El primer colegio de la nueva académica Fina Casalderrey fue el de Pontecesures.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

FCA

Fina Casalderrey, cocinera de historias

Cerca del monasterio de San Benitiño de Lérez vive Fina Casalderrey. Cuando era pequeña no había librería, ni biblioteca, y en casa los libros eran escasos. Por eso pasó hambre de lecturas. Su padre llenó los días de literatura, le abrió las puertas de la imaginación y ella se instaló para siempre en el mundo de la fantasía. Creció en el amor a los suyos y a su aldea: los juegos infantiles, las labores de casa, las fiestas, la naturaleza…, un mundo que siente perdido. Estudió Magisterio y con 19 años subió al Pino Manso, en Pontecesures, donde estaba su primera escuela. Todavía hoy se emociona al recordar el mágico momento en que un niño comienza a leer.

Fina es maestra y no hay mejor medida para una persona que ejerce ese oficio que los alumnos y alumnas hablen con cariño y orgullo de sus clases. Ella se empeña en trabajar de un modo distinto al que mandan los libros oficiales, apostando por la renovación pedagógica que la llevaría a la literaria. Adapta textos, escribe obras de teatro, hace ella misma los decorados; ensaya, dirige e implica al alumnado. Al mismo tiempo, anima a sus alumnos a sentirse orgullosos de la cultura de su tierra, porque para querer lo propio primero hay que conocerlo. Esa idea los mueve a recoger la riqueza etnográfica de lo que resultan interesantes trabajos.

Fruto de su conocimiento del universo infantil y de su gusto por la escritura, Fina se convierte en una brillante creadora de historias. Dotada de magníficas dotes de observación, consigue mezclar vivencias propias con pinceladas de imaginación, encarando la creación de una historia como si fuese un amor al que es preciso seducir. Escribir para niños parece fácil para quien, como Fina, es capaz de ser uno de ellos, de expresarse como ellos, de conservar el gusto por el juego, de mantener su capacidad de asombro y su visión del mundo. Cuenta con maestría lo que imagina, pero también arroja una luz original sobre las cosas de siempre para que parezcan nuevas. El que escribe, asegura, puede desplegar la fantasía, pero no puede esconder la realidad y presentar exclusivamente el lado bueno de la vida. La obra de Fina aborda temas cotidianos que interesan a la juventud: el descubrimiento del amor, la amistad, la solidaridad, la familia, el respeto por los mayores y por la naturaleza…, pero no escapa de asuntos tabús como el sexo y se atreve con la cara dura de la vida: la emigración, el aborto o los malos tratos.

Con la colaboración de Mariano, la cocinera de historias escribe de gastronomía, un tema que le apasiona, y es capaz de preparar las sabrosas empanadas y postres de sus recetas y ofrecerlas con generosidad.

En apenas 20 años publica medio centenar de libros, algunos de los cuales se pueden leer en todas las lenguas de la península ibérica y también en francés, inglés, italiano y coreano. Y todo eso desde la humildad, que la lleva a reconocer que hay muchas cosas que no sabe y, sobre todo, su deseo de seguir aprendiendo de los libros, de la naturaleza y de los demás. Le gustaría haber hecho cosas que no hizo y saciar aquella vieja escasez de lecturas, tapar ese vacío que no se llena con nada, como si fuese un tiempo de desamor.

XAVIER SENIN

EL PAIS, 26/11/11


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