Los héroes del monte se merecen respeto.

Artículo de Manuel Méndez

mendez1

El atentado ecológico que sufre Galicia a modo de incendios forestales, en su práctica totalidad intencionados, está movilizando a centenares de efectivos de diferentes cuerpos, servicios o instituciones que se juegan la vida para salvar el monte y proteger a los demás.

Unos visten de amarillo, otros de verde, algunos de rojo, los hay de naranja, de azul… Queda claro de este modo que se trata de efectivos dependientes de la Consellería do Medio Rural, miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), Bomberos, policías, integrantes de agrupaciones de Protección Civil o de servicios municipales o supramunicipales de emergencias.

¡Pero qué importa el color! Lo que de verdad debe interesar es que esos hombres y mujeres se esfuerzan y se arriesgan, aunque a veces no se les valore cómo se merecen.

Estos días, cuando de repente se detectan decenas de focos simultáneos, los diferentes servicios pueden verse desbordados, es cierto. Puede que no siempre lleguen inmediatamente allí donde se les reclama. O quizás no cumplan con las expectativas que tienen los vecinos en un momento puntual, ya que cuando las llamas están cerca de la casa de uno el tiempo es más de oro que nunca y cada minuto que pasa parece una eternidad.

Pero a pesar de los posibles errores o fallos de coordinación, que pueden producirse y de hecho se producen, como en cualquier profesión, los equipos de emergencias están salvando cientos de vidas y miles, decenas de miles de hectáreas de monte.

¿Qué pasaría si los brigadistas no estuvieran ahí para responder a la actitud de los pirómanos? ¿Qué sería de Galicia sin los apagafuegos que día y noche combaten las llamas?

Esas son algunas de las reflexiones que deberían hacer aquellos que no dudan en criticar sistemáticamente a los equipos de emergencias y/o extinción. ¿Que hay efectivos que dejan mucho que desear?, pues puede que si, como en cualquier empresa o familia puede haber un empleado inepto o un hijo que se convierte en la oveja negra.

En lo que hay que pensar es en el respeto que se merecen esos profesionales que hacen turnos interminables y que pasan noches enteras sin dormir para frenar tanto grandes incendios como pequeños conatos, los cuales, por cierto, muchas veces se quedan solo en eso, en conatos, gracias al papel de estos profesionales.

Para animar a esta reflexión pueden ponerse algunos ejemplos prácticos. El jueves, sin ir más lejos, alrededor de cincuenta militares estaban sentados hidratándose y comiendo unos bocadillos. Cuando iban a ser fotografiados para FARO uno de ellos manifestó: «No, fotos así no, por favor, que después la gente dice que no hacemos nada y que estamos aquí para pasar el rato».

Pero claro, esos cincuenta militares acababan de sentarse sobre piedras y en el suelo después de una noche de locura tratando de controlar el fuego en la sierra de Barbanza. Se sentaron, destrozados por el cansancio, solo cuando les llegó el relevo, con la intención de reponer fuerzas y reincorporarse a las labores de extinción.

Días antes un grupo de vecinos se burlaba directamente de una cuadrilla de forestales de la Xunta que durante el control de un fuego permanecía en una pista forestal observando las llamas.

Aparentemente sus miembros no hacían nada, pero de pronto activaron las mangueras y empezaron a apagar el fuego que había prendido en un alcornoque.

Entre risas uno de los vecinos espetó: «Mira, mira, dejan quemar el monte y nuestras casas, pero apagan ese árbol porque es una especie protegida».

Lo que quizás no sabía ese hombre es que estaban dejando arder aquel matorral porque el fuego moriría allí, en la estrecha carretera, y tratar de apagarlo suponía malgastar tiempo, recursos y esfuerzos. Sin embargo al prender la llama en el alcornoque había que actuar, ya que de lo contrario el fuego cruzaría el vial y se extendería por el monte arbolado del otro lado, donde estaban las viviendas. Los agentes forestales siguieron a lo suyo, sin hacer caso a las burlas.

En otro incendio, y esto resulta más preocupante aún, un vecino aseguraba haber visto a un miembro de los equipos de extinción prender fuego al monte. Lo que no sabía es que se trataba de una maniobra de los militares consistente en provocar una hoguera controlada para crear una zona de seguridad -tierra quemada- y evitar el avance de las llamas que se acercan descontroladas.

Hay otros muchos ejemplos de la batalla que se está librando en los montes y de la política de taberna que desacredita a los equipos de extinción mediante comentarios injustos y muchas veces ridículos.

De ahí que quizás sea preciso felicitar a todos esos hombres y mujeres que se convierten estos días en héroes del monte. Puede que sea el momento de pedir un poco de respeto y sentido común a quienes amparándose en el populismo y la demagogia o avalados por la ignorancia no dudan en atacar sin reparos ni criterio a los brigadistas.

Faro de Vigo

El fuego devora el Baixo Ulla.

caxe

A las siete de la tarde, el sonido de los hidroaviones y los helicópteros seguía llenando el aire en Coaxe (Catoira). Sentados en el muro de piedra de una casa de turismo rural, los vecinos no perdían de vista a un equipo de brigadistas asturianos que, cargados de ceniza y humo, se reponían tras una dura batalla contra el fuego en el alto del monte, que no está muy lejos. «Esperemos que estos rapaces cobren ben. Co que eles sufren, co que eles pasan», reflexionaba una de las vecinas, con los ojos clavados en el sudoroso grupo y en la ambulancia en la que uno de los agentes se reponía de un golpe de calor. Sus compañeros, sedientos, recibían con alivio las botellas de agua que les ofrecían. Acababan de salir del infierno de Coaxe. El fuego se había declarado a las 15.22 horas, según los datos de Medio Rural. Enseguida empezaron a oírse sirenas, las primeras las de Protección Civil de Catoira. Luego, el ir y venir constante de ocho helicópteros, cuatro hidroaviones y cuatro motobombas.

En la parte baja del monte, donde había comenzado el fuego, este no tardó en controlarse, conjurando el peligro de que las llamas alcanzasen las casas de Coaxe. Por eso, a las siete de la tarde, los vecinos del lugar mostraban alivio. «Acabaron de queimar o Barbanza e agora viñeron para aquí», comentaba un hombre, sacho en mano, en medio del monte calcinado. Efectivos de la policía rastreaban, allí al lado, el terreno, intentado descubrir alguna pista de por qué había ardido. No hallaron nada.

A pesar de que el frente de Coaxe estaba bajo control, los hidroaviones y los helicópteros no paraban de ir y venir. «Deben de estar regando», razonaban los vecinos de Coaxe. Pero se equivocaban. El fuego, que había corrido monte arriba, había llegado a las ocho y media a las puertas de la aldea de Cerneidas, en el vecino municipio de Valga. Para entonces había consumido ya más de veinte hectáreas.

«O lume aínda non está cerca das casas, pero estamos tomando medidas de precaución e intentando fixar unha estratexia», señalaba el jefe del servicio de Protección Civil de Valga, José Manuel Otero. Los vecinos de mayor edad, explicaba, fueron trasladados para evitar problemas en caso de que el fuego no se dejase controlar. Para los responsables de emergencias de Valga, la tarde tampoco había sido fácil: se había declarado un incendio en Grobas, Pontecesures. Aunque se controló con cierta celeridad, la preocupación de los vecinos y del propio alcalde era evidente.

Varios focos de menor tamaño llenaron de humo la comarca
El incendio que ayer por la tarde se declaraba en Catoira fue, con diferencia, el más importante de los registrados en la zona sur de la ría de Arousa. Pero no el único. Los servicios de Emergencias de O Grove tuvieron que sofocar un fuego registrado en las inmediaciones de la Carretera do Conde. Como está siendo habitual en estos últimos días, los agentes mecos no solo actuaron en casa. Fueron requeridos desde Ribadumia, donde también se declaró un incendio en la zona de Lois.

Para sofocarlo colaboraron, además de los grovenses, los voluntarios de Protección Civil de Ribadumia, brigadas forestales y los agentes de los Bombeiros do Salnés, ya que el humo alcanzaba algunas viviendas. Un tercer foco de relevancia se registró en Padrenda (Meaño). Allí las llamas rondaron las casas, pero sin llegar a alcanzarlas gracias a la colaboración de voluntarios, bomberos y de los propios vecinos.

Brigadas asturianas en Catoira.

Y es que, estos días, los profesionales que viven de apagar fuegos no dan abasto. Los brigadistas que ayer tarde trabajaron en Coaxe se retiraron del lugar en dos helicópteros del ministerio. Habían llegado desde Asturias para apagar un incendio que acabó devorando Valga.

La Voz de Galicia

Se reprodujo el incendio de Carreiras.

Las llamas continúan azotando las comarca de Arousa. Distintos focos, en apariencia intencionados, se suceden unos a otros no dando tregua a las brigadas forestales y demás cuerpos encargados de la extinción. En el propagado la noche del miércoles al jueves en la parroquia de San Xoán de Leiro, Ribadumia, intervinieron, junto a ellos, los bomberos y protección civil. El tiempo que estuvo activo el incendio, de las 22.00 a las 00.45 horas, ardieron unos 1.500 metros. El alcalde de Ribadumia, el independiente David Castro, se acercó también a la zona afectada por las llamas para echar un mano y apoyar a los vecinos. El fuego se propagó por las cercanías de unas bodegas, que, finalmente, no sé llegaron a ver afectadas.

En Baión, Vilanova, también vivieron la propagación del fuego, en un incendio al que se le puso fin entre las 11.30 y 12.00 horas de ayer. A esas mismas horas hubo en Carreiras, Pontecesures, una reproducción del incendio de la noche anterior. En O Piñeirón-Bodeira, en O Grove, también se produjo un foco en un espacio que ya había ardido este verano. Actuaron, rápidamente, la policía local y los servicios de emergencia de O Grove y Sanxenxo.

La Voz de Galicia

El incendio de Barcia rebrota y obliga a regar de nuevo la zona.

El incendio de Barcia, en Valga, volvió a rebrotar sobre las 8 de la mañana de ayer, lo que obligó a los efectivos de Protección Civil y del GES a acudir de nuevo al lugar. Se cree que las llamas prendieron por causas naturales, pues tras un incendio el fuego sigue parcialmente activo bajo tierra, y los servicios de emergencias tuvieron que emplear unos 400 litros de agua para extinguir por tercera vez el conato en menos de dos días. Esta previsto que por la tarde acudiesen de nuevo a regar la zona para evitar que rebrotase nuevamente.

Faro de Vigo

Un octogenario muerto en Catoira, cuarta víctima de tráfico en Galicia desde el viernes.

El hombre conducía una furgoneta que se empotró contra un autobús en una curva de la carretera Pontecesures-Vilagarcía -Falleció antes de poder ser evacuado en helicóptero.

0accic

Un vecino de Padrón, de 80 años, se convirtió ayer en la cuarta víctima mortal en las carreteras gallegas solo desde el viernes. El hombre, José Luis Castro Lorenzo, iba solo en una furgoneta Citroën Berlingo por la carretera PO-548 (Pontecesures-Vilagarcía), y por razones que no han trascendido a la altura del término municipal de Catoira invadió el carril contrario de la carretera y chocó contra un autobús que iba en el otro sentido, quedando empotrado debajo.

En los últimos cuatro días perdieron también la vida en accidentes de tráfico en Galicia una vecina de Caldas de Reis de 52 años, un motorista en Viana do Bolo (Ourense) y una octogenaria en Silleda. Este último siniestro fue anteayer domingo.

El siniestro de Catoira se produjo a las 8 de la mañana. El fallecido iba en sentido a Pontecesures, y al pasar la rotonda que conduce al puente interprovincial Catoira-Rianxo se salió supuestamente en la primera curva de la carretera, impactando entonces contra el autobús, que iba en sentido a Vilagarcía. El autocar era de la empresa Monbus e iba vacío. El chófer resultó ileso.

Movilizaron un helicóptero

Pero José Luis Castro no tuvo tanta suerte. La furgoneta recibió un impacto muy fuerte, y el hombre quedó atrapado en su interior. Fue necesario movilizar a los bomberos de O Salnés, que desplazaron hasta el punto una unidad para proceder a la excarcelación del herido.

Debido a la gravedad del siniestro también fue alertado un helicóptero medicalizado, para que la evacuación del accidentado fuese lo más rápida posible. Acudieron también dotaciones de Tráfico, de Protección Civil de Catoira y del Grupo Supramunicipal de Emergencias de Valga.

El hombre fue rescatado con vida del vehículo, pero falleció a los pocos minutos pese a los esfuerzos de los médicos, de ahí que ya se anulase su traslado por aire.

En cuanto a la circulación por la carretera -la principal vía de comunicación entre el norte de la provincia y Vilagarcía- se vio afectada por el siniestro hasta cerca del mediodía.

Tras la retirada de la furgoneta del padronés, que quedó completamente destrozada, aún hubo que regular el tráfico puesto que el autobús quedó averiado en su carril, por lo que no se podía circular por él. La reparación se realizó con el apoyo de una furgoneta mecánica móvil.

En cuanto a las causas de la supuesta pérdida de control del vehículo por parte del fallecido, no se pueden determinar, sin excluir la posibilidad de una indisposición. Lo que manifestó el conductor del autobús es que vio ir hacia él la furgoneta, y que aunque frenó no le dio tiempo de evitar el impacto.

Faro de Vigo

El lugar de Barcia (Valga) sufre dos incendios forestales en menos de un día.

El lugar de Barcia, en la parroquia de Cordeiro, en Valga, sufrió dos incendios forestales en menos de 24 horas. El primero de ellos empezó sobre las 3 de la madrugada de ayer. Al parecer, se originó después de que alguien prendiese fuego en unos contenedores de la basura, saltando las llamas al monte adyacente.

Hasta el punto se desplazaron varios equipos de emergencias, entre ellos el GES de Valga (Grupo de Emerxencias Supramunicipal) y lograron extinguirlo hacia las 6 de la madrugada. Se vieron afectados unos 200 metros cuadrados de terreno.

Pero los habitantes de Barcia volvieron a sobresaltarse a media tarde de ayer, pues sobre las 19 horas se registró un nuevo conato en la misma zona. Los responsables del GES de Valga indican que en esta ocasión la situación era más delicada, pues el fuego se dirigía hacia unas casas.

No obstante, los efectivos consiguieron cortar el frente del fuego, de modo que las llamas quedaron a unos 30 metros de distancia de la vivienda más próxima, de ahí que ya no fuese necesario proceder a desalojo alguno.

El operativo de ayer se prolongó hasta pasadas las 21 horas, pues después de apagar el fuego fue necesario enfriar la zona para evitar un hipotético rebrote. El incendio de ayer afectó a un terreno de unos 300 metros cuadrados.

En los dos operativos participaron, además de los GES de Valga, voluntarios de Protección Civil de esta misma localidad, miembros de los equipos de extinción de la Consellería do Medio Rural y de la Policía Nacional.

El de Valga ha sido el segundo incendio forestal de consideración que se produce en O Salnés y Ullán en la presente temporada de verano. El primero tuvo lugar hace algo menos de 10 días en la parroquia de Oubiña, en Cambados. En aquella ocasión los equipos de extinción también lograron controlar a tiempo el avance de las llamas, de modo que el incendio afectó a una superficie limitada de monte.

Sin embargo, sí que afectó seriamente al galpón de una vivienda situada en las proximidades, al quemarse buena parte de la cubierta.

Faro de Vigo