Audasa elude hacerse cargo de un accidente por un perro de caza en la AP-9.

Publicado por Redacción en

Un tremendo susto y un accidente que pudo ser más grave. Eso es lo que sufrió un vecino de Cangas, Víctor Manuel Fernández Pérez, cuando circulaba por la autopista a la altura de Padrón, poco antes del peaje de Santiago. Y lamenta que ahora Audasa quiera escurrir el bulto.

Circulaba con un Audi A-3 con el que llevaba a tres conocidos hasta A Coruña. A la altura del kilómetro 93 se cruzó un animal e impactó contra el coche. Se trataba de un perro de caza propiedad de una persona que reside cerca del lugar. «Nos salió por el lado derecho de la calzada. Era de color blanco y marrón. No lo pude esquivar y lo atropellé. Frené y volvió a acelerar ya que si frenaba de golpe podía ocasionar un siniestro de alguien que circulase detrás de mí y, si hubiese hecho un movimiento brusco para evitar el perro posiblemente hubiéramos chocado con la medianera de cemento de la autopista», explica Víctor.

Unos dos kilómetros más adelante, el Audi se encontró con una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico que estaba auxiliando a un conductor que tenía la rueda pinchada. «Me causó extrañeza que los guardias no me hubiesen dado el alto al ver que mi vehículo estaba tan dañado, aunque eso aún no lo sabíamos los que íbamos dentro del coche, que desconocíamos los daños materiales que teníamos». Víctor Fernández explica que tras el atropello al can no quiso parar porque era peligroso, «y decidimos parar justos después de pasar a la patrulla de la Guardia Civil y entré en la estación de servicio de Compostela».

A continuación, el conductor decidió llamar a la asistencia en viaje del Real Automóvil Club de Cataluña para transmitirle el siniestro y que le enviaran un mecánico para sujetar la defensa del coche, «que se encontraba casi caída en el suelo, así como la luz de niebla». Esta se hallaba en tan mal estado que cuando el mecánico intentó poner unas bridas para sujetar la defensa el foco de niebla cayó al suelo.

Llamada al 112
A continuación, el usuario de la AP-9 llamó al 112 para notificar la incidencia y poner sobre aviso de la presencia del animal muerto o malherido. Después el conductor llamó a Audasa, concesionaria del servicio de autopista que envío a unos técnicos, los cuales formalizaron una ficha recogiendo los datos del conductor y de las personas que iban con él que habían sufrido esguinces cervicales por el latigazo al chocar.

Mientras tanto, el mecánico enviado por la compañía de seguros del Real Automóvil Club de Cataluña ratificó que en el faro había restos de pelo del animal. Como la Guardia Civil de Tráfico no aparecía, volvieron a llamar dos veces al 112. El siniestro había tenido lugar sobre las doce de la mañana y como a la una y media de la tarde la Guardia Civil no había aparecido aún, uno de los acompañantes del conductor llamó y dijo que no se acercasen porque el mecánico estaba harto de esperar y tenía que marcharse. A continuación «procedimos a regresar a Cangas ya que nos empezaba a los cuatro a doler el cuello y la cabeza y una de las chicas se quejaba con exceso. Quiero hacer constar que esa misma chica, con el dolor y el nerviosismo se orinó en el asiento trasero de mi coche, por lo que tuve que llevar a limpiar la tapicería».

Los daños han sido peritados en más de 1.180 euros a los que se añaden los casi dos meses de baja que han sufrido los ocupantes por el accidente.

1.180

Daños

El Audi sufrió daños importantes en la defensa y uno de los focos.

La Voz de Galicia


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.