El comité solidario de Nestlé se interesa por la actividad de la Fundación Amigos de Galicia.

La Fundación Amigos de Galicia en Vilagarcía recibió ayer la visita de los trabajadores de Nestlé España SA, quienes se interesaron por la actividad desarrollada por esta entidad sin ánimo de lucro en la nave ubicada en las inmediaciones de la estación del ferrocarril.

El comité solidario de Nestlé se plantea colaborar directamente en las campañas que lleva a cabo la Fundación Amigos de Galicia. En la visita de ayer estuvieron presentes José Manuel Carregal, jefe de recursos humanos, Roque Araújo, concejal de servicios sociales de Pontecesures, ayuntamiento en el que Nestlé tiene su sede, Jesús Busto, director general de la Fundación y Antonio Costa, secretario de la misma, entre otros trabajadores de Nestlé España y de la Fundación Amigos de Galicia.

El comité solidario se interesó además por las campañas que precisan de un mayor voluntariado para en la medida de sus posibilidades poder ofrecer también su tiempo.

La entidad está atendiendo en el municipio de Pontecesures a 40 familias formadas por un total de 115 personas, de las cuales 40 son menores.

La Fundación Amigos de Galicia retoma la campaña “Dona un biberón”, tras dar por completada con gran éxito “Su Papa Noel”. Actualmente necesita leche de primera lactancia para bebés de menos de seis meses de vida. La leche de primera lactancia es un producto caro e indispensable en la alimentación infantil.

 

Faro de Vigo

Las primeras lampreas del Ulla se degustarán en Rois.

Las malas condiciones meteorológicas anteriores al inicio del año hacían presagiar un peor comienzo de campaña en la captura de la dama del Ulla, la lamprea. Y aunque día tras día los baleiros comprueban el caudal en Pontecesures, a día de hoy aún no pudieron soltar sus redes. Un hecho que hizo retrasar la temporada, prevista para el día 1 de enero y que está preocupando a los naseiros que esperan pacientes a que cambie el viento al norte para que no haya peligro de que se rompa en el cauce su material de trabajo y puedan arrancar con la pesca para obtener buenos resultados.

La sorpresa venía dada ayer por las pesqueiras de Herbón, que obtuvieron por la mañana los primeros ejemplares en la zona alta del Ulla y con las que se hizo en el mismo día la taberna O Pemento, situado en el municipio de Rois.

El peso de las lampreas es de 1,600 y 1,450 kilos y fueron adquiridas por un precio medio de 50 euros.

El Correo Gallego

Seis valeiros ´largan´ las nasas para que la lamprea del Ulla llegue hoy a las mesas.

Seis de los 18 valeiros que pescan lamprea en la parte baja del río Ulla largaron ayer finalmente los aparejos, después de haber aplazado el inicio de la campaña desde el 2 de enero por culpa del mal tiempo. Los pescadores, todos ellos de Pontecesures, quedaron en el puerto a media mañana, y tras comprobar que la corriente había bajado de intensidad, y que el agua estaba más clara se animaron a echar las nasas.

De este modo, las primeras lampreas del Ulla de la temporada ya se podrán degustar hoy. Un inicio de campaña que coincide con la intención de la Xunta de Galicia de variar la forma de comercialización de este pez. En la actualidad, cada valeiro cuenta con sus clientes propios (ya sean particulares o hosteleros) o se las venden a intermediarios, que después las reparten a su vez entre los restaurantes de ciudades como Santiago o A Coruña.

Pero la Xunta pretende que haya un punto único de venta, al modo de una lonja. Uno de los directivos de la asociación de valeiros, José Barreiro manifiesta que esa medida les perjudicaría. “En primer lugar porque en Pontecesures no tenemos un punto de venta. Y en segundo, ¿quién va a venir a una subasta de lamprea? Nos quedaremos sin compradores”. Sea como fuere, la asociación tiene que convocar una reunión con los pescadores para abordar esta situación.

En las planeadoras de los valeiros van entre dos y tres pescadores, y tienen autorización para portar ocho nasas por cada tripulante debidamente enrolado. Los aparejos se colocan en la orilla sur del Ulla (en las proximidades de la factoría de Nestlé), pues la otra mitad del río tiene que quedar libre para que las lampreas puedan remontar la corriente sin obstáculos.

Las nasas se colocan en grupos de dos o tres (dependiendo de la fuerza de la corriente), en hileras dispuestas longitudinalmente y sujetas por un ancla y una piedra de unos 15 kilos de peso. Los aparejos se identifican con unas boyas en las que figuran los datos del propietario.

Se recogen o “levantan” al día siguiente, y a veces los pescadores dejan las lampreas fondeadas hasta que vayan por allí los compradores a mirarlas. Otras las reparten ellos mismos puerta a puerta, o las llevan los intermediarios a los restaurantes de lujo de las grandes ciudades.

 

Faro de Vigo

Una mujer que iba en tren hasta A Coruña a vender el pez.

La lamprea y su pesca están muy vinculados a la historia de Pontecesures. Evitó que muchas familias pasasen hambre en tiempos difíciles -fue alimento y fuente de recursos económicos-, hasta el extremo de que “lo llevamos en la sangre”, en palabras de José Barreiro.

?l, por ejemplo, explica que al menos hasta su bisabuelo fueron valeiros, y que una abuela “comproba lampreas por todo el río Ulla y luego iba en tren a venderlas a Santiago y A Coruña”.

Por ello, le encanta trabajar en las cercanías del muelle de Pontecesures, y sabe que a los vecinos también les gusta ver a los valeiros.

La unión entre el pueblo y este oficio tradicional se nota tanto en el hecho de que en las fiestas del Carmen -patrona de los marineros- hay un “desfile valeiro” como en el de que la villa consagra su fiesta gastronómica principal a la lamprea. “Al principio va cara y suelen comprarla solo los restaurantes, pero después, cuando anda sobre los 15 euros, la coje mucha gente de Pontecesures para hacer una comida de a diario o de fin de semana”, añade.

La mayoría de los valeiros son de Pontecesures, aunque en los últimos años también se dedican a esta especie pescadores de Rianxo o Carril.

 

Faro de Vigo

Más de un metro de longitud.

La lamprea mediana es la que pesa entre uno y 1,6 kilos, mientras que la grande va de 1,7 a 1,9, y mide en torno a 1,15 metros. Se trata de un pez que ha evolucionado muy poco desde la Prehistoria, que ya era adorado por los romanos y que en la actualidad tiene desde defensores a ultranza hasta detractores que no quieren verlo ni cocinado. A estos últimos José Barreiro les pide “que lo prueben. Es un producto exquisito en sabor y muy nutritivo”.

 

Faro de Vigo