Tráfico incrementa en verano la vigilancia por radar en la zona.

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La época estival es proclive a los despistes en la carretera. Puede que las vacaciones y el clima ayuden a relajarse a la hora de conducir. Eso y el aumento de los desplazamientos hace que sea necesario incrementar la vigilancia. Lo cree así la Dirección general de Tráfico que en estos meses incrementa la vigilancia por radar en la zona.

El Destacamento de Lalín añadió a un radar fijo, de los que van dentro del coche, uno de trípode que se coloca en el exterior. Había sido enviado a reparar y ya vuelve a estar en uso.

A los controles que puedan hacer los agentes de la zona se añaden los que se puedan llevar a cabo por parte de efectivos y medios procedentes de Pontevedra.

La zona entre Vilagarcía, Caldas y Cesures es una en las que Tráfico estará presente especialmente, al igual que la carretera que une O Grove con Pontevedra y que recibe gran parte del tráfico a esa parte de la costa.

Pero en el interior también están previstas medidas. La vía que será objeto de una inspección más exhaustiva es la N-640 de Pontevedra a Caldas de Reis y de camino a A Estrada y Lalín.

La DGT anunció que durante los meses de verano desplegará por esta zona hasta cinco radares móviles que peinarán más de setenta kilómetros de carretera. Una especial atención con la que se espera conseguir rebajar el índice de accidentes y ayudar, dicen, a que los conductores eviten excesos de velocidad y otras conductas que pueden resultar imprudentes o de riesgo.

En la zona, las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico continuarán volcándose especialmente con las zonas en las ,más accidentes se producen. Si en invierno una de esas zonas es a carretera de O Candán, en verano se mantendrá la vigilancia y los controles en la zona.

En este caso no por el peligro de lluvia, hielo o niebla, sino especialmente los fines de semana, con controles sobre todo a motoristas.

Hay otras como Ponte Vilariño, entre Agolada y Lalín, donde en los últimos años se rebajó de forma considerable la siniestralidad.

La Voz de Galicia

Un vecino de Padrón fallece en un accidente en Catoira.

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El fallecido en el accidente de tráfico que se produjo a primera hora de esta mañana en Catoira se salió supuestamente de su carril en una curva, impactando contra un autobús que iba en el otro sentido.

El hombre es J.L.C.L., es un vecino de Padrón y tiene unos 70 años. Conducía una furgoneta Citroën Berlingo e iba por la carretera Pontecesures-Vilagarcía (PO-548) en sentido Pontecesures. El otro vehículo implicado fue un autobús de la empresa Monbus, que iba sin pasajeros en sentido Vilagarcía.

El accidente ocurrió a las 8 de la mañana, en la primera curva de la carretera que se encuentra tras la rotonda que conduce al puente interprovincial Catoira-Rianxo, en sentido Pontecesures.

Supuestamente, el fallecido perdió el control del vehículo e invadió el carril contrario, impactando contra el vehículo de pasajeros y quedando atrapado dentro de su furgoneta.

Desde la central de emergencias se activó un protocolo de actuación en el que participaron miembros de varios equipos, incluido el helicóptero medicalizado con base en Santiago de Compostela, pero nada se pudo hacer por salvar la vida del padronés.

La carretera permaneció parcialmente cortada, pues el carril de circulación Pontecesures-Vilagarcía estuvo inutilizado debido a la presencia del autobús.

Faro de Vigo

Alonso Montero sitúa a «Borobó» como uno de los grandes periodistas del siglo XX.

Pontecesures conmemora el centenario de Raimundo García con una ofrenda floral y el descubrimiento de una placa -El presidente de la RAG urge una antología de su obra.

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Tal día como ayer de hace un siglo nacía en una casa de la calle Portarraxoi, en pleno centro de Pontecesures, Raimundo García Domínguez, «Borobó». Delante de esa misma casa, a mediodía de ayer, tuvo lugar un emotivo acto de homenaje a quien fue uno de los grandes periodistas gallegos del siglo XX. Así lo afirma al menos el presidente de la Real Academia Galega, Xesús Alonso Montero, quien instó al alcalde de Pontecesures «a hacer lo posible y lo imposible para que mediante la adhesión popular se haga una antología de unas 300 o 400 páginas de los ‘Anacos’ de Borobó, porque ese no será un libro de oro del periodismo gallego ni español, sino que será un libro de oro del periodismo europeo».

«Borobó», como es conocido el escritor y periodista natural de Pontecesures, fallecido en Santiago de Compostela en 2003, dirigió en la posguerra «La Noche», el único periódico vespertino que se editaba en aquella época en Galicia, y abrió sus páginas a algunos autores que pasados los años se convertirían en grandes figuras de las letras gallegas, como Xosé Luis Méndez Ferrín, Bernardino Graña o el propio Alonso Montero. ?ste, que fue amigo personal de «Borobó» destaca también del periodista su gran calidad literaria, y su capacidad para sortear la rígida censura franquista del momento mediante «su estilo elíptico y el empleo de determinadas metáforas y simbolismos». Como ejemplo, cita un editorial aparecido en «La Noche» tras la muerte de Castelao. Las autoridades franquistas autorizaron a los medios a informar del fallecimiento del rianxeiro, pero siempre y cuando dijesen únicamente que había sido un artista y caricaturista. Así, no se podía mencionar su vertiente política ni que había muerto en el exilio.

«Al día siguiente ‘La Noche’ salió con un editorial que si bien no está firmado, estoy convencido de que lo escribió él, y que se titulaba: ‘Ancha es Castilla, pero más ancha es España'». «Decía para algún tipo de lectores cosas que otros no se atrevían a decir», remachó.

Ofrenda floral

Los actos de homenaje a «Borobó» por el centenario de su nacimiento empezaron con una ofrenda floral en la tumba donde reposan los restos del periodistas, en el cementerio parroquial. Fue un acto sencillo, con apenas medio centenar de personas, en el que tomaron la palabra el alcalde, Manuel Vidal Seage, Luis Menéndez, de la Asociación da Prensa de Santiago, Xosé María Palmeiro, del Colexio de Xornalistas de Galicia, Paola García, una de las hijas del homenajeado y Alonso Montero.

La comitiva se trasladó posteriormente a la calle Portarraxoi, donde se procedió a descubrir una placa situada en la fachada de la casa en la que nació. Fue este segundo un acto más concurrido, con más de un centenar de personas, y en él participaron también Xosé Leal y Valentín García, en representación de la Diputación y la Xunta.

Se afilió al PSOE cuando Franco entró en Madrid.

Alonso Montero es quien más tiempo habló de «Borobó». Lo conoció a mediados de la década de los 50, en Santiago, y el presidente de la Real Academia Galega cuenta que se hicieron muy amigos. «Fue una de las personas que más quise», afirmó. «Con ‘Borobó’ tomé algunas tazas de vino de más», añadió segundos después. De su faceta humana destacó por encima de todo «su bondad».

Opina que «los ‘Anacos’ son un capítulo esencial del periodismo gallego», en alusión a las columnas que Raimundo García escribía en «La Noche», y que a pesar de su título en gallego estaban redactadas en castellano. No obstante, considera que «aún está pendiente de valorar su faceta periodística», de ahí que urja tanto una antología de esas piezas como una fundación «que gestione su legado». «Por lo menos debería existir una cátedra que llevase el nombre de ‘Borobó’ y en la que se hiciesen cada dos o tres años publicaciones que definan su importancia».

En lo referido a la antología, Alonso Montero aboga porque se financie con aportaciones particulares y voluntarias, para evitar que la edición tenga ningún tipo de sesgo político.

Republicano

Alonso Montero se extendió delante de la casa natal en una semblanza que arrojó luz sobre aspectos pocos conocidos de Raimundo García. Apuntó por ejemplo que también escribió poesía, teatro y narraciones, que era «devoto de Antonio Machado», o que cuando estalló la Guerra Civil tuvo un compromiso claro e inequívoco con la república, hasta el extremo de que estuvo de guardia defendiendo Madrid. Incluso se afilió al PSOE cuando ya la guerra se había decantado del lado del Franco. «Ese gesto merecería un libro», espetó.

Mientras, una de las hijas del homenajeado, Paola García, destacó que «fue un innovador en su tiempo», y que al escribir «analiza el presente con perspectiva histórica, teniendo siempre y cuenta el pasado». También manifestó que la familia custodia el legado, y que están están abiertos a la posibilidad de realizar cesiones o préstamos para la investigación.

El acto en Portarraxoi culminó con el descubrimiento de una placa conmemorativa, a cargo de la viuda del homenajeado, Carlota Paz, y con el himno de Galicia. Dentro de unos meses, las actividades de homenaje a «Borobó» proseguirán en Pontecesures en otoño con la celebración de un premio de periodismo. Se están ultimando las bases.

Faro de Vigo

Destacan o papel de Borobó nunha homenaxe en Cesures.

Unha ofrenda floral e unha placa lembran o centenario da sua data // Foi director de ??La Noche?? y de EL CORREO.

O papel do escritor e xornalista galeguista Raimundo García Rodríguez, Borobó, quen fora director de EL CORREO GALLEGO e do seu diario irmán La Noche, un dos xornais de maior influencia en Galicia, dende o que contribuiu ó resurdimento do idioma galego e onde publicou os seus famosos Anacos, foi posto en valor onte nun entrañable e sinxelo acto que tivo lugar no seu concello natal de Pontecesures (Pontevedra) con motivo do centenario do seu nacemento.
Toda-las persoas que participaron no acto conmemorativo no cemiterio parroquial de San Xulián, destacaron a súa valía e o seu compromiso coa terra, tanto dende a súa faceta como escritor como no día a día do xornalismo, xa que Borobó foi un mestre para moitos deles.
O secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García, foi un dos que participaron onte ao mediodía en Pontecesures na conmemoración do centenario do nacemento de Borobó, falecido en 2003, nun acto promovido polo concello pontevedrés que dirixe Juan Manuel Vidal Seage, que onte estivo acompañado por representantes de diversas institucións culturais coma o presidente da Real Academia Galega, Xesús Alonso Montero, xornalistas coma Xosé María García Palmeiro e Luis Menéndez, e moitos familiares e amigos de Borobó.
O acto, organizado en colaboración coa Consellería de Cultura e Educación por medio da Secretaría Xeral de Política Lingüística, sirveu para lembrar a figura deste referente inexcusable do mellor periodismo galego durante décadas.
O cemiterio parroquial de San Xulián, onde repousan os seus restos, foi o primeiro punto de encontro dos asistentes ó acto, que realizaron unha ofrenda floral no camposanto, antes de que a comitiva se dirixira a casa natal do xornalista, na rúa Portarraxoi, 28, onde se descubreu unha placa conmemorativa posta polo Concello de Pontecesures, localidade que conta cunha rúa co nome do xornalista, en lembraza dunha das figuras máis destacadas do xornalismo e da cultura da Galicia da segunda metade do seculo XX.
Fillo Predilecto de Pontecesures e Medalla Castelao 1996, Borobó foi ??un defensor das libertades, unha voz crítica nun ambente claramente hostil?.

El Correo Gallego

Mi amigo Borobó cumple cien años.

Quiero recordar el centenario del nacimiento de «mi amigo Raimundo «Borobó», a quien conocí tarde, cuando él era ya famoso con sus «anacos» de «El Correo Gallego» y yo comenzaba a publicar donde podía, mientras estudiaba en la Universidad Central de Madrid Filología Románica y completaba en la Escuela de Periodismo de «Herrera Oria», más conocida por «de la Iglesia», la licenciatura en Periodismo que me había vetado el historiador Gómez Aparicio -don Pedro Go- años antes, en el examen oral de ingreso en la Oficial. Y quiero recordar la fecha de su imposible centenario, para el que le faltaron trece años- sólo por darme el gustazo de llamarlo amigo, algo que -segundo veto- él mismo me impidió tozudamente en nuestro trato mientras vivió. ¿Por qué? Yo creo que sus hijos y Carlota lo saben pero no quieren decírmelo. Otra vez ¿por qué?

Voy a ver si aclaro mi nebulosa sobre las razones que tuvo Borobó para corregirme cada vez que me tomaba la libertad de llamarle «amigo». No fallaba; parecía estar en guardia. Si yo presentaba a Borobó a algún amigo que venía a saludarme, pongamos en el Centro Gallego de Madrid en mis años de presidente, y decía «Mi amigo Raimundo», me rectificaba, aunque no conociera al que acababa de llegar, y decía, por ejemplo, «eso de tu amigo Raimundo lo dices tú». Al principio creí que era una de sus réplicas agudas, sin importancia… A veces yo mismo practico esa esgrima dialéctica para desconcertar a quien no me conoce. Pero un día, hablando de Cela, cometí el mismo error: «Mi amigo Camilo»- que lo era, y entrañable, por encima de Marina-, y Borobó saltó por encima de la boina que llevaba calada como si le hubiera hincado una banderilla. «¿Amigo? No lo sabía». No sé por qué saqué la conclusión de que Raimundo no quería serlo mío. Esta desgana se acrecentó cuando los dos elegimos Boiro, mi pueblo, para vivir la jubilación respectiva. ?l había nacido en Cesures el 10 del mes del Apóstol de 1916. Dejó la vida en Santiago y se enterró en Cesures a mediados de agosto de 2003. Sin embargo, yo tengo libros -de los pocos que publicó- por él dedicados, donde me llama amigo, desde la biografía del «viejo» Pablo Iglesias a algún otro de la serie de Trevonzos, con la que algunos «amigos» tuvimos que ver. Tengo en mi memoria sobre Borobó la devoción añadida de que fue el primer director de periódico que publicó un artículo mío, sin conocerme, sin que nadie se lo pidiera en mi nombre -yo menos, claro-, y lo hizo de modo muy destacado en la última página de «La Noche», vespertino que dirigía, bien ilustrado con una foto de Barraña en un ocaso estival. Iba la cosa sobre Rey de Viana y sus chicos del Ballet Gallego, que estuvieron aquella tarde rodando en la playa de Boiro un corto para cine. Meses después volví a ocupar la misma página contando mis peripecias en Italia, en una serie cultural y costumbrista que yo mismo ilustré con mis vieja Leika. Quiero decir que, sin recibirme en la «generación «La Noche», que él pilotaba, siempre se portó como un amigo -¡perdón»-, un generoso padrino literario. En fin, tengo que concluir que su desabrimiento ocasional era fruto de su carácter coñón y no una reacción esquiva de rechazo.

Por los demás, yo sigo acudiendo todas las mañanas a recoger el pan de cada día que me traen las encantadoras chicas de O Bolo. Sin sal, claro.

Apuntes. Luis Blanco Vila

El Correo Gallego