Toda una vida detrás de un mostrador.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Regateiro

Con 77 años, Ramonita Vázquez regenta aún Confecciones Regateiro en Padrón

Son varios los comercios de la villa de Padrón que abrieron sus puertas hace casi un siglo o algo menos y que hoy continúan su actividad, a veces en mano de la misma familia. Es el caso de Confecciones Regateiro, regentado en la actualidad por Ramona Vázquez Iglesias, más conocida popularmente como Ramonita, descendiente de una familia de comerciantes padroneses que llegaron a tener varios establecimientos en la villa, vinculados a la venta de telas y zapatos.
Confecciones Regateiro, situado en el número 26 de la Rúa Longa, abrió el domingo de San Lázaro del año 1928, un día tan bueno en ventas que cuentan que se le rompió el cajón del dinero (las monedas eran de plata). Toda la vida de Ramonita, que tiene 77 años, está ligada a este comercio de modo que, por ejemplo, con 9 ya acompañó a su padre Joaquín (cuyo apellido da el nombre a la tienda) a Barcelona a «comprar materias que eran muy difíciles de conseguir aquí», cuenta.
Su padre adquiría «telas y, sobre todo, pañería de señora y caballero, manteniendo así el comercio bien surtido y con las últimas novedades». Ramonita se fue introduciendo en el negocio, «primero para ayudar a mis padres, pero a poco asumí más responsabilidades hasta su retirada, quedando al frente del mismo».
A sus más de 70 años, esta padronesa disfruta «de verdad comprando la mercancía, asistiendo a desfiles pero, sobre todo, atendiendo a los clientes, muchos de ellos hijos y nietos de personas que ya lo fueron primero, para que salgan de la tienda satisfechos con las compras y con el trato recibido». Y es que el trato al cliente diferencia a este comercio, tal y como asevera su titular.
Entre los recuerdos de todos estos años, Ramonita habla de las riadas que sufrió la villa de modo que hasta en seis ocasiones llegaron a levantar toda la mercancía del comercio para que no se estropeara. Pero recuerda, de forma especial, una inundación en la que «lo perdimos todo», tanto que «nos quedamos a cero». Nunca recibió ningún tipo de indemnización.
También destaca que el comercio siempre fue muy «esclavo», sobre todo en la época en la que no había horarios, de modo que su padre abría la tienda en los días de mercado a las siete de la mañana y cerraba tarde, muy tarde. Tiene, además, una mención especial para todos los clientes, los de antes y los de ahora, llegados de todo Padrón y de otros municipios limítrofes. En estos momentos de crisis, especialmente difíciles para el pequeño comercio, Ramonita sigue detrás de los mostradores del comercio (aún son los originales de cuando abrió la tienda), con un grupo de empleadas de «total confianza», entre las que hay una que lleva nada menos que 30 años en el comercio. Y se declara «encantada con lo que hago y sin querer saber nada de la jubilación».
Eso sí, Ramonita ya sabe que no tiene relevo generacional: «conmigo se acaba este comercio», dice y es algo que «me da pena». Sus hijos han tomado otros caminos profesionales y ella lo respeta porque sabe que, para estar detrás de un mostrador, «hay que servir».
El día que Ramonita decida cerrar Confecciones Regateiro, la villa perderá un negocio en el que se puede encontrar «desde un botón a un vestido de novia», como dicen sus empleadas, tanta variedad de género que hay quien dice que «o que non hai na de Regateiro non o hai en ningún sitio».

LA VOZ DE GALICIA, 02/12/09


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