Un centenar de refugiados de Mali, a su llegada al alberge de Monte do Gozo, en Santiago.
Son hombres de entre 20 y 40 años, huyen de conflictos armados, mafias y redes de trata de personas, y serán alojados en un hotel
Valga está a punto de sumarse al puñado de municipios gallegos que sustentan un centro de acogida a refugiados. De acuerdo con lo que anunció esta semana el delegado del Gobierno, Pedro Blanco, después de de hablar con los alcaldes de las poblaciones concernidas (además del concello arousano, Padrón y Burela), los migrantes, de origen africano, llegarán a su nuevo destino alrededor de la segunda semana de diciembre. Por lo que respecta a la orilla sur de la ría, el lugar elegido para darles alojamiento es un conocido hotel de la localidad. «Polo que nos dixeron son todos homes, de entre vinte e corenta anos de idade, que foxen de conflitos armados e pesecucións», apunta el regidor valgués Bello Maneiro.
De momento se desconoce el tiempo que los refugiados permanecerán en Valga. «Están a tramitar os seus permisos de asilo, o que pode supoñer dous ou tres meses de xestións, e a partir de aí a idea que nos transmiten é que queren traballar, sempre que sexa posible», indica Maneiro. La encargada de gestionar este proceso es la ONG Rescate, bajo la tutela del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Esta entidad, que desde 1960 ayuda a las víctimas de conflictos, violencia y desastres naturales, tanto en España como en sus países de origen, ofrece un perfil de los que pronto serán vecinos del pequeño enclave del Baixo Ulla.
Experiencias positivas.
«Las experiencias que tenemos son muy positivas. Los demandantes de protección internacional son disciplinados, atentos y su mayor deseo es aprender el idioma y trabajar cuanto antes». En su gran mayoría han llegado en patera a Canarias procedentes de la decena de países que componen el Sahel. Entre ellos Malí, Senegal, Mauritania y Níger, así como algunos ciudadanos de Marruecos. «Huyen de conflictos armados internos, a veces entre el Gobierno y rebeldes o guerrillas, o de conflictos interétnicos, persecuciones, mafias y redes de trata de personas». Casi todos ellos, informa la ONG, llevan entre dos y seis meses en España. Por ejemplo, el albergue del Monte do Gozo, en Santiago, que comenzó a recibir migrantes en julio de este año. A lo largo de su estancia de les han realizados chequeos médicos y administrado las vacunas y los tratamientos que han precisado.
Todos, por último, han presentado una solicitud de protección internacional y, a la espera de su resolución, obtendrán permisos de trabajo de dos a cuatro meses en Galicia. «Están inscritos en el Ministerio del Interior y en el de la Seguridad Social, y su presencia en España es completamente legal», señala Rescate.
A su llegada a Valga se empadronarán en el municipio, recibirán asistencia sanitaria y dispondrán de sus propias tarjetas del SERGAS.
225 personas junto a Padrón.
Aunque se ha hablado de unas 172 personas, su número exacto en cada lugar aún no se ha concretado. Entre dos hoteles de Valga y Padrón se distribuirán 225 refugiados, que serán atendidos por 34 profesionales; los responsables de cada uno de los centros, 6 trabajadores sociales y técnicos de empleo, 3 profesores de español, abogadas, psicólogas, técnicos de acogida y 6 conserjes para el horario de noche.
Comida, limpieza y lavandería estarán garantizados en el hotel. Aunque serán libres de entrar y salir, deberán estar presentes en él entre las 10 de la noche y las 7 de la mañana, salvo necesidades de formación. La prioridad será el aprendizaje del español y el análisis de los perfiles laborales en los que pueden encajar.
EL ALCALDE
«Sempre fomos un pobo solidario e seguiremos séndoo»
José María Bello Maneiro no alberga dudas acerca de la forma en la que los vecinos de Valga recibirán a los refugiados. «Sempre fomos un pobo solidario e seguiremos séndoo» asegura el alcalde quien entiende que el interés de los migrantes por integrarse será un factor clave para el éxito del proceso. «Temos o exemplo dun matrimonio sirio que leva anos residindo entre nós. Todos falan galego, o home traballou na brigada de incendios e os rapaces xogan no Cordeiro.»
La Voz de Galicia