El legado de la Galicia de ultramar

Publicado por Antonio Cortés en

:: Reportaxe de Mercedes Angueira no Diario de Arousa ::

Fue el Ulla-Umia una comarca con una marcada tradición migratoria desde finales del siglo XIX y, especialmente, a lo largo del siglo XX, una situación que menoscabó en buena medida la demografía de la zona pero que, a cambio reportó otros beneficios de carácter social y cultural. Los emigrantes de la comarca ayudaron, a través de remesas y contribuciones económicas, a dotar a su terra nai de servicios de los que hasta entonces carecía o que se encontraban mermados. Buena parte de los esfuerzos de los gallegos de ultramar se centraron en la puesta en marcha de iniciativas ¯tanto individuales como colectivas¯ destinadas a la creación de escuelas y proyectos de mejora y modernización educativa. Sus inquietudes permitieron la creación de fundaciones para la docencia, la construcción, dotación y equipamiento de centros escolares en toda Galicia. Una tendencia de la que el Ulla-Umia no se quedó al margen.

En prácticamente todos los municipios de la comarca se conserva hoy en día el legado de los emigrantes en forma de inmuebles de carácter público y, sobre todo, centros educativos, como la escuela unitaria de Ferreirós, en el municipio de Valga, construida merced a la contribución económica de los valgueses en el exterior. En su frente puede verse todavía impresa la leyenda ??Sociedad de residentes de Cordeiro. Instrucción y protección en Buenos Aires?. El centro, varias décadas después, continúa con actividad, y en él reciben formación y educación buena parte de los niños de la parroquia.

También permanece todavía en pie, aunque en condiciones ruinosas, la vieja escuela de Santa Xusta, en Moraña. El inmueble, alargado y de planta baja, fue construido en 1796 por iniciativa de Manuel Blanco, emigrado al continente americano y fallecido en Nueva Guatemala de la Asunción. Relata Xosé Casal Porto en su estudio ??Un século de ensino en Moraña? que Blanco legó en su testamento sus bienes para la creación del Patronato que gestionase el centro educativo, que se mantuvo en funcionamiento hasta 1823. En esa fecha la dotación económica ??acciones del Banco Nacional de San Carlos?? ardieron en un incendio que asoló el archivo de la parroquia, lo que dejó sin fondos a la escuela durante años. Una sentencia judicial en contra del Banco de España permitió que en 1894 volvieran a recuperarse los fondos, y fue a partir de entonces cuando el Patronato retomó su actividad. En 1917 se finalizó la construcción del actual edificio, que ahora pretende recuperarse para acoger un Museo Etnográfico y que mantiene en su frente la imagen de una virgen junto a la frase ??Dejad que los niños se acerquen a mí?.

Curiosa resulta la escritura fundacional, en la que deja claro que el maestro ??debe ser de arregladas costumbres, vecino de la feligresía, buen castellano e instruido en virtudes, que sepa leer letra antigua y moderna, manuscrita y de molde, y que no se le conozca vicio alguno contra la ley santa de Dios?. En cuanto a la educación que debe impartirse en el centro dice: ??Se ha de enseñar doctrina cristiana además del leído, escrito y cuentas, y se ha de acostumbrar que el maestro y los niños al salir de la escuela han de rezar el Padre Nuestro y el Ave María en recuerdo del fundador?.La ??Graduada? > Peor suerte corrieron otras de las construcciones financiadas por los emigrados de la comarca, como el Grupo Escolar de Cuntis, conocido popularmente como la ??Graduada?. Tanto el edificio de granito como los jardines que lo rodeaban desaparecieron para levantar en el lugar la actual Casa Consistorial. La escuela, construida en 1931, tuvo un coste de 100.000 pesetas de la época, de las cuales 15.000 fueron aportadas por la Sociedad de Residentes de Cuntis en Buenos Aires, que colaboraron económicamente tanto en la construcción como en la dotación de material educativo.

Un final semejante fue el que tuvo en Pontecesures la Escuela Graduada de San Xulián de Requeixo y Biblioteca Popular. Lo que en sus comienzos fue una pequeña edificación, se convirtió en un ??maravilloso centro docente? tras acometerse las reformas y ampliaciones auspiciadas por Manuel Vicente Moure Buela, emigrado de niño a Argentina, donde alcanzó una gran fortuna. José Piñeiro Ares cuenta en ??Historia de Puentecesures? que gracias a la labor filantrópica de Moure se construyeron nuevas aulas encima del edificio-escuela inicial, para instalar una biblioteca sufragada por el vecino de ultramar y que fue completándose gracias a los envíos que éste realizaba desde América. La escuela fue demolida para construir la carretera N-550. El derribo comenzó el 10 de octubre de 1959 y a comienzos de noviembre sus restos desaparecieron completamente.

No fue la única aportación de Moure al desarrollo de su villa natal, sino que también envió donativos para la restauración y reedificación de la capilla románica de San Xulián. Parte de ese dinero se empleó en la adquisición de las nuevas campanas, que fueron colocadas en 1916. Una de las cláusulas impuestas por el que más tarde sería nombrado Hijo Predilecto de Pontecesures fue que dichas campanas ??jamás podrían ser trasladadas a otra iglesia?.

Caldas fue uno de los municipios en el que la iniciativa de los emigrantes fue más prolífica. José Silva pagó la construcción de la fuente de la plaza de la iglesia de Santo Tomás, en el año 1920, así como la plantación de quince palmeras, según recoge la obra ??O ano da memoria na escola? publicada por el colegio Alfonso VII. Similares acciones fueron las protagonizadas por Gerardo Blanco Fojo, que donó la imagen del Divino Nazareno de la iglesia de Santa María en 1952, y José Cascallar Rodríguez, que financió la construcción de la nueva escuela de Portas.

Los caldenses del exterior pusieron también en marcha donaciones colectivas a través de la fundación, en 1923, de la Sociedad Mutualista y Pro Escuelas del distrito de Caldas de Reyes en Argentina. Tras su disolución su testigo lo recogió la Peña Caldense de Buenos Aires. Los principales proyectos de estos colectivos fueron la creación de una escuela en San Andrés de César y el envío de remesas para la recuperación del Asilo de ancianos y de los colegios La Encarnación y San Fermín, que fueran construidos en la villa gracias también a las acciones filantrópicas de otros dos caldenses insignes: Dolores Mosquera Vázquez, que donó todos sus bienes para crear la Fundación del colegio La Encarnación para niñas del pueblo, y su hermano Fermín Mosquera, que hizo lo propio con el centro escolar San Fermín.


3 comentarios

María · 2-10-2006 a las 14:09

En relación co artigo de Mercedes Angueira sobre o legado de ultramar, podes saber algo máis lendo o que escribeu María Segunda Llerena Orgaz , titulado O DÍA DA BANDEIRA, publicado no Diario de Arousa o 9-7-2006,e que ela mesma copia en parte.

Antonio Cortés · 2-10-2006 a las 14:23

María, buscando no google acabo de atopar o artigo do que falas (na caché do buscador), dentro de 15 minutos teño que marchar para Oviedo, e non poderei pasalo á web, si teño tempo (e conexión estos días) poreino, se non á volta, publicareino.

Un saudiño.

maría · 3-10-2006 a las 14:22

Moitas grazas por amosar tanto interese.
Un saúdo.

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