El Concello de Pontecesures volverá a estar gobernado por un tripartito conformado por BNG, Tega y PSOE y encabezado por la nacionalista Cecilia Tarela como alcaldesa. Según la regidora, se otorgarán tres liberaciones parciales a los representantes de los partidos.
El Bloque fue la segunda lista más votada después del PP, pero la reedición de un pacto de gobierno con sus anteriores socios le ha permitido gobernar.
La sucesora del exalcalde, Cecilia Tarela, ya fue investida alcaldesa en el pleno del pasado sábado y en las próximas semanas se celebrará la sesión de organización para abordar otras cuestiones como las dedicaciones. La nueva regidora declaró ayer en radio Arosa que habrá tres liberaciones parciales para dirigir el Ayuntamiento. Una de las cuales será para la Tarela y las otras dos para sus socios de gobierno. En total habrá 10 áreas y el BNG mantendrá las que venía controlando hasta el momento, que eran Cultura, Muller e Xuventude, Medio Ambiente y Facenda. También repite Tega al frente de Urbanismo, entre otras, y los socialistas también seguirán al frente de los departamentos de asuntos de educación, servicios sociales y deportes.
Sin Categoria
El gobierno de Padrón organiza sus áreas y reitera su ánimo de dialogar.
«Mañana intensa» la del primer lunes del gobierno del PP de Padrón, cuyo despacho de la Alcaldía tenía ayer a numerosos vecinos a las puertas. El regidor Antonio Fernández Angueira y los cuatro concejales del gobierno local (Carmen Lois, José Ramón Pardo, Andrés Sanmarco y Lorena Couso) se reunieron para «organizar as áreas delegadas, portavocía do grupo e constitución do mesmo», así como para organizar algunos trabajos del mandato, según explicó el propio regidor.
Además, Fernández Angueira acompañó a la nueva edila del grupo, Lorena Couso, a visitar las dependencias de Servicios Sociales, una de las áreas que asumirá esta concejala, en sustitución de Francisco García, que no resultó elegido.
El alcalde explicó que, a lo largo de la mañana, recibieron numerosas «felicitacións e noraboas, tanto persoais como telefónicas», además de que muchos padroneses, tanto de las distintas parroquias del municipio como del casco urbano, se acercaron al Concello para trasladarlas en persona.
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Una de las primeras declaraciones públicas de Antonio Fernández, tras recibir el bastón de mando del Concello, fueron para asegurar que gobernará con consenso, teniendo en cuenta a los grupos de la oposición.
Minoría
Tendrá que ser así o, de lo contrario, la gobernabilidad se presenta complicada para un ejecutivo en minoría con 5 de 13 concejales y, en principio, la imposibilidad de pactos, como sucedió la anterior legislatura cuando hubo un acuerdo con el Partido Galeguista Demócrata que duró año y medio, aproximadamente.
Además, los ocho concejales que conforman la oposición en Padrón pertenecen a seis partidos distintos y cuatro de ellos, PGD, PSOE, AxP y CIPa, ya declararon públicamente que no quieren un gobierno del PP en el Concello.
Por tanto, a Fernández Angueira le toca más que nunca negociar y buscar acuerdos para sacar adelante los asuntos de la vida política, algunos pendientes desde el mandato del bipartito, como un contrato regularizado del servicio de recogida y transporte de basura, y otros que arrastra de la pasada, como la reapertura de la piscina municipal del Souto.
El regidor prometió «traballo, esforzo e dedicación» y, sin duda, le hará falta para sacar adelante la legislatura y que esta no sea, como ya se escuchó decir en la calle, «perdida» por lo problemas de gobernabilidad.
La Voz de Galicia
Sin Categoria
Cecilia Tarela asume el mando emocionada y reivindica «el final de los personalismos».
Cecilia Tarela, con el bastón de mando ya en sus manos, posa junto a sus padres.
La nacionalista no pudo evitar las lágrimas al ser arropada por sus padres -La sesión de investidura fue más tranquila de lo habitual -Angueira se dejó ver; Sabariz, no tanto.
Cecilia Tarela Barreiro (BNG) se convirtió ayer en alcaldesa de Pontecesures gracias a la coalición de su partido con Terra Galega (TeGa) y PSOE. Fue una sesión rápida, sencilla, tranquila y emotiva, especialmente cuando todo había terminado y llegó el momento de las felicitaciones, los besos y los abrazos.
La alcaldesa se dejó mimar por sus padres -ninguno de ellos pudo contener la emoción en un momento tan importante-, recibió las felicitaciones de todos sus compañeros de Corporación -incluidos su rivales políticos- y fue aplaudida con intensidad.
Dijo sentirse «muy orgullosa» por poder asumir esta «enorme responsabilidad» y se mostró dispuesta a trabajar, como no podía ser de otra manera, por el bienestar de los vecinos. Pero al margen de las obviedades, en su discurso dejó escapar un par de pinceladas que pueden interpretarse como «indirectas» hacia algunos que ya no están, sobre todo cuando apeló a la «unidad» de toda la Corporación y cuando anunció que ha llegado el momento de «trabajar a tope», pidiendo a los grupos opositores «que dejen de lado los personalismos y se piense solo en el pueblo y los vecinos».
La sesión de investidura contó con la presencia de una exalcaldesa, la independiente María Isabel Castro Barreiro, que además como edil más veterana ocupó la mesa de edad, acompañada de Jorge Janeiro Cortés, número 2 de TeGa y edil más joven de la Corporación.
Además de la citada exalcaldesa, que sigue en activo, se encontraba entre el público alguien que desaparece de la primera línea de fuego y que fue alcalde hasta ayer mismo, el nacionalista Manuel Luis Álvarez Angueira, quien entregó el bastón de mando a la que hasta hace bien poco era su número dos y quien se acercó a saludar y felicitar personalmente, uno a uno, a cada integrante de la nueva Cámara.
A diferencia de lo sucedido en otros lugares, Angueira también ofreció un pequeño discurso. Bueno, no tan pequeño, ya que casi habló más que Cecilia Tarela. Lo hizo para despedirse del pueblo de Pontecesures, para desear suerte a los nuevos munícipes y para reconocer que el bastón de mando que portó durante este tiempo le dio «más de un dolor de cabeza».
En tono desenfadado, Angueira animó a los ediles a trabajar por el pueblo y se sumó a los aplausos para la nueva regidora, dejándose ver en todo momento en las primeras filas de los asientos que ocupaba el público.
Al que no se vio tanto, quizás porque no estaba o porque permaneció en un segundo plano, fue al también exconcejal Luis Sabariz Rolán, hasta ahora un azote para el tripartito reeditado ayer y cuya marcha de la vida política será, sin duda, un auténtico alivio para el gobierno en el presente mandato.
Dicho esto, cabe destacar también que el de ayer no fue un día feliz solo para Cecilia Tarela -por aquello de convertirse en alcaldesa- y su número dos, María Teresa Tocino Barreiro. También fue una jornada importante para los demás integrantes del ejecutivo, es decir, Ángel Manuel Souto Cordo y el citado Jorge Janeiro, en representación de TeGa, y los socialistas Roque Luis Araújo Rey y Concepción Gómez Figueira.
Lógicamente, menos contento se veía, aunque trataba de disimularlo, a Juan Manuel Vidal Seage, pues a pesar de ser la suya, la del PP, la lista más votada en las pasadas elecciones -con tres ediles para una corporación de once-, va a tener que permanecer en la oposición otros cuatro años -salvo imprevistos-, arropado por sus compañeros de filas José Ramón Cadilla Piñeiro y Mónica Espadas Díez, y al lado de los dos concejales de Independientes de Pontecesures (IP), la antes aludida María Isabel Castro Barreiro y su número dos, Francisco García Sobrino.
Faro de Vigo
Sin Categoria
Tarela pide «unidade e traballo arreo» al tripartito de Pontecesures.
Cuando recogió el bastón de mando de manos de Luís Álvarez Angueira, Cecilia Tarela tuvo que hacer grandes esfuerzos para dominar su emoción. No solo acababa de ser investida alcaldesa de Pontecesures, su pueblo -«para min é toda unha honra»-, si no que recogía el símbolo de su nuevo poder de manos de su mentor político, Luís Álvarez Angueira. Honor sobre honor.
Para conquistar el gobierno, el BNG de Tarela había pactado con la Terra Galega de Ángel Souto y el PSOE de Roque Araújo. El acuerdo se cerró el pasado jueves y se concretó ayer cuando, pasadas las doce del mediodía, los portavoces de ambas listas renunciaron explícitamente a la alcaldía y alzaron la mano para aupar hasta ella a la concejala del Bloque. Sujetando sus nervios, Tarela juró su cargo y recogió el bastón de mando que le ofrecía Angueira. Luego, a la hora del discurso, la ya alcaldesa felicitó a todos los integrantes de la nueva corporación. Pidió a sus socios de gobierno «unidade e traballo arreo» para defender los intereses de los cesureños. Y a los partidos que se quedan en la oposición -el PP de Juan Manuel Vidal Seage e IP de Maribel Castro-, que sean capaces de dejar atrás «personalismos» para lograr las mayores conquistas para la localidad.
Superado el momento del discurso, aún azorada por la emoción propia y la de sus familiares y amigos, la alcadesa se olvidó de dar por rematado pleno. Fue Angueira, sentado en primera fila, el que le indicó que «tes que levantar a sesión». Y así finalizó un acto en el que no faltaron las anécdotas. Empezando por los problemas que al inicio de la sesión planteó la megafonía de la sala y que tuvo que solventar la propia Tarela, y siguiendo por el lapsus de Maribel Castro, presidenta de la mesa de edad. Cuando tomaba juramento al número dos de TeGa, a punto estuvo de nombrarlo alcaldesa. «Alcaldesa tamén me valía», respondió él con humor antes de, una vez corregido e juramento, pronunciar una sonora promesa de respeto al cargo que ayer estrenaba.
Luís Álvarez Angueira, el alcalde saliente, evitó en todo momento robar protagonismo a su sucesora en el cargo. Y eso que se marcha de la corporación tras 24 años en ella. Felicitó y saludó a todos los nuevos concejales y les deseó todos los éxitos posibles. A fin de cuentas, serán éxitos para los cesureños. Luego se mezcló entre el público y confesó que, una vez libre del bastón de mando, «ata parece que se respira mellor».
La Voz de Galicia
Sin Categoria
El PP gobernará en minoría en Padrón tras no ponerse de acuerdo seis fuerzas de la oposición.
Los cinco concejales del Partido Popular de Padrón.
El PP gobernará en minoría en Padrón (A Coruña) tras no ponerse de acuerdo las seis fuerzas políticas que conforman la oposición. De este modo, el Ayuntamiento de Padrón ha quedado configurado por un total de siete fuerzas políticas.
Así lo ha relatado a Europa Press el alcalde de Padrón, el popular Antonio Fernández Angueira, que ha sido investido regidor, en un pleno celebrado a las 11,00 horas, con los votos favorables de su partido –el resto de partidos se han votado a sí mismos y uno de ellos ha votado en blanco–.
Así las cosas, el PP gobernará en minoría, como ya hizo durante la legislatura pasada. Y es que, según ha explicado Fernández Angueira, los populares dirigieron Padrón los últimos cuatro años con cinco ediles –sólo llegaron a un pacto con el Partido Galeguista Demócrata (PGD) durante un año y medio aproximadamente–.
Para Fernández Angueira, el hecho de contar con un Ayuntamiento multicolor, conformado por un total de siete listas, llevará a que sea «más problemático» gobernar. Con todo, ha hecho hincapié en que se trata de algo «legítimo» y ha asegurado que, desde su partido, se realizará un «esfuerzo» y una «dedicación» para servir a los ciudadanos de Padrón.
El Ayuntamiento de Padrón ha quedado configurado de la siguiente manera: el PP gobierna en minoría con un total de cinco concejales; el PGD tiene dos ediles, el PSOE, dos; Veciños, uno; BNG, uno; CIPA, uno; y Alternativa por Padrón (AxP), uno. Así, estas siete formaciones políticas se han repartido 13 ediles.
El Correo Gallego
Sin Categoria
El PSOE escenifica una oposición bronca mientras Bello Maneiro anuncia más obras.
-La investidura terminó en medio de una algarada y con insultos al alcalde, en Valga -El regidor se compromete a luchar por los desempleados y el parque empresarial.
José María Bello Maneiro (PP) fue reinvestido como alcalde de Valga después de 24 años con el bastón de mando en su despacho. Sucedió en un pleno que resultó mucho más bronco de lo esperado y terminó entre insultos al regidor. El líder de los conservadores, con una mayoría absoluta muy cómoda, ya que dispone de 9 ediles en una Corporación de 13, fue increpado por los concejales electos del PSOE (4) y sus acólitos.
La sesión arrancó con normalidad y de acuerdo al guion previsto en estos casos. El alcalde, que además presidía la mesa de edad por ser el más veterano, entregó la insignia de oro del Concello a cada concejal electo -se la puso en la solapa a todos menos a los socialistas, que quisieron recogerla en la mano- y ofreció un discurso en el que brindó diálogo a la oposición y anunció varias obras inminentes, como la ampliación del instituto o la dotación de servicios y asfaltado de la carretera de San Miguel.
Cuando terminó su intervención, y como sucede en todos los Concellos cuando se celebran este tipo de sesiones de investidura, Bello Maneiro dio por finalizado el acto. Pero la portavoz del PSOE, María Ferreirós Magariños, también quería tener su momento de gloria, y ni corta ni perezosa cuando Bello dejó de hablar le pidió permiso para intervenir, a lo que el regidor respondió que el pleno había terminado ya.
Esto hizo saltar como un resorte a los socialistas. Con tanto ímpetu que la silla de María Ferreirós se tambaleó y a punto estuvo de caerse al suelo, a causa del impulso que ella le había dado al levantarse. Ocurría mientras los populares abandonaban el salón y al tiempo que la portavoz del PSOE, con la silla en una mano para que no se cayera hacia atrás, se empeñaba en hablar, y lo hizo.
El salón se había vaciado casi por completo, y ya solo quedaban los familiares, amigos y militantes socialistas, quienes llamaron dictador, fascista, cacique, prepotente, sinvergüenza y cosas semejantes a un Bello Maneiro que ya no escuchaba, porque se había ido.
Lo que hizo María Ferreirós fue anunciar que sus cuatro insignias de oro van a ser entregadas a una organización benéfica, para que las emplee en ayudar a los más necesitados. Como también brindó su apoyo para mejorar el Concello «si se cumplen los criterios de transparencia e igualdad, pues en caso contrario vamos a hacer una oposición fuerte». De este modo dejaba claro que la «campaña electoral sucia» que denunció Bello Maneiro hace semanas puede no haber sido casualidad y que la tensión entre los dos jefes de filas de la Corporación solo acaba de empezar.
En cuanto a la investidura de Maneiro, curtido ya en este tipo de batallas, decir que utilizó su discurso para mostrarse satisfecho, orgulloso y honrado de representar a este pueblo tras haber conseguido otra «mayoría aplastante».
De este modo se compromete a «seguir defendiendo los intereses de nuestro pueblo» y propone a la oposición «que nos olvidemos de la campaña y empecemos con buen pie, es decir, defendiendo los intereses generales».
Fue en ese instante cuando aseguró que su gobierno «siempre estará a disposición de la oposición» para estudiar y, si procede, llevar adelante todo tipo de proyectos o propuestas «que beneficien a Valga». Aunque también dejó claro que si el PSOE quiere «jugar» a hacer política de confrontación, no tendrá reparos en plantarle cara.
Bello Maneiro incluso destacó que es una ventaja para un pueblo que su gobierno esté formado por un solo grupo y no por «cuatro o cinco que gobiernan en coalición» y pierden el tiempo «poniéndose de acuerdo en lo que van a cobrar».
Casi al final de su discurso anunció que la semana que viene el Diario Oficial de Galicia anunciará la mejora del instituto, a lo que añadió que también empezará a trabajar una empresa que se sumará a otras tres que en la actualidad desarrollan proyectos importantes. Se refería a la citada carretera de San Miguel, dando paso a la interventora para que explicara las cuentas y retomar la palabra para anunciar que el Concello de Valga dispone de «cerca de 700.000 euros para inversiones». E insistir una vez más en su oferta a la oposición «para colaborar con nosotros en cualquier proyecto de interés».
Terminó diciendo que en Valga hay 600 desempleados y que sus objetivos principales son encontrar trabajo a esas familias y ampliar el polígono industrial.
Faro de Vigo