Fina, 50 años siendo churrera: «Me levantaba a las cinco de la mañana y no volvía hasta las diez de la noche. Ahora quiero que mis nietos me paguen un viaje a Punta Cana».

Después de toda una vida en su puesto de churros, Fina cuelga el delantal. Ahora continuará con el legado su nieto Ibai, que ha conseguido transformar el negocio de su abuela. «Sentí un orgullo inmenso cuando mi nieto me dijo que quería seguir con la churrería», confiesa

Fina tiene 67 años y hace pocos días que ya está jubilada. Durante 50 años ha recorrido mercados, ferias y romerías con su puesto de churros. Una vida ambulante que puso en marcha su bisabuelo en 1842. Ahora, su nieto Ibai se convierte oficialmente en la quinta generación al frente del negocio, ya que hace un año lo transformó y abrió las puertas del local que lleva la esencia de su abuela y de su tatarabuelo: La Quinta.

A pesar de haber iniciado su jubilación, a Fina todavía «le pica» seguir vigilando que vaya todo bien y poder echar una mano. «Es que son tantos años seguidos que se me hace raro», confiesa. Pero está tan contenta que no deja de sonreír y recuerda el momento en el que su nieto le dio la noticia de que Churrería Fina no moriría. «Para mí fue una sorpresa muy grande. Sí que es verdad que venía conmigo a la feria a trabajar y a hacer las masas, pero yo nunca me imaginé que iba a poner el local que puso», explica. Y además en un sitio fijo en plena capital gallega. «Trabajábamos por toda la zona de Vigo, Redondela, Tui, Porriño… Íbamos hasta a la feria de Arteixo. Que mi nieto trajese la churrería para Santiago, que es la capital, fue un orgullo inmenso», afirma.

Su vida no fue fácil, porque tuvo un trabajo muy sacrificado en el que no podía hacer planes ni preocuparse por la hora. «Es una vida muy dura. Te tiene que gustar muchísimo todo el mundo de la feria. A mí me gustaba mi trabajo. Yo hacía una masa para los churros y decía: ‘Bueno, pues tengo un gimnasio’ y cuando los freía pensaba: ‘Pues también tengo sauna e hidratación para la piel’. Iba haciendo del trabajo una alegría para llevarlo mejor», indica.

Madrugones y viajes en coche que incluían montar y desmontar un puesto para que su clientela pudiese disfrutar de unos churros recién hechos. «Me levantaba todos los días a las cinco de la mañana y a las seis salía de casa, pero no volvía hasta las diez de la noche. Los días de invierno llovía y te mojabas. Nos quedábamos con la mojadura, pero teníamos que ir, porque siempre había alguien que quería unos churros», detalla. Su agenda también se veía modificada por el trabajo. «Fíjate, cuando mis hijos se casaron, hicimos la boda en un día festivo por no perder el sábado y el domingo de atender a nuestra clientela. Amoldamos nuestra vida al negocio», confiesa.

«No me imaginaba mis churros con Kinder»

En cuanto Ibai abrió el local, ella acudió sin dudar para aportar la experiencia que ha recolectado durante tantos años en su puesto. «En la cocina estuve enseñando y dando consejos. Mi nieto me llamó y me pidió que le echara una mano porque quería tenerme ahí para contribuir con mi experiencia», cuenta. Aun así, no se imaginaba que sus famosos churros podrían convertirse en piruletas y corazones o estar bañados en salsa de Kinder o rellenos de dulce de leche. «Por supuesto que no lo imaginaba. Y eso lo hizo mi nieto y por eso digo que para mí es muy importante que él le pusiera tanta pasión a esto, porque nosotros hacíamos lo básico siempre, churros y poco más. Como mucho con un poquito de chocolate», puntualiza.

¿Y cuál es el secreto de unos buenos churros? «Creo que la clave es que te guste hacerlos, porque día a día mejoras la receta aunque ya la sepas. Y hablar con el cliente todos los días porque vas aprendiendo todavía más. Después siempre hay algún secreto que no se puede contar. Pero bueno, el resumen es tener ganas, hacer un buen amasado y tener un buen aceite y una buena harina. De ahí te sale un buen churro», admite.

Mientras Fina no le quita el ojo a su nieto con su sonrisa intacta, Ibai explica los inicios del proyecto. «Hace dos años falleció mi abuelo y decidí ir a echarle una mano porque estaba un poco sola. Además a mi abuela ya le costaba ir a las ferias porque son duras y que duran todo el día. Ten en cuenta que sales de casa a las seis de la mañana, coges el coche y no vuelves hasta que dan las diez de la noche. Yo también estaba pasando por un momento de mi vida un poco de transición y venía de otros trabajos. Sobre la marcha se me fue ocurriendo una idea que ya mi padre pensó en su día y que el resto de la familia tenía ahí un poco en un vaivén. Al final los astros se alinearon, por así decirlo, y abrimos el local», cuenta.

Porque Ibai, a pesar de ser gallego, se marchó de Galicia cuando era pequeño. «En Madrid estuve estudiando, pero en Marruecos pasé toda mi infancia. En cuanto me deshice de la empresa que tenía allí, justo pasó lo de mi abuelo y acabé volviendo para aquí. Mientras le ayudaba ya tenía la intención de ver por dónde podíamos tirar y por dónde podíamos reconstruir el negocio», afirma. Escoger el nombre tampoco fue sencillo porque tenía que reflejar que continuaba el legado. «Todos los churreros que tú te encuentres por la provincia y alrededores suelen ser familia de mi abuela. Tuvimos la idea de ponerle Churrería Fina para continuar, pero decidimos buscar un nombre un poco más simbólico, que leyéndolo con un pequeño matiz que tienes la gente lo entendiese», cuenta.

«Mi abuela es exigente»

Y así nació La Quinta. «El tema de la empresa fue algo que me encantó desde siempre. Antes de esto tuve una empresa propia y nos dedicábamos al mundo de la construcción, que también me atrae mucho. En mi casa el negocio ambulante siempre se vio como algo muy duro, en el que a la mínima si tenías la opción de estudiar, estudiabas. Pero al final en mi caso acabó tirando también la tradición familiar. Me daba pena que se quedara sin continuidad después de tantas generaciones y de tantos años de trabajo. Finalmente encontramos la manera de darle una vuelta y de reconvertirlo, por decirlo de alguna manera», confiesa. Además tuvo claro desde el principio que se lo tomaría en serio. «No queríamos que fuese solamente una marca, de montar el local y olvidarnos, sino que detrás de la marca, seguir trabajándola y poner el mismo empeño que se ponía en el puesto de la churrería desde siempre», afirma.

Ibai es igual de perfeccionista que su abuela. «Mi abuela aquí no lo es, pero en su negocio lo fue mucho», confiesa. «Aquí, porque él es el dueño, pero en el mío sí», le replica ella. Pero a todo se le saca el lado positivo. «Yo pienso que serlo es algo bueno. Aunque mucha gente siempre te suelta el comentario de que los churros solo son harina, agua y sal, es algo mucho más complejo de lo que se piensa. Al ser algo artesano, requiere que seas siempre perfecto y constante. Nosotros aquí lo que intentamos es que tú vengas un día, te comas un churro, y al cabo de tres meses vuelvas y te comas otra vez el mismo churro sin ninguna variante. Eso es muy difícil de conseguir», explica él.

Además de querer todo perfecto, a la familia también les caracteriza el don de gentes. «Estar de cara al público siempre nos gustó mucho, así que ya estamos acostumbrados. Si ibas a la feria tenías que ser bueno con la clientela, no te quedaba otra. Entonces, esa parte fue lo que menos costó. Y como en la familia siempre hubo la costumbre de que los fines de semana se trabajaba, no cambia nada de que aquí también se haga», detalla Ibai.

Su primo Borja —que también es nieto de Fina— aporta su granito de arena en los fogones. «Mi primo Borja está de cocinero. Estuvo desde el principio aquí conmigo echándome una mano. Fue aprendiendo poco a poco y ya se quedó. Como sigue estudiando en la universidad, compagina los estudios con esto para sacarse un extra», indica. «Ver lo jóvenes que son y que tengan esas ganas de trabajar y de luchar es lo que me llena, porque pienso que todo lo que hemos hecho con nuestro negocio tuvo su fruto y no se quedó ahí. Ahora continúa», indica Fina.

¿Y ahora qué hará con tanto tiempo libre? «Me gusta viajar, lo que pasa es que por mi trabajo no podía. Ni tampoco podía tener esos fines de semana para descansar. Los domingos trabajaba siempre en la parte sur de Galicia, aunque nos movíamos por otras zonas para fiestas y romerías. El otro día fui al mercado a Padrón y me di cuenta de que llevaba 40 y pico años sin ir de paseo. Ya no me acordaba de lo que era aquello», confiesa. Por su parte, le deja caer a sus nietos —que son tres en total— que deberían pagarle un viaje. «A ver, yo creo que entre todos no es tanto… Le toca poner poquito a cada uno, ¡eh!», exclama Fina «¿Tú qué prefieres, playa o montaña?», le pregunto. «¡Playa, playa!», responde efusivamente. «¿Punta Cana?», le propongo. «¡Por ejemplo!», contesta mirando a su nieto. «Algo se hará. Hay que agradecer también todo el esfuerzo», afirma Ibai. Lo que no cabe duda es que a esta abuela se le cae la baba.

La Voz de Galicia

El PSOE pedirá en el Parlamento que la Xunta incorpore el Bachillerato Artístico en el IES de Valga

El PSOE pedirá en el Parlamento que la Xunta incorpore el Bachillerato Artístico en el IES de Valga
Fachada del instituto de Valga

La diputada socialista Paloma Castro presentará una proposición no de ley en la Comisión de Educación que se celebra esta tarde en el Parlamento de Galicia para reclamar a la Xunta que incorpore al Bachillerato Artístico (en la rama musical) a la oferta educativa del IES de Valga.

Los socialistas recriminan a la Xunta que, pese a que la dirección del instituto envió esta propuesta, la Consellería de Educación no emitió ningún informe ni contestó al equipo directivo. “Valga conta cunha banda municipal de música de amplo recoñecemento e que forma a estudantes de idades diversas. Conta, ademais, co que en 2019 se converteu no terceiro conservatorio superior de música de Galicia (despois de Vigo e A Coruña) e onde se imparten as especialidades de composición, xestión de eventos e musicoloxía, composición, interpretación pedagoxía e dirección ademais de música popular e moderna”, destaca el PSOE, que insta a la Xunta a considerar la propuesta. 

Diario de Arousa

Anulan un proceso de licitación del Concello de Valga por irregularidades en las bases

El Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia advirtió infracciones a la Ley de Contratos del Sector Público.

Anulan un proceso de licitación del Concello de Valga por irregularidades en las bases
Fachada del Consistorio valgués.

El Concello de Valga ha anulado el concurso para la redacción del proyecto de la senda peatonal y ciclable que conectará Castiñeiras con Ponte Valga, después de que el Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia interpusiese un recurso contra el concurso por apreciar irregularidades en las bases e infringir la Ley de Contratos del Sector Público.

Así lo denunció ayer el BNG del municipio, que considera lo sucedido como “unha nova mostra da deficiente xestión administrativa e económica que realiza o goberno municipal e que fai que o Consello de Contas tivera ao Concello dentro do seu programa de fiscalizacións para o ano 2024”.

Así, el Colexio Oficial de Arquitectos presentó un recurso de reposición ante la propuesta de licitación del contrato al entender que las mejoras que se valoraban como criterios de adjudicación infringían la regulación al no suponer una perfección del contrato, sino que, en la opinión del COAG, suponían prestaciones totalmente independientes que excedían el objeto del contrato distorsionando el equilibrio económico del mismo. Asimismo, el colegio de arquitectos censura el subcriterio “coñecemento do entorno a través de traballos e proxectos realizados na administración local”. Un percepto que, entienden, colisiona con los principios fundamentales de la contratación pública de igualdad y no discriminación y a la libertad de acceso a las licitaciones, al tratarse de un criterio de “arraigo territorial”.

Así, a petición del Concello se emite un informe jurídico firmado por un servicio externo en el que se concluye que se debe anular el proceso de licitación y desistir del proceso de adjudicación. En cualquier caso, el Concello ha vuelto a sacar a licitación el proyecto de la senda en cuestión, una vez el anterior proceso se ha anulado. 

Diario de Arousa

Buscan el relevo generacional a pie del río Ulla: el pescador gallego tiene ya 60 años de edad media

Actualmente existen 38.000 aficionados con licencia en Galicia, y constan exenciones de pago para 13.000 mayores y jóvenes

La directora xeral de Patrimonio Natural visitó el Coto de Ximonde, entre Vedra y A Estrada, y también su estación ictiológica

El alcalde de Vedra, 4º por la izquierda, Marisol Díaz, 5ª, y el regidor estradense, 6º, con técnicos y aficionados
El alcalde de Vedra, 4º por la izquierda, Marisol Díaz, 5ª, y el regidor estradense, 6º, con técnicos y aficionados.

La directora xeral de Patrimonio Natural, Marisol Díaz, puso en valor la “aposta decidida” de la Xunta en los últimos años por el fomento de la pesca sostenible en los ríos gallegos y el relevo generacional de un colectivo que tradicionalmente ha contado siempre con muchos aficionados en la tierra de los mil ríos. Y lo hizo coincidiendo con el inicio de la temporada de la pesca del salmón y del reo en las aguas continentales gallegas, a pie de las instalaciones de la Estación Ictiolóxica de Ximonde, en Vedra y junto al director territorial de la Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático en Pontevedra, José Manuel González.

José Antonio Gallego, derecha, en el Coto de Ximonde tras capturar el primer campano del Ulla en 2022
José Antonio Gallego, derecha, en el Coto de Ximonde tras capturar el primer campano del Ulla en 2022.

Allí, y tras recordar que la temporada de pesca continental comenzó el pasado 17 de marzo, Marisol Díaz explicó que un total de 38.000 pescadores gallegos cuentan con licencia vigente en estos momentos. Al respecto, incidió en la importancia de seguir apostando por esta práctica lúdica y deportiva con una gran tradición en Galicia, donde el agua está muy presente y supone un recurso importante e identitario. 

La gestión de la pesca fluvial

Además, destacó la colaboración fluida que mantiene la Xunta con el sector, tanto a través de la Federación Galega de Pesca como del resto de entidades colaboradoras, con las que comparte el objetivo de garantizar el ejercicio de esta actividad en las mejores condiciones posibles e impulsar el relevo generacional de este colectivo.

Medidas destacadas

Así, y a modo de ejemplo, Díaz se refirió al impulso de medidas destacadas como la exención del pago de las tasas correspondientes a las licencias de pesca de los menores de edad y de las personas mayores de 65 años, medida de la que se benefician este año más de 13.000 personas. Esta dispensa, tal y como recordó, fue una de las novedades recogidas en la Ley de pesca continental gallega aprobada en 2021 y tiene como fin impulsar el relevo de un sector en el que la edad media se sitúa actualmente entre los 50 y los 70 años. Precisamente la directora xeral aprovechó su presencia en el Coto de Ximonde –sito en el Ullay compartido con A Estrada– para saludar a algunos pescadores presentes en esta primera jornada oficial de la campaña del salmón y reo en los cursos gallegos.

El Correo Gallego

El PP exige al Ministerio de Trasportes la mejora de las carreteras nacionales a su paso por Ulla-Umia y O Salnés.

El PP exige al Ministerio de Trasportes la mejora de las carreteras nacionales a su paso por Ulla-Umia y O Salnés
Representantes populares, entre ellos el exalcade de Pontecesures, Juan Manuel Vidal Seage, denunciaron el estado del firme de la N-640 a su paso por Caldas.

El Partido Popular de las comarcas de Ulla-Umia y O Salnés, junto con los congresistas Ana Pastor y Pedro Puy y las diputadas autonómicas María Deza y María Martínez Allegue, denunció este mediodía el «lamentable estado» de los cerca de 60 kilómetros de las cuatro carreteras nacionales que recorren ambas comarcas, la N-550 y la N-640, con sus variantes urbanas de la N-550A, en Caldas de Reis, y de la N-640A, en Vilagarcía. Unas infraestructuras para las que la formación conservadora exigió una mejora integral a causa de la «nula ou escasa labor de mantemento e conservación ao longo dos últimos seis anos».

El portavoz popular en Caldas, Fernando Pérez, compareció ante los medios en las inmediaciones del CPI Plurilingüe Alfonso VII, donde destacó que «as estradas nacionais están no peor estado da súa historia, sobre todo en los relativo al firme con «innumerables fochancas, fendas e desniveis na plataforma, graves problemas de drenaxe, mala sinalización, falla de visibilidade, peraltes deteriorados e cruces perigosos». Pérez recordó que en la villa termal se puede llegar a registrar una densidad media de tráfico diaria de 33.000 vehículos, por lo que exigió al Gobierno estatal que redoble las labores de mantenimiento de la zona y que no se limite a «actuacións puntuais e parcheos». 

De hecho, el popular advirtió que el propio Concello ha abordado con fondos propios el arreglo de un semáforo de titularidad estatal en la N-640, a la altura de Saiar. Una actuación que tuvo un coste para las arcas municipales de unos 2.200 euros. Sobre esta cuestión, Pérez reclama al Concello que sea igual de exigente con el Gobierno que con la Xunta y que non «primen as cores políticas aos intereses veciñais». 

En cuanto a las inmediaciones del CPI Alfonso VII y la piscina municipal, el PP reclama que se incoporen medidas de calmado de tráfico y de reducción de la velocidad. Unas demandas que «vimos facendo fai anos», pero que el Ministerio de Transporte rechaza alegando la densidad de tráfico en la zona, asegura. Asimismo, el edil rechama otras infraestructuras necesarias en Caldas, como la «continuidade variante oeste ou a mellora da Ponte da Ferrería».

Propuesta «xusta e necesaria»

En esta misma línea, la diputado provincial Isabel Couselo, que también presentó mociones de mejora de la N-640 como portavoz popular en Cuntis, explicó que esta propuesta “é máis que xusta e necesaria porque o deterioro é evidente e perigoso e xurde do propósito do PP de defender ao noso territorio e esixir as melloras que nos corresponden fronte ao maltrato e abandono ao que nos ten sometido o PSOE desde o Goberno de España e, sen dúbida, o mal estado destas catro estradas nacionais é unha das principais preocupacións dos milleiros de usuarios que as empregan cada día”. En este sentido, la cuntiense recordó que el pasado año falleció una mujer de 95 años tras ser atropellada en un paso de peatones en el casco urbano, por lo que urge medidas de reducción de la velocidad en esta zona. 

Ante esta situación, Ana Pastor anunció que el PP llevará a la Comisión de Transportes una proposición no de ley para que el Gobierno asuma «toda la responsabilidad que tiene el Ministerio y que no se mire para otro lado», así como se garantice la mejora de toda la red viaria en mal estado. Paralelamente, los populares van presentar mociones en los 27 concellos de la provincia por las que discurren estas carreteras nacionales para seguir dando continuidad a la reivindicación emprendida desde la Diputación.

Diario de Arousa

Pontecesures quiere un regalo en su 100 cumpleaños: el enclave de Valga.

El “Pacto da Devesa” permitió que el ayuntamiento se independizara en 1925.

En medio de la villa quedó una parcela de 1.200 metros cuadrados que pertenece al municipio vecino.

La explanada situada en las inmediaciones de la plaza de abastos de Pontecesures perteneciente al Concello de Valga.
La explanada situada en las inmediaciones de la plaza de abastos de Pontecesures perteneciente al Concello de Valga.

Muchos piensan, en el Ayuntamiento de Pontecesures, que un buen regalo para conmemorar su primer siglo de existencia como administración local sería recuperar una parcela de terreno que, aún estando situada en el corazón de la villa, pertenece al municipio vecino de Valga.

Históricamente, las carpas de la Festa da Lamprea se instalaron en esta explanada.
Históricamente, las carpas de la Festa da Lamprea se instalaron en esta explanada.
El alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, con el cartel de la fiesta de la lamprea, a desplegar el fin de semana que viene. |   //  FDV
Juan Manuel Vidal Seage, cuando era alcalde. 
La explanada de la polémica.
La explanada de la polémica. 

Es lo que en la geografía política se denomina enclave, es decir, una porción menor del territorio de una circunscripción territorial que está completamente rodeada por el territorio de otra.

Un terreno de unos 1.200 m2 que, a modo de isla quedó situado en la zona portuaria, entre el río, su zona lúdica, los edificios orientados al Ulla y la plaza de abastos.

Para aquellos que no conozcan el lugar, puede decirse que es una gran explanada de tierra y baches usada como aparcamiento y convertida, con demasiada frecuencia, en un gran lodazal.

El mismo espacio en el que solían colocarse las carpas de la Festa da Lamprea, cuando en el río había pescado suficiente para celebrarla, que no es el caso este año

Mucho se ha hablado en el último siglo de la necesidad y conveniencia de recuperar este enclave, y a punto estuvo de lograrlo, durante el anterior mandato, el alcalde conservador Juan Manuel Vidal Seage. Pero las elecciones del pasado año colocaron en su puesto a la nacionalista Maite Tocino, y desde entonces aquel procedimiento parece haberse frenado, según denuncia el exregidor.

De ahí que reclame del actual ejecutivo bipartito que retome aquel expediente y busque la fórmula adecuada para recuperar ese enclave, «que además de afear todo el entorno provoca una evidente falta de seguridad», espeta Seage.

El mismo que en el anterior mandato propició el proyecto para abrir Pontecesures al río y a la ría, impulsando la transformación de la fachada fluvial con la creación de una zona de ocio que ayuda a la llegada de más peregrinos, al desarrollo del sector hostelero local y a ofrecer zonas de paseo seguras y alternativas lúdicas para niños y el conjunto de la población.

Pero esa apuesta por modernizar y embellecer Pontecesures se quedo a medias, precisamente a causa de la existencia de ese enclave de Valga al que no se le puede tocar, ya que depende del gobierno vecino. Incluso para celebrar allí cualquier evento hay que pedirle permiso.

Y eso a pesar de que Valga no puede sacarle ningún provecho ya que desde 2003 es un terreno catalogado en el PXOM como zona verde.

Así pues, con la ley en la mano, hay tres opciones posibles, como la expropiación forzosa, aunque determinar el precio a pagar no parece sencillo, establecer algún tipo de convenio con Valga o acometer la permuta de terreno. lo cual resulta aún más complicado, ya que Pontecesures no dispone de terreno público con el que negociar.

Teniendo en cuenta todo ello Seage llegó a contemplar una partida de 150.000 €, «aunque incluso puede resultar excesiva» para negociar con Valga y hacerse con el enclave. «Pero todo aquel procedimiento se está dejando morir por el actual gobierno», censura.

Ante lo cual, el líder del PP insiste. «Hay que reabrir este procedimiento, llegar a un acuerdo razonable para buscarle encaje económico y cumplir la ley, solucionando así un problema que se arrastra desde hace casi cien años».

Dicho de otro modo, que «el gobierno bipartito de Pontecesures debe coger el toro por los cuernos para evitar perder una magnífica oportunidad y recuperar un terreno insalubre».

Una parcela, dicho sea de paso, que «una vez que sea nuestra puede ayudarnos a potenciar todavía más la fachada litoral», sentencia Juan Manuel Vidal Seage.

El título de villa en 1881, y el proceso independentista de 1925 marcan su historia.

En 1881, el rey Alfonso XII, concedió el título de Villa de San Luis de Cesures a la parroquia de San Julián de Requeijo, perteneciente hasta 1883 al Ayuntamiento de Padrón, con el que sigue unida a través del puente romano que se reformó en la Edad Media y que en 1911 se convirtió en la estructura que es actualmente y soporta el tráfico de la N-550.

Fue tras la reorganización territorial que situó al río Ulla como frontera territorial entre A Coruña y Pontevedra, cuando San Luis de Cesures pasó a formar parte del Ayuntamiento de Valga, alcanzando su independencia en 1925, con José Novo Núñez como primer alcalde.

Un proceso que no resultó tan complicado como podría pensarse ahora, cuando se habla permanentemente de las ansias independentistas catalanas. Lo que se hizo a orillas del Ulla fue firmar el «Pacto da Devesa», entre los representantes de las villas valguesa y pontecesureña.

Llegaba así la segregación de Pontecesures, que dejó de depender de Valga y pasó a funcionar como municipio propio el 9 de octubre de aquel mismo año, es decir, hace casi un siglo.

Hay quien cree que el puerto fluvial de Pontecesures, en su momento pieza clave para la descarga de buques areneros y la implantación en la villa de empresas como Nestlé y Calera del Ulla, ahora punto de arribada de peregrinos, fue el germen de aquella independencia. En cierto modo impulsada por la burguesía de comerciantes e industriales que se habían ido formando en torno al río.

En ese movimiento empresarial hay que situar la existencia de un enclave de Valga dentro de Pontecesures, ya que el terreno en cuestión habría estado ocupado por una empresa perteneciente a Valga que, la desaparecer había dejado esa parcela en manos del concello vecino.

Fue el 29 de marzo de 1925 cuando la corporación municipal de Valga, reunida en sesión extraordinaria, analizó e impulsó el informe emitido por la comisión nombrada por el propio ayuntamiento para establecer las bases de la «Entidad Menor de Pontecesures» y determinar la «administración de la misma, separación de su patrimonio y deslinde de su instalación».

Así se recoge, por ejemplo en el libro «Historia de Pontecesures» publicado en 1980 por el que fuera cronista oficial y alcalde de la localidad, José Piñeiro Ares.

En el que se habla también de otro de los grandes ejes del proceso independentista pontecesureño, como fue la feria del automóvil que en 1925 permitió proyectar a esta localidad ribereña a nivel nacional.

Y eso que en aquel año, el censo de este municipio de apenas 7 km2 de extensión era solo de 1.645 habitantes. Que se estrenaron como ayuntamiento con un presupuesto municipal de 20.500 pts y un crédito bancario para adquirir la finca que iba a ocupa el actual consistorio presupuestado en 23.750 pts,

Faro de Vigo