Homenaje a una tradición camino del olvido, las Patifas de Cesures

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Un documental recoge el testimonio de cinco de estas mujeres que patearon la comarca para vender pescado ·· Su decadencia en los años setenta supuso el fin de una forma de vida y de una economía familiar sumergida

«Eu fun Patifa aos poucos meses de nacer. Miña nai ía vender o pescado nun burro. Nun cesto ía o peixe e noutro, eu», relata A Pastora al objetivo de una cámara de vídeo mientras su mirada se pierde en el horizonte o en algún recoveco de su avejentada memoria. A Pastora, apodo por el que se conocía en el gremio de las Patifas de Pontecesures a Carmen Llerena, cuenta 89 años. Su historia -digamos- empresarial forma parte de un modo de vida y de una época a punto de quedarse dormida en los anales de la historia local.

A ella, como a otras mujeres del pasado siglo XX, le tocó lidiar contra la adversidad en un tiempo donde la necesidad agudizaba el ingenio. Lo de vender pescado le vino legado, como a tantas otras, por su madre (quién sabe si ésta también lo heredó de la suya). Lo cierto es que esta forma de vida marcó toda una época y convirtió a estas mujeres en una institución local.

Con la patela o panela (cesto) a cuestas (bien sobre la cabeza, bien a lomos de un burro) repleta de pescado «cativo» (sardiña, xouba, xurelo… los más resistentes, o lamprea en temporada), A Pastora recorrió como otras compañeras de viaje los caminos que conducían a Lestedo, Santiago, A Estrada, Vedra, Boqueixón… durante años.

Su historia, al igual que la de María Rodríguez, Tinguitanga (76 años); Cándida Eitor, A Casadiña (87 años); Rosa Barreiro, A Picafolla o Carmen Calvo, A Manquena, ha sido recogida para la posteridad en un documental elaborado por otros cinco jóvenes, de 16 a 22 años, de Pontecesures, del programa audiovisual puesto en marcha por el Concello hace dos años. Se trata de Rita Diz, Ana Álvarez, Diego Gonzalvez, Martín Teijeiro y Ana Teixeira. La idea original surgió de Fernando Rodríguez.

El bruto del rodaje supera las cinco horas, pero el montaje final se reduce a 12 minutos y pretende ser un tributo a estas mujeres.

Las Patifas llegaron a ser en la posguerra un colectivo de entre 40 y 50 mujeres, la mayoría de ellas de Carreiras y Porto. Su decadencia comenzó con el bum de los setenta y la venta ambulante de pescado con coche. «Adiantáronsenos os de Taragoña e Rianxo. Cando nós chegabamos, eles xa pasaran no automóvil vendendo o peixe e xa non querían o noso. Pasamos mil traballos», sentencian estas pontecesureñas.

El trueque de productos de necesidad y la batuta del director Pachi Baranda

Las Patifas llevaban el pescado desde la plaza de abastos de Pontecesures a las distintas localidades. Las ganancias, como ellas mismas relatan en el documental, eran a veces mínimas, pero «a limosna era boa». Así, a veces la balanza se inclinaba más al cambiar pescado por maíz, centeno, azúcar… vamos, productos de primera necesidad con el que regresaban a casa después de una larga jornada que comenzaba a las cuatro de la madrugada. «O que non queriamos era volver co peixe, porque había que tiralo», apunta Casadiña.

El documental, que se presentó en la Festa da Lamprea, está dirigido por Pachi Baranda, un joven de O Carballiño que dirigió cortos con Luis Tosar.

TIERRAS DE SANTIAGO, 17/04/07


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