Aceite de oliva en Setecoros.

Publicado por Redacción en

Cien botellas salieron tras la primera cosecha en el olivar de la concordia; ayer arrancó la segunda.

Dolores, Fina. Alfonso y David estaban ayer al mediodía, a las órdenes de Don Paulino, cosechando las aceitunas del olivar de Setecoros. Un olivar muy especial, que puso en marcha el cura de la parroquia valguesa hace ya tres años y que ya ha dado sus frutos: un centenar de pequeñas botellas de un aceite virgen extra que ha recibido la aprobación y el visto bueno a su calidad.

El olivar de la concordia, que ha sido bautizado, es para Don Paulino «como un sermón», una forma práctica de enseñar a los parroquianos las virtudes del trabajo. «La tierra estaba abandonada y a mí se me caía el alma a los pies. Hay un piorno que estaba comido por las silvas», recuerda. Así que se puso manos a la obra y hoy, donde antes todo era descuido, lucen 800 olivos.

No fue buena la cosecha de este año. Solamente en la variedad arquebina española han ido las cosas bien. En la cobrançosa portuguesa y en el frantoio italiano los resultados son más modestos. Y eso que la cosa pintaba bien, pero «vino la lluvia y el viento cuando los árboles estaban llenos de polen».

No hay prisas, de todas formas. Los plazos están muy definidos y no será hasta dentro de dos o tres años cuando se verán los verdaderos réditos. Entre tanto, Don Paulino presume de paisaje -«es precioso pasear por aquí», dice- y anima a cualquiera a que suba al carro. «¿Para qué van al gimnasio? Que vengan por aquí y ya les doy yo una azada para que hagan ejercicio», bromea.

La Voz de Galicia

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