La comarca intenta recuperar la normalidad tras las inundaciones de la mañana.

La recta de Campaña quedó abierta al tráfico a las dos y media de la tarde

Los vecinos de O Salnés y el Baixo Ulla intentan recuperar la normalidad perdida esta mañana, cuando en varios municipios se registraron intensas inundaciones motivadas por el temporal de frío y lluvia que durante la noche había azotado la costa gallega. El municipio de Valga es el más afectado. A esta hora de la tarde, los vecinos de la recta de Campaña y de lugares como O Souto aún siguen pendientes del agua que anega sus huertas. Por la mañana, además de las huertas, entró en sótanos y viviendas, causando grandes daños e incluso provocando la muerte de alguna mascota. La recta de Campaña, además, estuvo cortada desde las ocho y media de la mañana hasta las dos y media de la tarde. Vilagarcía también resultó castigada con una carretera cortada en Cornazo, bolsas de agua en varios puntos y caída de carteles publicitarios. En O Grove estuvo cortada la carretera de Ardia a primera hora de la mañana y también hubo bolsas de agua en Terra de Porto y A Toxa. Allí también hubo destrozos en el puerto deportivo de Pedras Negras y se inundaron varios bajos. Cambados deja un amplio parte de incidencias de la noche. En un garaje de la calle Os Olmos el agua cubrió las ruedas de los coches y varios bajos amanecieron inundados. Protección Civil tuvo que desatascar varias arquetas ante las inundaciones que había en O Pombal, delante del Concello, la avenida de Castrelo, Tragove y Fefiñáns. También tuvieron que retirar una antena de televisión en la calle Lugo y cayó un poste de telefónica en Castrelo. En Vilanova casi se desprende una guirnalda del alumbrado navideño y hubo bolsas de agua.

La Voz de Galicia

Los Reyes cambian el tren por el ??dos caballos? en Valga.

En el día más mágico e ilusionante del año para los niños, Melchor, Gaspar y Baltasar cursaron su tradicional visita a Valga para repartir los últimos regalos y caramelos entre los más pequeños. Sus Majestades cambiaron este año de medio de transporte y, en lugar de llegar en tren, lo hicieron en los vehículos históricos ??dos caballos?. En una carpa instalada junto al Belén Artesanal, recibieron a los numerosos vecinos que acudieron a saludarlos en la que fue su última parada en la comarca antes de regresar a Oriente.

Diario de Arousa

Las malas condiciones del Ulla tampoco aconsejan iniciar hoy la pesca de lamprea.

Habrá que seguir esperando para degustar las primeras lampreas del Ulla del año. La sucesión de temporales, las fuertes lluvias y el elevado caudal del Ulla hacen muy improbable que ningún valeiro se aventure a faenar hoy, día en el que tenían previsto iniciar la campaña de pesca de este milenario pez. Ya el pasado jueves tuvieron que aplazar el comienzo de la temporada por el elevado riesgo de rotura de los aparejos y esperaban que esta semana las condiciones mejorasen. Pero fueron a peor, confirmaban ayer varios pescadores cesureños, entre ellos el presidente de la agrupación, Antonio Pesado. Con las precipitaciones de las últimas jornadas ??subeu moito o caudal do río e non creo que ninguén se anime a meterse a traballar?, comenta Pesado. ??Se non foron o outro día, non creo que mañá (por hoy) se arrisquen a romper todo para non coller nada ou a ter un accidente, porque hai moita corrente?. Este mal inicio de año supone un nuevo traspiés para los valeiros, que arrastran ya dos meses de veda de la anguila y que apenas pueden rentabilizar su actividad.

Hasta abril
La Consellería de Medio Ambiente ha autorizado a un total de diecisiete embarcaciones para participar en la campaña de pesca de la lamprea con nasa-butrón. Once de los barcos pertenecen a la Cofradía de Carril (aunque uno de ellos no pagó las tasas por lo que no puede faenar) y otros seis a la de Rianxo. En total, serán 43 marineros los que formen parte de las tripulaciones. Se permiten un máximo de tres tripulantes por barco y ocho nasas por cada marinero que se encuentre en la embarcación en el momento del tendido o revisión de los aparejos. La dimensión mínima de las lampeas que pueden capturar es de 25 centímetros. La campaña de pesca se prolongará hasta mediados del mes de abril.

Diario de Arousa

Una cerámica hecha para resistir.

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Los herederos de Ramón Diéguez mantienen vivo en Pontecesures un proyecto empresarial y cultural que nació en 1925 y que fue apadrinado por artistas como Asorey o Castelao

 

El taller de cerámica ocupaba una pequeña nave situada en las inmediaciones de los hornos donde se cocía la cal.

Camina erguida, con el cuerpo bien envuelto en ropa para espantar el frío. Lleva la cara arrebolada por el esfuerzo: debe pesar lo suyo el ternero que trae en brazos, sabe Dios desde dónde. No se confundan, el animal no es una mascota mimada: es un tesoro. El tesoro que alimentará a la familia de la joven a la que estamos mirando. Iba camino del mercado de Santiago cuando fue convertida en una imagen de cerámica gracias a la alianza, firmada a principios del siglo veinte, por el maestro de los escultores de Cambados, Francisco Asorey, y la Cerámica Artística de Cesures, convertida poco después en la Cerámica Celta.

La empresa, con casi cien años a cuestas, mantiene un pulso tan suave que muchos pueden creer que ha desaparecido. Pero no es así. Los herederos de aquel sueño artístico, cultural e industrial que nació en 1925, mantienen vivo, aunque a ralentí, «un legado» al que se asoman nombres como el de Asorey, Castelao, Maside, Torres… El peso de esos nombres les obliga, explica Fina, una de las herederas, a dar solo pequeños pasos, a producir sobre pedido, a vender solo en aquellos lugares en los que se respeta el prestigio de la Cerámica Celta, que ahora lleva la apostilla de La Calera para evitar malos entendidos.

 

¿Confusiones?

Y es que malos entendidos, más o menos inocentes, haberlos haylos. Por un lado están todos aquellos que, por desconocimiento, confundían la Cerámica Celta con piezas heredadas de la tradición de los castros. Por otro, estaban los que intentaron apropiarse del buen nombre de la empresa sostenida por Ramón Diéguez. Cuando este murió, allá por los años sesenta, la empresa ya había iniciado su declive. Su agonía aún habría de prolongarse hasta los noventa, cuando la fábrica cerró durante unos años. Resucitó de sus cenizas, y lo hizo con el poder, las formas y los colores que tienen las cosas auténticas. Y gracias a esa fuerza que da la verdad, logró imponerse a los imitadores que habían intentado ocupar su sitio. Ahora, trabajando sin hacer ruidos, siguen los herederos de Ramón Diéguez. Manteniendo vivo un legado que, dicen, nos pertenece a todos.

La firma que se cocinó en Casa Castaño.

Eugenio Escuredo era un emprendedor nato. Vigués de nacimiento, llegó al Baixo Ulla para ponerse al frente de una fábrica de ladrillos de Campaña. Pero los ladrillos no colmaban sus inquietudes artísticas, así que en 1925 construyó un horno en O Cantillo, contrató a un artesano portugués y trazó las líneas maestras de la Cerámica Artística de Pontecesures. Cuando su proyecto apenas estaba esbozado, el industrial Escuredo conoció a un Francisco Asorey que ya había empezado a saborear las mieles del éxito. Algunas de sus esculturas más emblemáticas -A Naiciña, O Tesouro-, pasaron de la piedra a la arcilla y entraron a formar parte de la historia de la cerámica gallega.

Escuredo, orgulloso de aquellas primeras piezas y de su acabado en mate, se lanzó a venderlas por todo el mundo. Con ellas conquistó Cuba y toda aquella América llena de emigrantes. Pinchó, eso sí, en Europa, donde nadie parecía entender el encanto de una joven campesina con un ternero en brazos.

El relevo

Pero en 1926, Escuredo decidió abandonar su aventura cerámica. La historia habría terminado ahí si no fuese porque Ramón Diéguez, el propietario de las Caleras del Ulla, decidió lo contrario. Era este hombre uno de aquellos personajes lleno de ideas y energías que poblaban la pujante Pontecesures de hace cien años. Se encontraba con sus amigos en Casa Castaño, en un reservado en el que se hablaba de cultura, de política y de lo que hiciese falta. Es fácil imaginarse a Ramón Diéguez consultando con los demás tertulianos su idea: la de tomar las riendas de la empresa que había fundado Escuredo. Negoció con este el traspaso de los moldes de la Cerámica Artística y refundó la experiencia. Nacía así, en una etapa en la que se buceaba en los castros para encontrar los orígenes de Galicia, la Cerámica Celta.

Los talleres en los que se producía la cerámica se instalaron en Porto, donde funcionaban los hornos en los que se cocía la cal y en los que se fabricaba la histórica piedra «Pote», con la que en casi todas las casas se limpiaban las cocinas de hierro. Hasta aquellas dependencias viajaban con frecuencia Castelao y Maside, cuya colaboración en el diseño de piezas y decoraciones llevó a la firma a una etapa de gran esplendor. Luego llegó la guerra, y con ella, el lento ocaso de la Cerámica Celta.

La Voz de Galicia

La colaboración de los personajes más creativos de toda Galicia.

La Guerra Civil y la dictadura tuvo consecuencias desastrosas en la Cerámica Celta. Durante aquellos años oscuros, Ramón Diéguez y el que fue su mano derecha, Víctor García, permanecieron en Pontecesures. La suya fue una decisión arriesgada, ya que durante los años anteriores a la guerra ambos habían tejido firmes lazos de amistad y proximidad con algunas de las grandes figuras del mundo galeguista. Castelao, de hecho, fue uno de los grandes colaboradores de la empresa. Pero la nómina, que había arrancado ya con Asorey en la etapa de la Cerámica Artística, se completaría después con Maside, Torres, Sobrino, Acuña, Bonome o Sesto. Todos ellos visitaban Pontecesures cargados de diseños e ideas. Todos contribuyeron a crear un clima de efervescencia cultural y artística que atraería, en 1935, a Ramón María del Valle Inclán, que quiso echar un vistazo a aquel pequeño taller situado a orillas del Ulla, muy cerca de donde se encuentra ahora la fábrica de Nestlè.

Cuando estalló la guerra parecía que todo iba a irse al traste. Buena parte de los artistas que colaboraban en el diseño de las cerámicas partieron al exilio. Para sobrevivir en el nuevo contexto de opresión cultural y política, la cerámica se reorientó, no quedaba otro remedio. Y logró sobrevivir gracias a objetos de uso cotidiano, como ceniceros o jardineras. El brillo de su primera década de vida se había esfumado. Ahora, hay quien intenta resucitarlo.

La Voz de Galicia