Los alcaldes socialistas de Ames y Padrón y el exregidor compostelano Xosé Sánchez Bugallo se suman a una iniciativa que rechaza la expulsión de Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez.
A la relación inicial en la que sobresalía la presencia del expresidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, se han unido ahora alcaldes socialistas en activo, como los de Ames y Padrón, Blas García y Anxo Arca, respectivamente, y el exregidor compostelano y actual senador Xosé Sánchez Bugallo, aunque en las filas socialistas destaca también, entre otros militantes, el apoyo de las exdiputadas autonómicas Noa Díaz y Marina Ortega. Y de varios exconcejales que han compartido siglas con Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez, los cuatro expedientados. Entre ellos están Francisco Candela, Luis Pasín, Begoña Rodríguez, Rosa Fernández Somoza, Marisa del Río y Manuela Fraguela, aunque también han puesto su rúbrica en ese documento exconcejales de otras formaciones, como el que fuera portavoz del PP en el anterior mandato Alejandro Sánchez-Brunete y Jorge Duarte Vázquez, exedil con Compostela Aberta. También lo ha hecho la exportavoz socialista en el vecino municipio de Teo Uxía Lemus.
Entre los representantes vecinales destacan el apoyo de la presidenta de la asociación de A Sionlla y de la Federación de Asociacións de Veciños do Rural (Ferusa), Cruz Vázquez Veiga, y el del colectivo vecinal de Fontiñas, Luis Meijide, además de Ana Belén Sabel Iglesias, miembro de la directiva de A Gracia y exconcejala del PP, al igual que Meijide.
Pese a registrar más pasajeros, Catoira ni siquiera dispone del servicio de información telemática que Renfe sí ofrece en Pontecesures
Elferrocarriles una presencia diaria y permanente en la orilla sur de la ría de Arousa desde que el 15 de septiembre de 1873 un convoy de pasajeros unió los antiguos concellos de Cornes y Carril, inaugurando la era del camino de hierro en Galicia. Con el paso del tiempo, el servicio ha ido experimentando todo tipo de avatares. La conexión con Pontevedra, que en el 2024 cumplió 125 años, la pérdida del tren regular a Madrid en 1958, su recuperación en el 2020 y la llegada del AVE, un año más tarde, son algunos de sus hitos. Aquella línea única fundada a finales del siglo XIX se dividió en el 2010, con la apertura del nuevo corredor atlántico. Conviven, desde entonces, dos trazados en la comarca. El que recorren la alta velocidad y los media distancia, rápido, con escala únicamente en Vilagarcía, y el regional, básicamente el mismo que utilizó Rosalía de Castro para ver el mar por última vez, más lento pero con paradas muy útiles en CatoirayPontecesures (y ya en la provincia de A Coruña, también en Padrón). Dos estaciones que han corrido suertes dispares, aunque están llamadas a configurar un servicio de cercanías en cuanto la luz del sentido común se abra paso en las mentes de quienes planifican el transporte público en esta esquina del viejo mundo.
Los edificios que las acogen, levantados en recio granito del país, permanecen cerrados desde hace largos años. Desde luego no hay taquillas en ellos, como tampoco cafeterías ni nada que se les pueda parecer. Con todo, su situación dista de ser la misma. Existe una diferencia muy notable. En el andén de Pontecesures funciona un sistema de información telemático que permite adquirir los billetes y recibir información que proporcionan teleoperadores en tiempo y conversación reales. Entre las cinco de la mañana y las once de la noche, un operario o una operaria saludan con amabilidad desde su pantalla en cuanto esta se acciona al tacto.
En Catoira, en cambio, el silencio domina las instalaciones ferroviarias. No existe nada semejante al dispositivo que sí da servicio al viajero en Pontecesures. Su única ventaja con respecto a su estación hermana es el hecho de que en ella se haya habilitado una sala de espera. Cesures carece de algo así, pero a cambio dispone de un andén bien cubierto y protegido de la lluvia, además de una marquesina en el sentido de circulación contrario al de la propia estación. Dos elementos de los que Catoira también se ha visto privada, si bien cuenta con un paso inferior que facilita el tránsito bajo las vías.
Una situación asimétrica
Esta serie de asimetrías se extienden a cuestiones tan básicas como la existencia de un horario actualizado al que echarle un ojo. En Catoira sobrevive un tablón de anuncios, pero está vacío. El de Pontecesures cuenta con un horario físico, actualizado en mayo del 2024 y algo maltrecho. Y refuerza el su función informativa con un par de códigos QR cuya lectura da acceso a la información requerida a través de un simple teléfono móvil. Quien busque algo parecido en Catoira lo hará en vano.
Llama la atención este trato desigual, a la vista de que, a lo largo de las últimas tres décadas, la estación de Catoira ha conseguido invertir su estatus como tercera estación de la comarca para rebasar a Pontecesures y situarse en segunda posición en lo que al número de pasajeros se refiere. Los datos deRenfea lo largo del tiempo indican que en 1997 la primera registró 19.820 viajeros frente a los 31.043 que contabilizó la segunda. A la espera de que se haga público el balance del 2024, la lectura del 2023 consolida un vuelco completo: en Catoira se subieron o bajaron 67.000 viajeros, mientras en Cesures lo hicieron 39.800.
Aunque el fenómeno se detectaba antes, el estallido de la pandemia disparó la utilización de Catoira como estación no solo al servicio de los usuarios de la orilla sur, sino también de quienes emplean el ferrocarril procedentes de la comarca de O Barbanza. Basta acercarse por la plaza catoirense un viernes o un domingo por la tarde para comprobar cómo los automóviles llegan y se marchan para recoger o depositar a estudiantes o trabajadores que se mueven en ferrocarril y tienen Catoira como referencia.
En ese punto estriba otra diferencia inexplicable. Cada día laborable, tres trenes lanzadera parten de Vilagarcía hacia Santiago y otros dos lo hacen en sentido contrario. Se detienen en Pontecesures y en Padrón, pero no en Catoira, por mucho que sus números, como queda claro, piden a gritos su inclusión en el servicio.
Quien albergue alguna duda puede reflexionar acerca del crecimiento que la demanda del ferrocarril ha experimentado en las tres estaciones en los 26 años que median entre 1997 y el 2023: Vilagarcía ha rebasado el millón de pasajeros con un aumento del 154 %, que en Cesures es del 28 % y en Catoira alcanza un 241 %.
Manuel y María Luz abrieron las puertas de su casa a Assane, un rapaz senegalés con el que su familia trabó amistad tras su llegada a Valga
Asus ochenta y tantos años, a Antonio a veces los pies le engañan. Pese a su andar titubeante, este vecino de Valga sigue saliendo de casa para dar paseos y hacer recados. Un día, cuando se dirigía a la farmacia, su camino se cruzó con el de Assane Sall, uno de los migrantes alojados desde diciembre en el hotel Corona de Galicia. «O rapaz veu que o meu pai tiña algunhas dificultades para caminar e foino acompañando», explica Manuel el hijo de Antonio. Aquel encuentro iba a cambiar su vida. Y la de muchas otras personas. Empezando por el propio Assane, quien tras ver rechazada su petición de asilo, se veía solo y en la calle. Sin embargo hace una semana vive en casa de Manuel y María Luz un matrimonio de Pontecesures que lo ha acogido y que está dispuesto a acompañarlo en un camino que, bien lo saben, no estará libre de dificultades y obstáculos.
Pero vayamos por partes. Los padres de Manuel viven al lado del Corona de Galicia. Antonio no tardó en darse cuenta de que el rapaz que había conocido en su viaje hacia la farmacia solía estar solo. «A maioría dos que están aí tiñan xa un grupo de amigos pero el non coñecía a ninguén», cuenta Manuel. Sus padres y los vecinos de estos fueron, poco a poco, haciendo migas con un muchacho sonriente y tímido del que los mantenía apartados por el idioma. Pero no hay barrera que no se salte si hay ganas de hacerlo: aunque Assane apenas sabía unas palabras en español, pese a que sus nuevos amigos no sabían ni pizca de francés, consiguieron ir tendiendo puentes. «Eu, que vou ver aos meus pais todos os días, coñecino alí», cuenta Manuel.
La historia del muchacho lo conmovió: con 22 años, ya lleva vividas demasiadas pesadillas. Salió de su país, Senegal, por un conflicto entre familias y una amenaza de muerte. Cruzó el mar desde Dakar hasta Tenerife en un cayuco. «Pasou oito días no mar, catro sen comer», les había contado. Tras un mes en la isla, fue enviado a Alcalá de Henares, «e alí puido conseguir un teléfono e falar coa súa nai». Dos meses después llegó a Valga.
«Fumos coñecendo ao rapaz e conlléndolle aprecio, porque é moi bo, sempre quere botar unha man» cuenta Manuel. Así que él se alegró cuando el muchacho llegó un día y le comunicó que se marchaba a Huelva. «Pensei que era unha boa noticia. Mesmo fun comprarlle uns tenis para que os levase», recuerda Manuel. Y su hija Soraya, quiso regalarle también una chaqueta. «Cando lla fun levar vin que algo non ía ben, que estaba moi triste, moi angustiado», recuerda ella. «Le conte mi problema» apunta Assane en su vacilante español: habían rechazado su petición de asilo y tenía que marcharse. Como no tenía donde ir eligió Huelva, hacia donde iba otro de los migrantes alojados en el Corona de Galicia, «No amigos, no familia, no casa», decía el rapaz.
A Manuel aquella revelación le puso los pelos de punta. Al principio pensó estar entendiendo mal «Pero que lle fan a esta xente? Como ían deixar a este rapaz, que é un neno, só na rúa?». Así que fue al centro de refugiados a confirmar la historia y, tras hacerlo, decidió que algo tendría que hacer. «Marcha aquel día; ás oito da tarde saíalle o autobús dende Santiago», recuerda Manuel. Así que se fue a su casa y le expuso la situación a María Luz, su mujer. «Ou deixamos que se vaia por aí, só, ou acollémolo, Ti que dis?, le planteó. El matrimonio tiene dos hijos: Soraya y Manuel. Pensando en ellos, tomaron la decisión que ya conocen: desde hace aproximadamente una semana, Assane vive en su casa. «Cando llo fomos comunicar ao centro, non lles pareceu moi ben.. Pero a el cambioulle a cara cando lle dixemos que podía quedar connosco» cuenta Manuel. «E se sae mal? dicíannos. Pois hai tantas cousas que poden sair mal…Non?», sigue narrando.
Desde que llegó a casa, Assane no ha dejado que dar muestras de agradecimiento. «Se varres, quítache a escoba da man e ponse el a facelo» cuenta su «familia española». «Non estamos a falar dun bebé, que da moitos traballos. Falamos dun rapaz ao que imos tentar axudar a buscar un futuro», De entrada, han encontrado una academia al lado de casa donde el joven ha empezado a recibir clases de español. «Na casa non cambiou nada. O único que madrugamos máis, porque el se levanta ás cinco da mañá para rezar, e agora que ven o Ramadán non pode comer en todo o día. Nós somos ateos, pero respectamos as súas crenzas», cuenta María Luz.
A Assane, que llegó a España con algunos estudios, le gustaría poder formarse y trabajar como mecánico. «Pero para iso, como para traballar, ten que ter papeis…As normas están moi mal montadas, meten a esta xente nun círculo vicioso», explica Soraya. No puede ocultar lo orgullosa que está de su familia. «Cando Assane fale un pouco mellor español teño que explicarlle que non todo o mundo aquí e como os meus pais», dice esbozando una sonrisa.
Son las once de la mañana. Assane y Manuel salen a dar un paseo. «O fútbol non lle gusta, pero a ximnasia si, dá unhas piruetas impresionantes», señala. Visitan a los abuelos y, de vuelta a casa, usan Google Earth, para ver la aldea de Assane. Allí quedaron sus padres y tres hermanos pequeños, «Igual non os volve a ver máis, porque non quere voltar a Senegal. Cada vez que o penso, sinto pena por todos eles», dice Manuel.
Este martes, en el Salón de Plenos de Valga, han sido aprobadas dos mociones para homenajear a las cantareiras municipales en el Día das Letras Galegas 2025 y solicitar la gratuidad de la AP-9 en el tramo Santiago-Padrón.
Fue elgrupo municipal del BNG quien propuso mediante una moción que el Concello realice un homenaje institucional a todas las cantareiras de Valga, para honrar a aquellas mujeres que preservaron la lengua gallega de generación en generación a través de la poesía popular.
Por otra parte, en la parte final del pleno, el grupo municipal socialista fue el responsable de presentar una moción urgente relativa a la AP-9, con el fin de que Valga se sume a la petición de otros concellos -Ames, Padrón, Dodro, Boiro, Ribeira, Rianxo y A Pobra do Caramiñal- para que el tramo Santiago-Padrón sea gratuito.
Gratuidad para todos
El alcalde, José María Bello Maneiro, señaló que “xa hai tramos da AP-9 nos que as peaxes foron suprimidas ou nos que se estableceron descontos”, alegando que sus vecinos también deberían ser beneficiarios.
– Bello Maneiro desexoulles que aproveiten ao máximo as instalacións do Auditorio durante estes días previos ao concerto do sábado en Santiago
– Os valgueses que se inscribiron poderán asistir gratis ao espectáculo e, para o resto do público, aínda poden adquirirse entradas en vincuticket.com
Os músicos que este sábado protagonizarán no Auditorio de Galicia a gala Goldene Note, organizada polo Concello e polo Centro Superior de Música, están xa en Valga preparando o concerto e participando en diferentes actividades formativas e masterclass.
A oboísta Mira Hanner, os pianistas Paul Herbst e Soley Blümel, a arpista Amelie Jade Knapp e o violinista e Raphaël Bleuse foron recibidos esta mañá polo alcalde, José María Bello Maneiro, as concelleiras Carmen Gómez e Malena Isorna e polos responsables do CSM Galicia, que lles deron a benvida e desexáronlles que aproveiten ao máximo a súa estadía en Galicia e as instalacións das que dispoñen no Auditorio Municipal. Mañá incorporaranse aos ensaios a orquestra que os acompañará no concerto e Leona König, presentadora do certame Goldene Note, da televisión pública de Austria, e presidenta da Fundación Internacional de Música para nenos con altas capacidades será a mestra de cerimonias.
Goldene Note é un concurso austríaco de novos talentos musicais. As súas unha audiencia de ata dous millóns de persoas (nun país de menos de 9 millóns de habitantes) e emítense tamén con éxito en Alemaña. Na súa última edición, o certame estableceu unha colaboración co Centro Superior de Música de Valga, de xeito que o gañador e os finalistas contan cunha bolsa de estudos no CSM durante este curso 2024-25, ofrecéndolles a oportunidade de continuar coa súa formación e de participar en concertos e recitais en teatros e auditorios de prestixio nacional e internacional, compartindo escenario con profesionais. Unha destas actuacións é a deste sábado en Santiago, á que os veciños de Valga poden asistir de xeito gratuíto en autobuses fletados polo Concello. Para o resto do público, as entradas seguen á venda a través da páxina web vincuticket.com.
O alcalde pediu a estes xóvenes talentos que dean o máximo nesta actuación e que demostren ao público de Valga e de Galicia todo o seu potencial e nivel artístico.
Raphaël Bleuse (natural de Mallorca e con ascendencia francesa, 17 anos): “Procedo dunha familia de músicos na que meu pai toca o violonchelo e meu irmán o piano. Empecei a tocar o violín aos 4 anos e elixín ese instrumento porque, para min, é o que mellor canta as melodías. Participar no concurso Goldene Note foi unha experiencia incrible e o mellor é que aínda non terminou, posto que segue habendo concertos e actuacións coma o deste sábado, no que espero pasalo moi ben”.
Soley Blümel (de Austria, 16 anos): “Empecei na música aos 4 anos de idade e, particularmente co piano. Tiña un na miña casa e foi co que me iniciei pero, ademais, é un instrumento que me gusta porque pode tocarse de diferentes formar, soa ou entre varios. Participar no concurso foi unha experiencia moi boa, de feito ganei dúas veces: en 2017 e en 2019 e iso abriume moitas portas e deume a oportunidade de actuar con grandes orquestras coma a Sinfónica de Viena”.
Paul Herbst (natural de Italia): “Na escola primaria empecei a ter afección pola música e a tocar algunhas cancións e, por iso, meu pai pensou que sería boa idea que asistira a clases. Foi cando tiña seis anos e o piano converteuse na miña paixón. Despois de ser finalista do Goldene Note tiven oportunidade de actuar en diferentes países de Europa, coma Alemaña, Austria, Italia ou Mónaco, pero en España esta vai ser a miña primeira vez. Penso que os mozos temos moito que dicir na música clásica, é bo escoitar diferentes estilos”.
Mira Hanner (Viena, 12 anos): “Os meus inicios coa música foron cando tiña arredor de 6 anos, porque estaba un pouco aburrida nesa época na escola e decidinme por esta actividade e por empezar a tocar o oboe. Fun eu a que pensei en presentarme ao concurso Goldene Note porque me pareceu unha boa oportunidade e que debía intentalo. Saín gañadora da última edición de 2024 e iso abriume moitas posibilidades de tocar en diferentes lugares e países”.
Amelie Jade Knapp (Viena, 16 anos): “Cando era nena o meu soño era ser princesa e, por iso, con catro anos empecei a tocar a arpa porque me parecía que era o instrumento máis propio das princesas. Realmente foi mellor do que me imaxinaba e de inmediato me namorei deste instrumento e dos seus sons. Participei en Goldene Note porque quería amosarlle a xente o que sei facer e, ademais, os concursos parécenme unha boa de seguir aprendendo e de evolucionar. Ser unha das finalistas cambiouno todo para min, teño máis concertos e oportunidades coma esta en España, onde será a primeira vez que actúo”.
Un buen servicio de cercanías es fundamental para impulsar el crecimiento de la comarca
Llevamos unos días pendientes del tren… Del tren de borrascas que anunciaba La Voz el pasado martes, que, efectivamente, llegó y se fue, y del tren de cercanías que ni se a anuncia ni llega, pero se exige con razones desde una comarca que ha dependido históricamente de un ferrocarril que ayudó a su desarrollo, hizo la vida más cómoda y facilitó nuestro ocio. Trenes que traían a los compostelanos a bañarse a la playa de Compostela, que se llamaba así porque, al fin y al cabo, no era solo el arenal de la aristocracia de Santiago con mansiones junto al mar, sino también la playa popular de quienes venían en tren las tardes de sol. Y en tren íbamos de Vilagarcía a Catoira para comer la lamprea en Casa Emilio y las cigalas baratas que sobraban de las bodas en Casa Suso. Llevamos, en fin, siglo y medio utilizando un servicio ferroviario de cercanías que no es tal oficialmente, pero que presta ese servicio.
Llegué a Vilagarcía por primera vez desde Vigo en un ferrobús que atendía un servicio cercano. Aquel viejo automotor, que enseguida fue vendido a Venezuela, salió de Vigo a las 21.51 y llegó a Vilagarcía a las 23.14 tras parar en nueve estaciones. Tardaba una hora y 23 minutos, pero hoy llama la atención un detalle fundamental: el trayecto acababa en Vilagarcía. Esto sucedía hace casi medio siglo, en septiembre de 1981, y ya entonces, Vilagarcía era estación término de Renfe para trenes que hoy llamaríamos lanzadera y unían Vigo con Vilagarcía por la noche y, al amanecer, Vilagarcía con Santiago de Compostela, en un viaje de 53 minutos y seis paradas que partía de la capital de Arousa a las a las 6.55 horas.
La primera vez que fui a comprar a un Corte Inglés recurrí al «cercanías»: un tren de nombre irónico, semidirecto, que iba de Vilagarcía a Vigo deteniéndose en Rubiáns, Portas, Portela, Pontevedra, Figueirido, Arcade, Cesantes, Redondela y Chapela. Era un convoy antiguo y lento que me agotó. Tuve que acostarme al llegar a casa. No sé si me estresó el gran almacén, me desazonó el semidirecto o fue la unión de ambos agobios.
Cuando se renovaron los trenes, se electrificó la vía y se mejoró el trazado, Vilagarcía entró en la modernidad. Trenes rápidos y cómodos que resultaban sumamente funcionales y nos facilitaban la vida, aunque desaparecieron multitud de estaciones campestres en una comunidad donde aún se vive en el rural. Entre Vigo y Santiago, había 16 estaciones y apeaderos con parada de ómnibus, ferrobús, tranvía y semidirecto en 1981. Hoy solo quedan 8 estaciones con parada de los regionales.
En 1981, había seis estaciones en la comarca, hoy quedan Catoira, Pontecesures y Vilagarcía, aunque en Catoira solo se detienen siete trenes de los ocho regionales que unen a diario Vigo con Santiago. Aunque lo más alucinante es que los trenes lanzadera Vilagarcía-Santiago, herederos de aquellos ferrobuses que tenían su estación término en Vilagarcía, no se detienen en Catoira. ¿Pero estamos tontos o qué? ¿Quién decide y con qué criterios las paradas? ¿No se han dado cuenta de que Catoira es también la estación del Barbanza?
Es complicado recuperar los ocho apeaderos y estaciones con servicio en los años 80 que el nuevo trazado soslayó, pero hay un clamor de 20 años pidiendo un apeadero en Valga, un pueblo con mucha actividad y, fundamental, no sé si en los despachos de Adif y Renfe saben, supongo que sí, que en Galicia no es como en Castilla, donde, por ejemplo, entre Zamora y Medina del Campo, el ferrobús, en 1981, paraba en nueve estaciones, pero ahora los regionales solo se detienen en Toro y Nava del Rey porque el nuevo trazado no pasa justo al lado de las otras siete localidades. Pero no podemos comprar Valga y su población extremadamente dispersa con los núcleos zamoranos apiñados de Coreses o Castronuño, donde antes sí paraba el ferrobús.
La comarca, en fin, reclama formar parte de una necesaria y prometida red de cercanías gallega y argumenta que la venta de billetes en la comarca entre 1997 y 2023 creció un 150 %. En Catoira, Pontecesures y Vilagarcía se ha pasado de vender 486.205 billetes a expender 1.214.800. Hay un clamor de trenes a Vigo y Santiago desde Vilagarcía deteniéndose en estaciones intermedias, con precios económicos y frecuencias continuas. Nada que no suceda en Ferrol, con su línea C1 a Ortigueira, sus ocho frecuencias diarias con 22 paradas, una hora y 18 minutos de viaje por 3.15 euros o la C1 entre Zaragoza y Casetas, 25 trenes, entre 15 y 25 minutos de viaje por 1.80 euros.
En Galicia, debería haber tres líneas: C2 entre A Coruña y Ferrol, C3 entre Santiago y Vilagarcía y C4 entre Vigo y Vilagarcía. Existen razones y, sobre todo, ahí están las cifras de viajeros, para exigir este servicio con tantos argumentos como los aportados para implantar cercanías en los ejes Medina del Campo-Valladolid-Palencia, Palma del Río-Córdoba o Murcia-Cartagena.
Vilagarcía, a medio camino de dos ciudades y dos hinterlands, quedaría así a «tres horas y un café» de Madrid y a un paso y muchas frecuencias de Vigo y Santiago. Es decir, una ciudad perfecta para vivir y trasladarse a trabajar, estudiar, comprar o disfrutar del ocio.