Un agricultor explica los secretos para cultivar el mejor pimiento de Padrón: «Pide sol, non quere humidade, fanlle falta 20 graos».

Martínez, en uno de los invernadores que tiene en Herbón

Martínez, en uno de los invernadores que tiene en Herbón.

Antonio Martínez y María del Pilar Gómez llevan una vida recolectando en Herbón el delicioso manjar, que venden también en su puesto de la Praza de Abastos de Santiago

Herbón quizás sería una parroquia más de Padrón si un grupo de misioneros franciscanos no hubieran regresado, allá por el siglo XVI, con un puñado de semillas recolectadas en el Nuevo Mundo. Quizás el celebrado pimiento no hubiera llegado tampoco a nuestros días si capital de Sar no fuera la localidad más calurosa y soleada del área metropolitana. Y si todo eso no hubiera ocurrido, Antonio Martínez seguramente no llevaría más de 40 años plantando, recolectando, envasando y vendiendo. Lo hace junto a su mujer, María del Pilar Gómez, formando un binomio que defiende con orgullo su marca: Pementos Evangelina y Gómez, en honor a su suegra.

«Espera un momento. Chámote agora», afirma apresurado Antonio Martínez antes de colgar. Devuelve la llamada en cuestión de minutos: «Perdoa, a vida no campo é así». ¿Merece la pena? «Por que no? É un traballo digno. Cando non haxa campo que van comer os das cidades? Alguén ten que levarlles a comida ata os supermercados. Sen sector primario non facemos nada, pero a xente xa non quere traballar aquí. Din que son moitas horas». Reivindicativo contra un sistema económico que ningunea y aprieta a los productores, sabe que nunca abandonará esta vida: «Eu nacín en Herbón, son nativo, e aquí morrerei se a cousa non cambia».

De sus fincas salen cada año miles de bolsas llenas de esa delicia verde, imbatible si se fríe y acompaña con un buen puñado de sal gorda: «E todo é escollido a man. Ao pemento de Herbón dáselle moito cariño. Non é vamos a recoller e listo. No. Perdemos moito tempo en seleccionar todo o que vai para as bolsas». Confirma que ese perfeccionismo es lo que provoque más horas de trabajo: «Na casa, cando chegamos seguimos escollendo. Tes que ver cal vale e cal no, cal pica e cal no». ¿Cuántas horas de más? «As que fagan falta, moitas. Nós empezamos ás sete e ata a unha da tarde estamos traballando. Logo, dende as catro e media ata as nove, e o que quede por facer, na casa», contesta

¿Se nota que Padrón es la localidad con más horas de sol? «Claro, como non se vai notar? O pemento pide sol, non quere humidade, fanlle falta uns 20 graos», admite Martínez, quien explica que en Herbón cada agricultor marca cuándo comienza a plantar: «Eu xa o fixen, pero hai quen aínda non. Depende de cada un e da zona na que estea. Dentro do concello, nunha distancia de 500 metros ou un quilómetro, xa varían as horas de sol. Cambia moito se as fincas están resgardadas».

Destaca que este invierno ha sido especialmente duro y «xa tiñan que estar tódolos invernadoiros postos. Por estas fechas, o normal é que fora así. Pero agora mesmo hai moita humidade e os invernadoiros teñen que estar pechados, senón o pemento colle enfermidades».

Insiste en que la delicia de Herbón «pide calor, coa humidade a planta podre. E os cambios bruscos de temperatura non lle axudan». Quién quiera conocer el trabajo de los agricultores de Herbón basta con escuchar detenidamente las palabras de Antonio Martínez: «O invernadoiro ten que estar aberto para que a temperatura sexa estable nuns 20 graos, tanto durante o día como nas noites». Esas son las condiciones por las que siguen esperando los productores de Padrón: «Si viñeran noites quentes a xente logo plantaba, tiña que vir unha época máis estable e cálida».

Confiesa que la producción del pasado año «non foi boa, pero xa tivemos outras peores», aunque el cambio climático aún no ha podido con ellos: «Se veñen moitos picos de calor o pemento sufre estrés e non dá, produce menos». Los suyos están incluso disponibles en internet si se busca por Pementos Evangelina. Quienes prefieran conocer a Antonio y a su mujer, María del Pilar, regentan también un puesto en la Praza de Abastos. Allí los atenderán de buen gusto.

La Voz de Galicia

Agricultores gallegos reivindican el picor de los pimientos tipo Padrón.

Aseguran que las nuevas variedades dulces, que tanta demanda tienen en la hostelería, no tienen el mismo sabor que las semillas tradicionales que cultivan.

Es una de las principales características de los pimientos más famosos de Galicia, los tipo Padrón. Hablamos, claro está, del famoso «uns pican e outros non». Sin embargo, hay quien está empeñado en eliminar de este preciado alimento ese picor, aunque sea ocasional. De hecho, hace años llegaron a los mercados las primeras variedades dulces, que garantizan que el pimiento está libre del picor. Ahora los agricultores gallegos se revelan contra ellos y reivindican el el valor de las semillas tradicionales. Puede que sus pimientos piquen en ocasiones, pero a cambio conservarán su característico sabor, ese que le ha dado fama más allá del las fronteras gallegas.

«Creemos que temos que diferenciar o Padrón tradicional do que ven de fóra, de Marruecos» cuenta Fernando Veiga, gerente de la cooperativa Horsal, una de las principales productoras de pimiento tipo Padrón de Galicia. Por eso han puesto en marcha una campaña de promoción en la que reivindican el valor del pimiento que ellos cultivan.

La Voz de Galicia.

El festival Asnot de Padrón llega a las puertas del Buckinghan Palace.

La prensa digital londinense se hace eco estos días del certamen, en un extenso artículo de la periodista neoyorkina Dena Levitz, que titula: “Padrón: El pueblo español, con un famoso pimiento y un festival único que se burla de la cultura británica”

Participantes en el Asnot disfrazados de la Reina Isabel II y su consorte, los Beatles y guardias del Palacio de Buckingham/ Asnot

Participantes en el Asnot disfrazados de la Reina Isabel II y su consorte, los Beatles y guardias del Palacio de Buckingham.

El festival Asnot, que se celebra desde hace nueve años en Padrón convirtiendo la villa en un escenario lleno de glamur y sonrisas, y recreando de una forma divertida, gamberra, respetuosa, elegante y visual el ambiente de las carreras de caballos inglesas, ha tenido estos días un amplio eco en la prensa digital británica, que ha llevado esta parodia canalla del Ascot hasta las mismas puertas del Palacio de Buckingham.

Así lo recogen con orgullo los impulsores del Asnot, los padronesess Yeya Gilino y Antonio Pérez en su pagina web, en la que se hacen eco de un extenso artículo publicado por la periodista neoyorkina especializada en viajes Dena Levitz, titulado Padrón: El pueblo español con un famoso pimiento y un festival único que se burla de la cultura británica.

“Dende o inicio do proxecto soñábamos de que chegase aos oídos da monarquía británica, e agora vémolo máis preto”, explican los creadores del festival padronés.

Y es que el artículo, publicado en inews.co,uk y The Sun, no tiene desperdicio. Lena Levitz, que conoció el festival realizando el Camino de Santiago, lo comienza así: “Una fiesta en el jardín ha estallado, como por arte de magia. A las 9 de la mañana, la plaza del pueblo era un espacio verde vacío. Dos horas después, está lleno de familias. Hombres y mujeres se ponen sombrero elaborado tras sombrero elaborado que avergonzaría a los asistentes a Grand National. Los niños se alinean para correr alrededor de una carrera de obstáculos improvisada, en burros construidos con escobas y suministros de artesanía, mientras que un maestro de ceremonias anuncia a cada concursante, celebrando el nombre no solo del jinete junior, sino también de su fiel corcel”, describe la periodista estadounidense.

“Más tarde en el día, una banda tributo a los Beatles cantará Hey Jude a la vista de una estación de metro simulada que insta a los posibles pasajeros a Mind the Gap. El día anterior, nada menos que la difunta Reina había adornado las festividades con su ola real”, añade.

Artículo de Levitz publicado  en inews.co.uk y ‘The Sun’

Artículo de Levitz publicado en inews.co.uk y ‘The Sun’

Tras esta introducción, la periodista explica que Asnot es un espectáculo “encantador y colorido que abarca no solo un día a finales de julio, sino, al menos en 2022, tres días para compensar el tiempo perdido de pandemia. Y, quizás lo más inesperado… no está cerca del sitio del festival de carreras de caballos británico que está parodiando, Ascot, Berkshire, está a unas 1.250 millas de Padrón en Galicia, al noroeste de España, donde, desde 2014, este festival ha cautivado a los lugareños y ha convertido su ciudad en un teatro viviente temporal”.

Después Dena Levitz se hace eco del carácter y de la tradición xacobea de Padrón para narrar que “en gran parte, bajo el radar fuera de Galicia, -escribe- Asnot es ocasionalmente tropezado por forasteros, particularmente aquellos que, como yo, pasan mientras caminan por el Camino de Santiago (se cree que los restos del santo patrón de España fueron traídos a Padrón desde Jerusalén antes de ser enterrados en Santiago de Compostela). Padrón es sinónimo de sus pequeños pimientos verdes, pero Asnot podría poner la ciudad del norte de España en el mapa por una razón más ecléctica”.

El artículo de la neoyorkina especialista en viajes es fruto de una amplia entrevista que hace a los artífices del festival, que le relatan con todo lujo de detalles cómo surgió la popular y humorística iniciativa.

TRADICIÓN OBSOLETA. Así, explica que todo comenzó con una idea simple: actualizar una tradición obsoleta. “Durante aproximadamente 50 años, Padrón había sido anfitrión de una carrera de burros anacrónica -escribe Levitz-. Según los organizadores de Asnot, se propusieron aportar algo de glamur y encanto a un nuevo estilo de reunión, en el que los burros serían el foco de protección en lugar de las carreras.”, explica, para seguir detallando que el nombre Asnot fue el primer punto de partida.

“Asno es sinónimo de burro en español, y luego se dio cuenta de que también podría ser un juego de palabras con Ascot, la histórica carrera de caballos británica amada por la difunta reina Isabel”.

Fue entonces, cuenta el reportaje, cuando se decidió que el festival, respetuosamente, “sacaría la meada de la cultura británica, algo que ha tenido una resonancia particular desde el Brexit, además de servir como una celebración creativa y divertida”.

La periodista no se olvida de dedicar un amplio apartado a los impulsores del festival Asnot, Yeya Gilino y Antonio Pérez. “Ambos provienen de Padrón, al igual que varias generaciones de sus familias. Gilino tiene títulos en administración de empresas y gestión cultural, así como formación en diseño, mientras que Pérez viaja mucho y tiene experiencia en turismo”, relata.

Levitz recuerda que en el año 2014, ambos trabajaban en O Rincón, un bar del casco antiguo de Padrón, y que para la primera versión del Asnot, Pérez sugirió recrear el ambiente del Royal Ascot en O Rincón, “convirtiendo el bar en una casa de apuestas en la que se invitaba a los clientes a convertirse en elegantes damas y caballeros”. “Fue un éxito inmediato -le explican-. Desde entonces, Asnot ha crecido en alcance y tamaño. Por ejemplo, en 2016 el evento se expandió a algo más parecido al teatro vivo. Un fabuloso elenco de actores fue contratado para interpretar los papeles de la monarquía y otras personalidades históricas”.

Relata que en su cuarta edición, Asnot se convirtió en un festival propiamente dicho: “La plaza central de Padrón estaba decorada con césped artificial, arcos y vallas. Hubo actuaciones musicales acordes con el tema, incluyendo swing, jazz, blues y una banda tributo inglesa. Se lanzó Brincasnot, la actividad infantil en la que los jóvenes construyen burros con escobas y se lanzan alrededor de una carrera de obstáculos. Y los imitadores de Freddie Mercury y Winston Churchill se mezclaron con los asistentes al festival”.

“Al año siguiente, 2018, debutó una caminata familiar de concienciación sobre la protección de burros. Los organizadores también agregaron un puesto de mercado Camdentown con mercancía de Asnot, y las clases de baile callejero enseñaron a los residentes a saltar en lindy”, añade.

PANDEMIA. Acto seguido, en el artículo la escritora neoyorkina explica que el festival Asnot más exitoso hasta la fecha fue el celebrado en el año 2019, “cuando se unieron la friolera de 15.000 personas (la ciudad tiene menos de 8.500 residentes, recuerda)”.

A continuación hace referencia a la pandemia de la covid-19, que detuvo los eventos hasta que una versión limitada de Asnot regresó en 2021, seguida de la del verano del año 2022, en la que “hubo exhibiciones de burros de madera, pintura mural, concursos de bandas y un mercado de sombreros al que conocidos artesanos gallegos contribuyeron con sus obras de arte portátil”.

Asnot es Made in Galicia, sombreros, humor, comunidad”, añade. “[Es] el festival intergeneracional de música, teatro y otras artes… Los que van a Asnot se convierten en su personaje y se involucran desde el momento en que diseñan su sombrero hasta que disfrutan de los conciertos y actividades del festival”.

Levitz cierra su artículo indicando a los lectores cómo poder llegar a Padrón. “El aeropuerto más cercano es el de Santiago de Compostela, operado por Vueling, BA y Ryanair. A Coruña, servida por Vueling, y Vigo, servida por Ryanair también están relativamente cerca. Brittany Ferries opera servicios desde Portsmouth a Santander y Bilbao. Los trenes Feve conectan Santander y Bilbao con Galicia”,

No se olvida pues de ofrecer, como buena especialista en viajes, todos los datos más relevantes y precisos para que el potencial viajero pueda llegar hasta la localidad rosaliana y disfrutar del festival más “canalla y transgresor”.

El Correo Gallego

Solo tres frailes mantienen vivo el convento donde se fraguó el ‘milagro’ del pimiento de Herbón.

El padre Honrubia.

Un portalón eléctrico se abre lentamente y libera el paso al enorme recinto del convento. Seis siglos de historia imponen respeto. Silencio absoluto, y nadie a la vista. Ya desde los primeros pasos, en pendiente hacia el río Ulla, impresiona el despliegue de piedra noble enraizada en el terreno y en la biografía de Galicia. Al cabo de unos minutos, y tras una llamada teléfonica a modo de GPS para ubicarse entre tanta superficie, llega el padre Francisco Honrubia, que está al frente de San Antonio de Herbón. Camina apoyado en un bastón por una operación de cadera, pero desborda agilidad a la hora de expresarse. En un primer recorrido resulta inevitable que los pasos se encaminen hasta la zona de la huerta.

El pimiento de Padrón es conocido y apreciado en todo el mundo, por mucho que su denominación real sea la de Herbón. Porque aquí es donde nació, “sin ningún género de duda”, asegura fray Honrubia. Fueron los frailes franciscanos quienes trajeron los primeros pimientos, probablemente con semillas de chile mexicano, “igual que importaron las patatas”. Pero los frailes nunca los vendieron ni rentabilizaron su hallazgo. “El aguardiente sí, pero ahora ya no lo elaboramos”. También introdujeron el kiwi en Galicia. América dio para mucho.

Toda la propiedad, declarada Bien de Interés Cultural, está ahora en manos de solo tres frailes, que se encargan del mantenimiento y de los quehaceres diarios. Además del propio Honrubia, allí viven sus compañeros Jesús Calvo y José Luis Soto. Tienen apoyo desinteresado “de unas cuantas familias de la zona que nos ayudan con la huerta, por ejemplo”, en la que siguen cultivando sus apreciados pimientos. También cuentan con una cocinera, que llega a media mañana y se encarga de sacarle partido a los productos que cosechan.

En la actualidad, además de su producto estrella, plantan pimientos de piquillo, lechugas, calabazas, judías o fresas, además de rosales. Fue tradición durante décadas el cultivo de aguacates mexicanos, el árbol del tomate, curuba o parchita, nasis, kumquat, feijoas, guayabos…

El pimiento nacido en estos terrenos ha colonizado los gustos de medio mundo. En ciudades tan glamurosas como Londres, los Padrón Peppers arrasan entre los modernos de barrios posh con ganas de experimentarlo todo. Lástima que, en realidad, provengan en su mayoría de Marruecos y no puedan tan siquiera imaginar el sabor de los originales. Estrellas de Hollywood como Robert Downey Jr. aparecen en Youtube degustando en un restaurante alemán los pimientos de Padrón precipitadamente, quizá por el riesgo de que alguno picase más de la cuenta. La culpable de ese aguijón en la garganta es la capsaicina, segregada para espantar a insectos y animales herbívoros, aunque no les sirva de mucho con los humanos. Se le atribuyen propiedades terapéuticas e incluso efectos afrodisíacos.

El prior desvela detalles y misterios de su hogar mientras camina de una estancia a otra. La zona de la residencia, donde duermen los tres moradores, es la más moderna y mejor acondicionada. Aún conserva su nombre la Zona del Cardenal, en donde había una habitación permanentemente reservada a esta autoridad o al arzobispo de turno. El recorrido incluye varias cocinas espaciosas y un gran comedor, zonas de almacenaje y un mundo de recovecos y piedras solemnes… Hasta llegar a la espléndida iglesia, con un retablo recientemente restaurado que merece bastantes minutos de la visita. El claustro, que es la parte más antigua del convento actual, también se benefició de una restauración. Data del año 1629, aunque en 1711 lo reformó Domingo Rodríguez Seoane para reparar los daños producidos por la reconstrucción de la iglesia. Queda una pequeña zona en la que se enterraba a los frailes, aunque la costumbre se abandonó a principios del pasado siglo.

El recorrido concluye cuando se acaba el tiempo, y no porque se agoten las historias de un lugar asombroso.

El Correo Gallego

Tradición y modernidad: el pimiento de Herbón diversifica su producción.

Tras años de espera y lucha contra la competencia desleal, los cultivadores de las riberas del Sar y el Ulla lograron la Denominación de Origen Protegida (DOP) Pemento de Herbón, que les distinguía de la genérica marca Pimiento de Padrón en julio de 2009. En estos cerca de 14 años, los cultivadores del auténtico pimiento de Herbón no sólo han brillado amparados en la Denominación de Origen Protegida, sino que también han sabido innovar y, respetando al máximo la tradición, han diversificado y sacado al mercado productos que desde hace años alternan de tú a tú con otros artículos gourmet en tiendas, secciones de grandes superficies y ferias gastronómicas.

Así, el pimiento de Herbón ya no sólo se sigue contando por cientos y se envasa en bolsas con su identificación de origen, que también, sino que además de frito se consume en mermeladas, quesos, pimentones, bombones, caramelos, vinagre, escamas, pizzas e incluso cervezas.

La SAT A Pementeira, una de las grandes impulsoras de la DOP y de la que fue fundadora y forma parte la actual presidenta del Consello Regulador, Milagros González Refoxo, fue pionera en diversificar la producción del genuino pimiento de Herbón. Además de las bolsas del pimiento protegido, A Pementeira comercializa mermeladas, pimentón o escamas de pimiento seco, y sus últimos e innovadores productos son los llamados Doces Picantes, una caja de doce bombones rellenos con mermelada de pimiento. Todo ello se puede comprar a través de su página web (www.lospimientosdepadron.com).

Otra de las pioneras en materia de innovación es la empresa familiar padronesa Pementos Carmucha, también acogida a la Denominación de Origen Protegida.

En la tienda de su pagina web, (bajo la dirección pementoscarmucha@gmail.com) es posible adquirir, además de las bolsas, queso de pimiento picante; los Donziños, unos caramelos con sabor al rico fruto; pimentón dulce y picante; una confitura de pimiento; escamas o vinagre marca de la casa.

Pero, al margen de estas firmas impulsoras, otras empresas han apostado por el pimiento de Herbón para sus productos. En el mes de octubre de 2017, Estrella Galicia presentó el nuevo sello Fábrica de Cervezas, y el primer producto que ponía a la venta bajo el mismo fue una cerveza artesanal elaborada con pimientos de Herbón, siendo la única del mercado cuya receta cuenta con este preciado producto.

Era una nueva línea de cervezas de temporada, que contó con el lanzamiento de diferentes ediciones limitadas a lo largo del año y que tenían como factor común ingredientes naturales cien por cien gallegos, tanto de tierra como de mar.

Además, en el polígono industrial de Friol (Lugo), Ovidio Zolle montó una quesería en 2017, y en 2019 quiso dar un paso más al ensayar la fabricación de queso azul, en el que el pimentón de Herbón es uno de los ingredientes básicos. Y el sabor tiene un toque final bastante original, “espectacular” en palabras del propio fabricante.

LOS AUTÉNTICOS. 

Si por algo han luchado durante muchos años, y lo siguen haciendo, los cultivadores de Herbón es por el reconocimiento de su pimiento. A los supermercados y grandes superficies llegan multitud de bolsas con la inscripción Pimiento de Padrón, aunque no todos ellos proceden de Galicia, sino en muchos casos de Marruecos o de otras provincias del Estado.

Lo cierto es que desde el 1 de julio de 2009, y tras más de 20 años de su solicitud para hacer frente a los plagios y a la competencia desleal, el pimiento cultivado en las riberas del Sar y el Ulla obtuvo el reconocimiento de Denominación de Origen Protegida Pemento de Herbón, por una Orden de la Consellería de Medio Rural, que constituyó, además, el Consello Regulador y su inscripción en el registro de DOP en virtud del reglamento 700/2010 del 4 de agosto del 2010.

El ámbito geográfico de la zona de producción amparada por la DOP coincide con la de su acondicionamiento y envasado, y de ella forman parte los municipios de Padrón, Dodro y Rois, pertenecientes a la comarca de O Sar, que está situada al sur de la provincia de A Coruña, y los concellos de Pontecesures y Valga, de la comarca de Caldas, al norte de la provincia de Pontevedra.

Los auténticos pimientos de Herbón, que se comercializan entre el uno de mayo y el treinta y uno de octubre, son productos de temporada, se cosechan a mano y toda su producción antepone la calidad a la cantidad. Se acondicionan y envasan en la misma zona donde se han producido antes de salir al mercado. La producción es tan cuidada y limitada que, de hecho, no resulta suficiente para abastecer a toda España, y la mayoría se destina a mercados locales, por lo que es muy difícil encontrar auténticos pimientos de Herbón fuera de la geografía gallega.

El Correo Gallego

¿Por qué pican los pimientos de Padrón?

“Uns pican e outros non”, pero si son todos de la misma especie, ¿cómo es posible?

Plato de pimientos de Padrón fritos
¿Cuántos de estos pimientos serán picantes? 

Es bien conocido que coger un pimiento de Padrón es una apuesta de riesgo: muchos tienen un sabor dulce y suave, y con otros nos arde la boca. Estos pimientos son originarios del continente americano, donde eran todos intensamente picantes. Solo al mudarse a Galicia el picor descendió hasta el punto de que en la mayoría ni siquiera está presente. Pero, si todos estos pimientos son de la misma especie, ¿por qué pican solo algunos pimientos de Padrón?

Lo primero que debemos saber es que el picante no es un sabor como el dulce, el amargo o el salado. En la lengua no tenemos receptores para el picante, sino que son los receptores térmicos los que se encargan de reconocer el picor. Normalmente, los receptores térmicos nos alertan de cambios drásticos de la temperatura. Pero también se puede engañar a los receptores mediante algunas moléculas concretas.

Engañando a la lengua

Los pimientos de Padrón contienen capsaicinas que, cuando se posan sobre la lengua, activan los receptores como si estos estuvieran en contacto con algo muy caliente. Así, el cerebro recibe el mensaje de que hemos comido algo caliente y responde con sudoración y aumento la frecuencia cardíaca. También se puede engañar a los receptores de la manera contraria, y el mentol es una de las sustancias que nos da sensación de frío sin que cambie realmente la temperatura.

Pero, ¿por qué unos pican más que otros? Efectivamente, los que más pican tienen más capsaicina, y la razón está en la adaptación al ambiente. Cuando los pimientos sufren falta de agua o están expuestos al sol y al calor, desarrollan más capsaicina. Por eso las olas de calor de este verano están produciendo pimientos más picantes de lo normal. El calor, además de contribuir a la producción de capsaicina, provoca que las plantas del pimiento necesiten más agua de lo normal y corran más riesgo de sufrir estrés hídrico por falta de regado, aumentando todavía más el contenido de capsaicina.

Está claro que el calor y la falta de agua son condiciones en principio desfavorables para una planta, y también es cierto que la producción de capsaicina consume recursos que el pimiento de Padrón podría aprovechar para tolerar mejor la adversidad. ¿De dónde viene el derroche? En realidad, lo que se consigue produciendo pimientos picantes es evitar que los mamíferos se coman el fruto y digieran las semillas hasta hacerlas inservibles. Sin embargo, las aves no tienen receptores térmicos que reaccionen ante la capsaicina y, además, su digestión no interfiere con la viabilidad de las semillas.

Cuestión de supervivencia

Por eso, los pimientos picantes favorecen que las aves, insensibles al picor, consuman sus semillas y las transporten lejos del territorio adverso donde crecen. Recordemos que, en términos evolutivos, la supervivencia de una planta no se mide por el éxito de un espécimen concreto, sino por el de la especie en sí. Es decir, la adaptación al ambiente va orientada a tener descendencia, no necesariamente a vivir más tiempo. Así que el esfuerzo adicional de producir capsaicina compensa, porque ayuda a la planta del pimiento a preservar su propia especie.

Si se suplementa el abono con minerales también se aumenta el contenido de capsaicina. Puesto que, en la agricultura tradicional, las condiciones de agua y la calidad del terreno son variables, algunos pimientos pican más que otros. El mayor control que ofrece la agricultura moderna permite, aun así, emular la diversidad de picores en los pimientos que se comercializan, incluso mezclando pimientos de diferentes plantas para lograr la proporción deseada.

Y bien, una vez que nos toca el pimiento picante, ¿qué hacer? La sensación de calor nos tienta a beber agua, pero la capsaicina no es soluble en ella. Por eso, el agua arrastrará a este compuesto por toda la boca y hará que el picor sea aún más intenso. En cambio, es mejor idea beber leche o comer pan mojado en aceite para que la grasa disuelva la capsaicina y diluya su efecto.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • No todos los alimentos picantes contienen capsaicina. Por ejemplo, la pimienta contiene piperina tanto en el fruto como en la semilla que contiene. En la pimienta negra, entre el 5 y el 10 % de su peso es piperina, mientras que en la pimienta blanca (que consiste solo en la semilla del fruto maduro, sin el grano que la recubre) es algo más. Al peso, el picor de la piperina refinada es un 1 % del de la capsaicina. Además, la capa externa del fruto (que sí incorpora la pimienta negra) contiene otros compuestos que contribuyen al sabor de esta especia, como germacreno, limoneno, pineno, alfa-felandreno y beta-cariofileno

La Razón