Pontecesures quiere un regalo en su 100 cumpleaños: el enclave de Valga.

El “Pacto da Devesa” permitió que el ayuntamiento se independizara en 1925.

En medio de la villa quedó una parcela de 1.200 metros cuadrados que pertenece al municipio vecino.

La explanada situada en las inmediaciones de la plaza de abastos de Pontecesures perteneciente al Concello de Valga.
La explanada situada en las inmediaciones de la plaza de abastos de Pontecesures perteneciente al Concello de Valga.

Muchos piensan, en el Ayuntamiento de Pontecesures, que un buen regalo para conmemorar su primer siglo de existencia como administración local sería recuperar una parcela de terreno que, aún estando situada en el corazón de la villa, pertenece al municipio vecino de Valga.

Históricamente, las carpas de la Festa da Lamprea se instalaron en esta explanada.
Históricamente, las carpas de la Festa da Lamprea se instalaron en esta explanada.
El alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, con el cartel de la fiesta de la lamprea, a desplegar el fin de semana que viene. |   //  FDV
Juan Manuel Vidal Seage, cuando era alcalde. 
La explanada de la polémica.
La explanada de la polémica. 

Es lo que en la geografía política se denomina enclave, es decir, una porción menor del territorio de una circunscripción territorial que está completamente rodeada por el territorio de otra.

Un terreno de unos 1.200 m2 que, a modo de isla quedó situado en la zona portuaria, entre el río, su zona lúdica, los edificios orientados al Ulla y la plaza de abastos.

Para aquellos que no conozcan el lugar, puede decirse que es una gran explanada de tierra y baches usada como aparcamiento y convertida, con demasiada frecuencia, en un gran lodazal.

El mismo espacio en el que solían colocarse las carpas de la Festa da Lamprea, cuando en el río había pescado suficiente para celebrarla, que no es el caso este año

Mucho se ha hablado en el último siglo de la necesidad y conveniencia de recuperar este enclave, y a punto estuvo de lograrlo, durante el anterior mandato, el alcalde conservador Juan Manuel Vidal Seage. Pero las elecciones del pasado año colocaron en su puesto a la nacionalista Maite Tocino, y desde entonces aquel procedimiento parece haberse frenado, según denuncia el exregidor.

De ahí que reclame del actual ejecutivo bipartito que retome aquel expediente y busque la fórmula adecuada para recuperar ese enclave, «que además de afear todo el entorno provoca una evidente falta de seguridad», espeta Seage.

El mismo que en el anterior mandato propició el proyecto para abrir Pontecesures al río y a la ría, impulsando la transformación de la fachada fluvial con la creación de una zona de ocio que ayuda a la llegada de más peregrinos, al desarrollo del sector hostelero local y a ofrecer zonas de paseo seguras y alternativas lúdicas para niños y el conjunto de la población.

Pero esa apuesta por modernizar y embellecer Pontecesures se quedo a medias, precisamente a causa de la existencia de ese enclave de Valga al que no se le puede tocar, ya que depende del gobierno vecino. Incluso para celebrar allí cualquier evento hay que pedirle permiso.

Y eso a pesar de que Valga no puede sacarle ningún provecho ya que desde 2003 es un terreno catalogado en el PXOM como zona verde.

Así pues, con la ley en la mano, hay tres opciones posibles, como la expropiación forzosa, aunque determinar el precio a pagar no parece sencillo, establecer algún tipo de convenio con Valga o acometer la permuta de terreno. lo cual resulta aún más complicado, ya que Pontecesures no dispone de terreno público con el que negociar.

Teniendo en cuenta todo ello Seage llegó a contemplar una partida de 150.000 €, «aunque incluso puede resultar excesiva» para negociar con Valga y hacerse con el enclave. «Pero todo aquel procedimiento se está dejando morir por el actual gobierno», censura.

Ante lo cual, el líder del PP insiste. «Hay que reabrir este procedimiento, llegar a un acuerdo razonable para buscarle encaje económico y cumplir la ley, solucionando así un problema que se arrastra desde hace casi cien años».

Dicho de otro modo, que «el gobierno bipartito de Pontecesures debe coger el toro por los cuernos para evitar perder una magnífica oportunidad y recuperar un terreno insalubre».

Una parcela, dicho sea de paso, que «una vez que sea nuestra puede ayudarnos a potenciar todavía más la fachada litoral», sentencia Juan Manuel Vidal Seage.

El título de villa en 1881, y el proceso independentista de 1925 marcan su historia.

En 1881, el rey Alfonso XII, concedió el título de Villa de San Luis de Cesures a la parroquia de San Julián de Requeijo, perteneciente hasta 1883 al Ayuntamiento de Padrón, con el que sigue unida a través del puente romano que se reformó en la Edad Media y que en 1911 se convirtió en la estructura que es actualmente y soporta el tráfico de la N-550.

Fue tras la reorganización territorial que situó al río Ulla como frontera territorial entre A Coruña y Pontevedra, cuando San Luis de Cesures pasó a formar parte del Ayuntamiento de Valga, alcanzando su independencia en 1925, con José Novo Núñez como primer alcalde.

Un proceso que no resultó tan complicado como podría pensarse ahora, cuando se habla permanentemente de las ansias independentistas catalanas. Lo que se hizo a orillas del Ulla fue firmar el «Pacto da Devesa», entre los representantes de las villas valguesa y pontecesureña.

Llegaba así la segregación de Pontecesures, que dejó de depender de Valga y pasó a funcionar como municipio propio el 9 de octubre de aquel mismo año, es decir, hace casi un siglo.

Hay quien cree que el puerto fluvial de Pontecesures, en su momento pieza clave para la descarga de buques areneros y la implantación en la villa de empresas como Nestlé y Calera del Ulla, ahora punto de arribada de peregrinos, fue el germen de aquella independencia. En cierto modo impulsada por la burguesía de comerciantes e industriales que se habían ido formando en torno al río.

En ese movimiento empresarial hay que situar la existencia de un enclave de Valga dentro de Pontecesures, ya que el terreno en cuestión habría estado ocupado por una empresa perteneciente a Valga que, la desaparecer había dejado esa parcela en manos del concello vecino.

Fue el 29 de marzo de 1925 cuando la corporación municipal de Valga, reunida en sesión extraordinaria, analizó e impulsó el informe emitido por la comisión nombrada por el propio ayuntamiento para establecer las bases de la «Entidad Menor de Pontecesures» y determinar la «administración de la misma, separación de su patrimonio y deslinde de su instalación».

Así se recoge, por ejemplo en el libro «Historia de Pontecesures» publicado en 1980 por el que fuera cronista oficial y alcalde de la localidad, José Piñeiro Ares.

En el que se habla también de otro de los grandes ejes del proceso independentista pontecesureño, como fue la feria del automóvil que en 1925 permitió proyectar a esta localidad ribereña a nivel nacional.

Y eso que en aquel año, el censo de este municipio de apenas 7 km2 de extensión era solo de 1.645 habitantes. Que se estrenaron como ayuntamiento con un presupuesto municipal de 20.500 pts y un crédito bancario para adquirir la finca que iba a ocupa el actual consistorio presupuestado en 23.750 pts,

Faro de Vigo

La Biblioteca de Pontecesures celebra su 40 aniversario.

La Biblioteca de Pontecesures celebra su 40 aniversario
La sala sopló las velas acompañada de sus lectores más jóvenes.

La Biblioteca de Pontecesures celebró ayer sus cuarenta años de historia con una cita cultural que coincidió en una efeméride especial: el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Un acto solemne en el que se contó con la intervención de personalidades ligadas a la escritura, como los autores María Vázquez García y Fernando Rodríguez Gómez; la editora Andrea Jamardo Seijo o el poeta Cándido Duro Domínguez. Tampoco faltó en la cita la bibliotecaria de Pontecesures, Teresa Gil, y la alcaldesa, Maite Tocino, que reafirma su apuesta por impulsar actos de calado cultural en el municipio, como la jornada “Anacos da historia de Pontecesures”, en el que se puso en valor la lamprea y la gente cesureña.

Biblioteca Pontecesures acto aniversario
Varias personalidades relacionadas con la escritura intervinieron en el acto.

La Biblioteca se inauguró oficialmente el 16 de abril de 1984, aunque abrió sus puertas unos días antes. Actualmente, y desde su puesta en marcha, este servicio municipal se ofrece en la edificación que albergó la Casa del Concello de Pontecesures durante 49 años, desde la segregación del municipio de Valga en 1925, hasta la inauguración de la actual Casa Consistorial en 1974, una vez restaurada y adecuada para ello. Un servicio desde el que también se dinamiza la oferta y actividades culturales, especialmente, para los más pequeños.

Diario de Arousa

Teresa y cuarenta años de citas con los libros en Pontecesures.

La biblioteca municipal está de aniversario y para celebrarlo se celebró ayer un encuentro con escritores locales del que fue anfitriona la mujer que, desde el principio, guio a los lectores de la localidad

El 1 de abril de 1984 comenzaba a funcionar la biblioteca municipal de Pontecesures. Aquel mismo día se incorporó a su puesto de trabajo María Teresa Gil García. «Algún funcionario municipal xa colocara os libros, pero eu cando cheguei empecei de cero», cuenta. Hizo bien poniéndolo todo a su gusto: el pequeño edificio se iba a convertir en su centro de trabajo durante la friolera de cuarenta años. «Encántame o que fago», relata Teresa, que estudió para maestra pero acabó convertida en la bibliotecaria de Pontecesures. Ella fue, ayer, la anfitriona en un acto convocado para celebrar esos cuarenta años de libros y de dinamización cultural. Presidido por la alcaldesa, al evento estaba invitada toda la ciudadanía. Los discursos corrieron a cargo de la editora Andrea Jamardo y los escritores Cándido Duro, Fernando Rodríguez y María Vázquez. Sus nombres son sobradamente conocidos para quienes pasan por la biblioteca. «Sempre nos regalan exemplares dos seus libros para a nosa sección local», explica Teresa.

Ella ha visto pasar por la biblioteca a generaciones enteras de cesureños y cesureñas. En cuarenta años el mundo ha cambiado mucho, y esos cambios se han dejado notar, también, en este pequeño rincón junto al Ulla. «Cando empezou, a rapazada ao saír do colexio paraba aquí e facían fila para deixar os libros que xa leran e coller outros novos», recuerda. Habla con cierta nostalgia de aquellos años en los que los deberes de la escuela se resolvían en las mesas de la biblioteca. «Estábase moito aquí», cuenta Teresa. Ahora ya no es así. La gente acude junto a ella para entregar un libro y recoger otro. «E ás veces, cando lles mandan facer un traballo en grupo, a rapazada vén para aquí tamén». Pero no es lo habitual. Sin embargo, «temos novos usuarios, como a xente que ven usar os ordenadores. Tendemos a pensar que todo o mundo ten ordenador e Internet na casa, pero non é así», explica la responsable de esta casa de los libros, bien nutrida con más de 15.500 títulos.

Sería difícil mantenerlos todos bajo control si no fuese por los nuevos sistemas de organización y digitalización de las bibliotecas. «Agora unha persoa cun carné de calquera biblioteca pode utilizar todas as da rede pública de Galicia», cuenta Teresa, que parece encantada con haber dejado atrás, hace ya tantos años, las fichas de cartón en las que se registraba la información de cada tomo, sus venturosas idas y venidas.

Teresa presta una especial atención a estar al día en el campo de la novela y la literatura infantil: son, sin duda, los campos que más interés generan entre los 856 socios de la biblioteca. «Tamén temos lectores máis especializados», reconoce. Para los que no lo son y no tienen claro qué llevarse a casa, está ella, cargada de sugerencias. Eso sí: ser bibliotecaria en Pontecesures exige mucho más que saber de libros y mantener bajo control sus entradas y salidas. «Tes que estar ao tanto das cousas que pasan no Concello, porque a xente vén e pregunta de todo. E nestes últimos anos tamén fai falla saber da historia da vila, que ten moita, para poder contestar a todos os peregrinos que pasan por aquí». Y es que es en la biblioteca, entre libros e historias, donde se cuña ese carné que certifica que se han cubierto las etapas del Camino.

«Aquela idea de que a biblioteca ten que estar en silencio desapareceu», reflexiona Teresa, mientras hace un repaso mental por todo lo que han cambiado las cosas en los últimos cuarenta años. Ahora, este local funciona más bien como un punto de encuentro, como un espacio desde el que se intenta alimentar el amor por la lectura, que a fin de cuentas es el amor por la curiosidad, por el conocimiento, por la sabiduría. A lo largo de los años, Teresa ha organizado actividades que tenían como objetivo atraer a la rapazada hacia los libros, una tarea que se ha vuelto especialmente complicada desde la irrupción de alternativas con tanto tirón como los teléfonos móviles y las redes sociales.

La biblioteca cesureña, que trabaja codo con codo con el colegio, organiza talleres, cuenta cuentos, teatrillos… Y organiza, también, actos de presentación de libros y muchas cosas más, siempre con las letras, las palabras y la inteligencia en el centro de todo.

Los libros de la escuela Vicente Moure

Entre los muchos libros que forman el catálogo de la biblioteca municipal de Pontecesures hay un grupo de ellos que destaca: son los que componían la biblioteca de la escuela Vicente Moure, un edificio que se demolió cuando se construyó la carretera nacional que parte Pontecesures por la mitad. Durante muchos años, los tomos que se encontraban en aquel espacio anduvieron a tumbos por el pueblo, unos años almacenados en el Concello, otros siendo enviados al colegio… Hasta que, por fin, encontraron su sitio en la biblioteca municipal. «Para nós son un orgullo», cuenta Teresa. Ella está muy orgullosa de la historia de su pueblo. Y por eso, en este mes de abril —el último de su vida laboral— se han organizado varias actividades para dar a conocer la figura de Manuel Otero Acevedo, pionero de la neurocirugía.

La Voz de Galicia

A la Pascua de Padrón no hay lluvia que la enturbie

Abel Caballero destacó en su pregón que Rosalía de Castro escribió «Cantares Gallegos» en Padrón y su publicación se hizo en Vigo.

Padrón demostró ayer su capacidad para el milagro, ya que pudo convertir el agua en toda una fiesta de Pascua durante una jornada en la que el protagonismo le correspondió al pregonero de esta edición, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, también firmante de honor en el libro del Concello. El mal tiempo afectó a la afluencia de visitantes, pero el vecindario de Padrón y el entorno aprovecharon los descansos de la lluvia para acercarse al campo de la fiesta, a la feria de maquinaria y también para escuchar al pregonero. Abel Caballero recurrió a la figura de Rosalía de Castro para resaltar los lazos históricos entre Padrón y Vigo, ya que Rosalía escribió su obra «Cantares Gallegos» en la villa padronesa y consiguió que esta obra fuese editada el 17 de mayo de 1863 en la imprenta viguesa de Juan Compañel.

Caballero se refirió también a la Pascua padronesa como «unha festa chea de identidade e moi querida por tanta xente en toda Galicia» y apostó por «tender pontes, de cristal ou de pedra como os romanos» entre las dos localidades, como hizo Rosalía de Castro. El alcalde de Vigo ofreció su pregón ante numeroso público concentrado en la praza de Macías acompañado por el alcalde padronés, Anxo Arca, miembros del gobierno local y distintas autoridades de la comarca do Sar.

Concluido el pregón, amenizado con la música del DJ Espiño, le tocó el turno a la programación más festiva de la Pascua con los conciertos de la orquesta La Misión y el grupo padronés Unión y Fuerza. La fiesta continúa este domingo de Pascua con los conciertos matutinos de la Banda Municipal de Música de Padrón y el grupo folklórico San Pedro de Carcacía. La propuesta principal diurna es la tradicional Feira Cabalar, que vuelve a celebrarse en el Campo da Barca durante toda la jornada. Dará paso a la verbena con las orquestas Miramar e Capitol y al plato fuerte, que llegará a las 22.30 horas con el concierto de Fillas de Cassandra.

La Voz de Galicia

A artista tardía da navalla e a forquiña.

Con máis de 50 anos de idade esta veciña de Pontecesures descubriu o seu talento innato para crear fermosas e realistas figuras de cerámica. En pouco tempo foi quen de dar vida a impresionantes recreacións de persoeiros, xente do cotiá e dun Belén de Nadal que chegou a estar exposto no Museo Provincial de Pontevedra

Foi a partires da década dos 60 cando María Magariños, coñecida como "A Cuca", comezou a deseñar unhas pezas moi delicadas, que aínda hoxe conservan os seus familiares. ARQUIVO PERSOAL FAMILIA VIEITES MAGARIÑOS
Foi a partires da década dos 60 cando María Magariños, coñecida como «A Cuca», comezou a deseñar unhas pezas moi delicadas, que aínda hoxe conservan os seus familiares.

No pleno ordinario de xaneiro, a Corporación de Pontecesures acordaba render homenaxe a unha das grandes persoeiras de Pontecesures no pasado século. O vindeiro día 9, un tramo da Subida do Requeixo pasará a levar o nome de María Magariños Figueira. «A Cuca», como era coñecida, foi unha artista naif, autodidacta e improbable, porque nin ela mesma foi consciente do seu don ata superar os 50 anos de idade.

Filla de Ramón Magariños e María Figueira, María naceu o 10 de agosto de 1910. Costureira de oficio, non sería ata xa entrada a década dos 60 cando comezaría a dar vida ao seu legado infinito: a creación de figuras de barro sen cocer. Facendo uso dunha forquiña para o cabelo e dunha pequena navalla de man, o que comezou como un pasatempo acabaría por confirmarse como un brote artístico sen precedentes. En apenas uns meses creou un espectacular Belén de Nadal, que chegou a ser exposto no Museo Provincial de Pontevedra a principios dos 70. As primeiras recreacións de temática relixiosa deron paso a reproducións de persoas do cotiá, ata dar vida coas súas mans a réplicas impresionantes de Rosalía de Castro, Carlos Maside ou Félix Rodríguez de la Fuente. Así o recolle José Piñeiro Ares no seu libro Historia de Pontecesures.

A propia «Cuca» contaba a súa experiencia nunha entrevista concedida a Diario de Pontevedra en 1971. Foi nun serán do Día do Pilar cando recolleu restos de barro sobrantes da obra da nova estrada, que utilizou para moldear a súa primeira figura: «un macaco». A partires de aí, viría todo o demais. «Encántame facer isto, as horas pasan moi rápido», declaraba na devandita entrevista, na que tamén explica que as figuras do Belén «fíxenas todas nun mes porque non as podía mercar».

Figuras de barro sen cocer feitas por 'A Cuca'. ARQUIVO PERSOAL FAMILIA VIEITES MAGARIÑOS
Figuras de barro sen cocer feitas por ‘A Cuca’.

María Magariños tivo cinco fillos e oito netos e netas. Unha delas, Olga Vieites, explica con orgullo que o prezado tesouro artístico da súa avoa o garda a familia. «Son pezas moi delicadas, porque están feitas sen cocer, pero tanto as do Belén como moitas outras aínda as gardamos», sinala Olga. «Era unha persoa con boa formación para a época. Sempre comentaba que lle tería gustado ser mestra, pero as circunstancias eran as que eran», recoñece a súa neta, en referencia á Galicia da emigración e da dura vida do rural, na que a figura da muller alcanzaba unha importancia que non era recoñecida como tal.

A pesar do interese suscitado, María negouse a sacar rédito económico das súas creacións. «Nunca quixo vender nada e iso que ofertas tivo de sobra», asegura Olga. «Como moito, regalábaas». O polígrafo Fernando Cabeza Quiles, que pasou parte da súa nenez en Cesures, visitou o taller da «Cuca» cando contaba cuns dez anos de idade. Aínda hoxe recoñece a sorpresa que se levou ao ver as figuras. «Estaban feitas con verdadeira mestría», recorda. Sobre a súa autora, fala dunha muller «amable, humilde, loitadora e indomábel».

A proposta de dar o seu nome ao tramo da Subida do Requeixo no que se atopa a súa casa forma parte dos actos organizados polo Concello co gallo do Día da Muller. O Goberno local cesureño sinala que o feito de chamar a este espazo Rúa María Magariños Figueira recoñece «o talento e a creatividade dunha muller que deixou unha fonda pegada e un legado artístico cun valor incalculable para Pontecesures».

«A Cuca» finou en 1995, aos 84 anos. Nembargantes, preto de tres décadas despois do seu pasamento, o seu legado e o seu recordo continúan máis vivos ca nunca no seu Pontecesures natal.

Diario de Pontevedra

Cientos de llamadas llevan a la orquesta Charleston a compartir en redes por qué no aparece este año en el cartel de la Pascua de Padrón: «Fue una dolorosa sorpresa».

El alcalde de la localidad explica que todo se debió a un problema de «datas e espazos». La formación padronesa lamenta su ausencia al celebrar, además, este año su 40 aniversario

Fue hace tan dos días cuando la orquesta Charleston Big Band se decidió a publicar en redes un comunicado aclarando su postura y sentimientos ante contratación de la formación para las fiestas de la Pascua de Padrón, la localidad donde la formación se creó en 1984, hace ahora 40 años.

«Decidímonos a escribilo polos centos de chamadas e wasaps que recibimos dende que tanto en La Voz como nun espazo de Radio Valga comunicamos que este ano non estaríamos nas nosas festas», explica Juan Carlos Méndez González, un saxofonista de 36 años que entró en la orquesta en el 2017, asumiendo su dirección artística y administrativa.

«Foi tanta a xente á que lle estrañou de que non foramos a estar nelas que lanzamos o comunicado, ao que incluso respondeu xente doutras orquestras, dicíndonos que volvésemos a preguntar, que ao mellor aínda podían contar con nós, pero xa non é posible. O Concello ten o cartel, o libro de festas… O noso representante foi falar coa concelleira de Festexos en varias ocasións e tamén fun eu. Ela díxome que sempre tivera un oco previsto para a Charleston Big Band ata hai 15 días, pero que ao non haber acordo co noso representante, iso frustrouse», lamenta el integrante de la conocida formación, que desvincula la decisión de un tema económico. «Na reunión co representante nin se pediu un presuposto», prosigue.

«Para nós é unha mágoa inmensa por ser a Pascua, a festa á que orientamos sempre a temporada. Se esa celebración cae en abril, abrimos temporada en abril. Se cae en marzo adiantámola. Sempre tocamos nesa festa, na nosa festa, e nela estreábamos repertorio, roupa e montaxe. O noso espectáculo novo sempre víase nela. Aínda así, o que máis nos doe é por coincidir además este ano co noso 40 aniversario», señala Juan Carlos Méndez González, poniendo en valor que la formación nacida con músicos de la Banda Municipal de Padrón, siempre llevó el nombre de la localidad a distintas rincones, también de otros países, como Suiza o Portugal.

En el comunicado, que no cesa de compartirse en Facebook e Instagram, la formación no duda, sin embargo, en respetar la decisión municipal, que califica de «tema puntual». «Padrón ha ido ligado siempre a la Orquesta Charleston. Así nos conocen por todas partes y así seguirá siendo. Es por ello que nuestra ausencia en la Pascua de este año, a pesar de causarnos una dolorosa sorpresa, se trata de un tema puntual, sin más», remarcan en el escrito.

«Entendemos que las decisiones de programación de eventos pueden ser difíciles y están sujetas a diversas consideraciones. La orquesta no ha tenido nunca ningún problema con el Concello de Padrón, todo lo contrario, agradecemos su colaboración con nosotros a lo largo de estos años y esperamos que así siga siendo en un futuro. Nuestro total respecto a la resolución tomada», continúan en el compartido escrito.

Consultado el concello de Padrón, es el propio alcalde, Anxo Rei, quien aclara el motivo de que la Charleston Big Band no figure en el cartel de la Pascua. «A razón débese simplemente a un problema de datas e espazos, á necesidade de cadrar todo. Cando se falou co representante xa había algunhas orquestras contratadas para os escenarios grandes e, nos que había sitio, non se podía por datas. As outras dúas orquestras de Padrón, máis pequenas, si puideron cadrarse», aclara el regidor, incidiendo en que se trata de un problema puntual de este año. «En vindeiras edicións terase presente á Charleston», destaca.

Ante la ausencia en la Pascua, la formación de Padrón ya adelanta su temporada y, también en redes, avisó que su estreno de este año tendrá lugar el próximo sábado en la XXXII Festa do Caldo Galego en Mourente, en Pontevedra.

La Voz de Galicia