El rap tiene cabida en la Navidad de Padrón.

El auditorio acogió batallas de gallos, en un evento benéfico a favor de Cáritas

Villancicos, música de banda y rap y freestyle. Todo ello tiene cabida en la Navidad de Padrón, donde Papá Noel es rapero. Bajo ese título, el auditorio de la capital del Sar acogió en la tarde del domingo un evento de batallas de gallos (enfrentamiento verbal rimado entre dos o más personas), organizado por OSonDoSar en colaboración con el Concello y con fines benéficos a favor de Cáritas Padrón, de modo que la entrada era un juguete en buen estado. Así, tras el concierto de Navidad del sábado de la Banda de Música Municipal de Padrón y antes del de villancicos del día 21 de la corales, en el auditorio sonó el estilo freestyle rap a golpes de batallas de gallos que, como bien las definió uno de los promotores del evento, José Ángel Llerena, con nombre artístico Aligator, «son regueifas modernas en castellano».

Así, concursaron 21 jóvenes de entre 15 y 32 años llegados desde distintos puntos de Galicia, como Vigo, Cambados, Meis, Ribeira, Lugo o Ferrol, además de varios padroneses. Tres de estos últimos formaron parte, además, del jurado, junto con Noa Vigo de Santiago y Romero de Ferrol. La primera también deleitó a los asistentes con una actuación al finalizar las batallas de gallos. Y, antes de empezar el evento, actuó el prometedor grupo local de rock Fivestarservice. 

El ganador de las batallas de gallos fue JotaM, de Lugo; en segundo lugar quedó Nukalis, de Meis y, en tercero, Seo, de Ferrol. Como premio recibieron un pequeño trofeo realizado en impresora 3D. 

«Este evento demuestra que el rock y el rap pueden coexistir sin que pase nada», dijo nada más acabar la actuación de Fivestarservice José Ángel Llerena que, junto con Diego Resúa (Resu), está detrás de OSonDoSar, que se dedica a la organización de citas de rap y hip-hop. La del domingo era la cuarta que organizaba este año en Padrón, después de la de Pascua, la de las fiestas del Santiaguiño do Monte y una en agosto en el Campo de A Barca. «En la zona de Padrón hay mucho talento y quería facilitar la organización de este tipo de eventos en casa ya que, para competir, yo tuve que irme fuera», explica el promotor, quien precisa que las batallas de gallos son «como una obra de teatro en las que puedes insultar, pero todo lo que se dice en el escenario, queda en el escenario». 

Con esta actividad, el Concello de Padrón quiere que la programación de Navidad llegue también a los jóvenes, de manera que el programa sea, realmente, para todos los públicos, sin contar el carácter solidario de la cita, según explica la concejala de Festexos, Chus Campos, quien también siguió las batallas de gallos.

La juventud tiene otra cita destacada en Padrón con la fiesta de fin de año que organiza la asociación Open Air, además de la carrera solidaria de San Silvestre que se celebrará ese día por la tarde, a favor de Cáritas Padrón y en la que la inscripción es un kilogramo de comida no perecedera.

La Voz de Galicia

«Quiero estudiar español y aprender para ser mecánico o soldador»: los sueños de los refugiados que han llegado a Valga.

Vienen desde Mali, Senegal o Gambia buscando un futuro mejor y huyendo de una realidad amenazante; preguntamos a uno de ellos por qué ha dejado su país y su respuesta, traducida por un compañero, estremece: «Él solo dice esclavo»

La mujer sonríe. Sin detener su tranquilo paseo, da un «bos días» amigable tras el que reprime su curiosidad: a las puertas de un hotel de Valga, varios grupos de hombres de piel negra conversan y llenan la mañana de ecos exóticos. Ellos forman parte del grupo de 118 refugiados que llegaron el lunes por la tarde a esta pequeña localidad pontevedresa donde se ha establecido un centro de acogida de refugiados al que aún están por arribar 55 personas másAllende Palomo, de la oenegé Rescate, explica que tanto los solicitantes de asilo como el equipo que los va a acompañar durante su estancia en Valga están aún aterrizando: hay mucho trabajo por delante para poder ofrecer a estos hombres no solo cama y comida, sino también las herramientas básicas para que puedan construir su vida entre nosotros: clases de español, cursos de formación que les permitan encontrar trabajo, e incluso actividades con las que llenar las horas libres. «Les encanta el fútbol; nos han comentado en el Concello que aquí cerca tienen un campo» comenta Palomo, que confía en encontrar en Valga ese pueblo acogedor y amable que retrata su alcalde, el popular José María Bello Maneiro.

Aunque todos llevan ya unos meses en España —primero en Canarias, luego repartidos entre Alcalá de Henares y Mérida— la mayor parte de los subsaharianos que han arribado a Valga apenas saben hablar español. Nouma se defiende con cierta soltura: tiene tantas ganas de hacerse entender que rebusca en su cerebro las palabras que necesita para explicarse. Cuenta que es de Gambia. Dejó su país hace dos años, cuando su padre lo echó de casa. Buscó cobijo primero en Mauritania y luego se echó al mar. Pasó cinco días en un cayuco, con 56 personas más, antes de arribar a Canarias. Él tiene claro lo que espera encontrar aquí: refugio y futuro. «Quiero estudiar español y aprender para ser mecánico o soldador», dice esforzándose por pronunciar bien cada palabra.

Convertido en intérprete, Nouma ayuda a otros a contar sus historias. Su amigo Bamba, un senegalés de 22 años, lleva cuatro meses en España. Huyó de su país temiendo por su vida y no tiene ganas de hablar de ese asunto. «No puede decir más ahora», resume Nouma.

Tampoco Mamadou tiene ganas de hablar del pasado. Tiene 30 años, es de Mali, y se aferra al silencio: «Quiere aprender y trabajar», nos traduce otro de sus compañeros. ¿Por qué dejó Mali? «Él solo dice esclavo». Y entonces se nos viene a la cabeza la advertencia de Allende Palomo: «Son muy jóvenes, pero muchos de ellos, los que vienen de Mali por ejemplo, huyen de situaciones que eran prácticamente de esclavitud, así que, sí, la mayoría han trabajado mucho». No es de extrañar, por tanto, que sea tan importante que en el centro se preste ayuda psicológica para ayudar a curar heridas que parecen ser muy profundas.

Junto a la triste mirada de Mamadou aparecen los ojos esperanzados y curiosos de Djiby. Es un senegalés de 28 años que estudió francés en la escuela y que ha descubierto que «el francés y el español se parecen». Así que nos explica que tuvo que dejar su país porque «no podía vivir allí». Nunca había visto el mar, pero no dudó en subirse en un cayuco en el que pasó siete días y mucho frío. Todo, por conseguir alcanzar Europa y tener la posibilidad de «estudiar y trabajar aquí, y mandar dinero a mi familia». Djiby contesta preguntas, pero también las hace. «¿Aquí hay más gente negra?», chapurrea. Y se lleva una alegría al escuchar que en Cambados, a unos kilómetros, hay senegaleses trabajando en el mar. Se lo cuenta, rápidamente a uno de sus compañeros. «¿El mar está muy lejos?», vuelve a preguntar luego, y mira con ansia en la dirección que le indicamos: la de la ría de Arousa.

Siguen las preguntas, que llegan de Djiby y de otros jóvenes que se han ido acercando. En sus mochilas, junto a experiencias de una dureza que solo podemos imaginar, traen recuerdos de sus países, de sus familias. Paisajes distintos a los nuestros, sabores diferentes, diferentes músicas y tradiciones… Muchos tienen ganas de compartir todas esas cosas buenas que vienen con ellos de África, empezando por un sinfín de lenguas que convierten Valga en una pequeña Torre de Babel en la que, al fin y al cabo, todos se entienden porque todos tienen ganas de entenderse.

Pronto comenzarán las clases de español y el trabajo de las 19 personas que forman el equipo de acompañamiento de los refugiados. Explica Allende Palomo que estos pueden empezar a trabajar después de seis meses en España, y confía en que el centro de acogida de Valga logre encontrar ocupación a al menos una parte de sus ocupantes. «En Galicia es relativamente fácil encontrar trabajo para ellos», cuenta, y relata la historia de una carnicera de Santiago que ofreció empleo a dos de los residentes en el Monte do Gozo. «Aquí, al ser una zona rural, contamos con que haya trabajo» para unas personas que, a la espera de recibir formación, llegan a España como mucho con «estudios primarios; puede haber alguno que tenga algo más». Durante su estancia en el centro de acogida, en el que permanecerán mientras no se van resolviendo sus solicitudes de asilo, recibirán formación en oficios como albañilería, carpintería, manejo de carretilla… Cada uno de ellos es una oportunidad de futuro para unos jóvenes cargados de esperanza.

La Voz de Galicia

Horarios de autobús Pontecesures/Padrón y viceversa.

DE LUNES A VIERNES

Salidas de Pontecesures. (Horario aproximado): 8:10, 10:10. 10:40, 11:40; 12:20 18:15 y 18:40 horas.

Salidas de Padrón: 10:20, 11:00, 11:45, 12:30. 18:15 y 20,00 horas.

SÁBADOS

Salidas de Pontecesures. (Horario aproximado): 10:10, 10:40, 11:40 y 12:20 horas

Salidas de Padrón: 10:20, 11:00, 11:45 y 12:30 horas.

DOMINGOS

Salidas de Pontecesures: (Horario aproximado): 8.10; 9:10, 9:55; 10:40, 11:40 y 12:40 horas

Salidas de Padrón: 9:30, 10,00, 11:00, 12:00 y 13:00 horas

LOS DÍAS FESTIVOS NO HAY SERVICIO

Falleció José Antonio Domínguez Abreu.

A los 72 años de edad murió este vecino del Camiño de San Xulián 4 que estaba casado con María Teresa Baleirón Vigo.

Hoy domingo, a las 16 horas, tendrá lugar el funeral en la Iglesia de Pontecesures. Luego los restos mortales recibirán sepultura en el Cementerio Parroquial de Santa María de Dodro.

Descanse en paz.