En las páginas de Análisis del número anterior se hablaba de la oferta de restaurantes y hoteles para Nochevieja. Además de informar de los manjares que se pueden comer fuera de casa en esa noche especial, citaban ustedes que «el relax que da el balneario no es comparable al de el ama de casa que tiene que preparar la cena y fregar los platos después». Como lectora asidua de TIERRAS DE SANTIAGO, supongo que no se trata más que de un tópico desafortunadamente colado en el texto ya que, después de más de un año mostrando a todo tipo de mujeres brillantes con diferentes profesiones, aficiones o historias radicalmente alejadas de los topicazos, no serÃa propio de su periódico caer en este tipo de afirmaciones ridÃculas y desfasadas. Sin embargo, tal vez el problema no esté en incluir una cita asà en un texto sino en indagar en la cotidianeidad de los hogares gallegos y descubrir que realmente seguimos anclados en los roles de nuestros abuelos. No está bien que este tipo de ideas trasnochadas formen parte de las frases hechas. Lo que sà tiene importancia y merece una reflexión es que mantengamos esos conceptos prehistóricos y que en Nochevieja sean las mujeres las que frieguen. Y las que cocinen. Y las que pongan la mesa. Y las que, encima, ¡estén guapas!
Carta de Sara Parada (Teo). TIERRAS DE SANTIAGO, 01/01/08