Los niños de Valga crean un bosque a su medida.

Publicado por Redacción en

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El lugar parece sacado de un cuento. Se llega hasta él atravesando bosques en los que no es tan fácil ver un eucalipto. Luego, al lado de la carretera emerge una gran pradera. Estamos en los terrenos que otrora soñaron con ser el campo de golf de Valga, y que ahora -de vuelta en manos de los vecinos- quieren convertirse en una zona recreativa. En un espacio destinado a la concienciación ambiental. Ayer por la mañana, alumnos de quinto de Primaria del colegio de Baño viajaron hasta este paraje para participar en una plantación de árboles.

A Manuel Aboi, presidente de la comunidad de montes de San Miguel, la mirada se le ilumina al ver a los chavales trabajando con ahínco. «Estou farto de ver aos rapaces alimentando bonecos virtuais», señalaba. Así que la entidad que preside decidió hace años intentar «enganchar» a los rapaces al monte. «Veñen un día, coa escola, e prantan a árbore. E despois tiran dos pais para que veñan vela, e se cadra e vai moita calor tráenlle un pouco de auga», razona. El proyecto no habría sido posible sin la colaboración del colegio de Baño y, sobre todo, de Fernando Vieito, el profesor de quinto, que ayer se mostraba encantado por la posibilidad de acercar a los chavales a su entorno. Juan Carlos Sanmarco, el presidente del AMPA, también andaba ayer por el antiguo campo de golf, echando una mano para construir un proyecto que ilusiona a toda la comunidad educativa. Porque los rapaces, claro, se lo pasaron de lo lindo. «Eu estou encantado porque hoxe non hai clase», comentaba uno, arrebatado por la sinceridad. «Si que hai clase, estamos nela», le replicaba otro. Aunque, claro, «non é o mesmo estar sentado escribindo que estar aquí plantando árbores». Y árboles claro que plantaron: carballos, plataneros, cerezos, abedules, madroños y acebos. Hasta cien ejemplares cedidos por la Xunta y por la empresa Norte Forestal.

Aunque el trabajo era duro, para la mayoría valía la pena el esfuerzo. «Vés aquí, tomas o sol… E sobre todo saímos do cole e relaxámonos un pouco», contaba una de las rapazas de la clase. Desestresarse les venía muy bien porque hoy, ya de vuelta en el aula, les aguardan «exames de Matemáticas e de Naturais». Y eso, amigos, puede ser bastante más duro y agotador que pasarse una mañana plantando árboles-

La voz de Galicia


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