Zozobrante camino de la Fundación Camilo J. Cela.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Aún no está estudiado y posiblemente nunca llegue a saberse por qué extraño gen, colectivo o individual, algunos pueblos alumbran para el mundo a lo largo de la historia hombres y mujeres de relieve que se erigen por encima de sus convecinos desde la singularidad de su creatividad. Uno de esos ejemplos lo constituye Padrón que desde Macías o Namorado hasta el Nobel Cela aportó a la cultura de este nuestro país personajes de excepción a los que se unieron otros vecinos de adopción, como el caso de la insigne Rosalía, para terminar configurando un particular y provechoso bagaje cultural. Los convecinos de tan ilustres personalidades de la literatura hicieron el resto al reconocer, en vida y tras su muerte, esas señas de excepcionalidad, propiciando instituciones que perpetuaran su legado creativo, como son, en el caso que nos ocupa, las fundaciones Rosalía y Cela. No soplan, sin embargo, vientos de bonanza para esta última que si ya en su origen cometió imperdonables pecados originales, los acentúa a medida que pasan los años y en idéntica medida, cabría pensar, en la que la memoria de su mentor se diluye por los olvidadizos flecos del convivir. Sin embargo, algunas de las mejores páginas de la literatura se guardan en los anaqueles de la fundación. Que sean para uso y disfrute de estudiosos es la tarea a la que todos debemos ayudar.

Columna «Espinas». TIERRAS DE SANTIAGO, 13/10/09

Categorías: Cultura

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