Diez años conviviendo con olores en Padrón.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Julio César Perda, izquierda y José Paz, los vecinos afectados.

Dos familias de la avenida Camilo José Cela exigen al Concello el cumplimiento de la sentencia que le obliga a clausurar la actividad hostelera a un establecimiento ·· Dicen que soportan a diario gases, humo y ruidos ··La alcaldía recalca que el denunciado puede recurrir, y éste que tiene licencia

Dos familias del edificio Mahía situado en la avenida Camilo José Cela de Padrón llevan lidiando contra gases, olores y ruidos procedentes de un local hostelero desde hace una década. Las reiteradas denuncias formuladas al Concello ya en 1999 no fueron escuchadas y los vecinos recurrieron a la justicia. Los afectados viven en una entreplanta y en un primer piso, y aseguran que los olores, humos y gases se cuelan en sus viviendas haciendo insoportable la habitabilidad. Los recursos interpuestos fueron escuchados y el juzgado les dio la razón en 2007, instando al Concello a clausurar de forma «inmediata y cautelar» la actividad de bar-restaurante «mientras no se resuelva el expediente de reposición de la legalidad urbanística».

Los afectados recalcan que el local «carece de licencia de restaurante, sólo tiene la de café-bar. Así lo recoge la sentencia». Sin embargo, el dueño del bar asegura que solicitó en su día la de restaurante y presentó un proyecto de ampliación. Su petición obtuvo -como las quejas de los denunciantes- el silencio administrativo del anterior gobierno del PP. El denunciado dice que el proyecto contó con el visto bueno del arquitecto.

Por su parte, las dos familias afectadas sostienen que recientemente, el TSXG ratificó la sentencia del 2007 que vuelve a instar al Concello a clausurar la actividad. «El pasado 30 de abril, la alcaldía emitió un decreto en el que acuerda la clausura cautelar e inmediata de la actividad de bar-restaurante, dando un plazo de veinticuatro horas. Pero a día de hoy no se ha hecho nada», recalcan los afectados, que muestran un expediente de denuncias, recursos y quejas de más setecientas páginas.

Desde el Concello, el alcalde, Camilo Forján, señala que el denunciado puede recurrir «y está en plazo». Recalca que el local tiene licencia de café-bar y tiene en trámites la de restaurante. «¿Cómo se clausura una actividad sin cerrar otra?», dice. Por su parte, el denunciado recalca que en 2000 presentó la solicitud para restaurante. «Se me fue dando largas desde el Concello, pero Turismo me dio la utilización provisional de restaurante. Luego vinieron las denuncias y el juicio. Durante el tiempo que duró éste no tuve restaurante, pero como café-bar puedo servir raciones, bocadillos, tapas y un plato del día. Al finalizar el juicio solicité nuevamente la licencia y la tengo desde el 16 de marzo por silencio administrativo».

Los vecinos lo tienen claro: «Queremos que se cumpla la ley. No pedimos que cierre el bar, sino que lo acondicione e insonorice para que nos deje vivir. Hemos pasado por depresiones y enfermedades con todo esto». Y el propietario apunta que «yo también soy un perjudicado. Se me hicieron todo tipo de inspecciones y las he pasado, de hecho en el juicio quedó probado que no había olores ni ruido. Aquí todos somos víctimas del dejar hacer».

EL CORREO GALLEGO, 14/05/09


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