Arousa se vuelca en apoyo a las víctimas y en repulsa a la barbarie terrorista.

Autoridades y cientos de vecinos asistieron en Cesures a la concentración en recuerdo de los jóvenes fallecidos.

Hay silencios que hablan más que las palabras y así sucedía ayer en Pontecesures. En las miradas de las cientos de personas que se agolparon en A Plazuela, en la concentración convocada, había dolor y había también mucha incredulidad. Un sentimiento que resumía el alcalde con una frase inacabada: “Creemos que está a kilómetros pero…”.  


El terrorismo azotó de lleno Arousa llevándose a dos jóvenes vecinos. Las familias de María González y Alberto Chaves recibieron ayer el apoyo, el calor y la solidaridad de sus vecinos. A la concentración de la tarde en Pontecesures acudieron, además de toda la Corporación encabezada por el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, otros alcaldes y ediles de la comarca, como Bello Maneiro, de Valga, pero también diputados y la subdelegada del Gobierno, Maica Larriba, que horas antes se había puesto a disposición de la familia.


Aseguró Larriba que el contacto del Estado con los familiares fue directo desde el minuto uno. “La propia embajada derivó personal a Sri Lanka para hacerse cargo de toda la contingencia con los españoles afectados por el atentado”. 

La responsable estatal explicó que la autopsia ya está realizada y que también se completaron los trámites con las autoridades locales. En cualquier caso, la repatriación de los cadáveres todavía se demorará unos días más, las previsiones apuntan a que entre siete y nueve.

“Nos pusimos a disposición de los familiares para lo que necesiten”, aseguró Larriba que, eso sí, pidió en nombre de las familias cuidado en el tratamiento de la información.

Otro punto importante en el que el Estado está prestando auxilio a las familais es en el apoyo psicológico, tan necesario en momentos de dolor y espera. “La Dirección General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo le ofreció toda la ayuda que puedan necesitar” para afrontar “esta fatalidad”, explicó Larriba.

Familiares cesureños de Alberto Chaves se encontraban ayer entre los cientos de vecinos que acudieron a A Plazuela para mostrar su rechazo al terrorismo y recordar a los jóvenes. “Este acto que congrega a tanta xente reflexa o compromiso deste pobo co dor de tanta xente, a repulsa a actos violentos”, leyó Vidal Seage, que ofreció el “calor” de los cesureños a las familias de los jóvenes fallecidos.

 María González Vicente y Alberto Chaves se encontraban de vacaciones en Sri Lanka cuando la macabra oleada de terror los sorprendió desayunando en el hotel. El joven trabajaba en la India, en una filial de una empresa viguesa de congelados. Su novia fue a visitarlo y ambos  hicieron un viaje que acabó en tragedia.

Precisamente el domingo de Pascua, cuando se produjeron los atentados, tenían previsto su regreso a casa. Ella tenía 32 años y trabajaba en la empresa familiar en Padrón. Él, de 31, llevaba unos meses afincado en la India. Sus compañeros de trabajo se desplazaron a Sri Lanka para reconocer los cadáveres. Los tatuajes fueron clave, según explicó el alcalde de Cesures.
Los atentados de Sri Lanka se cobraron un total de 300 vidas, número que va creciendo a medida que avanzan los días.

Aunque en un principio las autoridades del país aseguraron que no había víctimas españolas, el lunes se pudo conocer que dos jóvenes arousanos habían fallecido como consecuencia de la barbarie terrorista. Ayer, ambos recibieron el recuerdo de sus vecinos. Hasta Nestlé paró sus máquinas en señal de duelo.

Diario de Arousa

Los pueblos de Rianxo y Pontecesures, unidos contra «la violencia ciega e injustificable».

Además de decretar tres días de luto oficial, el pleno de la Corporación de Pontecesures emitió una declaración institucional «contra la violencia ciega e injustificable» que «ha segado la vida de dos jóvenes de nuestra villa», rompiendo así «el más importante e inquebrantable pilar de la democracia, que es el derecho a la vida».

Este planteamiento, tras la muerte de María González Vicente y Alberto Chaves Gómez, se hacía también, casi al mismo tiempo, en Rianxo, de donde era natural el joven asesinado en Sri Lanka.

De este modo Rianxo y Pontecesures se unían en un mismo sentimiento de dolor y duelo, al tiempo que mostraban su «enérgica repulsa» al terrorismo y ofrecían «consuelo y apoyo absoluto» a las familias de la pareja arousana, reforzando en ambos casos el compromiso «con los valores democráticos y las libertades individuales».

Juan Manuel Vidal Seage, el alcalde conservador de Pontecesures, fue el encargado de leer la declaración institucional en la que se condenaba «sin paliativos» la masacre terrorista de Sri Lanka, definida como «un ataque a la democracia, la convivencia y al sistema de valores en el que creemos y con el que buscamos un futuro mejor para generaciones venideras».

A su vez, el alcalde nacionalista de Rianxo, Adolfo Muíños, se encargó de poner voz al sentimiento de los rianxeiros e insistió en el dolor que une a estos dos pueblos arousanos en un momento así.

Tras confirmar que también en esta villa se decretaron tres días de luto oficial, y bajo las banderas del consistorio que ondeaban a media asta mientras se guardaba un emotivo minuto de silencio, el regidor expresó «tanto el rechazo al terrorismo como el cariño y solidaridad para con las familias de Rianxo y Pontecesures que están pasando este calvario».

Faro de Vigo

Pontecesures grita su dolor con un minuto de silencio.

Cientos de personas se reunieron para rendir homenaje a María y Alberto, la pareja fallecida en los atentados de Sri Lanka.

Hay momentos y lugares en los que la tristeza se hace corpórea. Ocurrió hoy en A Plazuela, en Pontecesures, donde cientos de personas se reunieron para rendir un homenaje a María y Alberto, los dos jóvenes arousanos fallecidos en los atentados de Sri Lanka. Una pena densa, infinita, se volvía humedad en las lágrimas vertidas. Y se volvía amargura en las que la mayoría de los asistentes al acto intentaban tragarse. La corporación, acompañada por la subdelegada del gobierno, Maica Larriba, encabezaba un acto con el que Pontecesures gritó con un silencio apabullante su dolor, que se hacía especialmente intenso en uno de los laterales de la plaza, donde se hallaban varios familiares de los fallecidos. «Parece que o terrorismo islámico está moi lonxe, pero está aí, a uns metros», decía tras el acto el alcalde de la localidad, Juan Vidal Seage. La suya fue la única voz que resonó en A Plazuela para trasladar al mundo la solidaridad de todo un pueblo con sus víctimas y con todas las demás. Y para verbalizar un deseo: que una convocatoria como esta no se tenga que volver a repetir. Nunca más.

Poco después de rematado el minuto de silencio, comenzó a llover sobre Pontecesures. Una localidad que hoy tiene el corazón roto. En la que el pulso se ha parado: hasta Nestlé ha interrumpido su producción para facilitar a los vecinos la asistencia a La concentración.

La Subdelegada del Gobierno en Pontevedra había explicado poco antes de la lluvia que la Dirección general de ayuda y apoyo a las víctimas del terrorismo se había puesto en contacto con las familias para ofrecerles todo tipo de apoyo, incluido el psicológico. Maica Larriba se acercó a alguno de los primos y tíos de los fallecidos, que han pedido intimidad para lograr asumir el inesperado golpe recibido. Un golpe del que las familias podrán empezar a recuperarse en cuanto los cuerpos de sus seres queridos vuelvan a casa. «Esperemos que sexa pronto, porque as familias están contando os días».

La Voz de Galicia

Pontecesures y Rianxo recuerdan a la pareja gallega muerta en los atentados en Sri Lanka.

La repatriación de los cuerpos de Alberto Chaves y María González «se prolongará días».

Pontecesures y Rianxo recuerdan este martes a los dos jóvenes gallegos fallecidos en los atentados de Sri Lanka a través de distintos actos y muestras de solidaridad que se suman a los crespones negros y banderas a media asta del edificio consistorial.

Pontecesures, localidad pontevedresa donde residía María González Vicente, de 32 años, ha decretado tres días de luto oficial. Además han convocado una concentración a las 20.30 horas en la plazuela, a la que el alcalde, Juan Manuel Vidal, ha invitado a todos los vecinos.

El municipio de Rianxo, de donde era originario Alberto Chaves, de 31 años, guardaba este mediodía ante el ayuntamiento un minuto de silencio en repulsa por lo ocurrido y como muestra de acompañamiento y solidaridad. El alcalde de la localidad, Adolfo Muiños, explicaba esta mañana para FARO la sensación de «rabia» y de «solidaridad absoluta» con la familia de los fallecidos en los ataques terroristas

El Parlamento de Galicia también guardó este mediodía un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados perpetrados el pasado fin de semana en Sri Lanka. El presidente del Parlamento, Miguel Santalices, expresó ayer sus condolencias a las familias y amigos de los fallecidos, al tiempo que se mostró convencido de que «jamás el terrorismo logrará doblegar a las sociedades y a las personas de bien».

Santalices remitió también un mensaje de condolencia a los alcaldes de Pontecesures y de Rianxo, ayuntamientos de los que eran oriundas las víctimas gallegas.

Las visitas a la vivienda familiar del joven que trabajaba en India para una filial del grupo Profand, en la aldea de Rial, se sucedían esta mañana en un ambiente de consternación palpable entre los vecinos del lugar de la parroquia de Leiro, al que conocían bastante bien pues visitaba a su familia con asiduidad. «Rial está deshecha», apuntaba uno de los vecinos, «yo lo quería como si fuese un hijo». «Era un chaval educado, agradable, buen chico. Saludaba a todo el mundo», explica el propietario del bar O Portugués. 

Atentados en Sri Lanka: la repatriación «se prolongará días»


La repatriación de los cuerpos de Alberto Chaves y Mariá González «se prolongará días», según informaron fuentes diplomáticas. Las autoridades españolas desplazadas a Sri Lanka están tratando por ahora de recopilar toda la documentación necesaria para que se pueda proceder con la repatriación de los cadáveres de los dos jóvenes naturales de Galicia.

Sin embargo, ese proceso para obtener los certificados oficiales por parte de las autoridades judiciales de Sri Lanka aún «se prolongará días», advirtieron fuentes diplomáticas españolas, que pidieron el anonimato. Cuando concluya todo el proceso burocrático, serán las agencias de seguros y las funerarias las que tomen el relevo, añadieron.

La joven pareja gallega, que estaba de vacaciones en Sri Lanka, falleció en la cadena de atentados perpetrados el Domingo de Resurrección en tres iglesias y tres hoteles de lujo del país asiático. Su muerte se suma a la de al menos catorce turistas españoles muertos en ataques terroristas perpetrados en los últimos veinticinco años mientras pasaban sus vacaciones fuera de España.

Además de los que se encontraban de vacaciones, al menos otros veinte españoles -cooperantes, misioneros o empresarios que residían en el extranjero- han fallecido en ataques terroristas fuera de España, el último el gallego Ignacio Echeverría, afincado en la capital británica asesinado en el atentado del londinense Puente de Westminster el 3 de junio de 2017.

Atentados en Sri Lanka: más de 300 muertos

Este martes, las autoridades de Sri Lanka elevaron a más de 300 el número de fallecidos por la sangrienta serie de atentados del Domingo de Resurrección, que atribuyen a un grupo islamista local y que ocasionaron además 500 heridos.

Los ataques comenzaron de forma simultánea con potentes explosiones en tres hoteles de lujo en Colombo -los jóvenes gallegos se hospedaban en uno de ellos- y también en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y una tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.

Las explosiones continuaron horas después con una séptima detonación en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo. Cuarenta sospechosos han sido detenidos por estos ataques, que aún no han sido reivindicados.

Faro de Vigo

«Deterioro del Estado en España», artículo del cesureño Victorio Magariños en El Mundo.

El Estado, institución que organiza la vida social en un territorio con el fin de que la convivencia sea pacífica, tiene como eje el Derecho y como sustrato la nación. El ámbito territorial del Estado nación es el resultado de una evolución histórica que ha costado siglos en cuajar, después de confrontaciones y ajustes. Resultado que ha dado lugar a un ámbito de solidaridad enriquecedora, al espacio más amplio de convivencia pacífica y justicia hasta ahora logrado.

El Estado es en esencia el Derecho que ampara a las personas que nacen bajo su manto o protección; las cuales a su vez, aunque de modo indirecto y muy filtrado, controlan el ejercicio del poder, ínsito a la organización estatal. Pero es la nación, es decir, las personas unidas al Estado por vínculo de nacimiento, base de la soberanía a la que alude el artículo 1 de la Constitución, la que da vida y emoción al Estado.

Dentro del territorio del Estado existen diferencias que han podido ser importantes en otras épocas, en las que la realidad social y económica era distinta y la comunicación difícil. Hoy, sin embargo, han quedado reducidas a ciertas, pocas, peculiaridades, en especial la del idioma. Pese a ello, en los últimos años, se ha forzado, recalcado y amplificado la especial identidad de las regiones; potenciando, paralelamente, el poder de las mismas. Hasta tal punto que se habla de Estado plurinacional, Nación de naciones, Estado federal; abandonado el término autonomía.

El origen de esta evolución política, terminológica y conceptual, que es causa de incertidumbre para entender la estructura del Estado, viene de lejos. Pero la causa inmediata está en la Constitución, cuando habla de la indisoluble unidad de la nación española y a la vez reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. Mezclando los términos nacionalidad, autonomía y región, en lugar de referir la nacionalidad a la cualidad de las personas que nacen bajo la protección del Estado, como lo hace el Código Civil. La Constitución agrava la confusión al no fijar claramente las competencias del Estado y permitir que éste pueda transferir a las Comunidades Autónomas facultades relativas a materias de titularidad estatal; dotándolas de instituciones equivalentes a las de un Estado: Asamblea Legislativa, Consejo de Gobierno, Presidente, Tribunal Superior de Justicia.

Esta confusa y errónea regulación, unida a una ley electoral incompatible con una configuración equilibrada del Estado, al permitir que partidos que defienden los intereses de región, que no los generales, contiendan al mismo nivel que los nacionales, ha sido el origen de un proceso de deterioro del Estado, que afecta gravemente a la igualdad y libertad de sus ciudadanos.

Tal error inicial ha sido utilizado por los políticos, que, en ocasiones, por su dificultad para sobresalir en el ámbito nacional, se refugiaron en las regiones, haciendo de ellas verdaderos feudos y un campo abierto para aumentar su cuota de poder. Los políticos potenciaron el sistema autonómico. Lo ensalzaron como un acierto y avance, alentaron su crecimiento, y se sirvieron de él de modo interesado. La crítica del sistema autonómico se consideró herejía.

Los políticos atrincherados en las Comunidades Autónomas, aprovechando la dejación y complicidad de los gobiernos estatales, han desarrollado una especial voracidad legislativa. A ciencia y paciencia de los órganos de control, se han elaborado Estatutos que por su contenido son verdaderas Constituciones. Se han saltado límites al desarrollar los derechos forales, promulgando incluso Códigos civiles, que son el más indicativo signo de una nación. Como el de Cataluña que, sin perjuicio de su perfeccionamiento técnico y su mayor adaptación al tiempo de hoy, ha recogido no sólo sus instituciones peculiares, alguna por cierto inactual pero que marca diferencias, sino también todas las relaciones civiles de carácter general. Además, ante la pereza y desidia estatal, las Comunidades han regulado nuevas situaciones, como las uniones de hecho, por ejemplo, que el Estado ha desatendido, y que debería acoger para su generalización normativa, en aras de una mayor seguridad jurídica.

De este modo, lo que se inició como una construcción política artificial y novedosa en buena parte, ha ido penetrando en la sociedad hasta provocar un sentimiento de nación en cada región. El Estado se ha ido vaciando de competencias necesarias para una construcción armónica y justa de la convivencia, y los ciudadanos perciben que la regulación de las relaciones jurídicas importantes procede de su Comunidad. Con la cual se identifican hasta tal punto que cada vez reconocen menos al Estado de España. Ente que se va diluyendo y se ve en lontananza como algo distante, relacionado con los poco empáticos Fisco, DGT y ejército. En la realidad se han ido forjando pequeños Estados con un sustrato social cada vez más intenso. Por lo que no es descabellado hablar hoy de Naciones para referirse a las Comunidades Autónomas, y de Estado Federal o de Confederación de Estados, si aquel proceso se consolida.

Esta evolución no es un cataclismo, pero sí un grave retroceso. A la vista están ya los daños. Costo económico desorbitado, a causa de la multiplicación de órganos públicos, funcionarios adscritos y edificios oficiales, compitiendo en lujo entre sí y con el Estado; que la economía española no puede soportar. Encerramiento en la propia región, incompatible con la universalidad del saber y la cultura, a causa de una endogamia docente y profesional, de una enseñanza peculiar y reducida. Dificultad para la comunicación y, por tanto, para el entendimiento y la transferencia de saberes y recursos. Amiguismo, clientelismo y un nuevo estilo de caciquismo que aflora a causa de un poder cercano excesivo y desequilibrado; y consecuentemente corrupción. No es casualidad que los casos de corrupción más escandalosos procedan de los gobiernos autonómicos.

La competencia normativa desgajada del Estado para resolver problemas generales, en especial la educación, sobre todo en las regiones con lengua propia, ha originado un desquiciamiento social y una lesión de la libertad. La imposición de una lengua particular a todos los habitantes de la región afecta a la dignidad de las personas, al impedir que los que han elegido un determinado territorio de España para realizar su proyecto vital, puedan desarrollar su personalidad a través de la lengua que han oído desde su nacimiento y que es la de la nación. Imposición excluyente, inmersión forzosa que conduce a un sector de la población a un estrechamiento cultural intolerable en una sociedad avanzada. La cesión de competencia en materia de educación es generalmente reconocida como error letal que conduce a la dilución del Estado.

El proceso político de aislamiento regional llega al colmo cuando se pretende la separación del Estado, como ha sucedido en Cataluña, que ha iniciado un enfrentamiento conflictivo, con ímpetu y caracteres de grave patología social; dejando marginada parte de la población, extraña en su propia tierra. Como si el hecho de habitar un trozo del territorio de España desde hace tiempo pudiera ser fuente de un derecho autónomo y originario a legislar, al modo medieval. En contra del proceso evolutivo de progreso hacia la justicia que supone una ampliación constante de su espacio de aplicación.

El fenómeno catalán avisa de que el aislamiento entre las diversas Comunidades y la autosuficiencia de éstas ante el Estado es un peligro de evolución regresiva que se cierne sobre todo el territorio de España. Más acusado en las regiones con idioma propio. Si sigue este proceso y la dejación y parálisis del Estado continúa, la dilución de éste podría consumarse. Quedando encerrados sus habitantes en espacios reducidos de libertad y justicia, con grave dificultad para el desarrollo de una convivencia solidaria, compatible y amistosa.

Es necesario y urgente que el Estado de España recupere el timón y fije el rumbo, a fin de restablecer un espacio amplio de justicia en su territorio. Lo que exige reducir los órganos autonómicos y una regulación equilibrada de sus competencias, limitándolas a las necesarias para una descentralización eficiente. Conservando las particularidades civiles regionales de manera ponderada; las cuales, dada la evolución social, son cada vez menores, y en algunos casos más acordes con la realidad actual, y, por tanto, extensibles a toda la nación española.

Esta reconstrucción corresponde en primer lugar a los políticos. Pero también a la sociedad, a través de asociaciones, prensa y demás medios de comunicación. A la espera de que, en su momento, pausada y evolutivamente, se logre otro espacio convivencial de mayor amplitud, un espacio de justicia más extenso, como el que se está gestando, desde hace algún tiempo, en torno a Europa.

Victorio Margariños es notario y académico de la Real Academia Sevillana de Legislación y Jurisprudencia.