El albañil valgués que construía los zulos declaraba que su obligación era «trabajar y cobrar».
Otro de los acusados de la «Operación Cormorán» que declaró ayer fue Antonio Gómez Eiras, albañil valgués contratado por «Pelopincho» para hacer obras en varias viviendas y locales y construir zulos en los que «Pelopincho» escondía dinero, joyas y otros objetos de valor. Gómez Eiras afirmó sobre la profesión de Pouso Rivas que «supuestamente era marinero», aunque no se interesó por su oficio argumentando que su jobligación era «trabajar y cobrar». Explicó que en la reforma de una casa antigua encontró «por casualidad» un tragaluz que llegó a tapar y a abrir en varias ocasiones en el que Pouso y Teresinha de Jesús habían guardado algo que identificó como «folios», no billetes. La última en declarar fue Saladina Plaza González, una administrativa de Arte y Naturaleza (actualmente en fase concursal) que relató hasta cuatro inversiones de 150.000 euros, si bien había llegado a efectuar operaciones por un valor superior a un millón de euros. «Todo se decidía en Madrid», indicó la acusada, que también aseguró desconocer que Pouso Rivas pudiera dedicarse a actividades ilícitas.
DIARIO DE AROUSA, 29/06/11
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