El cura de Cruces no desveló a los asaltantes dónde escondía el dinero.

Publicado por Redacción en

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El arzobispo Julián Barrio presidió las honras fúnebres en honor de María Soto en vila de Cruces.

El botín de los tres asaltantes de la casa rectoral de Cruces fue de lo más exiguo. Se limitaron a llevarse el coche del sacerdote, un Peugeot 207 blanco matrícula 6060GW, «con medio depósito de gasolina» y el poco dinero que llevaba encima el religioso. El gran objetivo del robo, la jugosa recaudación de los donativos de la romería de Nosa Señora da Escravitude, quedó a buen recaudo.

A pesar de los golpes, de las amenazas, de las vejaciones al párroco Ramón Barral no pudieron sacarle sus agresores el lugar donde se encontraba un sobre con la mayor parte del dinero, según pudo saber EL CORREO. El cura en ningún momento dijo donde estaba a pesar de las amenazas que recibió de los tres asaltantes, uno de los cuales esgrimía una pistola y se comportaban con extrema violencia.

El Correo Gallego

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