«No me marco un techo. Creo que nadie tiene límites».

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Porteña de nacimiento, Camila Morison (Buenos Aires, 22/6/1997) traspasó su vida al otro lado del charco junto a su familia para convertirse con 7 años en una cesureña más. Una actividad escolar la hizo chocar en uno de esos cruces ciegos de la vida con el piragüismo, y a los 12 convirtió el káyak en una prolongación de sus piernas en un N. Pontecesures con el que comparte su crecimiento exponencial. Medallista gallega en su segundo año en el agua (K-2 y K-4 Infantil A), con un bronce en el K-1 del Campeonato de España de Invierno la temporada siguiente como primer gran podio individual, Camila se estrenó con la selección española en el 2013 octava en el K-2 500 del Europeo Júnior de Polonia con la meca Laura García. Una decena de pruebas internacionales jalonan hoy su currículo, con un balance de ocho finales A y tres medallas: plata (2015) y bronce (2014) en el K-2 1.000 Europeo Júnior, y bronce en el K-1 Sprint de los Juegos Olímpicos de la Juventud (2014).

-El mes pasado Camila Morison conocía su elección como mejor piragüista promesa femenina por la Federación Gallega, y ahora la Española le concede su galardón. ¿Sorprendida?

-Pues sí. La verdad es que sí. Mucho. No me lo esperaba. Hay gente muy buena en España.

-¿Qué supone para usted un doblete como este?

-Es algo que me motiva a seguir entrenando, y a seguir el camino que he hecho hasta ahora. Es un refuerzo positivo.

-¿Cuál es la fórmula de Camila Morison para ser hoy mayor promesa del káyak femenino español?

-Pues… Yo creo que mucho trabajo detrás. Trabajar constantemente a la hora de entrenar, y también otros aspectos que no se ven tanto. Como descansar. Lo que se llama el entrenamiento invisible. Sacrificar muchas cosas, no poder estar mucho tiempo con tus amigas, pasarte mañanas y tardes entrenando… Entre entrenar y estudiar no tengo mucho tiempo para nada más.

-¿Vale la pena?

-Sí [rotunda]. Sin duda. Al fin y al cabo todo lo que sacrificas lo sacrificas porque estás luchando por lo que quieres. Si me dieran a elegir cambiar algo de lo que he hecho estos últimos años, no lo haría.

-¿Cuál cree que es su techo?

-Yo no me marco un techo. No creo que nadie tenga límites. Voy a llegar hasta donde esté dispuesta a llegar. Y creo que cualquier persona puede conseguir cualquier cosa si está convencida de hacerlo, de a dónde quiere llegar.

-¿Y a dónde quiere llegar Camila?

-Disputar unos Juegos Olímpicos sería genial. Y después, en una regata siempre se va a por el oro. Pero eso ya son palabras mayores…

-¿Algún referente en el que se inspire para conseguirlo?

-Teresa [Portela]. Aquí -el equipo de káyak femenino del Centro Galego de Tecnificación Deportiva- es nuestra referencia. Es una compañera de entrenamientos, pero también la deportista que todos queremos ser.

-La carrera para los Juegos de Río 2016 no está cerrada. ¿Cree tener posibilidades de estar en ellos, o con 18 años todavía es demasiado pronto para usted?

-Ahora mismo creo que me queda un tiempo para ir a unos Juegos. Aún no estoy preparada, ni al nivel de las mayores. Para los próximos -Tokio 2020- esperamos luchar al menos por estar allí.

-Viendo su sobresaliente rendimiento tanto en el K-1 como en el K-2, ¿en qué le gustaría especializarse en la élite?

– Soy más resistente que explosiva. Lo que quiero es hacer carrera en el K-1-500. El K-2 también me gusta mucho, y con Raquel tenemos muchas posibilidades, hacemos muy buena pareja. Pero lo que realmente me gusta es el K-1.

La Voz de Galicia

Nadal en Rede leva música e contos a 30 concellos para vivir as festas en galego.

A maiores das actividades de Nadal que tradicionalmente xa se celebran en todos os concellos galegos, trinta municipios contarán cunha oferta máis ampla dentro do programa Nadal en Rede, que celebra a súa cuarta edición. Trátase dunha serie de actividades da Rede de Dinamización Lingüística que promove a Xunta e que presentaron no Gaiás o conselleiro de Educación, Román Rodríguez; o secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García, así como algúns dos artistas que actuarán nestas localidades entre os días 22 de decembro e 4 de xaneiro.

A Bola, A Rúa, Bande, Boimorto, Burela, Campo Lameiro, Cangas, Celanova, Corcubión, Cospeito, Curtis, Dumbría, Forcarei, Frades, Laxe, Melón, Mesía, Mondariz-Balneario, Monterroso, Muíños, Muros, Parada de Sil, Pontecesures, Ramirás, Sarreaus, Sober, Sobrado dos Monxes, Toén, Toques e Verín son os concellos que acollerán as tres propostas para fomentar o galego entre os máis novos nestas festas: o grupo de rock A Gramola Gominola, os cantacontos de Cantos Contos de Nadal e o humorista Isi en ISIstorias de Nadal.

Ademais destas actuacións, no portal da lingua galega (www.lingua.gal) están colgados recursos e ferramentas para celebrar as festas na lingua propia, como unha aplicación para facer cartas personalizadas aos Reis Magos, ou postais para enviar. «Son actividades lúdicas e tamén de ocio para fomentar o uso do galego», explicou o conselleiro. Todas as actividades comezarán o día 22, e percorrerán dez localidades cada unha. O primeiro grupo de rock infantil en galego, A Gramola Gominola, empezará en Dumbría nunha serie de actuacións dirixidas aos nenos de entre cinco e dez anos e as súas familias.

Os cantacontos participativos Cantos Contos no Nadal están dirixidos aos máis pequeniños e estrearanse en Boimorto. Guiados polo cantante Pablo Díaz, o público non so participará senón que aprenderá as cancións para repetir nas súas casas. Finalmente, o humor de Isi e as súas vivencias aderezadas cun toque de evidente ficción botarán a andar en Melón tamén o día 22.

As confusións de mamá Rosa co chalé «adobado» e o «terrón» para as festas
Paco Cerdeira, de A Gramola Gominola, o cantante Pablo Díaz e o humorista Isi fixeron na presentación do Nadal en Rede unha pequena actuación que serviu de aperitivo para o que poderán desfrutar os nenos a partir do día 22. Trala guitarra de Cerdeira chegou o humor de Isi, que vai relatar unha serie de historias que lle pasan á súa nai de 90 anos, mama Rosiña, moi dada á confusión co vocabulario galego. «O 90 % é certo», avanzou Isi, quen lembrou cando a súa nai lle contou que había que comprar «terrón» para as festas, que unha veciña mercara un chalé «adobado», ou que lle ía pedir ao alcalde que lle arranxase as «conetas». «Son anécdotas e confusións para que a xente ría», explicou. Finalmente Pablo Díaz, referente da música infantil galega cos éxitos Tic-Tac, Toc-Toc ou Xente miúda, moita fartura, contará uns contos nos que os nenos e os seus pais poderán colaborar a aprender para repetir nas casas.

La Voz de Galicia

El Juzgado decreta el sobreseimiento y archivo de la causa abierta por el asalto a la casa rectoral de Cruces.

Considera que no «existen indicios suficientes» para atribuir los hechos a una persona determinada, por lo que los dos detenidos quedan libres de cargos.

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Exsospechoso del asesinato de la asistenta del cura de Cruces.

El Juzgado número dos de Padrón dictó el martes un auto en el que decreta el sobreseimiento provisional y archivo de las actuaciones iniciadas por el asalto a la casa rectoral de la parroquia de Cruces, ocurrido el 14 de septiembre del 2014 y en el que falleció la asistenta del cura y este recibió una paliza.

Por esos hechos fueron detenidas e imputadas dos personas por presuntos delitos de homicidio y robo con violencia, Adolfo Piñeiro y Manuel Carballido, que ahora quedan libres de cargos al entender la jueza que «no existen motivos suficientes para atribuir» los hechos investigados a «persona alguna determinada».

Un día antes, el lunes, el Juzgado dictó otro auto por el que levantó el secreto del sumario.

Adolfo Piñeiro, vecino de Boiro, que ha dado a conocer esta mañana el auto judicial, reclamará daños y perjuicios por su detención y la imputación que pesó sobre su persona durante más de un año, «pese a que eu sempre dixen que non tiña nada que ver cos feitos», ha declarado. Piñeiro ha asegurado que su imputación le arruinó la vida, dado que todo el mundo lo señalaba por la calle como el «asesino».

El vecino de Boiro estaba obligado a comparecer en el Juzgado, en este caso de Ribeira por proximidad a su domicilio, los días 1 y 15 de cada mes, obligación que queda sin efecto.

Esta mañana ha estado en Padrón para recoger el auto judicial, sobre el que cabe recurso de apelación, y los teléfonos móviles que le habían requisado a raíz de su detención. Adolfo Piñeiro quiere proclamar que «estou libre de todo, como sempre dixen» y quiere que todo el mundo se entere porque «o que me fixeron a min non se lle fai a ninguén», ha dicho.

Piñeiro también ha advertido de que «os que entraron na casa do cura e mataron a pobre muller andan por aí soltos, que os busque a Garda Civil, que para iso lle pagan», proclama.

El vecino de Boiro, que dice que «o perdín todo», tiene previsto solicitar un abogado de oficio para presentar una demanda por daños y perjuicios.

La Voz de Galicia

La mermelada de Herbón amplía el potencial comercial de los pimientos.

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El sabor del auténtico pimiento de Herbón con Denominación de Origen Protegida (DOP) se puede degustar más allá de su época de producción, de mayo a octubre, con la nueva mermelada que elabora la Sociedade Agraria de Transformación A Pementeira, que pone a la venta una edición limitada para las fechas navideñas.

Son unos 1.000 botes de mermelada de pimientos de Herbón, envasados en dos tamaños, y que se podrán adquirir «alí onde os queiran vender», según explica la presidenta de A Pementeira, Milagros González, que confiesa que la sociedad tiene «grandes expectativas» en el nuevo producto. Las tiene porque allí donde fue presentado «tivo moi boa acollida», como en las ferias del sector de Londres, A Coruña y Ourense, entre otras. «A todo o mundo que lle demos a probar a marmelada lle encantou», explica Milagros González.

Con la mermelada, A Pementeira le da valor añadido a un producto valorado y reconocido y, sobre todo, busca una fuente de ingresos fuera de la época de producción en fresco. Además, con este nuevo producto, A Pementeira también le da salida al exceso de producción de los meses de verano.

Para la elaboración de este producto, que se vende en un envase con diseño propio, A Pementeira instaló una cocina industrial en la nave en la que tiene su sede, en el polígono de Picusa, en Padrón, con una inversión que ronda los 70.000 euros y para la que recibió fondos europeos a través del proyecto Leader, que gestiona Deloa.

De este modo, la mermelada sale al mercado con una producción limitada, la que le dio tiempo a elaborar A Pementeira desde que estrenó la cocina y hasta la finalización de la campaña de producción.

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Sin desvelar la receta, en el envase se pueden leer los siguientes ingredientes: pimientos de Herbón con Denominación de Origen, azúcar, zumo de limón y aceite de oliva. El resultado es una mermelada que se presta «a comela co que queiras», dice Milagros González, desde entrantes a postres, añade la presidenta de A Pementeira, cuyas socias (20) se encargan de todo el proceso de elaboración. A ella, por ejemplo, le chifla con queso del país o incluso filloas, pero también cuenta que casa muy bien con las carnes.

Por cierto, si de los pimientos de Herbón se dice que unos pican y otros no, lo mismo hay que señalar de la mermelada de A Pementeira, que elabora una versión en picante que a los ingleses les chifló en una feria de muestras celebrada con productos gallegos.

Hacía tiempo que la sociedad padronesa tenía idea de elaborar un producto nuevo con el pimiento de Herbón con denominación de origen. A Pementeira produce entre el 80 y el 90 % de los pimientos protegidos y los comercializa por toda España e incluso en el extranjero, además de tener su propia tienda en línea a través de su página web. La idea se materializó a finales de la campaña pasada, cuando A Pementeira pudo abrir una cocina industrial en su nave del polígono de Picusa, para elaborar la primera mermelada e ir abriendo boca a los que gustan de los auténticos pimientos de Herbón. De cara a la próxima cosecha, aguardan consolidar la producción.

La Voz de Galicia

Virginia, la madre que venció a la incomprensión.

Se quedó viuda muy joven, con dos hijas discapacitadas a su cargo. «Nunca as escondín», dice.

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«Foi unha vida dura», se me escapa sin que pueda evitarlo. Las arrugas del rostro de Virginia se ponen en movimiento y componen una de esas sonrisas, entre serena y pícara, con las que lleva toda la mañana sorprendiéndome. «Foi a vida que me tocou», responde. Y sigue: «E aínda non foi mala. Nunca nos faltou o pan, e sempre puiden ter as miñas meniñas ben atendidas». Esas niñas de las que habla están junto a nosotras. Mari Carmen, Muchiña, la mayor, es una pequeña de cinco años atrapada en el cuerpo de una mujer de sesenta y tantos. Araceli -o Celina, como la llaman-, es coqueta y hacendosa. Ya ha cumplido 61, aunque tal vez no sea consciente de ello. «¡Miñas meniñas do meu corazón!».

A Virginia le han rendido un homenaje en Valga, en el Centro ocupacional para personas con discapacidad. Le han dado un ramo de flores y le han agradecido el ejemplo dado. Porque esta pulcra mujer -nunca le gustaron las estridencias ni en el atuendo ni en los peinados- se empeñó en que sus hijas exprimiesen al máximo su vida. Y eso, en la Valga de mitad del siglo pasado, suponía un reto. Virginia, que no pedía nada que no pidan todas las madres, se negó a poner a sus niñas en el ángulo oscuro de la casa. Todo lo contrario: las llevó allá donde ella fue, les enseñó todo lo que lograron aprender, se dejó la piel trabajando para reunir el dinero necesario y mandar a Celina, la pequeña, a un colegio en el que lograse sacar lo mejor de sí. E hizo todo eso sin quejas, ni lamentos, ni protestas. «Foi a vida que me tocou», resuena la voz de Virginia. «E aínda non foi moi mala»…

Es verdad que, desde niña, fue entrenada para soportar el dolor. Su padre, que fue alcalde de Valga durante la República, tuvo que huir a América. Nunca regresó. «Queríano matar… E non fixera nada. Era un bo home, o meu pai», reflexiona en voz alta. Su madre, otra mujer corajuda, se empeñó en sacar adelante a sus muchos hijos, y lo hizo. Y quizás fue su ejemplo el que permitió a Virginia afrontar, después, todo lo que vino.

Aún no habían celebrado muchos aniversarios su marido y ella cuando un camión se cruzó en el futuro de la pareja. Arrolló la moto y mató a al esposo y padre cuando volvía a casa después de trabajar. Detenemos aquí la narración porque, justo aquí, es donde la detiene Virginia. Quizás hay dolores que no acaban de pasar. Pero nuestra heroína enseguida se recompone: hace una carantoña a sus hijas y recobra el ánimo. Recuerda que, a principios de los sesenta, fue una de las primeras valguesas que cobró una pensión de viudedad. Entre ese dinero y su trabajo incesante, de sol a sol, logró sacar a sus hijas adelante. Contó, lo reconoce, con el apoyo de los vecinos. «Non teño queixa ningunha da xente, con nós todo o mundo se portou moi ben», dice.

Virginia, que tiene una memoria prodigiosa, recuerda la huerta trabajada hasta la extenuación, y la vaquiña con cuya leche logró compensar su magra pensión. Esta la invirtió, durante muchos años, en pagar la estancia de Celina en el Sagrado Corazón de Betanzos. Iba a verla cuando podía. «Cargabamos un taxi e levabamos unha empanada de polo e dous biscoitos», narra Virginia. Luego, cuando las tres mujeres de la casa volvieron a reencontrarse, ya no se separaron más. «Ás vodas que houbo na redonda fomos a todas, as tres xuntas», cuenta Victoria. Y la lista de excursiones y viajes en los que han participado es enorme. Por no faltar, no han faltado ni a la grabación de varios programas de la Televisión de Galicia, donde han trabado amistad con personajes como Isi. «? moi bo rapaz. Mira, que cando foi a festa da caña e veu el dar o pregón, en canto nos viu achegouse onda nós e encheunos de abrazos e de bicos».

Muchiña y Celina escuchan atentamente a su madre. Estamos en la entrada de una casa que, con el paso de los años, se ha ido acomodando a las necesidades especiales de sus habitantes. En una esquina está el Belén, primorosamente montado por la hija pequeña.

Flor, que así se llama la mujer que acude todos los días a la vivienda para echar una mano en lo que haga falta, afirma que las dos hermanas se quieren mucho. «Araceli está moi pendente da súa irmá», nos cuenta mientras salimos a dar un paseo por la huerta que Virginia, a sus casi noventa años, sigue trabajando «en canto pode escapar para ela». De regreso a casa, toca despedirse de esta mujer hecha de hierro y amor. «Non sei canto tempo vou estar aquí», dice. Y en sus ojos relampaguea, apenas un instante, una sombra de inquietud.

La Voz de Galicia

Los adornos de luz le cuestan a los concellos más de 60.000 euros.

Las luces de colores vuelven una Navidad más a inundar las calles y plazas de Arousa. Pontecesures fue el último concello en darle al interruptor, el pasado lunes, con el encendido de siete de sus ocho arcos y de un gran árbol en la plaza de Pontevedra. Mientras, en Catoira siguen esperando a las guirnaldas empiecen a alumbrar en la PO-548 y la rúa Estación, porque la empresa contratada para este fin no acaba de rematar el trabajo, y en A Illa lo harán el viernes. Pero, en general, las luces de Navidad están ya a pleno funcionamiento.

Los más madrugadores fueron los concellos de Vilagarcía y Cambados, que lucen arcos, árboles y demás elementos decorativos desde el 4 de diciembre, aunque no sin alguna incidencia. El árbol de la Praza de Galicia se fundió nada más estrenarse y sobre el árbol de la Praza do Concello de Cambados colisionó la semana pasada un coche que lo dejó mal parado de forma provisional. Los árboles siguen siendo un elemento indiscutible en estas fechas. Vilagarcía y Cambados tienen tres respectivamente, y los hay también en Vilanova, en Ribadumia, O Grove, A Illa, Valga y Pontecesures. En cantidad, lo que más abundan son las populares guirnaldas o arcos sobre la carretera aunque últimamente también se están imponiendo los adornos sobre las farolas y las fachadas de edificios públicos.

El gasto que supone encender la Navidad en la calle corre a cargo de las arcas locales. Frente a los 18.000 euros que invierte el Concello de Vilagarcía se sitúan los 2.000 euros de Catoira o los 1.000 de Pontecesures, que pasan por ser los municipios más pequeños de la zona. Todavía hay quien gasta menos. En Valga, desde hace tres años solo colocan adornos en dos puntos, el consistorio y el Belén de Campaña, en aras de la austeridad que impuso la crisis. El montante global por este concepto en O Salnés y Baixo Ulla supera los 60.000 euros, sin contar el gasto por consumo eléctrico.

Los núcleos urbanos son los que salen mejor parados frente a las parroquias que, en el mejor de los casos, consiguen alguna guirnalda al lado de la iglesia o en la carretera principal.

Los comerciantes, caso de los de O Grove y Meaño, también contribuyen a sufragar el alumbrado, no en vano son los más interesados en que las calles luzcan lo mejor posible para incentivar las ventas.

Vilanova se sale del guion. Más allá del árbol luminoso situado delante de la cofradía y de los setenta arcos de luz distribuidos por el centro urbano y las parroquias, el Concello contrató este año una «aldea de luz» que alumbra desde hace una semana en el Xardín Umbrío, con su casita de madera y sus ciervos, pensando, sobre todo, en los más pequeños de la casa. fotos mónica ferreirós y Mónica irago

Una moda en alza. Vilagarcía fue el primero y el año pasado se sumaron a este carro Cambados y Vilanova. Los grandes árboles de bombillas en forma de cono son cada vez más habituales.

De todos los colores y formas. Cambados no escatima luz en la Praza do Concello pero los adornos jalonan todo el centro, desde San Tomé a Fefiñáns pasando por la plazas Cabanillas y Asorey.

Motivos muy navideños. Campanas, ángeles, velas, estrellas, muérdago… son los elementos más recurrentes en las guirnaldas y demás elementos decorativos en estas fechas.

18.000

Vilagarcía

Ravella gasta 4.000 euros más que el año pasado

7.000

Ribadumia

El Concello habla de un gasto similar al 2014 y más adornos

1.000

Pontecesures

Contrató la instalación de ocho arcos y un gran árbol