Confecciones Regateiro se despide con grandes gangas.

RAMONITA VÁZQUEZ heredó Confecciones Regateiro de sus padres, quienes desde niña le transmitieron su pasión por el comercio.

A sus 89 años, a Ramona Vázquez Iglesias se le ve con una agilidad y una capacidad envidiable. Entrar por la puerta de Confecciones Regateiro y ver detrás del mostrador a Ramonita, como todo el mundo le llama cariñosamente en su pueblo de Padrón, es rememorar una estampa que en los días quA sus 89 años, a Ramona Vázquez Iglesias se le ve con una agilidad y una capacidad envidiable. Entrar por la puerta de Confecciones Regateiro y ver detrás del mostrador a Ramonie corren, y por desgracia, casi ha desaparecido. Ramonita es la comerciante de toda la vida; la mujer que conoce a todos y cada uno de sus clientes, sus gustos, quien a simple vista atina con el traje que le puede sentar bien o la bata que le puede quedar ajustada. Ramonita es memoria viva de la historia del comercio de la villa rosaliana. Ahora, solo pensar en la última de sus decisiones le causa angustia y nostalgia. Y es que Confecciones Regateiro echará el cierre. “Con la que está cayendo ya no podemos aguantar más, el comercio pueblo se está muriendo y sostener esto ya es muy complicado”, confiesa con profunda tristeza.

Junto a su esposo, el recordado jurista Óscar García Piccoli, y sus hijas, Isabel y María Jesús, el comercio ha sido uno de los pilares fundamentales de la vida de esta padronesa ilustre. “Para mí es muy difícil. La verdad es que no me imagino sin tener que bajar todos los días a abrir la tienda. Esta es mi vida, pero no puedo seguir perdiendo”, comenta, al tiempo que hace un llamamiento a todos los vecinos del área de influencia de la capital del Sar para que se aprovechen de las grandes ofertas del periodo de liquidación.

“El género es muy bueno, ropa de muy buena calidad. Mi problema es que nunca dejé de comprar, que siempre quise estar a la moda y que cada temporada me hacía con colecciones nuevas. Ahora tengo cientos, miles de prendas de una calidad excelente a precio de saldo”, señala.

Desde elegantes chaquetas americanas y trajes para caballero hasta coquetos abrigos de mujer o niña, Confecciones Regateiro, que se localiza en la padronesa rúa de Rosalía de Castro, también oferta una amplia gama de vestidos de novia y novio, ropa para primeras comuniones, cazadoras de piel, ropa de hogar, complementos. De todas las tallas y colores; y además con un trato muy personalizado que hoy ya es muy difícil encontrar, sobre todo en las grandes áreas.

Ramonita quiere hacer llegar su mensaje a la gente de todas las comarcas de los alrededores de la villa rosaliana. “Siempre tuve muchos clientes de Santiago, de Boiro, de Rianxo, de Valga, de Noia… Esta liquidación puede ser una buena oportunidad para que se lleven la prenda que desean a muy buen precio”, explica.

Por otro lado, cabe destacar que el cierre de Confecciones Regateiro es una gran pérdida para Padrón. Con casi 94 años de historia, abrió sus puertas un Domingo de San Lázaro de 1928 en una casa de la rúa Longa situada enfrente del Ayuntamiento. Joaquín Vázquez y Encarnación Iglesias eran por aquel entonces un matrimonio joven y emprendedor que, siguiendo la tradición familiar -sus madres tenían tiendas-, dieron el paso para abrir un negocio en el que vendían telas, zapatillas e incluso perfumería de la famosa firma Myrurgia. “Tuvieron tanta gente el domingo que abrieron que les rompió el cajón del dinero por el peso de las monedas de plata”, recuerda su única hija, Ramonita, quien experimentó ya desde niña una gran pasión por el comercio. Y es que su padre ya la llevó a la Ciudad Condal con solo nueve años para que conociese las principales fábricas de tejidos.

“Después de estudiar internada en las Concepcionistas de El Escorial, mi padre quiso llevarme a Barcelona para presentarme en las grandes casas de confección y tejidos. A mí por aquel entonces ya me gustaba mucho ver los desfiles de moda y mi padre decía que yo tenía muy buen gusto, aunque la verdad es que él también lo tenía”, relata.

El tres de mayo de 1960 Joaquín sufrió un fatídico accidente. El microbús en el que viajaba junto con el equipo juvenil del Club Flavia de Padrón camino de Noia, adonde se dirigían a disputar un partido de fútbol, se precipitó por un barranco. Resultó herido de gravedad y la recuperación se alargó durante meses. Fue así como Ramonita se hizo con las riendas del negocio familiar.

“Papá quería cerrar el comercio pero yo, que ya estaba casada con Óscar y vivíamos en Padrón, le convencí para no hacerlo. Fue entonces cuando me puse al frente”, comenta la padronesa, antes de apuntar que con el paso del tiempo el catálogo de Confecciones Regateiro se fue ampliando: “De las telas pasamos a la confección tanto de hombre como de mujer y también tenemos mucha ropa de fiesta: trajes de boda, comunión, mantillas españolas… Además, todas las temporadas compramos prendas nuevas. Nunca hemos dejado de renovar el escaparate”, explica la comerciante. En 2016 Confecciones Regateiro dejó el antiguo bajo de la rúa Longa para trasladarse a las instalaciones que ya tenía en la calle Rosalía de Castro. Ramonita nunca se planteó dejar el comercio, ni siquiera cuando se lo propuso su padre después de aquella riada de 1987 que “nos llevó toda la mercancía”. Pero ahora, visto el panorama y tras el batacazo que supuso el coronavirus para todos, ha decidido despedirse. De todas formas lo hará, como siempre, con la más amable de sus sonrisas.

El Correo Gallego

«Me fuí a Madríd con una porquería de maleta vacía de ropa, pero llena de sueños.

Corría un ocho de octubre de 1942 cuando Rosa Solar, una mujer coraje casada con Antonio Castaño, dio a luz en una humilde casa de Lestrove (Dodro) a un niño al que llamaron José Domingo. Sería el segundo de una extensa familia de doce hermanos que se crió en las rúas de Padrón, el pueblo que en realidad corre por las venas de quien hoy es uno de los comunicadores de mayor prestigio de nuestro país, con innumerables premios y distinciones. Pepe Domingo Castaño se ha hecho a sí mismo, con tesón. Ahora lo relata en un libro de recuerdos de radio y vida, prologado por su buen amigo Julio Iglesias. ‘Hasta que se me acaben las palabras’ salió a la venta el jueves. El miércoles 26, a las 18.00 h, lo firmará en la Librería Pensamentos (Padrón); y el 27, a las 19.00 h, en El Corte Inglés de A Coruña.

He de reconocer, querido Pepe, que cuando me encargaron hacerte esta entrevista me invadió una sensación de entre miedo y respeto que no sabría explicarte… (carcajadas).

Pero, ¿por qué? Si tú y yo ya nos hemos tomado unas cuantas chiquitas juntos…

Quizás por eso… y porque eres un paisano al que admiro de manera especial. ¿Qué te parece si arrancamos?

Adelante.

Hasta que se me acaben las palabras es la historia de vida y radio de un niño que nació en Lestrove, se crió en Padrón y detestaba la lluvia eterna de nuestra Galicia. ¿Qué recuerdos guardas de la niñez?

Lo primero que recuerdo de niño es felicidad. Pese a que no éramos una familia de muchos posibles y teníamos nuestras privaciones y nuestros problemas para arrastrarnos en el día a día, todo lo que recuerdo de mis años de infancia es la palabra felicidad. Y es porque los niños de entonces, al contrario de los niños de ahora, jugábamos; y lo hacíamos donde hay que jugar, en la calle. No puedo olvidarme, y además lo cuento en el libro, de aquellas mañanas y tardes jugando a Tres marinos a la mar, al Pañuelo, a la Chenda, al Marro, a un montón de juegos que ya no existen, a los que los niños de hoy ya ni llegan ni saben cómo son. Es una pena.

Sé que la familia siempre ha sido importantísima para ti, un pilar fundamental en tu vida… Tus hermanos, pero sobre todo tus padres. Si te pregunto por Antonio y por la señora Rosa, ¿qué me contarías?

Bueno, de mi padre te puedo decir que era un señor que no podía atender mucho a la familia porque estaba siempre liado. Era un multitrabajador. Aparte de estar empleado en la Papelera Española, en aquellos terrenos que tenía en Cesures, a la orilla del río, era un hombre que vendía de todo. Recuerdo a mi padre vendiendo piedras de mechero, aceite, tabaco… O sea, hacía, entre comillas, un estraperlo familiar bastante potente. Y tenía poco tiempo para la familia. La imagen que tengo de él es la de verlo subido en la moto regresando de Herbón a las siete u ocho de la mañana, después de haberse despertado a las cinco, para ir a las seis a comprar las lampreas para luego enviarlas a Madrid.

Y de mi madre, ¡qué te voy a decir! A pesar de lo que parecía, era una mujer de mucho genio. Luego, cuando ya fue cumpliendo años, se fue amansando y se convirtió en una mujer entrañable a la que necesariamente tenías que querer. Ellos dos son un ejemplo para mí que he mantenido a lo largo de toda mi vida.

Una mujer a la que quiso todo un pueblo, todo sea dicho…

Sí, eso es un orgullo para todos los hermanos. Cuando se murió mi madre fue como si muriese un trocito de Padrón. Y eso a nivel familiar es muy grande. En su entierro sentí que el pueblo la quería. Cuando se murió mamá Rosa es como si hubiese muerto la mamá de Padrón.

Antes de llegar a la radio trabajaste en una peletería de nuestro pueblo, en la Picusa de Padrón…

Sí, pero yo no hacía pieles. Estaba en contabilidad, recomendado por mi tía Maruja, la de Casa Castaño, que era muy amiga de Ignacio Zaragoza, el dueño de Picusa. Había que trabajar y allí estuve un montón de años sufriendo; porque, a pesar de que la gente que me acompañaba era muy buena y todos se portaron muy bien conmigo, yo no era feliz. Sabía que aquello no era lo mío. Lo que pasa es que estaba esperando el momento para dar el salto a lo que yo quería, que era la radio, la música. En fin, digamos que un mundo que no tenía nada que ver con las contabilidades ni con las oficinas. Hasta que lo conseguí, fue una época muy complicada.

Pegaste el salto a Radio Galicia, en Santiago; y también comenzaste a cantar. Eres uno de los fundadores del Orfeón Terra a Nosa del recordado padre Feijóo…

Una vez que llegas a Santiago y te metes en una emisora, Radio Galicia, que era como la portavoz de la ciudadanía compostelana, ya te metes en Santiago de verdad. Y entonces, no solamente fui locutor de Radio Galicia. A mí ya me encantaba cantar. El padre Feijóo vino un día a la radio y me habló de que quería montar el Orfeón Terra a Nosa. Me dijo que sabía que yo cantaba, porque me oía en la radio, y que quería que fuese el solista del coro. Y como yo era un buen acicate para que se apuntase mucha más gente… Me apunté y, conmigo, un montón de amigos míos. Y así nació Terra a Nosa. Además, en aquella época conocí a Agustín Magán, que era un hombre que dirigía un grupo de teatro que se llamaba Ditea. Me metió también el gusanillo, y me dediqué a hacer teatro. En las escaleras de A Quintana montábamos unas obras de teatro maravillosas. O sea, que hacía en Santiago un poquito de todo. Y eso me fue curtiendo para todo lo que lo que vino después.

A veces te he escuchado decir que cuando te fuiste a Madrid lo hiciste con una maleta vacía…

Vacía de ropa, pero llena de sueños. La maleta que me llevé a Madrid era una porquería. Pero dentro estaban todos los sueños de un chaval que quería ser algo más de lo que era. Y yo creo que eso es lo que me ha motivado toda mi vida. Cuando me fui a Madrid… no lo piensas, porque si lo piensas de verdad con la cabeza, no te vas. Yo lo pensé con el corazón. El corazón en mi vida ha sido el que ha mandado. Se ha equivocado un montón de veces, pero alguna vez también ha acertado. Y creo que hice bien yéndome a Madrid.

¿Cómo fue?

Me pareció horrible aquella mañana que llegué, un 31 de diciembre de 1966. Hacía un frío tremendo. No me conocía nadie, paseaba por la Gran Vía y… acostumbrado a que en Santiago todo el mundo me dijera en la calle… ¡adiós, Pepeeee! En Madrid no me saludaba nadie. Fue muy complicado. Pero creo que las cosas que te cuestan son las que luego más agradeces. Si no me hubiera costado tanto, a lo mejor hoy no le estaría tan agradecido a la vida.

Y luego llegaron los programas musicales en la radio y la tele… De eso también hablas en el libro.

Es un poco un libro de sentimientos. No son unas memorias. A mí no me gusta la palabra memorias. No, son mis sentimientos convertidos en palabras. Hablo de la tele, de la radio, de cuando llegué, del trabajo que me costó entrar en la Ser. Allí hice El gran musical, y cuando me dieron el Premio Ondas en el 75 fue una de las mayores alegrías de mi vida. Luego me di cuenta de que la música ya no me gustaba y pedí un cambio a la Cadena Ser para hacer otro tipo de cosas. Porque yo en cada momento sé que, cuando algo por dentro no te genera ilusión, tienes que dejarlo y cambiar. Y como El gran musical ya no me generaba ilusión, cambié; y me fui a Magazine. Luego vino Carrusel Deportivo, que fue el lanzamiento definitivo de una idea que me rondaba en la cabeza: hacer una publicidad distinta a la que se hacía entonces en España.

¿Y hablas de la canción?

Cómo no voy a hablar de la canción, de cuando grabé Neniña, Viste pantalón vaquero, de cuando me propusieron irme a México y logramos ser número uno allí. Cuando nadie, ni yo, lo esperaba; porque, ¿cómo un tío con la voz que yo tengo podía llegar a ser número uno en toda América? O sea, una locura que no esperaba ni yo ni nadie.

Neniña se ha convertido en un himno, al menos en nuestro pueblo, ¿qué sientes cada vez que vienes a Padrón y compruebas que todos, mayores pero también tantísimos chavales muy jóvenes, se saben y cantan con euforia Viste pantalón vaquero y la camisa de cuadros?

Pues que vale la pena hacer cosas. A mí cuando me dicen: oye, ¿por qué has cantado si no tenías necesidad de cantar y, además, no eres cantante? ¿Y qué pasa? ¿Que yo no puedo hacer lo que me apetezca? Cuando lo hice, lo hice con la seguridad de que era una canción estupenda. Si yo no supiese que esa canción iba a triunfar no la hubiera grabado. Y cuando ahora voy a la romería del Santiaguiño do Monte y veo que a mi lado hay montado un tinglado de gente muy joven, que te llama a gritos para que vayas allí con ellos a beber un vaso de vino y a cantar Neniña… Eso es maravilloso. No hay cosa más bonita. Eso es muy grande.

La transición de Ser a Cope, de Carrusel a Tiempo de Juego, ¿cambió en algo a Pepe Domingo Castaño?

Claro. Tiene que haber un cambio, porque no cambias solo de emisora, sino de vida, de objetivos, de todo. Recuerdo que cuando nos fuimos de la Ser a Cope a mí me acojonaba de verdad que íbamos a tener veinte clientes a los que había que buscarle el truquillo. Cuando nos fuimos a Cope no llevamos ningún cliente de la Ser, porque no queríamos perjudicar a la emisora, y fueron todos clientes nuevos. Y con cada uno de ellos tuve que inventarme eso que me invento yo con cada publicidad. Sirvió para removerme por dentro totalmente. O sea, me limpió todo lo que había hecho hasta ese instante y me animó para recuperar toda la fuerza que yo podría conseguir en el futuro. Un Pepe Domingo completamente distinto.

Y lo habéis vuelto a conseguir, porque hoy sois la radio líder en información deportiva, ¿verdad?

Ahora mismo, sí. Llevamos un año entero en el que nos han dado, por fin, el número uno del EGM, en tres EGMs. Eso demuestra que lo somos de verdad, que no hay engaño. Digamos que para mí era lo que me quedaba por conseguir, ser número uno también en una aventura que todos tachaban de locura.

De todas formas, me imagino que tú con lo que te quedas es con esa gran familia que es Deportes Cope, y que te ha bautizado como La leyenda de la radio...

Bueno, familia teníamos también en la Ser. Los cimientos estaban ahí. Luego, como nos fuimos de Carrusel más de cincuenta personas, en Cope no cambió demasiado. El concepto de familia siguió; y las costumbres habituales siguieron: los jueves de juerga, tomar copas juntos, contarnos todo, no engañar al que trabaja contigo, ser respetuoso con todo lo que te rodea, querer mucho tu programa y a su gente… Eso te va metiendo dentro una sensación de complicidad que termina en el éxito. La familia es la base y lo que transmite Tiempo de Juego no es un engaño, es la verdad: si somos así tenemos que demostrar también que lo somos con la palabra.

Nunca has tenido pelos en la lengua delante de un micrófono para decir lo que piensas, ¿cuáles han sido las consecuencias?

He dicho toda mi vida lo que pienso. Lo que pasa es que en los tiempos de la Ser no tuve mucha oportunidad. Me generó algún problema, porque hubo algún ministro que alguna vez llamó para decir… a ver ese señor que está diciendo estas cosas… hay que cortarle. Eso no lo he contado nunca, pero ha pasado. Sin embargo, fíjate que en Cope yo no he tenido nunca ningún problema. Nadie me ha llamado para decirme nada sobre lo que haya dicho o dejado de decir. Eso para mí es maravilloso, por supuesto.

Me consta que Pepe Domingo es muy amigo de sus amigos, ¿qué representa para ti la amistad?

Es que sin amistad, dime tú qué vida puede haber. Si no tienes amigos, qué te queda. Los amigos son la base de tu vida. El poder confiar en alguien, el tomar una copa con alguien, el contarle tus secretos a alguien, el ahogar tus penas con alguien, el compartir alegrías tuyas y de la gente que te rodea… Eso es la amistad: respeto, cariño…

Julio Iglesias, que es buen amigo tuyo y prologa tu libro, suele decir que lo que más desea en la vida —por ejemplo, más tiempo— no lo puede comprar con dinero. ¿Qué opinas?

Me parece una frase maravillosa. Porque ahora mismo yo gano dinero, sí. Estoy en un momento estupendo económicamente, pero, ¿en qué ha cambiado mi vida? Digo, no ha cambiado en nada. Tengo lo mismo que tenía hace veinte años. Lo que me falta es lo que Julio pide: tiempo. Porque sabes que, aunque tienes todo lo de atrás, delante te queda poquito. Y, a veces, cuando estás solo y lo piensas, es duro, muy duro.

¿Crees que llegará el día en que Julio nos visite en Padrón?

Pues no lo sé. Me lo ha prometido tantas veces y luego me ha llamado para decirme que no podía… que el día que lo vea sentado en Rial tomando un pulpo y pementos no me lo voy a creer. Espero que este año pueda venir y que, además, aprovechando que sale el libro, pueda darle un abrazo en mi pueblo.

Sé que Tere, tu mujer, es otro pilar indispensable en tu vida, ¿qué hay de ella en este libro de sentimientos?

Está en la dedicatoria del libro: A Tere, por todo. Y todo es todo. O sea, yo empecé a nacer a la normalidad cuando llegó Tere. En el momento que ella llegó a mi vida era un tipo muy famoso, porque hacía de todo: estaba en El gran musical, iba a sacar un disco, hacía televisión… Y yo pienso que el Pepe Domingo de aquel tiempo era un Pepe Domingo muy creído. La llegada de Tere supuso bajarme a la altura del suelo y decirme: ¡Ehh!, que esto no es para siempre, que tú lo que tienes que ser es tú. Y cuando me dijo eso, me di cuenta de que estaba equivocado. A partir de ese momento nunca más creí que lo que me rodeaba lo había conseguido yo. Nunca lo consigues tú. Lo consigues gracias al equipo que trabaja contigo y a la gente que te acepta o no te acepta. Tere es el faro que mantiene mi vida en los parámetros que yo quiero que esté.

El tuyo es un libro solidario: donas los beneficios a Cáritas y Aeslema.

Cuando la editorial me propuso sacar el libro, pensé: ¿y esto qué me va a producir? ¿Más dinero? ¿Para qué quiero yo más dinero, si no voy a ser más feliz? Entonces recapacité y dije: siempre, desde que nací en Lestrove, me crié en Padrón y terminé en Madrid, la vida me ha dado todo lo que le he pedido. No puedo quejarme de lo que me ha dado la vida. Tengo que compensar a la vida por todo esto; y la mejor forma es dedicarle el beneficio de este libro a gente que lo necesita mucho más que yo.

¿Se le acabarán algún día las palabras a Pepe Domingo Castaño?

Ahí está el título del libro. Es la última frase de la obra. Termina así: hasta que se me acaben las palabras. No iba a ser ese, sino Callejón de dos salidas, que es un callejón que tú bien conoces y que está en Padrón, al lado de la casa donde yo viví. Porque de pequeñito dije: si algún día escribo un libro, lo voy a titular así. Pero luego, cuando la editorial recibió el último capítulo me dijo que el título debería ser Hasta que se me acaben las palabras. Y estoy de acuerdo. Y cuando me preguntan, ¿hasta cuándo? Pues les respondo: hasta que haga el mejor programa de mi vida o hasta que se me acaben las palabras. Que sea cuando Dios quiera.

Ya por último, Pepe, ¿cómo te gustaría ser recordado?

Como un hombre que pasó por la vida intentando hacer felices a todas las personas con las que se cruzó.

El Correo Gallego

Rescatan oito cachorros lanzados a colectores no Deza e en Pontecesures.

Persoal do Centro de Acollida e Protección de Animais (CAAN) da Deputación de Pontevedra rescatou nestes primeiros días do ano a dúas camadas de oito cachorros que foron lanzados a dous colectores nos núcleos urbanos en Lalín e Pontecesures. Aínda que un deles faleceu ao chegar ao centro, os outros sete, con apenas horas de vida no caso de Lalín e escasos días no de Pontecesures, estanse a recuperar cos coidados ofrecidos polo persoal de Caan. A primeira das camadas apareceu nunha caixa dentro dun colector en Lalín no mesmo día 1 de xaneiro, na Rúa Principal. Eran dúas femias, Alicia e Ana, e dous machos, Leo e León, que faleceu polo delicado estado de saúde en que se atopaba. Posteriormente, o día 12 de xaneiro persoal do centro da Deputación rescatou outra camada, cunha femia, Sala, e tres machos, Yogui, Cibrán e Xenaro, tamén nun colector na rúa Victor García de Pontecesures. O aviso deuno unha muller que viu como paraba un coche preto do lugar e, tras escoitar un ruído, acercouse ao colector e viu os cans. Estaban tamén nunha caixa. De seguir a evolución favorable, os cachorros pasarán no centro polo menos tres meses ata completar as pautas de vacinación antes de saír en adopción.

El Correo Gallego

Escasez de lamprea en la primera semana de campaña en el Ulla.

Como ya ocurrió el año pasado, la campaña de la pesca de la lamprea en el curso fluvial del Ulla ha empezado muy floja, y el preciado pez apenas se deja capturar por los valeiros de Pontecesures, los únicos que de momento han optado por lanzar sus nasas al río desde el día 4, en el que oficialmente se estrenó la temporada. La primera lamprea fue capturada por Ramón Agrasar el pasado día 6, festividad de Reyes, y degustada por un grupo de vecinos de la localidad pontevedresa, que hicieron una hucha y llegaron a pagar por el ejemplar, de 1,4 kilogramos, 180 euros. “Por fin el primer ejemplar se queda en Pontecesures”, explican que exclamaron.

Tras un inicio en el que las nasas de butrón que se utilizan para esta pesca llegaban vacías a puerto, esta semana la lamprea se está dejando querer más, gracias al buen tiempo, y los valeiros están capturando entre 12 y 14 ejemplares estos días, con un peso medio de 1,5 kilos y un precio que ronda los 40 euros.

“Ahora va algo mejor, pero el río sigue teniendo poca agua. Lo ideal era que vinieran algunas borrascas y movieran el río, porque la pesca de la lamprea necesita más corriente”, explica un experto valeiro de Pontecesures y miembro de la Cofradía de Carril, Pepe Barreiro, que ayer junto a su compañera de embarcación capturó seis ejemplares del demandado pez.

La campaña de la pesca de lamprea en el río Ulla se abrió el pasado 3 de enero y se prolongará hasta mediados de abril.

Están autorizadas para pescar en el río Ulla unas catorce embarcaciones de las cofradías de Carril y Rianxo, con una media de dos pescadores por barco. De momento, y ante la escasez de la especie, los marineros de campaña de la lamprea y las nasas que se colocan en el río tan sólo pertenecen a las siete embarcaciones de Pontecesures.

Más de un centenar de nasas fueron sumergidas por los marineros de Pontecesures entre el puente romano y la desembocadura del Sar en la primera jornada, que no dio sus frutos. Aunque esta semana ya recogen a diario algunos ejemplares que tras pasar los controles rutinarios de peso, vuelven a la mano del pescador, que negocia su venta con los dueños de los restaurantes.

LIMITACIONES. La pesca de la lamprea se hace a bordo de embarcaciones, y para llevar a cabo las capturas, se utiliza un aparejo llamado butrón. Se trata de una nasa de forma cónica que se lanza desde el barco al agua para después ir tirando de los cabos. Este sistema permite que el ejemplar capturado quede intacto, favoreciendo que se mantenga su textura y sabor. Un trabajo artesanal y laborioso para recoger las preciadas lampreas, uno de los peces más antiguos que exieten en el planeta.

Según se establece en la orden de la Xunta de Galicia, las redes solamente podrán estar colocadas desde las 20.00 horas hasta las 8.00 horas, quedando prohibida la captura entre las 8.00 de los sábados hasta las 20.00 horas de los lunes.

La pesca de la lamprea solo se puede realizar en las zonas autorizadas y con una serie de limitaciones. Así, en caso de las pesquerías de Areas y As Vellas, los pescadores deben dejar libre el canal del río, y no pueden trabajar en la llamada vena. También tienen que utilizar redes que no causen daño a otras especies piscícolas, y todas las que se capturen en las pesquerías que no sean lampreas, tendrán que ser devueltas a las aguas del cauce fluvial.

El Correo Galego

Pontecesures busca la fórmula para que Nestlé pueda ampliar su fábrica.

El primer paso sería una modificación puntual del plan urbanístico

El 16 de agosto de 1939 salió de la nueva fábrica de Nestlé en Pontecesures el primer bote de leche condensada de su historia. Desde entonces y hasta ahora, esa factoría ha sido un motor imparable del empleo en esta localidad del Baixo Ulla, convirtiéndose, en palabras del alcalde de esta localidad, Juan Manuel Vidal Seage (PP) en «un símbolo do pobo». Y entre que hablamos de puestos de trabajo y de historia viva, el regidor reconoce estar trabajando sin pausa para intentar garantizar a la empresa que podrá acometer los grandes planes que tiene para su factoría cesureña, que la firma quiere y necesita ver crecer. «Falamos dun proxecto moi importante, porque pretenden converter a factoría na referencia de leite condensada, e dunha inversión de máis de dez millóns de euros», advierte el regidor.

Pontecesures no quiere perder el tren de Nestlé y por eso el Concello trabaja codo con codo con la empresa para que el proyecto esbozado por esta pueda salir adelante. Hace unas semanas, Vidal Seage acudió a Portos de Galicia para trasladar la situación a esta entidad, cuyo concurso será fundamental para que los planes salgan bien. Y es que son titularidad de Portos los 4.000 metros cuadrados a los que Nestlé aspiraría para crecer sobre ellos. Antes lo haría sobre la propia parcela que ocupa en la actualidad, ampliando el suelo edificable y permitiendo ganar el hueco preciso para que en Pontecesures, además de fabricar la leche condensada, se pueda habilitar una zona de embalaje y almacenamiento del producto. En este contexto, el Concello considera imprescindible dar un impulso al Plan de Usos Portuarios de Pontecesures, un documento que permitirá ordenar la zona y abrir la puerta a la posible ampliación de Nestlé. La empresa, de momento, prefiere guardar un prudente silencio al respecto de sus planes para Pontecesures: «Como es habitual, Nestlé implementa mejoras en sus fábricas para alinearse con sus necesidades de negocio y su hoja de ruta de sostenibilidad», dicen desde el gabinete de comunicación.

En cualquier caso, la operación para abrir la puerta a una eventual ampliación de la factoría es compleja, toda vez que la fábrica está ubicada al lado del Ulla, en una zona afectada por múltiples normativas. En el plan deberán verse implicadas varias administraciones, además del Concello: Portos, Costas, Patrimonio, Industria… «Temos que atopar un punto de equilibrio entre todas as partes», explica el alcalde Juan Manuel Vidal Seage, quien destaca la importancia de ir de la mano de la multinacional, trabajando de forma armónica. El primer paso es conseguir una modificación puntual del plan urbanístico, un trámite por el que se cambiaría a industrial el uso de algunas zonas, y que permitiría abrir un acceso peatonal a la zona de Porto.

La Voz de Galicia