Casal do Eirigo, donde nunca una batalla fue tan dulce.

Casal1

Las páginas de los libros de historia cuentan que hace más de dos siglos llegaron los soldados franceses a territorio valgués. Lo hicieron cargados de pólvora, cañones y rudimentarias armas hoy convertidas en piezas de museo.

Su intención era continuar la conquista y avanzar en el campo de batalla. Pero en Valga -como sucedió en Catoira cuando llegaron los vikingos o como sucede en O Grove cuando desembarcan los piratas-, los franceses se encontraron con el rechazo de los lugareños, quienes provistos de todo tipo de aperos de labranza, voluntad y orgullo les dejaron bien claro que estaban dispuestos a defender lo suyo, y a los suyos.

Así, cuenta la historia, se desenvolvió la batalla de Casal do Eirigo, que ayer recreó una vez más aquellas luchas encarnizadas, aunque lógicamente en un ambiente mucho más festivo y entretenido.

Poco podrían imaginar las tropas francesas de antaño que sus escaramuzas por la provincia pontevedresa serían objeto de mil y una fiestas, recreaciones y rememoraciones como la vivida ayer en Valga. Pero lo cierto es que aquellos duros momentos del pasado sirven ahora para divertir a niños y mayores, tal y como se comprobó ayer en el recinto de la Capela da Saúde.

Los valgueses, y mucha gente más llegada de otros municipios cercanos -o no tanto- escucharon el estruendo de los cañones, respiraron el humo de la pólvora, se asustaron con la armas de fuego, vieron como los uniformados franceses se enfrentaban a los impetuosos vecinos y, en definitiva, pasaron una tarde con tintes didácticos y etnográficos.

Pero no solo la recreación o dramatización de la batalla de Casal do Eirigo animó la soleada tarde en este municipio ribereño, sino que también se ofreció una obra de teatro interpretada por los propios vecinos y la escuela teatral del municipio.

Tampoco faltaron las actuaciones de los gaiteros ni los sorteos, cerrándose la jornada con una cena baile en la que vencedores y vencidos pudieron reponer fuerzas después de tanto enfrentamiento vespertino.

Faro de Vigo

Acusan al Concello de Pontecesures de originar un vertedero incontrolado.

Sabariz denuncia que los operarios municipales amontonaron restos ante la planta depuradora.

El concejal que representa en la corporación municipal a la Agrupación Cidadá de Pontecesures (ACP), Luis Ángel Sabariz Rolán, presenta una nueva denuncia pública, esta vez para alertar de que el Concello ha provocado un vertedero incontrolado de todo tipo de rastrojos, restos de poda y similares a los pies de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de la localidad.

Parece ser que ese montón de restos se sitúa cerca de la última rampa del puerto pontecesureño, en terrenos pertenecientes al ente público Portos de Galicia. Sucede, según Sabariz, que es el Concello de Pontecesures el que deposita la maleza, restos de poda e incluso desperdicios de alguna obra.

De ahí que el independiente considere «triste que sea la propia Administración local la que fomente con estas prácticas la creación de vertederos incontrolados, pues la acumulación de los desperdicios causa un efecto llamada e invita a los vecinos a hacer lo mismo e imitarlos».

Al reflexionar sobre esto, Sabariz argumenta que «el gobierno local presume de la defensa del medio ambiente, pero en realidad hace todo lo contrario, permitiendo que los encargados de las obras lleven al lugar indicado todos los residuos de las actuaciones ejecutadas».

También aclara que en el anterior mandato «acondicionamos toda esta explanada portuaria eliminando numerosos focos contaminantes, y ahora resulta que el actual gobierno tira por la borda aquella labor permitiendo una acumulación de residuos que critican los vecinos y haciendo gala de nuevo de su desinterés e ineficacia».

Faro de Vigo

´Uno de mi hijos murió en el tren y ahora le pasa esto al hermano´.

solar12

José Jamardo Villamarín y su esposa tuvieron que ser desalojados en la tarde del jueves ante la posibilidad de que su casa se desplomara, parece que debido a las obras que se realizan en el solar anexo. Solo tuvieron que cruzar la calle para dormir en casa de su madre, pero no pueden quedarse en ella por falta de espacio, de ahí que estén buscando un lugar para alquilar. Tampoco pueden volver a su casa, ni siquiera para recoger los alimentos del frigorífico, la ropa y los artículos de primera necesidad, de ahí que ayer tuvieran que hacer compras para empezar de nuevo. Así lo confirma su madre, Josefa Villamarín Miniño, absolutamente desconsolada a causa de los sucedido ahora y de la desgracia que afectó a su familia en épocas aún no olvidadas. «Es una desgracia; uno de mis cuatro hijos murió en el accidente del tren en Santiago y ahora nos pasa esto», explicaba entre llantos esta vecina pontecesureña de 65 años. «Claro que no es lo mismo, porque uno está enterrado y al menos su hermano se salvó porque la casa no se le cayó encima, pero pudo haber pasado».

La vivienda desalojada el jueves en la calle Portaraxoi, en el Concello de Pontecesures, parece irrecuperable. Las grietas son importantes, las paredes están inclinadas, las puertas ya no abren ni cierran y estar en su interior puede suponer una tragedia. Así lo atestiguan los técnicos, quienes confirman que es inhabitable y que puede llegar a caerse en cualquier momento.

Por este motivo, la familia desalojada no puede volver a su interior, ni siquiera para recoger sus pertenencias, y el Concello, presidido por el nacionalista Manuel Luis Álvarez Angueira, ha dado órdenes para que se apuntale la estructura tanto en el exterior como en el interior.

Deberá encargarse la empresa constructora que trabaja en el solar anexo a la vivienda; unas obras que inicialmente parecen ser las causantes del brutal deterioro de la casa desalojada, en la que viven José Jamardo Villamarín y su esposa, quienes contrajeron matrimonio recientemente.

El alcalde pontecesureño explicó ayer por la tarde que a primera hora de la mañana el arquitecto municipal había inspeccionado el inmueble «e inmediatamente exigimos a la empresa constructora de la obra anexa que procediera a apuntalar la casa afectada».

El regidor advierte de que su gobierno va a hacer todo lo necesario «para garantizar la seguridad tanto de los habitantes de este inmueble, que lógicamente no pueden acceder a su interior, como la seguridad de los peatones que transitan por esta calle».

Angueira confirma que «la habitabilidad de la vivienda es inviable, ya que hay grietas enormes y la estructura amenaza con desplomarse». Con cautela, el alcalde explica que «a estas alturas no se puede saber aún si finalmente habrá que demoler de forma controlada esta vivienda o será suficiente con introducir reparaciones, pero es evidente que el peligro actual es muy importante».

En la familia propietaria de esta casa no dan crédito a lo sucedido y lamentan su mala suerte. Y es que José Jamardo Villamarín es hermano de uno de los fallecidos en el accidente de tren ocurrido en Angrois en 2013. Venía a Pontecesures, precisamente, para asistir a su boda.

Faro de Vigo

Apuntalan la casa de Pontecesures que estuvo a punto de caer por unas obras.

exba

Construcciones Reygar Arosa, la empresa que estaba preparando un solar en Pontecesures para levantar una casa y cuyas obras provocaron que otra vivienda estuviese a punto de desplomarse en la calle Portarraxoi, apuntalará el edificio en peligro para evitar que finalmente se desplome. Lo hará porque sus responsables están de acuerdo en que tienen que subsanar los daños, pero también porque así se lo exige el Concello. El edil de Urbanismo e Obras, Ángel Souto, dejó bien claro ayer que eran dos las actuaciones que se le exigían a la constructora; «o máis urxente é evitar o perigo, e por iso hai que apuntalar a casa por dentro e por fóra; e logo vaise pedir un informe coa solución definitiva», aclaró después de consultar con el arquitecto municipal y con la Policía Local que por la mañana inspeccionaron los daños que obligaron a desalojar al matrimonio que residía en la casa.

El suceso tuvo lugar en la tarde del jueves, cuando Jose Jamardo y su mujer, un matrimonio que se casó hace unos meses y que invirtieron sus ahorros en la restauración de la casa propiedad de la madre de él, llegaron a la vivienda y ya no pudieron entrar porque la cerradura no abría al haberse desplazado unos centímetros de su eje. No tardaron en comprobar que también una de las paredes se había movido y que una gran grieta recorría la fachada. Los bomberos ya no les dejaron entrar más que a coger algunas cosas con las que poder pasar la noche en la casa de enfrente, donde vive la madre de José y donde tendrán que permanecer hasta que los daños estén subsanados.

Los daños los provocó una excavadora que trabajaba en el solar contiguo, en el que había antes una panadería y en el que ahora iban a levantar una nueva vivienda para otra vecina de la villa que pretende reubicar allí su peluquería. Pese a la gravedad del suceso, en Pontecesures nadie culpa a nadie. La familia afectada entiende que fue un accidente y la empresa constructora desde el primer momento se responsabilizó de lo ocurrido. En las primeras horas ya hormigonaron la base para evitar que el edificio se desplomase, unos trabajos que continuaban en la tarde de ayer. El lunes, una vez que se asiente esa base, procederán al apuntalamiento de la casa y a su posterior reparación. «Farémolo nós e correrá cos gastos o noso seguro», aseguró Ángel Rey, representante de la empresa.

En cuanto a las causas del suceso, todavía es pronto para determinarlas, pero Rey cree que se debió a que «houbo que facer uns cimentos máis profundos e como se trata dunha zona areosa, o edificio cedeu catro centímetros». ?l está convencido de que con las medidas que se tomaron ya no hay riesgo de derrumbe, pero el Concello de Pontecesures seguirá vigilante hasta que todo se resuelva.

La Voz de Galicia

El dueño perdió a su hermano en el accidente de tren de Angrois.

En la mañana de ayer, Jose Jamardo y su mujer no estaban en la zona cero. La vida sigue pese a todo y habían tenido que ir a resolver unos asuntos a Vigo. Quien sí estaba era Josefa, la madre de Jose, que admitía que no había pegado ojo por la noche. Pero reconocía también que «hai xa tempo que non podo dormir, despois do que nos pasou…». Se refería a la tragedia de Angrois que dejó huérfanas a tantas familias gallegas y que dejó a Josefa sin un hijo, fallecido en el accidente ferroviario. «E agora isto, xa sei que non ten nada que ver, pero é que non lle deixa a unha levantar cabeza».

Josefa sufre por su hijo y por su nuera, que tuvieron que retrasar la boda por la tragedia que azotó a la familia la víspera del Apóstol y que, empeñados en recuperar su vida pese al dolor, invirtieron sus ahorros en la reparación de la casa en la que habían instalado de su hogar. «Non saían nin nada, todo era aforrar para a casa, e mira agora, perdérono todo». Pero Josefa lo dice con resignación y si rabia. No culpa a nadie. «A rapaza que está facendo a casa estaba a pobre desfeita, cando a culpa non é dela. Non é de ninguén, pero eu pregúntome por que nos tén que pasar a nós todo isto, nós que non fixemos outra cosa na vida máis que traballar».

La Voz de Galicia