Tres valgueses intentan renovar el mundo de la cantería, actualizando formas, materiales y conceptos.

Publicado por Redacción en

pedra

Fernando, Álex y Martín han emprendido un camino que -lo saben de antemano- será tan duro como el material que trabajan.

Todo nació de la cabeza de Álex Comba. De unas inquietudes artísticas que lo acompañan desde chaval. Quizás fueron ellas las que lo empujaron a realizar un curso de cantería en la escuela taller de Valga. Desde entonces, su afán creativo saltó del papel a la piedra, y sus manos fueron dando forma a piezas de líneas puras y sencillas. «Eu vía todo o que tiña na casa e pensaba: este rapaz ten moito potencial», cuenta Fernando García. ?l, además de amigo y vecino de Álex «de toda a vida», es ingeniero industrial. Y no tardó en descubrir que «era capaz de sacar os deseños da súa cabeza e poñelos en papel», convertidos en planos. Entonces empezaron a pensar en que todo aquel caudal debería ser explotado. Epetrum ya había sido concebida. Pero para alumbrar este proyecto era precisa la ayuda de alguien capaz de contagiarse de su ilusión, y de trabajar un mercado tan duro como la piedra. Así se subió al barco Martín Busto.

¿Dejar un trabajo en estos tiempos? ¿Meterse en el veleidoso arte? ¿Qué lleva a tres hombres adultos a embarcarse en una aventura como esta? «Que estamos como cabras», dice Martín con una carcajada. Luego se pone serio. «Estámonos tirando á piscina, pero ten auga». En este caso, talento y ganas de demostrarlo. «Imos revolucionar o mundo da pedra, a facer cousas novas, máis acordes coas novas tendencias da arquitectura e da decoración», explica el comercial. Mezclando líneas clásicas, tradición y nuevos elementos, como el aluminio o el cristal, están preparados para diseñar aquello que le pidan. Para muestra, nos enseñan varios botones: un hórreo que convierte al aluminio en protagonista; un cruceiro sin Cristo; una colección de fuentes de interior y hasta plazas públicas. Álex, que además de ser el artista del grupo es el más tímido, se apasiona cuando habla de sus diseños.

La importancia del diálogo

Todos nacen de un diálogo entre él y el entorno. «Nestes tempos parece que a xente está pouco involucrada co que a rodea. Estamos máis pendentes das novas tecnoloxías que do que hai ao seu redor». ?l quiere tender puentes entre el individuo y el espacio, por eso disfruta diseñando obras que no son solo para ver, si no que «se pode andar por elas, atravesalas, movelas». Y que aspiran a dotar de alma al espacio en el que se ubiquen.

«Neste país téñense gastado moitísimos cartos en facer cousas que non teñen sentido ningún». Que homogeneizan los paisajes hasta hacerlos difíciles de distinguir. La propuesta de estos jóvenes de Valga es, precisamente, la contraria: diseñar espacios con carácter propio. Como la llamada «Plaza de la Relatividad», una llanura de piedra que gira alrededor de un cono. Un puzle de 1.300 piezas que da cuerpo a la línea espacio-tiempo, y que Martín ya está pensando en presentar en Ulm, la ciudad alemana en la que nació Albert Einstein.

«Temos moito traballo por diante», dicen los tres socios. Se sienten como tres Quijotes a punto de lanzarse a la batalla con los molinos de viento. Solo que ellos ya conocen la historia, y están dispuestos a cambiar el final. A fin de cuentas, dicen en su página web, «la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo».

Así que ahí están ellos. Inventando. Haciendo engordar una cartera de proyectos que ya está bien nutrida, y que llevan bajo el brazo cuando llaman a la puerta de arquitectos y diseñadores de interiores. Alimentan, también, una página web a través de la que aspiran a llegar a aquellos que estén buscando una pieza singular para su jardín, o para su casa. «A nosa intención é facer un traballo personalizado, partindo sempre do diálogo entre Álex e o cliente», explica Fernando. «A intención é que sexa protagonista no proceso de creación da peza. Que esta sexa o máis acorde posible aos seus gustos. E ao meu, tamén», dice Álex con la prevención lógica de los artistas. Martín pone el punto del pragmatismo comercial. «Queremos facer deseños que sorprendan, pero tamén que gusten…».

Pese a la juventud del proyecto, en Epetrum tienen ya su pieza fetiche, su joya particular: un palé de piedra que promete brillar en cualquier diseño de interiores. «A idea é darlle a volta á convención. Normalmente asocias os mobles feitos de palés con baixo custo. Isto é xustamente o contrario». Listones de brillante mármol y unas ruedas robustas que hubo que ir a buscar a un taller de Almendralejo. El diseño «pode funcionar moi ben», dicen sus tres padres, que por si las moscas ya han patentado la receta. Seguro que no será la última.

La Voz de Galicia


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