El Xacobeo licitará de forma «inminente» la construcción del albergue de Pontecesures.

El proyecto del albergue de peregrinos de Pontecesures, redactado por el arquitecto Carlos Besada, ya fue supervisado por la Sociedade Pública de Investimentos (SPI), tras modificarse ligeramente alguna de las partidas presupuestarias. El importe de las obras será, definitivamente, de 371.000 euros, que van a ser afrontados en su integridad por la administración autonómica. Tras estos últimos avances, es muy posible que la próxima semana se publique el anuncio de licitación de las obras, que consistirán en la reconversión de las antiguas viviendas de los maestros de Infesta en un albergue. El gobierno local está ??moi interesado? en que el proyecto se adjudique cuanto antes, para que la posada esté operativa este Año Santo.

DIARIO DE AROUSA, 21/03/10

Carlos de Grúas Estación, Topino y Reboyras en el furancho del mesón Gonzalo de Pazos.

El furancho del nuevo mesón Gonzalo, en Pazos-Padrón, fue el lugar elegido por un grupo de andariegos de Padrón, Boiro y Carracedo, junto a los componentes del equipo senior de la Padronesa de Tenis de Mesa para dar buena cuenta de una comida a la que acudieron, entre otros, los empresarios Carlos Mosquera, J.J. Chicolino y Paco González, José Topino, Pepe Eiras Charrán, Enrique Santos, Salvadro Forján, Carlos Pérez, Moncho ?González, Arturo Reboyras, Luis Esperón y Amador. Junto a ellos los tenistas Orlando, Andrés, Alfredo y Miro. Al frente de los fogones José O de Carracedo, Gonzalo Méndez y Fernando Matías. Todo fue un gradísimo éxito.

Vida social gallega. EL CORREO GALLEGO, 21/03/10

Más de 200 peregrinos pernoctaron en el albergue padronés en enero y febrero.

La concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Padrón dio a conocer los datos del albergue de peregrinos en los dos primeros meses del año. En enero, pernoctaron en Padrón un total de 78 caminantes lo que, según el concejal Eloy Rodríguez, supone un «considerable incremento» con respecto tanto al anterior año santo de 2004, en el que solo se atendió a 9 peregrinos, como al mes de enero de 2009, en el que el total de personas que utilizaron el albergue fue de 31. Todos los caminantes del primer mes del año hacían el Camino Portugués, excepto 5 que se dirigían Fátima y que quedaron en Padrón después de llegar a Santiago por la ruta francesa.
En febrero, el número de peregrinos que hicieron noche en Padrón ascendió a 144. Durante el último mes, el número de pedronías entregadas fue de 31, 28 de ellas de jóvenes que partieron de O Porriño. El concejal compara estas cifras con las del mismo mes en años anteriores y destaca dos puntos. Primero, si atiende a años que no hubo celebración jacobea, el número de caminantes creció «considerablemente», de manera que el dato que más se aproxima al rexistrado este año corresponde a 2008, con 99 pernoctaciones.
No obstante, con respecto a los dos años santos anteriores (1999 y 29004), la ocupación bajó ya que en la primera anualidad fue de 200 y en la segunda de 264.

LA VOZ DE GALICIA, 21/03/10

De tal palo tal astilla: María Fernández y Mª José Devesa, las que más saben de lamprea.

Madre e hija cocinan a diario desde hace más de cuarenta años para decenas de personas que se acercan a Valga a probar su plato más característico

Al pie de la carretera de A Coruña, en el concello de Valga, hay un casa de piedra que desprende por todos sus rincones un olor a especias y a caldeirada de pescado que abre el apetito a quien por allí se pasea. El trajín de la cocina y la cantidad de gente que allí come anuncia cada mediodía que esta vivienda no es la posada de lo muchos, sino un restaurante con nombre familiar. La lamprea es su plato más característico y el que les hace recibir en este tiempo clientes llegados de toda Galicia.
Se llama Casa José pero las que llevan el mando son las mujeres. Madre e hijas que levantan el negocio desde hace más de cuarenta años. La máquina de tabaco de principios de siglo que se expone en su entrada deja claro a los comensales que este restaurante tiene mucha historia en su interior.
María Fernández es la fundadora. Con 78 años sigue al pie del fogón día a día porque como ella misma asegura, «o traballo é bo e mellor se está cando non falta». Su hija, María José Devesa, trabaja en el Concello, a pocos metros de la casa, y acude siempre que puede a ponerse el delantal y a echar una mano. «Mis hermanos y yo tenemos nuestro empleo fuera de estas paredes, pero venimos a ayudar en cuanto tenemos un hueco. Es demasiado trabajo y no siempre compensa, pero el valor sentimental que para nosotros representa este sitio es enorme». Además de la familia de María Fernández, trabajan en Casa José cuatro empleados que se dedican al negocio como si fuera suyo.
Trato familiar
María José señala que los halagos que reciben de los clientes son la fuerza que les mueve tanto a su madre como al resto de la familia a arrimar el hombro para que el restaurante siga siendo un referente en la comarca y en toda Galicia.
«Más que un restaurante esto es una casa donde vienen a comer viejos conocidos y amigos de toda la vida. Hasta aquí se acercan cada semana nietos de clientes que ya frecuentaban el restaurante hace cuarenta años y familias que conocemos desde hace muchos más», afirma María José.
Cuando los comensales preguntan a las cocineras cual es el secreto de preparación de la lamprea, ellas contestan orgullosas que con productos de calidad el resultado siempre es exitoso.
María Fernández y su familia cultivan todos los ingredientes en un huerto casero. Los huevos son de las gallinas de su propio corral y la lamprea es siempre fresca, recién llegada del río Ulla.
Las nuevas generaciones de esta familia estudian un carrera universitaria lejos de Valga, aunque según afirman los mayores, siempre que vuelven a casa echan una mano en el negocio familiar donde se criaron y respiraron la pasión por la cocina.
Además de la lamprea, el plato más demandado, en Casa José se come plato del día y se preparan otras especialidades que también gozan de gran aceptación como son las croquetas de marisco, las caldeiradas de pescado o el cabrito. Los postres de casa cierran un menú que es recomendado por los clientes de toda la vida.

LA VOZ DE GALICIA, 21/03/10

Las areneras del Ulla.

A orillas del Ulla aún se pueden apreciar restos de barcazas que se dedicaban a la extracción de áridos.

Las quejas ejercidas por los mariscadores remataron con la extracción de áridos en los lechos del río Ulla a finales de la década de los 80.

En la década de los años sesenta y setenta, e incluso en los ochenta, era habitual ver surcar el lecho del río Ulla por grandes barcazas cargadas de arena. Era una actividad emergente que nació bajo el paraguas de la construcción, pues las obras, tanto públicas como privadas, comenzaban a aflorar por todos los municipios de la comarca y Galicia. Fue una actividad muy importante y que dio de comer a muchas personas. Eso sí, arrancó casi sin hacer ruido pero acabó en una gran polémica y rodeada de amenazas y grandes cantidades de dinero en pérdidas.
La arena era el material más utilizado y también el más barato. Estaba al alcance de casi todos en los ríos. Solo había que poner los medios necesarios para sacarla y ponerla a la venta.
Marineros y vecinos de Isorna, en Rianxo, fueron los pioneros en explotar este recurso. Reconvirtieron barcazas e incluso se las ingeniaron para mejorar los sistemas de extracción y hacer más fácil esta actividad.
En esta parroquia rianxeira bañada por el río Ulla todavía se pueden apreciar restos de una actividad que dio de comer a más de quinientas personas de la zona. Barcos abandonados y grúas oxidadas son testigos mudos de una economía que tenía como principal nexo de unión el cauce del río.
Pioneros
Los vecinos del lugar todavía recuerdan los inicios de esta actividad. «Facía falla area, e no río había moita». En la década de los años 50, la construcción despuntaba con fuerza. «En Isorna démonos conta que vender o material era un bo negocio».
Dicho y hecho. Los pioneros de una actividad nueva fueron precisamente los vecinos de esta parroquia rianxeira. Los primeros en extraer el material tenían un pequeño barco y lo colocaban encima de un «lombo de area e esperabamos a que quedara en seco. Despois e cunhas palas, enchiamos a nave e esperabamos a que subira a marea para poder volver a navegar e levar o material para a beira». Los comienzos fueron duros pero «moi positivos».
Con el paso de los años, la situación fue cambiando y mejorando. Los empresarios pusieron cucharas a bordo y comenzaron a instalar las conocidas chuponas, unos aparatos que succionaban los áridos y en quince minutos cargaban la cubierta. Los puntos de venta se fueron instalando a lo largo del río en la parte de Rianxo y llegó a haber hasta cuatro lugares distintos. Otro puerto de referencia fue el de Pontecesures, donde los empresarios de Isorna también fueron pioneros.
Hubo épocas en las que hasta unos veinte barcos surcaban el Ulla cada día con el preciado material, y daba trabajo a cerca de cien personas, entre las que iban a bordo y las que estaban en tierra, sin contar a los transportistas que recorrían toda Galicia con el material procedente del río.
El negocio iba viento en popa hasta que llegó la época de los años 80. La actividad marisquera no era todo lo buena que los marineros querían. La producción iba a menos y entonces las miradas se dirigían hacia las naves que se dedicaban a remover los fondos de los ríos y extraer áridos.
Las movilizaciones de los mariscadores comenzaron en Carril. Poco a poco sus quejas fueron a más y las movilizaciones llegaron hasta los políticos que con la presión ejercida, apostaron por eliminar una actividad muy importante para la parroquia de Isorna y de la que vivían decenas de familias.

LA VOZ DE GALICIA, 21/03/10

Valga revisará la carretera de Xanza después de que un camión se empotrase en una vivienda.

Pese al espectacular accidente, nadie resultó herido.

Técnicos del Concello de Valga inspeccionarán en los próximos días el estado del vial de Xanza, en la N-550, en el que tuvo lugar el accidente que provocó que, en la mañana del jueves, un camión se empotrase en el dormitorio de una casa justo cuando el matrimonio que en él dormía acababa de levantarse, lo que evitó que hubiese heridos teniendo en cuenta que el chófer también resultó ileso.
Tanto el camionero comos los vecinos del lugar barajaban como posible causa del siniestro las bolsas de agua que se forman en la calzada. Aunque el alcalde de Valga no había recibido quejas hasta la fecha, tenía previsto realizar una inspección del lugar y avisar al vigilante que se encarga del mantenimiento de esa carretera para comprobar si era cierto que se producía esa circunstancia, ya que de ser así, supone un evidente peligro para la seguridad vial. Como la carretera es de titularidad estatal, en caso de que se comprueben las deficiencias, el regidor se dirigirá a Fomento para que se tomen medidas.
Hay que tener en cuenta que en esa zona no es la primera vez que un camión se empotra contra una casa. A los posibles desperfectos en el vial se suma el hecho de que se trata de una cuesta abajo, y que con la ampliación de la carretera, las casas están demasiado cerca del asfalto.

LA VOZ DE GALICIA, 21/03/10