Un documento de 1867 revela la preocupación de los padroneses por el aumento de sedimentación en el Ulla que dificultaba el remonte de los barcos.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Balandros que arribaban con la pleamar al muelle padronés para descargar.

La Corporación elevó un escrito a Isabel II pidiendo la limpieza del cauce y exponiendo su importancia

No cabe duda de que Padrón es una villa cargada de historia, y a la que el paso del tiempo no ha hecho justicia. Dueña de privilegios reales durante siglos, el municipio cayó en desgracia primero con la entrada de la revolución industrial. La estocada se la propiciarían años después gobiernos modernos con pocas miras de futuro. Hoy, el pueblo continúa arrastrando ese lastre, suspirando por glorias pasadas y ocupando el vagón de cola del progreso, frente a otros municipios (entonces en pañales) que lo superan con creces.

Padrón y el río (tanto el Sar como el Ulla) suman un todo indivisible. La villa creció en torno a ellos y vivió (no como hoy) siempre de cara a ellos. Un documento inédito de 1867 atestigua la importancia que tuvo la navegación en la capital del Sar. El puerto de A Ponte o de Cesures (como también se le conocía entonces) había perdido sus privilegios motivados, fundamentalmente, por lo impracticable que se hacía el remonte por el Sar. Comerciantes, navegantes, vecinos y políticos de entonces miraban con recelo la situación que se estaba produciendo en el Ulla, y que recordaba a la que había acabado tres siglos antes con la del Sar.

La Corporación de 1867 acordaba en la sesión del 2 de septiembre de ese año elevar una carta a la reina Isabel II en la que mostraba no sólo su preocupación por la creciente sedimentación del río, sino también por la supresión del ??distrito marítimo? del puerto de Padrón, enclavado entonces en A Ponte (Cesures). La carta se ratificaría dos meses después, el 5 de noviembre de 1867.

En el documento enviado a la reina Isabel II, la Corporación pedía la limpieza del río, que de un tiempo a esta parte dificultaba el remonte de los barcos de gran calado, y los obligaba a subir con la pleamar. ??Ya el muelle, unido al histórico puente de César, no es accesible a buques que hace poco lo abordaban fácilmente?. Los padroneses señalaban que la limpieza supondría poco para las arcas de la Monarquía y reportaría muchos beneficios para el comercio. También exponían su malestar por la supresión de este distrito de navegación, por Real Decreto, en favor del puerto de Vilagarcía, y solicitaban su reposición y la declaración del muelle padronés como de segunda clase. ??Si el mayor desarrollo del comercio trajo consigo la caducidad de reales privilegios, no se extinguió con ellos la importancia de este puerto. En dos millones y medios de escudos eran valoradas las mercancías que anualmente entran y salen por cabotaje, según los datos que pueden suministrar su Aduana; y hay todavía que agregar a esa cifra el valor de los géneros destinados a Portugal y a diversos puntos del extrangero?. Además cifraban el tránsito de buques anuales en este puerto en torno a unos ??mil proximadamente y salen otros tantos en cada año?.

El documento, facilitado por el historiador padronés, Eloy Rodríguez, ahonda en otros pasajes del puerto padronés y en las mercancías que arribaban. Con el siglo XX, este muelle entraría en declive, pasando la actividad al otro lado del río.

EL CORREO GALLEGO, 04/09/11

Categorías: Historia

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