Para recadar fondos para a excursión de 4º da ESO a ANPA rifou unha paleta de xamón (donado polo supermercado Eroski-Padrón). O número agraciado é o que coincida coas catro últimas cifras do número gañador do sorteo da ONCE celebrado onte que foi o 80.441.
Deste xeito a rifa gañadora no sorte de ANPA é o 0441.
Recibe encantado a los peregrinos en Padrón y ya es una figura querida entre los que repiten en la ruta
El santuario de A Escravitude, en Padrón, y el propio Camino Portugués, tienen un gran embajador en Manuel Paz Pardo, vecino de 58 años de Pedroso Sur, en Cruces. Él es el sacristán de esta parroquia y, además de las funciones propias de este cargo, es la persona que recibe y atiende a los peregrinos cuando llegan al santuario, que él abre de 7 a 12 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde, de febrero a noviembre, aproximadamente.
Manuel Paz es el sacristán desde hace dos décadas, de modo que comenzó con el anterior párroco de Cruces, pero al incorporarse el actual, Roberto Martínez, fue cuando empezó a abrir el santuario para los peregrinos. Fue hace unos ocho años, a raíz de escuchar una conversación en un local de hostelería del lugar, en el que oyó a varios caminantes comentar que «era unha pena que a igrexa estivera pechada». No se lo pensó y le propuso al párroco abrirla y así lo hace desde entonces.
«Nunca pensei que chegasen a pasar tantos peregrinos e cada vez hai máis. É moita a cantidade que pasa. Como será o ano santo?», se pregunta el sacristán, en alusión a la habitual afluencia en año Xacobeo. Él también sella la credencial de los caminantes con un sello con la imagen del santuario y se declara «encantandísimo. Son respectuosos, amables e, se repiten o Camiño, mesmo se acordan de min», asegura el vecino de Pedroso Sur, núcleo situado muy cerca del templo.
«Recibir e atender aos peregrinos é unha auténtica marabilla», añade Manuel Paz, quien habla de que las horas de mayor tránsito son las 7, 8 y 9 de la mañana. Por la tarde, suelen pasar peregrinos que se albergan en hospedajes de la zona y que aprovechan para visitar el santuario, según cuenta el sacristán.
Una visita que gusta y mucho, de acuerdo con Manuel Paz. «O santuario gusta moitísimo. Hai quen dixo que para un sitio tan pequeno, que igrexa tan grande ten!». Además, muchos se interesan por su historia y su nombre, ya que les llama la atención lo de A Escravitude, pero «eu xa lles explico que aquí non houbo escravos, que eu saiba», relata entre bromas el sacristán.
En cuanto al idioma, asegura que se entiende de un modo u otro, ya sea porque el peregrino habla palabras sueltas en español, porque usa el traductor del teléfono «ou por medio de sinais», afirma Manuel Paz, quien se declara sorprendido por la cantidad de extranjeros que realizan el Camino y entre los que menciona estadounidenses, australiano, indios o japoneses, entre otros. Todos ellos llevan una credencial con la letra del sacristán de A Escravitude. Y hay dos palabras universales: «Buen camino. Todos o entenden», explica.
«A maioría dos peregrinos entran, selan, visitan a igrexa e algún acende unha vela e deixa un donativo», cuenta el vecino, quien asegura que ve de todo en las motivaciones para hacer el Camino. «Hai de todo, pero moitos si que se paran a rezar». De hecho, una peregrina de Washington preguntó cuándo había misa y, al saber que solo los domingos por no haber sacerdotes, aseguró que su grupo rezaría para que haya más vocaciones, como la de Manuel Paz para ser un humilde pero gran embajador del santuario y del Camino.
A los 30 años de edad murió este joven, vecino de la Pista del Canal-Condide.
El velatorio está instalado en el Tanatorio de Cordeiro. Mañana miércoles a partir de las 18:30 horas se celebrará el funeral en la Iglesia de Pontecesures. Su cadáver será inhumado luego en el Cementerio Municipal de Condide.
Catoira sigue excluida de los servicios lanzadera entre ambas ciudades
Hasta la más ligera modificación en el siempre intrincado entramado de las frecuencias ferroviarias constituye una excelente oportunidad para introducir cambios de mayor calado. Por lo que respecta a las modificaciones que a partir del día 9 experimentarán los servicios de la alta velocidad que unen Galicia y Madrid, esa ocasión la pintaban calva. Por ejemplo, para comenzar a profundizar en una de las rutas llamadas a albergar, antes o después, un tren de cercanías: la que comunica Santiago y Vilagarcía, avalada por los datos de viajeros, las infraestructuras existentes y el propio sentido común. Renfe, sin embargo, la ha dejado pasar. Los nuevos servicios delAVE y el Avlo, su versión de bajo coste, traerán aparejadas alteraciones en once de los ferrocarriles que recorren las vías entre la capital y el mar de Arousa, pero se trata de meros retoques.
Estos ajustes oscilan entre el retraso de un simple minuto, en el media distancia que hoy parte de Vilagarcía a las 19.58 horas y dentro de una semana lo hará a las 19.59, y los nueve minutos de adelanto que se le aplicarán al regional que realiza el trayecto inverso y zarpa de Compostela a las 16.35, para pasar a hacerlo a las 16.24 horas.
Los cambios de mayor alcance se refieren a la alta velocidad, unos servicios que en absoluto están llamados a funcionar como conexión entre las dos ciudades, pero que, al fin y al cabo, también cubren este papel un par de veces al día. Para la estación de Vilagarcía, el nuevo esquema supone una mala noticia, ya que el Avlo que tomaba su salida a las 6.36 horas desaparece, y la ciudad ha sido excluida de la frecuencia madrugadora del AVE que parte de Vigo a las seis de la mañana. Lo mismo sucede con el último tren directo del día, que todavía hoy viaja entre Madrid y la capital arousana, adonde llega a las 22.34 horas. Será suprimido.
Más allá de esas frecuencias de alta velocidad que desaparecen o son sustituidas por otros horarios, el número de servicios que unen ambas ciudades se mantiene como estaba, con veinte trenes entre Santiago y Vilagarcía en cada uno de los sentidos. Son diez media distancia, ocho regionales y dos trenes lanzadera, que recorren las vías a diario (el cálculo se refiere a las jornadas laborales, de lunes a viernes) en tiempos de viaje que oscilan entre los 21 y los 50 minutos.
La diferencia entre ellos es importante, por cuanto los media distancia obvian las estaciones de Padrón, Pontecesures y Catoira, emplean el nuevo trazado del eje atlántico y son más rápidos. La virtualidad de ese cercanías que no acaba de concretarse se sustenta en la otra vía, la pionera de la historia del ferrocarril en Galicia, que sí se detiene en las escalas intermedias. Con una excepción: los denominados servicios lanzadera, que únicamente transitan entre Vilagarcía y Santiago, sin continuar viaje a Vigo o A Coruña. Renfe ha perdido otra oportunidad, la de reforzar su número, que seguirá limitado a dos frecuencias diarias en cada dirección. Y, lo que es peor, continúa dejando al margen a Catoira —una estación clave para la comarca de O Barbanza— por alguna razón que nadie, hasta el momento, ha sido capaz de explicar.
La vecina Amparo Acosta entró en la peletera en 1956 y, durante cuarenta años, vivió sus buenos y malos tiempos
Coincidiendo con el 150 aniversario de la puesta en marcha de la primera fábrica de curtidos de pieles en A Matanza, Padrón rindió homenaje, de la mano de la Irmandade dos Fillos e Amigos, a la figura de Ignacio Zaragoza Salvadó, fundador de la empresa Picusa. En ella trabajó durante cuarenta años la vecina de Padrón Amparo Acosta Castro, quien entró en la fábrica de muy joven, en 1956, siendo menor de edad. Allí estuvo hasta que Picusa cesó su actividad en 1995, por lo que es historia viva de la peletera, en la que vivió sus buenos y malos tiempos, hasta que en 1997 la adquirió el grupo Cortizo.
Amparo Acosta es natural de Extramundi y decidió emplearse en Picusa en un momento en que las mujeres no trabajan fuera de la casa y menos en fábricas. La mayor parte de su vida laboral la pasó en la sección de acabado y aún hoy se acuerda de su primera paga semanal: «oito pesos e dúas pesetas». Esa era la cantidad para las menores de edad ya que las mayores ganaban, según cuenta, «18 pesos á semana».
Cuando llegó con su primera paga a casa, le dijo a su madre que «era pouquiña cousa, pero ela díxome que era unha fartura» porque eran tiempos, según recuerda, de «verdadeira necesidade». Como ella, muchas mujeres del concello y de su entorno fueron a trabajar a Picusa, de modo que representaban un número importante de la plantilla (esta llegó a ser de 600 personas), aunque en el turno de noche trabajaban solo los hombres, según precisa.
«Se me din cando empecei en Picusa que ía traballar alí 40 anos non sei se o crería», asegura Amparo Acosta en alusión a que su primer puesto fue en la nave de curtición y no le gustó, por lo que reconoce que «custoume adaptarme e mesmo cheguei a pensar para que me metería a traballar aquí» pero, con el cambio de sección, pronto se sintió a gusto, añade. Cuando empezó, iba a pie a la fábrica de A Matanza; después compró una bicicleta, le siguió la motocicleta y, finalmente, acabó desplazándose en coche. La mujer reconoce que trabajar fuera de casa fue en su momento una gran ayuda para la economía familiar. «Foi como se a casa empezase a revivir», señala. No obstante, también tiene muy presente que, además de trabajar en la fábrica, tenía que ayudar en las tareas del campo que se realizaban en aquellos tiempos de modo que habla, por ejemplo, que antes de entrar en su puesto por las tardes «ía pañar un carro de herba a Lestido».
Además de la fábrica, en la que también trabajó su marido, ya fallecido, y en la que ella ocupó un cargo, aunque le resta importancia, también trabajó de dependienta en la tienda que abrió la empresa y en la que vendía artículos de piel, desde calzado a chaquetas o bolsos. Abría también los sábados y domingos por la mañana, aunque la fábrica no trabajase. «Tiña moita venda», recuerda la vecina.
Rememora, además, el trato que tuvo con el fundador de Picusa, del que señala que era un «home moi agradable e educado, que sempre falaba cando andaba pola fábrica» y que, si tenía que llamarle la atención a alguien, nunca lo hacía en público. «Madrugada e xa andaba polas naves antes de empezar nós a traballar». También conoció a su mujer, hijos y nueras.
Amparo Acosta también recuerda, especialmente, la fiesta anual que organizaba la empresa con motivo de la festividad de San Bartolomé, con misa y una comida en las instalaciones de la fábrica, además de una verbena con orquestas, en el jardín o en el Paseo del Espolón. «Íamos todas guapas», dice la vecina. Amparo Acosta rememora, además, la época en la que la fábrica perteneció a Rumasa y señala que «por nós sempre cotizou e sempre pagou os salarios». Cuando la adquirió Cortizo, cuenta que ella fue la primera mujer a la que llamó el empresario para trabajar pero estaba recién operada de un ojo y, finalmente, ya no volvió a incorporarse al mercado laboral.
De su etapa en Picusa asegura que «gardo un moi bo recordo; coñecín a moita xente e penso que fun apreciada porque hoxe ando por aí e todo o mundo me fala». Por ello, vivió con tristeza el cese de la actividad de la peletera y asegura que «daquela Padrón notou a falta de Picusa porque era unha riqueza para o pobo», opina.
En la imagen que acompaña esta información, sacada el viernes junto a las naves de Piscusa, Amparo Acosta sujeta una fotografía antigua en la que aparece ella con la bata roja que usaba en la fábrica.
El alumnado del módulo de Carpintería durante la visita a Finsa.
Los diez alumnos de la especialidad de Carpintería del Obradoiro de Emprego Ulla-Umia, que comparten los municipios de Valga, Portas y Moraña, participaron ayer en una visita formativa a la empresa Finsa, situada en Padrón, para conocer por dentro el funcionamiento de una factoría dedicada al sector maderero. Durante la visita, estuvieron acompañados por el experto docente de la materia, José Oliveira, así como por el director del Obradoiro, Francisco Gómez. Durante el transcurso de la visita guiada a la factoría, los aprendices conocieron el proceso de fabricacion de varios tipos de tableros de madera y las diferentes soluciones adaptadas a las necesidades de cada cliente. De este modo, pudieron comprobar como se fabrica la madera que emplean en las obras que llevan a cabo como parte de su aprendizaje. En el caso de Valga, ya ejecutaron actuaciones como la renovación del piso y de las barandillas del pantalán de la playa fluvial de Vilarello o la sustitución de un tramo de balaustrada en el contorno de la iglesia parroquial de Cordeiro. El Obradoiro comenzó a finales de 2024, tiene una duración de nueve meses y en él se forman una veintena de personas desempleadas.