Ramón Barreiro: «Soy el único marinero de las Rías Baixas que navega en su tiempo libre».

Lleva trabajando en el mar desde que tiene uso de memoria

A Ramón Barreiro la pasión por el mar le viene en la sangre. Descendiente de una familia de larga tradición marinera, el primer recuerdo que guarda de su infancia es subido a la dorna de su padre. La curiosidad por la vela también despertó en él a una edad muy temprana. Una dorna de tope entrando en Pontecesures llamó su atención. «Recordaré esa imagen hasta el día que me muera. La vela ondeando al viento de esa embarcación, que debía de ser de las últimas que todavía surcaban la ría, se me quedó grabada», explica. Y desde entonces no paró hasta convertir esta disciplina en parte de su vida, a pesar de los «te va a salir el mar por las orejas» de su padre. Se inició en el mundillo a través de la televisión, viendo la Copa del Rey o construyendo barcos de madera en sus ratos libres. Desde hace 16 años, a lomos de su crucero, el Ziralla Primero, compite cada temporada como uno de los cruceristas más asiduos de las Rías Baixas.

Pero combinar un pasatiempo como la vela con su trabajo no es tarea fácil: «Soy el único marinero que navega en su tiempo libre», explica, y cuando le pregunto cómo consigue que el mar no le sature confiesa que «al principio se me hacía duro, pero el cuerpo se acostumbra a todo».

La aventura con el Ziralla comenzó junto a su, todavía hoy, compañero de tripulación Ángel Sabuz. Tras un tiempo navegando en el crucero de su primo, Barreiro quería hacerse con su propio barco y junto a Sabuz compró un Astraea 33 Sprinter, de 10 metros.

«Los primeros años en el barco navegamos muchísimo. Dormíamos en él, íbamos a cuanta regata había y disfrutábamos de las fiestas tras cada competición», narra. Desde entonces han pasado por su cubierta más de treinta navegantes, una escuela abordo en la que, a ritmo de regata, se aprende todo lo necesario para ganar.

Barreiro siempre ha sido autodidacta. «El viento no se ve, se siente, y para aquel que está acostumbrado a tenerlo en la cara todos los días es como si lo viera», explica, aunque también ha leído un par de libros sobre trimado básico de velas.

Profesionalmente lleva más de cuarenta años en el negocio marinero -siendo niño ayudaba a su padre durante las vacaciones del colegio-, lo que le ha permitido conocer diferentes artes de pesca para abastecerse de los pescados con los que comercia: lamprea, anguila y chopo.

El primero que recuerda haber empleado es el rastro da solla, pero pronto descubriría la técnica que utiliza en la actualidad, la nasa butrón. El dominio de esta herramienta le ha llevado a presidir durante ocho años la agrupación de Valeiros de Pontecesures, el colectivo que utiliza este instrumento para la pesca de la lamprea y la anguila.

Regatas

En cuanto a la afluencia de barcos en la ría, Ramón Barreiro opina que se está recuperando poco a poco la cantidad de velas que podían llegar a verse en las regatas antes de la crisis. «En las Rías Baixas competimos más de cien barcos por regata hasta 2010. Después todo se vino abajo, aunque últimamente ha remontado bastante, sobre todo en la ría de Pontevedra».

Aunque las regatas le han proporcionado «experiencias preciosas y sensaciones muy bonitas», explica que tras 16 años ha empezado a utilizar el Ziralla a modo de crucero, dejando un poco de lado la competición..

«Un pescador se acostumbra a sentir el viento cada día, casi parece que podemos verlo»

Además del Ziralla Primero y la embarcación que utiliza para llevar a cabo su oficio de marinero, la pasión por la navegación de Ramón Barreiro lo ha llevado a probar todo tipo de embarcaciones. Siendo niño practicó remo olímpico. Llegó a proclamarse campeón gallego en el campeonato de 1977 y sexto mejor de España, pero tuvo que abandonar esta disciplina para comenzar a trabajar con catorce años, tras abandonar los estudios.

Cuando le tocó hacer el servicio militar, al estar en posesión de la libreta de navegación lo destinaron 18 meses a un barco de guerra. De su estancia allí aprendió que en el barco no hay democracia, ya que en el patrón recaen todas las responsabilidades y «retrasarse a la hora de realizar una maniobra puede ser fatal, por eso hay ocasiones en las que no se debe cuestionar una orden», explica.

Las embarcaciones que ha utilizado para su trabajo han ido cambiando con el paso de tiempo, dependiendo del arte de pesca que utilizara en cada período. Su trayectoria comenzó con la Charo, una gran embarcación de madera para la pesca de la solla, pero por sus manos han pasado dornas de tope y distintos tipos de gamelas, desde que comenzó a pescar con nasa butrón y dejó de lado los trasmaios y el rastro.

Fuera del mar

Aunque durante toda su vida buena parte de su ocio ha estado ligado al mar, Ramón Barreiro también practicó bicicleta de montaña en su tiempo libre durante algunos años, antes de tomarse en serio la competición a vela. «Me gustaba ocupar los domingos con esta disciplina para así poder desconectar del mar. Guardo muy buenos recuerdos de aquella época», explica.

La Voz de Galicia

Se puede pescar en el muelle de Pontecesures.

A nivel de la comunidad gallega, solo 16 dársenas autonómicas de un total de 122 mantendrán la prohibición de la pesca deportiva. La nueva normativa supone, por tanto, que en el 85 % de los puertos se podrá ejercer, aunque primando la seguridad. En la zona norte de se abrirán 20, mientras que en la centro serán 53 y en la sur, 33. Además de los citados del área metropolitana de Vigo, también se levanta la prohibición en Aguete, Bueu, Campelo, Combarro, Covelo, Portonovo, Pedras Negras, Meloxo, O Grove, A Toxa, Santo Tomé, Tragove, O Campo (en A Illa de Arousa), Cabodeiro, San Miguel de Deiro, As Sinas (en Vilanova de Arousa), Vilanova, Vilaxoán y Pontecesures. En Vigo, solo aparece el puerto de Canido, aunque es habitual ver a numerosos pescadores con la caña lanzada en el malecón situado entre el Náutico y el edificio de la Xunta.

La Voz de Galicia

Tiempo de lamprea con Miguel Piñeiro.

Amante de la cocina y de la buena mesa, el periodista radiofónico Miguel Piñeiro destaca la lamprea entre sus platos preferidos y entre sus especialidades. “En mi casa se utiliza una receta de hace 150 años de mi tatarabuela Apolonia para prepararla y es una exquisitez. Es parecida a la bordalesa, pero con ajo y vinagre para sacarle el bravío del pescado”, dice, detallando que “el hígado se reserva y se añade en la última parte de la cocción”.

Flamante pregonero de la última Festa da Lamprea de Pontecesures, una cita ineludible para los amantes de la buena mesa, Piñeiro dirige el periódico gratuito de pesca deportiva O Trueiro y es autor del libro Lampreas e Pesqueiras.

Durante la preparación del plato en la cocina de su propia casa, Piñeiro explicó que lleva más de 35 años preparándolo, tras aprenderlo de su madre “que hace una empanada espectacular y un timbal, algo que ya apenas se prepara en los restaurantes porque pese a ser una delicia, necesita mucho tiempo de cocinado”.

Receta lamprea

1 taza y media de aceite
-1 taza de albariño
-media taza de mencía
-1 taza escasa de vinagre
-5 dientes de ajo
-1 manojo de perejil
-sal y pimienta

Limpiar la lamprea, marcar los distintos toros, extraer el hígado y reservarlo. Ponjer el pescado en una cazuela con el resto de ingredientes y ponerla a fuego intenso hasta que hierva. Cuando empiece a hervir, bajar el fuego y echar sal y pimienta. Después, dejar que cueza lentamente y servir acompañado por arroz blanco y picatostes.

Sus recomendados

-Casa Emilio, en Catoira (Pontevedra)

-Casa Ramallo, en Rois (Padrón)

Don Quijote, en Santiago

MARTESGALICIA.ES

Quince barcos inician el 1 de febrero en el Ulla la pesca de la anguila.

La Consellería de Medio Ambiente publicó ayer en el DOG la normativa que regula la pesca de la anguila en la desembocadura del río Ulla durante la próxima temporada, que se extenderá desde el 1 de febrero hasta el 31 de octubre. La orden autoriza a faenar a 15 embarcaciones con 35 tripulantes pertenecientes a la Cofradía de Pescadores Santiago Apóstol de Carril (Ribeira) y a la Cofradía de Virxe do Carmen de Rianxo. El número máximo de tripulantes por embarcación será de tres.

Con la resolución queda aprobada la renovación del plan de aprovechamiento específico de esta especie para 2021 y se mantienen los principales requisitos que rigieron durante la campaña anterior. De este modo, el tamaño mínimo de las capturas queda fijado en 20 centímetros, con el deber por parte de los pescadores de devolver al río aquellos ejemplares que no den la talla, así como las anguilas plateadas y otros tipos de pescados que puedan entrar en las nasas. https://f9c2883abf748b2a71a71d66f8533408.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Para poder practicar la pesca de anguila en el Ulla el único arte permitido será la nasa-voitirón, con un tamaño de malla no inferior a 14 milímetros y un límite de 80 nasas al día por embarcación. Las nasas deberán ser levantadas y revisadas diariamente y tendrán que vaciarse lo más rápido posible para evitar la muerte de las capturas accidentales. El horario es, con carácter general, desde las 12.00 horas del lunes hasta las 12.00 horas del sábado, con un máximo de ocho horas diarias de trabajo.

El Correo Gallego

Los valeiros critican a la guardamuelles y el deterioro de la Casa da Lamprea.

Se sienten amedrentados | Solicitan la mediación del alcalde y la conselleira

 El colectivo de valeiros que opera en aguas de Pontecesures, es decir, los pescadores de las cofradías de Rianxo y Carril que se dedican a la pesca de lamprea, atraviesan momentos difíciles. Y no solo por los enormes problemas que encuentran para vender sus capturas, a causa del cierre de la hostelería y otras restricciones derivadas de la pandemia. A esto se suman la “campaña de presión” que achacan a la guardamuelles y el “preocupante estado de abandono, deterioro y falta de desinfección” del espacio promocional conocido como Casa da Lamprea. Respecto al papel de la trabajadora encargada de velar por el estado de la zona portuaria, se escuchan voces críticas similares a las que se escucharon con anterioridad, y por algo parecido, en Vilaxoán y Carril. Esta vez para decir que “se dirige a nosotros con malos modos y amenaza con denunciarnos si no sacamos las cadenas con las que amarramos nuestras planeadoras en el pantalán; cadenas que utilizamos para evitar robos de lanchas o material como los que ya hemos padecido”, explican los valeiros. Añaden que “la guardamuelles nos persigue y coacciona, dificultando nuestro trabajo y llegando a amenazarnos diciendo que empezará a multarnos –desde hoy mismo– si no hacemos lo que dice”. Añaden que “no nos deja acceder con los coches a la rampa y asegura que en el pantalán molestamos al catamarán que llega con peregrinos desde O Grove, cuando en realidad nunca hemos tenido problemas con el armador y llevamos mucho tiempo colaborando”. Al tiempo que piden la mediación del alcalde y la conselleira de Mar, Rosa Quintana, los valeiros sostienen que “es la misma persona que molesta a los pescadores del muelle de Carril y que causó problemas a la flota en Vilaxoán; una mujer que, además, se pone verbalmente agresiva y a la que no podemos decir absolutamente nada”. En cuanto a la Casa da Lamprea, inaugurada en su momento a bombo y platillo, “presenta una situación higiénica y una imagen lamentables, está llena de porquería y no se desinfecta nunca por el Concello; ni siquiera después de haber sido usada por pescadores que dieron positivo en COVID”, lamentan los valeiros.

Faro de Vigo

Encadenan los barcos en el pantalán del Ulla para evitar robos y Portos obliga a retirarlos.

Hartos de sufrir robos en sus embarcaciones, los valeiros de Pontecesures optaron por amarrarlas con cadenas al pantalán situado en el río Ulla. En los últimos años ya han desaparecido varios motores del muelle e incluso una embarcación, que después apareció en el fondo del río totalmente desvalijada. Gruesas cadenas con sus correspondientes candados pueden ser un remedio para disuadir a los amigos de lo ajeno, pero Portos de Galicia no lo va a permitir por más tiempo. La guardamuelles ya ha advertido a los valeiros -que empezaron la temporada de la captura de la lamprea el pasado día 4- de que esta práctica está prohibida y desde Portos de Galicia confirmaban ayer a este diario que, no solo está prohibida, sino que se urgirá a los valeiros de forma inmediata para que retiren estas cadenas. En caso contrario se exponen a sanciones por dos conceptos: por uso indebido de las instalaciones portuarias y por daños en las mismas si se comprueba que se ha agujereado el pantalán para colocar las cadenas. Entre tanto, un portavoz de los valeiros -que está conformado por cinco profesionales- se entrevistó con el alcalde cesureño el lunes para pedirle su mediación ante la Xunta en busca de una solución. Vidal Seage intentaba ayer por la mañana contactar con el responsable de la zona sur de Portos para hablar del tema, pero parece que al regidor no le queda mucho margen de maniobra. En todo caso, lo que sí anuncia es que aprovechará la visita que tiene pendiente con la conselleira do Mar para solicitar que en las obras que está previsto acometer en la zona portuaria se acometa algún tipo de actuación que aporte una solución a esta flota. Por su parte, los valeiros expresaban ayer su indignación por esta situación que, dicen, complica todavía más su actividad. «Todas son trabas e así non se pode traballar, van facer que isto desapareza», indicaba uno de ellos en relación a una actividad que, en sus buenos tiempos, daba trabajo a cuarenta personas. Este mes solo son cinco los que iniciaron una campaña que arrancó con el lastre que supone el descenso de ventas debido al cierre de la hostelería como consecuencia de la pandemia. Hay pocas capturas, las ventas se resienten y, a mayores, los valeiros deben hacer frente a problemas relacionados con las infraestructuras. Además de no poder utilizar cadenas para asegurar sus barcos en el pantalán, tampoco encuentran sitio en las inmediaciones del muelle para poder aparcar sus vehículos, lo cual complica las labores de carga y descarga de combustible y de las artes de pesca y de las capturas. «Temos que andar medio quilómetro con roupa de augas», se lamentan los afectados.

La Voz de Galicia