La medalla olímpica que llegó caída del cielo.

Publicado por Redacción en

bamo

Ángel Barreiro y su pupila Morison ayer en Ravella.

El jueves, por la corporación municipal de su concello, Pontecesures, y ayer por el alcalde de Vilagarcía, la localidad de su entrenador Ángel Barreiro. Camila Aldana Morison cerró tres días de recepciones institucionales por su bronce en la prueba de K-1 Sprint en los Juegos Olímpicos de la Juventud, iniciadas en la Deputación de Pontevedra. Actos que más allá de la parafernalia y algún obsequio útil -el Concello cesureño le regaló a la kayakista una pala- permitieron descubrir la intrahistoria del podio olímpico conquistado por la estrella en potencia del Baixo Ulla.

En el salón noble de Ravella el entrenador y presidente del Náutico Pontecesures, Ángel Barreiro, desveló la ayuda celestial recibida por su pupila el día del bronce, y sin la cual no habría disfrutado ni de las mieles deportivas, ni de los reconocimientos de sus paisanos de Carreiras y de los políticos del lugar. «El día de la competición por las medallas», se arrancó Barreiro, «decidimos llevar a Camila en taxi en vez de en el bus que iba desde la villa olímpica al campo de regatas para que fuese más descargada». Era la diferencia entre hora y media y media hora de viaje. Pero «el taxi se perdió. Llamamos al jefe de la delegación española y con un traductor le explicaron por teléfono cómo ir. Llegamos a 10 minutos de tener que competir, todavía sin cambiar, pendientes del pesaje… Y entonces tuvimos la suerte de que cayó una tromba de agua y se aplazó el programa media hora; si no, no llegábamos». ¿Conclusión? «La medalla estaba para nosotros».

La Voz de Galicia


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.