Pablo Graña, oro, y María Pérez, Antía Jácome y Camila Morison, plata en el Mundial de Rumanía.

Publicado por Redacción en

El canoísta del Rodeira de Cangas se alzó con el título en el C-1 200 Júnior, con Pérez y Jácome subcampeonas en el C-2 200 Júnior y la pontecesureña rozando la gloria en el K-2 500 Sub-23.

Galicia ha cerrado a primera hora de la tarde de hoy el Campeonato del Mundo Júnior y Sub-23 de Pista de piragüismo con la firma de sus palistas en tres de las cuatro medallas conquistadas por la selección española en la jornada de clausura en Pitesti, Rumanía. Con el título de campeón del mundo del canoísta del Real Club Náutico Rodeira de Cangas Pablo Graña en el C-1 200 Júnior, y los subcampeonatos de María Pérez, del Náutico O Muíño de Ribadumia, y Antía Jácome, del Escuela de Piragüismo Ciudad de Pontevedra, en el C-2 200 Juvenil, y de la palista del Náutico Pontecesures Camila Aldana Morison en el K-2 500 Sub-23, en este último caso formando pareja con la catalana Laia Pelachs.

El oro de Pablo Graña en el C-1 200 Júnior fue peleado hasta el último suspiro, el que separan las 328 milésimas de segundo entre su tiempo de campeón, 42,316, y los 42,644 que no le bastaron al brasileño Jacky Godmann para subirse a un podio completado por el ucraniano Denys Filatov, con 42,376, y el bielorruso Ryhor Maisiuk, con un crono de 42,388.

Tres cuartos de hora después, a las once menos cuarto de la mañana, María Pérez y Antía Jácome se hacían con contundencia con la plata en el C-2 200 Júnior. En 46,544, casi un segundo menos que el tiempo empleado por las alemanas Sophie Speck y Celina Sandau, 47,460, para colgarse el bronce. El título se les fue a las gallegas por más de medio segundo, con las serbias Nikolina Mijuskovic y Nikolina Milic oro en 46.020.

El Campeonato del Mundo Júnior y Sub-23 de Pista cerraba cerca de las dos y media, hora española, su programa de cuatro días de competición con la final del K-2 500 Sub-23. Y ahí la pontecesureña Camila Aldana Morison se quitaba la espina clavada en la víspera, tras no haber logrado revalidar su podio en el K-4 500 Sub-23 del 2016 (plata), con un sexto puesto en la final de Pitesti. En el K-2 500 Sub-23 Morison y Laia Pelachs disputaron hasta el último metro el título a las polacas Justyna Iskrzycka y Paulina Paszek, que se llevaron el oro en 1.42,316, solo 204 milésimas de segundo menos que el 1.42,520 empleado por la gallega y la catalana. Por detrás, ya a 1,152 de las campeonas, las húngaras Fruzsina Racskó y Eszter Malcsiner, que tras liderar la final al paso por el 250, con las polacas terceras y las españolas cuartas en el paso intermedio, se tuvieron que conformar con el bronce en 1.43,468.

La Voz de Galicia


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