Con el susto en el cuerpo se espabilaron los adormilados pasajeros que en la mañana de ayer circulaban en tren desde A Coruña con destino a Vigo. Eran las ocho de la mañana cuando el convoy se acercaba a la estación de Pontecesures. Viajaban solo 29 pasajeros, porque la mayoría se habían apeado en Santiago. Como el R-598 tenía parada en la estación cesureña, circulaba muy despacio, a unos treinta kilómetros por hora. Por eso los viajeros apenas se percataron de lo ocurrido cuando, a escasos metros de la estación, el convoy se balanceó y las ruedas delanteras de la cabeza tractora se salieron de los raíles. No obstante, el tren no volcó; simplemente se quedó escorado sobre la vía. La maniobra fue tan lenta que los pasajeros ni siquiera pudieron alarmarse más de la cuenta; simplemente no sabían qué había ocurrido. «Las ruedas chirriaron, únicamente oímos un ruido metálico», decían los protagonistas del suceso. Para tranquilizarlos, no tardó en llegar un revisor, que aseguró que no pasaba nada.
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