La justicia de un reconocimiento.

Publicado por Redacción en

Este año se cumplen cien años del nacimiento de Camilo J. Cela. Aunque para conmemorarlo se están celebrando algunos actos de homenaje al gran escritor de Padrón, en Galicia parece más bien que el asunto nos resulta ajeno o indiferente. Y creo que, una vez más, por ignorancia o despiste, nos equivocamos, como en casi todo aquello que tiene que ver con los escritores gallegos que escriben en castellano. Nunca entendí por qué entre nosotros no podemos valorar en la medida que lo merecen a escritores como Valle-Inclán, Emilia Pardo Bazán, W. Fernández Flórez, Julio Camba, Cela, Torrente Ballester, por citar sólo a los más relevantes. No han escrito en gallego, pero sus obras han puesto a Galicia y a su gente en el mundo. A ningún irlandés se le ocurre renegar de James Joyce, a pesar de que escribió toda su obra en inglés, el idioma de los colonizadores, y no en gaélico, y de que no tuvo nunca la más mínima simpatía por el nacionalismo irlandés, ni siquiera por los irlandeses. Pero su Ulises aportó prestigio al país, y por eso cada 16 de junio -día en que transcurre la acción de la novela- se celebra en Dublín, como una gran cita de las Letras, el Bloomsday, un acontecimiento literario que consiste en recorrer los mismo lugares que los protagonistas de la obra. Pero volviendo al caso de Cela (y dejando aparte su enorme importancia en la renovación de la novelística española de posguerra, pues fue él quien más hizo por modernizarla), me gustaría resaltar su labor de ayuda y colaboración permanente con los escritores gallegos coetáneos, y el enorme respeto que sintió por la literatura que escribían. Cuando, instalado en Mallorca, funda la revista literaria Papeles de Son Armadáns (abril de 1956), comienza una estrecha relación con estos autores, que encontrarán en la publicación una plataforma de prestigio para darse a conocer literariamente. Y a lo largo de los 23 años que se mantuvo la revista, que era mensual, en ella fueron apareciendo artículos, trabajos y poemas en gallego de escritores no sólo ya consagrados, como Celso E. Ferreiro, Neira Vilas, Uxío Novoneyra, Iglesias Alvariño, etc., sino de jóvenes desconocidos en aquellos momentos, como es el caso de Xosé Mª Álvarez Cáccamo, que ve publicados seis poemas en un número de 1976. Además, en una sala de la Fundación Cela, se puede ver un epistolario impagable que revela la estrecha relación que el escritor de Padrón mantuvo con sus colegas gallegos.

Cela no solo conservaba las cartas recibidas, sino que guardaba la copia de las que él escribía a sus interlocutores. Y allí se pueden encontrar los testimonios escritos entre él y Otero Pedrayo, Vicente Risco, Filgueira Valverde, José Ángel Valente, Novoneyra, Carlos Casares, etc. Especial fue su relación con Torrente Ballester. Personas muy diferentes, tuvieron siempre buena relación y un respeto mutuo por lo que cada uno escribía. Cuando Torrente entra en la RAE, este le pide a Cela que sea él quien conteste a su discurso de ingreso. Se conservan unas cartas muy graciosas, llenas de ingenio, en las que el ferrolano le mete prisa al padronés, porque quiere saber cuál será el tema, y este le da largas para poder redactar el discurso con tranquilidad. Se cruzan hasta varios telegramas, en latín, con respuestas en griego? Tampoco andaban escasos, los dos, de ingenio y retranca gallega.

La Voz de Galicia


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