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Un reguero de robos atemoriza a los vecinos de la comarca.
Entraron en una tienda vilagarciana y en casas de Ribadumia y Cesures
Los robos en viviendas y negocios siguen a la orden del día en la comarca de O Salnés. Durante la última semana, los asaltantes han entrado en una tienda de Vilagarcía, en una vivienda de Ribadumia y en tres casas de Pontecesures. En este municipio del Ulla están especialmente preocupados, pues la intensidad de estos sucesos, lejos de disminuir, sigue incrementándose día a día.
«Xa levamos así un mes en toda a comarca», explica Cecilia Tarela, concejala del gobierno de Cesures. Hace unas semanas se produjeron una serie de detenciones y se encontraron objetos que habían sido robados en la localidad. «Pensamos que con isto se ían calmar as cousas», añade. Pero no ha sido así. Solo en la última semana, los ladrones han entrado en tres viviendas de la localidad. Lo hacen a plena luz del día y en espacios que son frecuentados por vecinos. El Concello ya ha pedido al cuartel de Valga y a la subdelegación de Gobierno que tome medidas, «pero están sen medios e ese é o problema», añade la edila.
La Voz de Galicia
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Un padronés crea una empresa para fabricar impresoras 3D.
Una de las primeras firmas gallegas del sector, con tres socios, saldrá en enero al mercado con modelos profesionales.
Quédense con este nombre: GaliPrint3D. Es el que llevará una de las primeras empresas gallegas de impresión 3D y que tendrá su sede en Padrón, lugar en el que reside uno de los tres socios de la firma, Álvaro Rey Rodríguez, ingeniero en diseño industrial de 24 años. Sus primeras impresoras 3D ya causan sensación en el sector, pese a que aún no están a la venta.
Son dos, de momento. La primera está creada a partir de un kit adquirido en el País Vasco pero montado en Padrón. Con esta primera máquina crearon las piezas para adaptar la segunda impresora con un diseño propio. En proceso están ya otras dos máquinas, pero estas con clara vocación profesional y para introducir en el mercado.
La historia de estos jóvenes emprendedores (los otros dos socios son de Vilagarcía y Pontevedra) con las impresoras comenzó meses atrás. Los tres se conocían de jugar a los videojuegos y un día decidieron que necesitaban un volante nuevo para jugar. Se lo encargaron al ingeniero del grupo, que decidió hacerlo en modelado 3D y se lo llevó a imprimir a otra persona. Al ver como se hacía le dio un «subidón» para meterse en la aventura de la impresión 3D, una técnica que consideran «revolucionaria». Y hasta hoy.
Con dos impresoras ya funcionando, aunque no están en el mercado, y una página web en construcción (www.galiprint.com), los futuros empresarios están dando a conocer su trabajo en distintos certámenes del sector para llegar a todos aquellos, desde diseñadores a ingenieros o simplemente apasionados de la impresión 3D, que quieran tener una máquina de estas, para ofrecerles la suyas.
Semanas atrás participaron en Ribeira en un certamen del sector del que ya le surgieron invitaciones para acudir a otros encuentros profesionales.
Una por casa
Y es que, como dicen, «hai un bum moi grande deste tipo de tecnoloxía e, co tempo, está previsto que haxa unha destas impresoras en todas as casas».
Por ahora, sus máquinas imprimen en un tipo de plástico llamado ABS, un material que «non resulta caro» como tampoco lo es el consumo de la impresora, similar al de un ordenador doméstico, dicen sus creadores. Todo ello, con vistas a que «sexa asequible para que calquera persoa a poida ter na casa».
Horas de trabajo
Salvo imprevistos, Álvaro y sus socios confían en tener creada la empresa y estar operativos en el mes de enero, con las dos nuevas máquinas en el mercado, autónomas y mucho más perfeccionadas que las dos primeras y ofreciendo ya la posibilidad de realizar incluso los diseños 3D, que ahora se pueden descargar de páginas gratuitas de Internet. La idea es que haya tantas posibilidades de imprimir como diseños posibles a realizar.
Lo que hay detrás de todo ello son «moitas horas de traballo» de las que, por ahora, «aínda non se ven os froitos», según cuenta Álvaro Rey. Pero como dice el joven ingeniero, «é algo que nos gusta, quédaste embobado vendo como imprime» y esperan que, lo que nació como una afición, pueda ser una salida profesional.
Para ello, GaliPrint3D desafiará la crisis y, con un equipo joven y emprendedor, tratará de hacerse un hueco en el mercado de las impresoras del futuro.
La Voz de Galicia