia

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2 comentarios

portas · 28-07-2014 a las 11:15

Moi guapa esta rapaza da de palermo, mi madriña canto tempo sen vela, e un orgullo falar de cesureños que triunfan fora, unha ledicia, parabens, en Cesures no nos pobo temos fracaso escolar a esgalla, mangantería, drogas, trapicheos en moitos sitios, rexistros da garda civil por sustancias prohibidas, pastillaxes, berros pola rúas, botellons, indeseables

sanmarco · 28-07-2014 a las 19:20

Moi ben pola rapaza enxeñeira de cesures, noraboa a ela e a familia, se lle ve feliz, boa nova para todos

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