Tenso debate en el pleno entre Souto y Janeiro.

En el pleno ordinario que tuvo lugar el pasado lunes, 30 de enero, el concejal socialista Roque Araújo pregunto al concejal de TeGa e integrante del gobierno local, Ángel Souto, cuál era su horario de atención al público por la tardes en la Casa Consistorial ya que anunció en un pleno que iba a realizar estas tareas. Tran contestar el concejal aludido que su jornada laboral era de 37,5 horas y que por la tarde iba a la oficina a gestionar asuntos pero no a atender al público, tomó palabra el concejal Jorge Janeiro, (que fue compañero de de Ángel Souto en Terra Galega hasta la moción de censura que dío la alcaldia a Vidal Seage), y mostrando el programa electoral con el que concurrió TeGa a los comicios de 2015 manifestó que en dicho programa se aseguraba que iban a atender el público por las tardes, que así lo fueron diciendo por las puertas al pedir el voto y que no se puede incumplir lo que se trasladó a los vecinos. Ángel Souto replicó diciendo que le extrañaba que hiciera referencia Jorge Janeiro al programa de TeGa cuando se integró en Podemos, añadiendo que el compromiso de atender al público por las tardes era solo para el caso de que TeGa obtuviese la alcaldia. Tras preguntar Janeiro si era el alcalde el que impedia la atención vespertina y contestar Souto que para nada, el presidente cortó las intervenciones para indicar que el pleno no era el foro para debatir estos asuntos internos entre los concejales.

El acusado de estafar a su novia de Internet admite que se quedó su dinero, pero no haberla engañado.

Nunca le devolvió los 770 euros que ella le ingresó para un viaje.

El acusado de estafar a una padronesa con la que entabló una relación sentimental a través de una red social fue juzgado ayer en la Audiencia Provincial. Luis Gutiérrez de Cabo admitió todos los hechos que se le imputan y su abogado defensor no hizo ni una sola pregunta durante el juicio. Ni a él ni a la chica que le denunció. Reconoció que mantuvieron una «relación bastante seria», que vino a verla a Santiago y que hicieron planes para hacer un viaje a Irlanda. También que ella le ingresó en su cuenta 770 euros para cubrir su parte de esas vacaciones juntos y que ni hicieron el viaje ni le devolvió jamás el dinero. Sin embargo, aseguró ser inocente porque no tenía intención «ni de embaucarla ni de estafarla», declaró. La pregunta que flotó entonces en la sala era evidente: ¿Por qué no le devolvió el dinero? «Al final, se me torció todo», se justificó ante los magistrados.

La historia con final triste de esta vecina de Padrón y Gutiérrez de Cabo se remonta a noviembre del 2014. Se conocieron a través de Internet y estuvieron meses chateando hasta que en febrero del 2015 él se animó a hacer las maletas y venir a Santiago desde Valladolid, donde reside. Pasaron dos días y una noche juntos y terminaron de conocerse. «Al ver que habíamos congeniado decidimos seguir adelante», señaló el acusado.

Una familiar en una agencia

Con el idilio viento en popa -o eso creía la denunciante-, él propuso un viaje juntos a Dublín y se ofreció a organizarlo porque dijo tener una tía que trabaja en una agencia de viajes. La padronesa aceptó entonces ingresarle 770 euros para cubrir su parte del viaje. Y fue entonces cuando comenzaron los problemas. Cuando la fecha de salida se aproximaba, De Cabo informó a la chica que su madre estaba enferma y que debían aplazar o suspender las vacaciones. Ella le respondió que no había problema y le pidió que le devolviese el dinero, pero nunca lo logró.

«Cuando le pedí datos concretos del viaje me dio largas», explicó la denunciante. «Entonces sospeché, llamé al aeropuerto y me dijeron que los vuelos que él me había enviado eran falsos. Cuando le pedí el dinero me dijo que me lo había enviado, pero que no llegaba, así que llegó un momento en que le di un ultimátum y le advertí de que le denunciaría», señaló la padronesa ante el tribunal.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular entienden que hay estafa porque hubo un engaño suficiente. Una trama que si quedó clara en el juicio fue en el hecho de que De Cabo reconociera que no tiene una familiar que trabaja en una agencia de viajes, pese a que la que fue su novia de Internet recibía correos de su parte proponiéndole fechas, hoteles y excursiones para el viaje. Este fue el extremo sobre el que menos pudo justificarse el acusado y en el que podría apoyarse más claramente una posible condena por estafa.

En previsión de que el tribunal no llegue a considerar los hechos como estafa, la fiscala presentó en sus conclusiones la alternativa de una acusación de apropiación indebida con la misma pena que ha solicitado: un año y nueve meses de cárcel y la devolución de los 770 euros a la denunciante, además de los intereses generados.

La acusación particular eleva su petición de pena hasta los dos años y un mes porque considera que en la estafa existe el agravante del abuso de confianza. Este es uno de los puntos más interesantes del caso, ya que los magistrados de la Audiencia deberán dictaminar si una relación que nació y se desarrolló eminentemente por Internet puede ser considerada o no un noviazgo en toda regla. Una decisión que, sin duda, tendrá su peso en futuros juicios similares.

La Voz de Galicia

Alertan de varios tramos peligrosos en una pista del canal del Sar.

Un vecino de Padrón ha alertado de la existencia de varios tramos peligrosos en la pista del canal de derivación del río Sar, que conduce al núcleo de Lestido y al de A Ponte. Así, en primer lugar, se refiere a un tramo con curva en el que no caben dos vehículos en sentido contrario, de modo que contabiliza tres accidentes en los últimos tiempos, en uno de los cuales un vehículo casi llegó a volcar, según cuenta.

«Hai espazo para anchear a pista neste tramo», asegura este vecino, que vive en las proximidades de la zona, en A Ponte. Ayer, más de un vehículo tocaba el claxon antes de entrar en la curva, ratificando lo que sostienen, además, vecinos que pasean por la zona que, por cierto, es usada por los conductores como alternativa a la vía N-550.

En otro tramo de la pista, junto a un cambio de rasante, el pasado mes un vehículo casi se precipita de noche al río, de modo que quedó colgado en la orilla del Sar, necesitando la ayuda del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES). De acuerdo con el vecinos que reside del otro lado del río, ya le pasó lo mismo a otro coche. En su opinión se debe a que hay un cambio de rasante y, ya sea por velocidad o por poca visibilidad, ya que en toda la pista no hay iluminación, los conductores siguen de frente, arriesgándose a caer en el río.

Por ello, habla de que sería necesario instalar una barrera quitamiedos en este punto, para prevenir accidentes. La pista está señalizada como camino agrícola, como todo el resto de las vías que rodean el canal, con velocidad limitada a 20 kilómetros por hora, pero la inmensa mayoría de los conductores no la respetan, tal y como señala este vecino, así como otras personas que acostumbran a pasear a diario por esta parte de Padrón.

Hierro a la vista

Hay velocidad excesiva pese a que la pista no es muy ancha y a que, por tramos, ni se distingue la línea blanca que delimita la calzada, por las malas hierbas que ya crecen en el asfalto. A orillas del río, cerca de donde están las marcas de las ruedas del coche que casi se precipita al cauce fluvial, están los restos de un nido de avispa asiática, del cual este vecino dio el aviso pero que no se retiró, según cuenta este padronés. Lo que sí hicieron fue tirarles piedras y agujerearlo, añade.

En otro punto del canal, a la altura del puente, este vecino de Padrón denuncia la presencia desde hace mucho tiempo de unos hierros a la vista, en una de las barandillas del puente. «Son un peligro, sobre todo teniendo en cuenta que por aquí pasa un circuito ciclista», asegura. Las pistas del canal son una zona muy concurrida, tanto por vehículos como por peatones. Los primeros la usan para evitar la N-550, y los segundos, como área de paseo.

La Voz de Galicia

Alumnos de Braga en Valga.

Intensa jornada de intercambio la que ayer compartieron los alumnos del IES de Valga con escolares procedentes de Braga. Además de ser recibidos por el alcalde y visitar el centro, los chavales acudieron al belén artesanal, donde disfrutaron de un xantar galego tradicional, a As Fervenzas y al museo dedicado a la Bella Otero.

La Voz de Galicia

La escasez de lamprea complica su cata en la comarca arousana.

A pesar de que hace un mes que comenzó la temporada, se pueden ver pocas piezas en los restaurantes que hacen de ellas su fuerte.

El río Ulla continúa seco. Al menos, en cuanto a lampreas se refiere. Las embarcaciones que salieron la semana pasada a dejar los butrones se volvieron con las manos vacías. El fin de semana las cosas mejoraron un poco: «Se capturaron cuatro piezas pequeñas», lamenta el valeiro cesureño Pepe Barreiro. La suya fue una de las ocho embarcaciones (de un total de dieciséis existentes) que salió a probar suerte tras haber esperando un tiempo en vista de la escasez de las primeras semanas. Las cosas no mejoraron. Así lo perciben también en los restaurantes de la zona, donde la lamprea acostumbra a ser el plato más codiciado en esta época del año. Casa Emilio, en Catoira, y el hotel Casa do Río, en Pontecesures, coinciden al señalar que no recuerdan una escasez como la de este año. A lo que acompañan unos precios más elevados.

«Aunque en el comienzo de la temporada no suelen abundar, no recuerdo un año con tanta escasez. Por el momento, debe ser en el que menos piezas hay», señala José Rodríguez, propietario de Casa Emilio. Sus palabras van dirigidas tanto a las capturas del Ulla como a las del Miño, siendo las de este último río las que están permitiendo que sirvan al menos un plato de este pescado casi todos los días. «Llevamos servidas entre 35 y 40 piezas, una cifra muy reducida en comparación a otros años», afirma. «Prácticamente todas vienen del Miño, por aquí la cosa está peor», relata.

La escasez tiene una consecuencia inmediata: la subida de los precios. «Están veinte euros más caras que el año pasado», señala sobre unos piezas que están rondando los ochenta euros. La cara menos amarga viene de la calidad. «Es excelente», añade Fernández. Una buena noticia para los fieles de este plato, que repiten cada año tanto en este local como en el hotel Casa do Río. «Hay clientela con la que ya contamos de una temporada para otra», señala Rafael Piñeiro, gerente del hotel.

Desde la vecina Pontecesures, la tónica en los restaurantes es similar. «Teníamos pensando hacer un campaña publicitaria de la lamprea pero tendremos que esperar», indica Piñeiro. ¿El motivo?, hasta el momento solo han logrado hacerse con una. Pescada en el Ulla, su precio también llegó a los ochenta euros. «Este año es algo excepcional. En otras ocasiones podía haber menos y subir su precio, pero nada que ver con esta sequía», prosigue. Como consecuencia no pudieron servírsela a unos clientes que la tenían reservada para el pasado jueves. «Esperamos poder volver a trabajarla en quince días», señala Piñeiro.

En vista a las previsiones meteorológicas, comercializarla con normalidad en el plazo marcado por el gerente de A Casa do Río será posible. «Las precipitaciones que anuncian para estos días son necesarias. Una vez concluyan, ya se empezará a pescar», relata Pepe Barreiro. La experiencia le dice que, tras las borrascas fuertes, las probabilidad de capturar las lampreas que acceden al río para desovar son más elevadas. La próxima semana volverá.

La Voz de Galicia