La medalla olímpica que llegó caída del cielo.

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Ángel Barreiro y su pupila Morison ayer en Ravella.

El jueves, por la corporación municipal de su concello, Pontecesures, y ayer por el alcalde de Vilagarcía, la localidad de su entrenador Ángel Barreiro. Camila Aldana Morison cerró tres días de recepciones institucionales por su bronce en la prueba de K-1 Sprint en los Juegos Olímpicos de la Juventud, iniciadas en la Deputación de Pontevedra. Actos que más allá de la parafernalia y algún obsequio útil -el Concello cesureño le regaló a la kayakista una pala- permitieron descubrir la intrahistoria del podio olímpico conquistado por la estrella en potencia del Baixo Ulla.

En el salón noble de Ravella el entrenador y presidente del Náutico Pontecesures, Ángel Barreiro, desveló la ayuda celestial recibida por su pupila el día del bronce, y sin la cual no habría disfrutado ni de las mieles deportivas, ni de los reconocimientos de sus paisanos de Carreiras y de los políticos del lugar. «El día de la competición por las medallas», se arrancó Barreiro, «decidimos llevar a Camila en taxi en vez de en el bus que iba desde la villa olímpica al campo de regatas para que fuese más descargada». Era la diferencia entre hora y media y media hora de viaje. Pero «el taxi se perdió. Llamamos al jefe de la delegación española y con un traductor le explicaron por teléfono cómo ir. Llegamos a 10 minutos de tener que competir, todavía sin cambiar, pendientes del pesaje… Y entonces tuvimos la suerte de que cayó una tromba de agua y se aplazó el programa media hora; si no, no llegábamos». ¿Conclusión? «La medalla estaba para nosotros».

La Voz de Galicia

Nota sobre el acto de homenaje a Camila Morison en la Casa Consistorial.

El sábado 30 de agosto regresó a esta villa la joven piragüista del Náutico de Pontecesures, vecina del lugar de Carreiras de este municipio, Camila Morison, que obtuvo una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud que tuvieron lugar en China. No organizó acto alguno de recepción el gobierno local ni tampoco programó un homenaje a la joven que lo tiene más que merecido por su importante logro, algo muy criticado por esta agrupación y por muchos vecinos.

Pues bien; a última hora de la mañana de ayer el alcalde de Pontecesures convocó a los miembros de la corporación para un homenaje a la palista que tendrá lugar a las 12:30 horas de hoy jueves, 11 de septiembre, en la Casa Consistorial.

Este concejal quiere manifestar su queja por la tardanza en organizar el homenaje. Es ya un acto «reseso», cuando ya se realizaron antes otros por parte de vecinos y otras instituciones. Vamos, como siempre, a rebufo de los acontecimientos, y padecemos un gobierno local que, a pesar de cobrar un sueldo mensual tres de sus componentes, carece de ideas y de iniciativas como demuestran estos hechos.

Aún por encima, el acto se va a celebra a las 12:30 horas de la mañana de un día laborable y lectivo en infantil y primaria con lo cual se limita la asistencia. Este concejal por razones laborables, no va a poder asistir a este acto, no entendiendo como el mismo no se celebra en horario de tarde/noche o en fin de semana como siempre se celebraron este tipo de actos. Parece que solo se piensa en los concejales del grupo de gobierno, en especial en los que cobran las exclusivas, pasando de las disponibilidades horarias de los concejales de la oposición.

Muy reprobable lo sucedido, pero no se puede hacer nada y ahora lo peor sería crear una polémica sin sentido. Tan solo quiero disculpar mi ausencia y hacer pública mi felicitación más sincera para Camila Morison y para su famillia. Su logro fue extraordinario y le deseo lo mejor para un futuro deportivo que promete mucho.

Luis Ángel Sabariz Rolán

Concejal de ACP Pontecesures

Carreiras por abrazar a Morison.

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La aldea de Camila entera y vecinos de otras partes de Cesures rindieron un emotivo recibimiento a su estrella, recién llegada de China con su bronce en los JJJO de la Juventud.

Era una sorpresa, y la cara de asombro y felicidad de la homenajeada al bajarse del autobús que la traía del aeropuerto de Vigo, con origen en China y escala en Madrid, pasaba la prueba del algodón. La aldea entera de Carreiras y varias decenas más de vecinos de Pontecesures aguardaban en la entrada del lugar a la que desde ayer es ya su hija predilecta. Anonadada por la estampa, recibida con una salva de cuatro cohetes y pancarta, la medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de la Juventud se reencontró con sus gentes al son del grupo de gaitas Airiños de Valga, que tuvo que esprintar desde la Festa da Caña e da Anguía para llegar a tiempo de poner banda sonora a la bienvenida a la deportista que más alto ha volado en la historia cesureña.

Con el himno gallego de fondo, Camila fue avanzando a paso lento para irse fundiendo en besos y abrazos con cuanto se cruzó en su camino. La primera, su tía-abuela Manuela. Después, sus dos mejores amigas, Silvia y Antía. Y a partir de ahí, compañeros y directivos del Náutico Pontecesures y vecinos de todas las edades que no dejaron de reclamarla para hacerse fotos con ella y con su preciado metal. Para entonces ya llevaba consigo un enorme ramos de flores, otro detalle de los promotores del acto, José Manuel Moreiras, Ana María Eitor y un tercero que quiso permanecer en el anonimato. Algún cántico, muchos aplausos. Y para rematar, un «Viva Camila».

La Voz de Galicia

«Cuando me dieron la medalla y empezó a subir la bandera fui consciente de lo que había hecho».

Recibida por una docena de familiares y compañeros de club en Vigo, Camila llegó a Carreiras junto a su entrenador y presidente del N. Pontecesures, Ángel Barreiro, para vivir otra experiencia que no olvidará.

-¿Se esperaba este recibimiento?

-No. La verdad es que no. Estoy súper emocionada. Cuando vi todo esto no sabía qué hacer. Para mí esto significa muchísimo. Sabía que la gente de aquí era buena, pero esto ha sido increíble.

-Han pasado seis días desde su medalla en unos Juegos Olímpicos de la Juventud. Ya con más perspectiva, ¿cómo lo recuerda?

-En el momento de darme la medalla y empezar a subir la bandera, entonces fui consciente de lo que había hecho. Y sentí… Emoción.

-Usted compitió tres días, pero se pasó tres semanas en Nanjing. ¿Cómo fue su experiencia?

-Al principio, como era la única piragüista, iba un poco asustada. Pero fue increíble. Conocer a tanta gente. El equipo español éramos un grupo muy unido. En mi apartamento éramos ocho chicas. Las tres gallegas, cuatro sevillanas y una ciclista catalana, y fue genial. En Madrid lloramos todas al separarnos. Hasta que competí y logré la medalla estuve muy concentrada en lo que tenía que hacer, entrenando duro para intentar corregir los últimos detalles. Después no hubo tiempo para aburrirse. En la villa olímpica había muchas actividades, y visité Nanjing, donde con tanta polución no veías el cielo y Shanghai; no me gustó porque había tanta gente que te senías agobiada.

-Y ahora, ¿qué?

-Ahora a descansar dos semanas, y a volver a entrenarme. No viajé a Nanjing con expectativas de podio. La medalla me ha motivado más. Me encantaría competir en el K-1 500 en los Juegos de Tokio 2020.