O Grove y Vilagarcía lideran la contratación laboral en Arousa durante el mes de julio.

Un total de 5.158 contratos laborales fueron formalizados durante el mes de julio en los trece municipios del área de influencia del sindicato UGT-Arousa. Los concellos que lideran la contratación de trabajadores son O Grove, con 1.259 y Vilagarcía de Arousa con 1.192. A pesar de la importante cifra, hubo 373 altas menos que en el mes anterior, lo que supone una disminución del 6,74%. Pero la diferencia es mayor si se compara con el mismo mes del año anterior que contabilizó 1.016 altas laborales más que las actuales.

Los contratos temporales en el sector servicios son mayoría en todos los municipios del área arousana. De los 5.158 registrados, 4.950 son por un período breve (2.631 a hombres y 2.319 a mujeres). En servicios fueron 3.862 contrataciones. Le sigue la industria con 944 altas laborales en julio; la construcción con 187, y la agricultura con 165 casos.

Las altas laborales de carácter indefinido son casi simbólicas ya que solo se contabilizaron 130 (70 en hombres y 60 en mujeres).

En O Grove, municipio que lideró la contratación laboral el mes pasado, se beneficiaron de las altas de empleo más mujeres que hombres (670 frente a 567). Pero los contratos indefinidos solo fueron 16. Por sectores, servicios lideró los nuevos puestos de trabajo con 990 casos, frente a los 216 de la industria.

Vilagarcía de Arousa, concello de mayor población de la comarca, quedó en segundo lugar en contrataciones con 1.192 altas, de las que 659 fueron para hombres y 533 para mujeres. Los indefinidos sumaron 57. Por sectores, la mayoría de los contratos fueron para servicios con 912 casos, seguido de la industria con 209, la construcción con 63 y la agricultura con 8.

En Vilagarcía la contratación laboral superó en doce casos la estadística del mes anterior y en 42 al mismo mes del año pasado.

En el tercer puesto del ranking se sitúa el municipio de Cambados con 721 nuevas altas laborales en julio de las que 699 son de carácter temporal. En la villa del albariño también fueron más hombres que mujeres los que consiguieron una oportunidad de trabajo (379 hombres frente a 342 mujeres). Por sectores, 523 encontraron trabajo en servicios, 113 en industria, 71 en agricultura y 14 en la construcción.

Los ayuntamientos de Vilanova de Arousa y Ribadumia registraron 270 contratos laborales cada uno, en tanto que Meaño contabilizó 206, Valga 258, Pontecesures 184, A Illa de Arousa 145, Meis 128 y Catoira 106.

Faro de Vigo

Investigan a un vecino de Pontecesures por un incendio forestal en su municipio.

La Guardia Civil investiga a un vecino de Pontecesures como supuesto autor de un delito de incendio forestal en este municipio. Las investigaciones llevadas a cabo conjuntamente por efectivos del Seprona de la Guardia Civil de Vilagarcía en estrecha colaboración el grupo de investigación de incendios forestales de la jefatura provincial de la Unidad de la Policía Nacional Adscrita a la Comunidad Autónoma de Galicia (UPA) permitieron la identificación y localización del presunto responsable de un incendio forestal ocurrido el pasado fin de semana en el lugar de Grobas. En el incendio se calcinaron tres hectáreas de monte arbolado.

Las pesquisas determinaron que el fuego se inició por la aplicación directa de la llama mediante el uso de un mechero, justo en el margen derecho de la calzada que da acceso al lugar. Se concluyó, igualmente, que la persona identificada como supuesto autor lo pudo haber hecho con la única finalidad de eliminar la maleza que dificultaba el acceso a sus fincas.

La Guardia Civil notificó a esta persona, de 61 años, su situación procesal de investigado como presunto autor de un delito de incendio forestal, con la obligación de comparecer ante el Juzgado de Instrucción número dos de Vilagarcía de Arousa cuando sea citado.

Faro de Vigo

Los cortafuegos evitan la tragedia en Setecoros en Valga y Coaxe en Catoira.

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El fuego cercó Setecoros (Valga). En esta foto, tomada de madrugada, se observan las llamas y el humo casi encima de la iglesia.

El fuego, que en los últimos días se está cebando sobremanera con los municipios del Ullán a punto estuvo de causar alguna desgracia en Coaxe (Catoira) y Setecoros (Valga). Solo la rápida intervención de los equipos de emergencias y extinción, junto a la apertura de cortafuegos que se antojan decisivos, impidieron que las llamas alcanzaran las viviendas con las que estuvieron coqueteando durante la noche del viernes y la madrugada de ayer.

«El fuego no llegó a las casas porque abrimos cortafuegos y fuimos capaces de frenarlo; de lo contrario estaríamos hablando de algo terrible», explicaba el responsable del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga.

Finalmente esas llamas que mantuvieron en vilo a decenas de familias y se habían originado en la parroquia catoirense de Dimo a las 15.22 horas del viernes se dieron por controladas a las 3.00 horas de ayer tras afectar a montes de Catoira, Valga y Caldas, de los que se llevaron 49 hectáreas de arbolado.

Junto a los vecinos, que por momentos creyeron que la tragedia era inevitable y que todo estaba perdido, intervinieron en este suceso dos agentes forestales, ocho brigadas, otros tantos helicópteros, cuatro motobombas, dos palas -las que abren los cortafuegos- y cuatro aviones anfibios.

No fue, ni mucho menos, el único incendio registrado ayer en Ullán y O Salnés, aunque bien es cierto que las llamas dieron un respiro a los arousanos, quizás porque las temperaturas descendieron sensiblemente gracias a la entrada de niebla procedente del océano.

Tanto es así que lejos de los 30 grados centígrados de días previos, o incluso más, a las cinco de la tarde de ayer las máximas eran de «solo» 23 grados en Armenteira (Meis) y 20 en Corón (Vilanova).

Aclarado esto, decir que como se explicaba anteriormente ayer se produjeron otros fuegos, aunque de pequeño calado. Es el caso del registrado en O Pousadoiro (Xiabre), muy cerca del que afectaba el lunes a Castroagudín. Se controló rápidamente, al igual que sucedió en Renza, donde ardieron las pacas de paja de una caballeriza. Hubo otros focos en la comarca, también de escasa consideración.

Faro de Vigo

Hoy se completa una semana negra para los montes arousanos.

La semana negra de los montes arousanos arrancaba el pasado domingo, cuando los bañistas regresaban a sus casas. Fue al filo de las diez de la noche cuando se declaró un incendio en Leiro (Rianxo) visible desde toda la ría que se extendía de madrugada a lo largo y ancho de 30 hectáreas de superficie arbolada del Monte da Pena, cuyo nombre resultaba más apropiado que nunca.

Esa misma madrugada, mientras los rianxeiros temían por sus casas, se originaban incendios simultáneos en las parroquias de Carreira y Olveira, en el Concello de Ribeira, afectando incluso al Parque Natural de Corrubedo.

Ya el lunes por la tarde, con el monte de Leiro aún humeante y las llamas de Ribeira en pleno desarrollo, daba comienzo un fuego en Saiar (Caldas) que avivado por el fuerte viento inmediatamente avanzaba por la parroquia de Cea (Vilagarcía) y que ya no se controlaría hasta las 9.00 horas del miércoles, llevándose por delante 300 hectáreas. Ayer a las 14.10 horas se dio por «extinguido».

Pero el miércoles no cabía tregua alguna, por eso arrancaba el incendio que afectó a los municipios de Porto do Son y Ribeira, en Barbanza, el cual está a estas alturas «estabilizado», permitiendo desactivar la «Situación 2» porque ya no amenaza viviendas. En este caso fueron más de mil las hectáreas quemadas, convirtiéndose por tanto en el fuego más importante. Aunque no el más peligroso, porque también lo fue el declarado el viernes en Dimo (Catoira), el cual se extendió hacia Valga para arrasar alrededor de 49 hectáreas, según los datos de la Xunta.

Y no hay que olvidar que en todos los municipios citados se produjeron otros fuegos de menor entidad, como también sucedió en O Grove, Cambados, Meaño, Pontecesures, Meis, Ribadumia y, en definitiva, en el conjunto de la comarca de O Salnés y el Ullán. Está por ver ahora si este atentado ecológico se queda en esto, en un semana negra, o habrá que lamentar más fuegos en lo que resta de mes, que parece lo más probable.

Faro de Vigo

Los héroes del monte se merecen respeto.

Artículo de Manuel Méndez

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El atentado ecológico que sufre Galicia a modo de incendios forestales, en su práctica totalidad intencionados, está movilizando a centenares de efectivos de diferentes cuerpos, servicios o instituciones que se juegan la vida para salvar el monte y proteger a los demás.

Unos visten de amarillo, otros de verde, algunos de rojo, los hay de naranja, de azul… Queda claro de este modo que se trata de efectivos dependientes de la Consellería do Medio Rural, miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Bomberos, policías, integrantes de agrupaciones de Protección Civil o de servicios municipales o supramunicipales de emergencias.

¡Pero qué importa el color! Lo que de verdad debe interesar es que esos hombres y mujeres se esfuerzan y se arriesgan, aunque a veces no se les valore cómo se merecen.

Estos días, cuando de repente se detectan decenas de focos simultáneos, los diferentes servicios pueden verse desbordados, es cierto. Puede que no siempre lleguen inmediatamente allí donde se les reclama. O quizás no cumplan con las expectativas que tienen los vecinos en un momento puntual, ya que cuando las llamas están cerca de la casa de uno el tiempo es más de oro que nunca y cada minuto que pasa parece una eternidad.

Pero a pesar de los posibles errores o fallos de coordinación, que pueden producirse y de hecho se producen, como en cualquier profesión, los equipos de emergencias están salvando cientos de vidas y miles, decenas de miles de hectáreas de monte.

¿Qué pasaría si los brigadistas no estuvieran ahí para responder a la actitud de los pirómanos? ¿Qué sería de Galicia sin los apagafuegos que día y noche combaten las llamas?

Esas son algunas de las reflexiones que deberían hacer aquellos que no dudan en criticar sistemáticamente a los equipos de emergencias y/o extinción. ¿Que hay efectivos que dejan mucho que desear?, pues puede que si, como en cualquier empresa o familia puede haber un empleado inepto o un hijo que se convierte en la oveja negra.

En lo que hay que pensar es en el respeto que se merecen esos profesionales que hacen turnos interminables y que pasan noches enteras sin dormir para frenar tanto grandes incendios como pequeños conatos, los cuales, por cierto, muchas veces se quedan solo en eso, en conatos, gracias al papel de estos profesionales.

Para animar a esta reflexión pueden ponerse algunos ejemplos prácticos. El jueves, sin ir más lejos, alrededor de cincuenta militares estaban sentados hidratándose y comiendo unos bocadillos. Cuando iban a ser fotografiados para FARO uno de ellos manifestó: «No, fotos así no, por favor, que después la gente dice que no hacemos nada y que estamos aquí para pasar el rato».

Pero claro, esos cincuenta militares acababan de sentarse sobre piedras y en el suelo después de una noche de locura tratando de controlar el fuego en la sierra de Barbanza. Se sentaron, destrozados por el cansancio, solo cuando les llegó el relevo, con la intención de reponer fuerzas y reincorporarse a las labores de extinción.

Días antes un grupo de vecinos se burlaba directamente de una cuadrilla de forestales de la Xunta que durante el control de un fuego permanecía en una pista forestal observando las llamas.

Aparentemente sus miembros no hacían nada, pero de pronto activaron las mangueras y empezaron a apagar el fuego que había prendido en un alcornoque.

Entre risas uno de los vecinos espetó: «Mira, mira, dejan quemar el monte y nuestras casas, pero apagan ese árbol porque es una especie protegida».

Lo que quizás no sabía ese hombre es que estaban dejando arder aquel matorral porque el fuego moriría allí, en la estrecha carretera, y tratar de apagarlo suponía malgastar tiempo, recursos y esfuerzos. Sin embargo al prender la llama en el alcornoque había que actuar, ya que de lo contrario el fuego cruzaría el vial y se extendería por el monte arbolado del otro lado, donde estaban las viviendas. Los agentes forestales siguieron a lo suyo, sin hacer caso a las burlas.

En otro incendio, y esto resulta más preocupante aún, un vecino aseguraba haber visto a un miembro de los equipos de extinción prender fuego al monte. Lo que no sabía es que se trataba de una maniobra de los militares consistente en provocar una hoguera controlada para crear una zona de seguridad -tierra quemada- y evitar el avance de las llamas que se acercan descontroladas.

Hay otros muchos ejemplos de la batalla que se está librando en los montes y de la política de taberna que desacredita a los equipos de extinción mediante comentarios injustos y muchas veces ridículos.

De ahí que quizás sea preciso felicitar a todos esos hombres y mujeres que se convierten estos días en héroes del monte. Puede que sea el momento de pedir un poco de respeto y sentido común a quienes amparándose en el populismo y la demagogia o avalados por la ignorancia no dudan en atacar sin reparos ni criterio a los brigadistas.

Faro de Vigo

Las vecinos de Setecoros en Valga, amenazados.

Los vecinos de la parroquia de Setecoros, en el Concello de Valga, ya han experimentado la angustia de ver las llamas pegadas a sus casas, como sucedió en lo que va de semana a los de Castroagudín (Vilagarcía), Leiro (Rianxo) o Lois (Ribadumia), por citar algunos ejemplos.

Esta vez los momentos de máxima tensión, e incluso desesperación, se vivieron a eso de las 21.00 horas de ayer como consecuencia del incendio que se había declarado en la parroquia catoirense de Dimo poco después de las tres de la tarde, iniciándose igualmente muy cerca de las viviendas.

Aunque el viento es ahora mucho más débil que en jornadas precedentes, el fuego se extendió rápidamente desde el municipio vikingo en dirección a Carracedo (Caldas de Reis) y hacia la citada parroquia valguesa.

Tal fue la magnitud del episodio que hizo precisa la intervención de ocho brigadas de la Xunta, cuatro motobombas, dos palas, ocho helicópteros y cuatro aviones, sin olvidar al Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga, a Bombeiros de Vilagarcía y a otros efectivos desplazados a la zona desde municipios próximos.

Al cierre de esta edición habían ardido unas 20 hectáreas de terreno, según estimaciones de la Consellería do Medio Rural, y el fuego seguía activo, distribuido en varios flancos. Pero el cerco de fuego seguía en torno a las casas de Setecoros, de ahí que los vecinos se dispusieran a pasar una noche en vela, peleando contra las llamas e incluso dispuestos a salir del lugar en caso extremo.

Los que no aparecen contabilizados son los fuegos más pequeños, como los que se registraban también ayer por la tarde en Castrelo (Cambados), Padrenda y Tanoira (Meaño) o Ribadumia, entre otros. A última hora permanecía controlado -lo está desde las 9.00 horas del miércoles- el fuego que comenzaba el lunes por la tarde en Xiabre y arrasaba 300 hectáreas de arbolado.

Faro de Vigo