Dos personas investigadas por un supuesto robo de gasoil en Pontecesures.

La Guardia Civil detuvo el pasado sábado a dos personas, vecinas de la localidad pontevedresa de Poio, como presuntos autores del robo de 50 litros de gasoil extraídos de un camión estacionado en Pontecesures (Pontevedra), tras lo que sufrieron un accidente al intentar darse a la fuga.

Según ha informado la Guardia Civil este lunes a través de un comunicado, los hechos se produjeron en la madrugada del sábado cuando recibieron una llamada alertando de un robo a un camión en una céntrica calle de Pontecesures. Al intentar interceptar el vehículo, los dos sospechosos se dieron a la fuga sin respetar las señales de alto de los agentes.

En concreto, una patrulla de Caldas de Reis (Pontevedra) estableció un punto de verificación en la carretera N-550. Después de intentar parar el coche, iniciaron una persecución que se prolongó durante 10 kilómetros en la que los investigados realizaron «una conducción negligente y temeraria», que, según ha apuntado la Guardia Civil, pusieron en «grave riesgo» a los demás usuarios de la carretera.

El coche en el que viajaban una mujer de 27 años y un hombre de 28, ambos con un amplio historial delictivo y sin permiso de conducir, sufrió un accidente en una de las salidas de la carretera nacional. Como consecuencia, tuvieron que ser trasladados a los servicios de urgencias con heridas graves.

En el interior del vehículo, los agentes encontraron seis garrafas de plástico de 25 litros, dos de ellas llenas de gasoil. Además, también encontraron una manguera, un destornillador, una navaja y un bastón de madera.

Los hechos han sido remitidos a las diligencias del juzgado de Instrucción número 1 de Caldas de Reis, donde comparecerán cuando sean requeridos.

El Correo Gallego

Los cortafuegos evitan la tragedia en Setecoros en Valga y Coaxe en Catoira.

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El fuego cercó Setecoros (Valga). En esta foto, tomada de madrugada, se observan las llamas y el humo casi encima de la iglesia.

El fuego, que en los últimos días se está cebando sobremanera con los municipios del Ullán a punto estuvo de causar alguna desgracia en Coaxe (Catoira) y Setecoros (Valga). Solo la rápida intervención de los equipos de emergencias y extinción, junto a la apertura de cortafuegos que se antojan decisivos, impidieron que las llamas alcanzaran las viviendas con las que estuvieron coqueteando durante la noche del viernes y la madrugada de ayer.

«El fuego no llegó a las casas porque abrimos cortafuegos y fuimos capaces de frenarlo; de lo contrario estaríamos hablando de algo terrible», explicaba el responsable del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga.

Finalmente esas llamas que mantuvieron en vilo a decenas de familias y se habían originado en la parroquia catoirense de Dimo a las 15.22 horas del viernes se dieron por controladas a las 3.00 horas de ayer tras afectar a montes de Catoira, Valga y Caldas, de los que se llevaron 49 hectáreas de arbolado.

Junto a los vecinos, que por momentos creyeron que la tragedia era inevitable y que todo estaba perdido, intervinieron en este suceso dos agentes forestales, ocho brigadas, otros tantos helicópteros, cuatro motobombas, dos palas -las que abren los cortafuegos- y cuatro aviones anfibios.

No fue, ni mucho menos, el único incendio registrado ayer en Ullán y O Salnés, aunque bien es cierto que las llamas dieron un respiro a los arousanos, quizás porque las temperaturas descendieron sensiblemente gracias a la entrada de niebla procedente del océano.

Tanto es así que lejos de los 30 grados centígrados de días previos, o incluso más, a las cinco de la tarde de ayer las máximas eran de «solo» 23 grados en Armenteira (Meis) y 20 en Corón (Vilanova).

Aclarado esto, decir que como se explicaba anteriormente ayer se produjeron otros fuegos, aunque de pequeño calado. Es el caso del registrado en O Pousadoiro (Xiabre), muy cerca del que afectaba el lunes a Castroagudín. Se controló rápidamente, al igual que sucedió en Renza, donde ardieron las pacas de paja de una caballeriza. Hubo otros focos en la comarca, también de escasa consideración.

Faro de Vigo

El espíritu del «Nunca Máis» se instaura en los montes.

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002, tras la llegada de ingentes cantidades de chapapote a la costa gallega debido al hundimiento del petrolero «Prestige» los ciudadanos se unieron para colaborar en la limpieza y acuñaron aquello del «Nunca Máis», como aviso a navegantes y a modo de ruego, para evitar tragedias similares. El eslogan se repitió con fuerza en los incendios de 2006 y ahora vuelve a escucharse, pues la sociedad está alarmada al ver cómo arde el monte otra vez. Muchos tratan de colaborar en la extinción, pero también pueden hacerlo alertando en caso de ver fuego o denunciando a los pirómanos.

En 2002, cuando se hundió el «Prestige», el fenómeno de las redes sociales no estaba tan presente en el día a día como lo está en la actualidad. Y aún así a raíz de aquel desastre ecológico los ciudadanos se unieron y colaboraron intensamente.

Ni que decir tiene que ahora, cuando las nuevas tecnologías están plenamente implantadas y todo el mundo tiene un móvil en su mano o su bolsillo, hablar de los incendios forestales que asolan Galicia resulta mucho más sencillo, y conocer su evolución es posible en tiempo real.

Escenas de rabia

Por eso el espíritu del «Nunca Máis» vuelve a estar presente, ahora en los montes, al igual que lo está la solidaridad entre los ciudadanos, sobre todo entre los directamente afectados por las llamas o su cercanía.

Los fuegos registrados en lo que va de mes permitieron ver las mismas caras de desesperación, impotencia y rabia que se vieron tras la llegada del chapapote a la costa o durante la oleada de incendios de 2006.

Al igual que se repiten las escenas de personas luchando contra la adversidad sin apenas medios para ello, en este caso provistas de mangueras de las que apenas fluye agua, ramas que arrancan a los árboles o arbustos para golpear las llamas y pañuelos o camisetas con los que tapan la boca como si fueran mascarillas.

Vecinos intoxicados por el humo, exhaustos después de enfrentarse a las llamas -a veces además bajo un sol de justicia-, atendidos por padecer crisis de ansiedad al ver que pueden perderlo todo en cuestión de minutos o personas heridas, con pequeños cortes o contusiones, constituyen el parte médico de esta nueva lucha contra los incendios y los terroristas que se ocupan de provocarlos.

Desde Castroagudín (Vilagarcía) a Setecoros (Valga), pasando por Dimo (Catoira), Meaño, Rianxo, Ribadumia, Cambados, O Grove, Pontecesures, Meis y tantos otros lugares de O Salnés, Ullán y Barbanza los arousanos intentan cerrar filas contra esta lacra que no solo puede provocar muertes y que arrasa montes y zonas de cultivo, sino que también constituye un perjuicio enorme para el bienestar de las futuras generaciones.

Todo esto justifica la colaboración de los vecinos en la lucha contra las llamas.

Una ayuda que puede prestarse no solo atacando el fuego o brindando apoyo a los profesionales que lo hacen, sino también telefoneando al 085 o al 112 para alertar de cualquier incendio o bien informando a las fuerzas de seguridad sobre cualquier indicio que permita identificar, localizar, detener y castigar a los pirómanos.

Hoy se completa una semana negra para los montes arousanos.

La semana negra de los montes arousanos arrancaba el pasado domingo, cuando los bañistas regresaban a sus casas. Fue al filo de las diez de la noche cuando se declaró un incendio en Leiro (Rianxo) visible desde toda la ría que se extendía de madrugada a lo largo y ancho de 30 hectáreas de superficie arbolada del Monte da Pena, cuyo nombre resultaba más apropiado que nunca.

Esa misma madrugada, mientras los rianxeiros temían por sus casas, se originaban incendios simultáneos en las parroquias de Carreira y Olveira, en el Concello de Ribeira, afectando incluso al Parque Natural de Corrubedo.

Ya el lunes por la tarde, con el monte de Leiro aún humeante y las llamas de Ribeira en pleno desarrollo, daba comienzo un fuego en Saiar (Caldas) que avivado por el fuerte viento inmediatamente avanzaba por la parroquia de Cea (Vilagarcía) y que ya no se controlaría hasta las 9.00 horas del miércoles, llevándose por delante 300 hectáreas. Ayer a las 14.10 horas se dio por «extinguido».

Pero el miércoles no cabía tregua alguna, por eso arrancaba el incendio que afectó a los municipios de Porto do Son y Ribeira, en Barbanza, el cual está a estas alturas «estabilizado», permitiendo desactivar la «Situación 2» porque ya no amenaza viviendas. En este caso fueron más de mil las hectáreas quemadas, convirtiéndose por tanto en el fuego más importante. Aunque no el más peligroso, porque también lo fue el declarado el viernes en Dimo (Catoira), el cual se extendió hacia Valga para arrasar alrededor de 49 hectáreas, según los datos de la Xunta.

Y no hay que olvidar que en todos los municipios citados se produjeron otros fuegos de menor entidad, como también sucedió en O Grove, Cambados, Meaño, Pontecesures, Meis, Ribadumia y, en definitiva, en el conjunto de la comarca de O Salnés y el Ullán. Está por ver ahora si este atentado ecológico se queda en esto, en un semana negra, o habrá que lamentar más fuegos en lo que resta de mes, que parece lo más probable.

Faro de Vigo