Padroneses y rianxeiros se abrazan.
Pedro Piñeiro y Forján ante el busto de Castelao.
Emotiva despedida de Pedro Piñeiro en los actos del Martes de Pascua
Martes de Pascua, día de Rianxo en Padrón, se celebró ayer con el guión previsto de los últimos años, con la recepción a la corporación rianxeira, que fue recibida por la padronesa en el Paseo del Espolón. Allí, los alcaldes Camilo Forján y Pedro Piñeiro depositaron una corona de laurel ante la estatua de Rosalía de Castro, gesto que repitieron a continuación en el Jardín Botánico, ante el busto de Castelao, todo ello con la música del himno gallego interpretado por la Banda Municipal padronesa.
Ya en el salón de actos, los discursos de ambos regidores estuvieron marcados por las próximas elecciones municipales y por el hecho de que el alcalde de Rianxo, al igual que otros compañeros de las dos corporaciones, no se presentan a la cita electoral. Emocionado, Pedro Piñeiro aseguró que el de ayer era su «último paseíllo» y que para él era «unha honra que sexa en Padrón». El alcalde de Rianxo utilizó la palabra «gratitude» para referirse a los actos de hermanamiento que cada año celebran ambas villas, gratitud que primero dedicó al pueblo de Rianxo por darle el honor de representarlo y, después, al de Padrón, por su amistad.
Por su parte, el alcalde padronés también habló en clave electoral y recordó que, pase lo que pase el 22 de mayo, Padrón y Rianxo seguirán unidos. Camilo Forján quiso simbolizar esa unión de los pueblos con un gran abrazo con su homólogo rianxeiro, compañero además de partido. Forján aseguró que, cada Martes de Pascua, «nos repetimos nos discursos», pero ello no significa, como le replicó Pedro Piñeiro, que el acto tenga menos mérito. El alcalde padronés concluyó asegurando que, a partir del 22 de mayo, habrá tiempo para que la amistad entre la capital del Sar y Rianxo se plasme «en máis actividades».
En otro punto de la villa, la colocación de una de las dos orquestas que actuaron en la verbena casi genera una pequeña polémica aunque, al final, el traslado del palco para junto la iglesia zanjó el asunto.
LA VOZ DE GALICIA, 27/04/11
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