La Ruta Quetzal en la Ruta Xacobea.

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La Ruta Quetzal llegó aquel año a Vilagarcía. El televisivo Miguel de la Cuadra Salcedo ejercía de embajador de Galicia a en una de aquellas expediciones en las que se hacía acompañar por chavales de todo el mundo. En el 2004 la Ruta Quetzal terminaba en la ría de Arousa y 400 jóvenes de 48 países, después de pasar tres semanas en México visitando los volcanes, cruzaron el charco para hacer la Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla desde Vilagarcía a Cesures, conmemorando el traslado de los restos del Apóstol.

La Voz de Galicia

El PSOE se opone al «obradoiro» de Valga «para no ser cómplice».

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Los socialistas lamentan los mecanismos de selección de alumnos.

El grupo municipal socialista de Valga votó en contra del «Obradoiro de emprego 2016» de la localidad «para no ser cómplices de procesos de selección de personal nada claros». Alegan que esta escuela taller planteada por el PP del alcalde Bello Maneiro y dirigida a los módulos de albañilería, cantería y jardinería nace rodeada de polémica, porque «la selección de alumnos y profesores va a realizarse por un grupo de trabajo mixto que debe definir los criterios, perfiles y pruebas a realizar por los demandantes de empleo».

Lo que sucede es que de este modo «es imposible realizar una selección basada en criterios de transparencia e igualdad de oportunidades», lamenta el PSOE.

Asimismo, «consideramos obsoleto el modelo de ‘obradoiro’ propuesto, ya que lo que hay que hacer con estos talleres es dar a los desempleados la oportunidad de reciclarse y salir al mercado laboral con unos conocimientos mínimos en diferentes disciplinas, de ahí que apostáramos por módulos de nuevas tecnologías, comercio, marketing o energías renovables».

Faro de Vigo

El histórico «Paraíso» de Padrón echa el cierre.

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Rafael Baamonde, la persona que atiende el bar desde hace 18 años, se jubila y con él deja el negocio su mujer.

Padrón se queda sin O Paraíso, uno de los bares más antiguos, que cierra por jubilación de su actual titular, Rafael Baamonde Mato, de 65 años y más conocido como Gori. Con él deja también el negocio su mujer, Carmen Osorio Sánchez, de 59 años.

Gori se crio de niño detrás de la barra del bar de sus padres, O Purgatorio, que cerró su hermana a finales de 2011, y se jubila detrás del Paraíso tras 18 años a cargo de este local, junto con su mujer. Fueron casi dos décadas de «altos e baixos», pero «cando collemos o bar foron anos moi bos, sobre todo as Pascuas, con noites enteiras a traballar», cuenta el matrimonio. De todos estos años destacan algo por encima de todo: su clientela, «sempre a mesma, moi fiel e moi boa xente, como da casa», de Padrón y alrededores y hasta de más lejos, como ciudades como Pontevedra o Santiago, los domingos.

A todos ellos quieren darle las gracias «pola súa fidelidade» y avisar del cierre a aquellos que aún no lo saben. También quieren agradecer el trato de los compañeros del sector de hostelería, con los que «sempre tivemos boa relación». Entre la clientela destacan, además, los cazadores, que tenían en el bar O Paraíso un punto de encuentro. «As mañás aquí era imposible falar entre o fútbol e a caza; tiñámola armada todos os días», cuenta Carmen.

Para todos, el local, que cierra sus puertas el lunes, ofrece ese día una pequeña despedida, después de las ocho de la tarde.

Rafael y Carmen cierran con pena, por los clientes, pero no quieren esperar a que pasen las fiestas de Pascua, tal y como le piden estos y hasta los proveedores. Lo hacen después de «unha vida de moito traballo», en la que primero emigraron a Venezuela, donde pasaron 13 años y también tuvieron un restaurante. De vuelta en Galicia, abrieron una tienda de ropa, que hoy atiende su hija, y hasta vendieron ropa en el mercado, para acabar detrás de la barra de un bar. «En Venezuela sempre diciamos que non queriamos máis negocio de hostalería, porque é moi atado, pero cada un ten o seu destino e este foi o noso».

En 18 años nunca cerraron por vacaciones y siempre abrieron de lunes a domingo, con excepción de cuatro horas de la tarde del sábado. Entre las especialidades del bar está, sin duda, el bocadillo de calamares que, estos días, no llega a nada. Por ello, si quiere comer uno apresúrese porque el lunes Gori y su mujer cierran por primera vez y de forma definitiva, para disfrutar de una jubilación con las hijas, nietos y demás familia.

La Voz de Galicia

Desmantelada una red que usaba cuatro burdeles para vender droga.

Tras una laboriosa investigación, la Guardia Civil ha completado la operación Posada con la detención de nueve personas que presuntamente formaban parte de una organización dedicada al tráfico de drogas y que utilizaba cuatro burdeles situados en las provincias de A Coruña y Pontevedra como puntos de distribución de las sustancias estupefacientes, fundamentalmente cocaína.

Entre los nueve arrestados hay vecinos de Brión, Padrón, Vilagarcía, Caldas y Catoira. En el operativo, desarrollado por agentes del cuartel de Noia, se han registrado cuatro domicilios, en los que fueron halladas diversas cantidades de droga, así como básculas de precisión y otros objetos necesarios para la preparación de las papelinas. También encontraron dinero en efectivo y unas libretas con anotaciones que los investigadores consideran que serán de gran utilidad para poder demostrar las actividades ilícitas a las que presuntamente se dedicaba el grupo.

De igual modo, se incautaron de dos vehículos de gran cilindrada y que suponen que eran utilizados para el transporte y posterior distribución de las drogas.

Los burdeles estaban en la zona de la comarca de Sar y entre Vilagarcía y Caldas de Reis. Los dos primeros abastecían al sur de la provincia de A Coruña, mientras que desde los otros dos se vendía en las zonas de Arousa y O Salnés. Además de como puntos de venta, los prostíbulos eran utilizados para reuniones.

La Voz de Galicia

Auxiliares de Primera salidos del Ulla.

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El valgués Alfonso Costoya y el cesureño Enrique José Ramos son los dos asistentes del único trío gallego de la máxima categoría del fútbol profesional español.

-Disculpen el empezar así, pero la actualidad manda. ¿A quién de los dos le apuntamos el gol de Cristiano Ronaldo en La Rosaleda?

-¡Ai! A min…

Enrique José Ramos Ferreirós (Rois, 21 de septiembre de 1980) no se esconde. Su omisión en el claro fuera de juego del delantero del Real Madrid en el primer gol del 1-1 frente al Málaga ha sido el último tropiezo en sus 18 años de carrera como asistente. La mitad de una vida que en las tres últimas temporadas lo ha llevado por los grandes templos del balompié español desde su Pontecesures de adopción con el único trío arbitral gallego en Primera División. El encabezado por el eumés Ignacio Iglesias Villanueva, y que completa su buen amigo de Cordeiro Alfonso Costoya Rodríguez (16 de enero de 1975). Este último, afincado desde hace una década en Padrón, con tres lustros en la intermitentemente mejor Liga del mundo y 18 partidos internacionales en su currículo.

Hablar de último tropiezo de Enrique Ramos no busca más que incidir en la normalidad. La que él mismo asume como parte de una actividad que depende del criterio humano, entendiendo el error como una oportunidad para «aprender, analizando o traballo feito tras cada partido» por el trío arbitral. ¿Las polémicas en la prensa y las tertulias de los bares? «? o que nos toca vivir. Eu non lle dou importancia. Aíllaste», dice Ferreirós. «Trátase de levalo da mellor maneira posible, esquecelo canto antes, e pensar no seguinte partido», comenta el curtido Costoya. «Cando saes da casa o erro está aí», añade, incidiendo en que «avaliamos un xogo en movemento, e hoxe o fútbol é moi rápido, e os xogadores moi bos. Claro que nós tamén estamos ben preparados».

¿Y qué lleva a dos chavales de los márgenes del Ulla a desembocar en la senda más particular de un oficio ya peculiar de por sí como el del árbitro de fútbol? Pues, explican ambos, por la inercia del ejemplo más cercano. Y es que «no mundo da arbitraxe é moi común que moitos cheguemos pola familia».

En el caso del de Cordeiro, ajeno a la práctica del fútbol federado, fue un primo el que le inoculó la pasión por el papel de juez. «El tería 19 e eu 17. Ía aos seus partidos, e colaboraba con el no vestiario. Vin que era unha maneira máis de practicar deporte, e que podía compaxinala cos meus estudos -posee el título de FP en Informática de Gestión de Empresas-». Tres años en fútbol base -categorías formativas y Tercera a Primera Autonómica- lo llevaron a la conclusión de que lo que más le gustaba era el trabajo de banda, «axudándolle ao árbitro na toma de decisións». Y entró en el cuerpo de asistentes.

La de Costoya resultó una carrera meteórica. Tres temporadas en Preferente y Tercera, otras tantas en Segunda B y tan solo una en Segunda antes de convertirse durante sus primeros 9 años en Primera en apéndice fijo del colegiado Bernardino González Vázquez; árbitro internacional ourensano cuya categoría permitió al de Valga disfrutar de docena y media de partidos de previa de Liga de Campeones y Liga Europa, y también de selecciones Sub-21 y absolutas a pesar de no haber logrado él alcanzar la categoría de internacional. Entre ellos, un encuentro de Liga Europa del Zenit de San Petersburgo en la temporada del título continental del conjunto ruso, un amistoso Sub-21 entre Francia e Italia en Burdeos, o el trabajo más extraño que recuerda. Un «Turquía-Malta clasificatorio para o Europeo que se xogou en Alemania a porta pechada nun estadio para 60.000 espectadores. Turquía estaba sancionada. A todos, xogadores, adestradores e máis aos árbitros, nos custou entrar no partido», dice su coprotagonista.

Costoya y Ramos coinciden al declarar su querencia por cuantos más espectadores, mejor. «Facilítanos o traballo», señala este último. Algo que el cesureño pudo acabar de comprobar hace tres años, cuando alcanzaba el ascenso a Primera con 33 tras haberse iniciado, en un calco del que reconoce como su referente, con 14 años tras ir de campo en campo ayudando a su cuñado de 30 colegiado de categorías regionales. Enrique se pasó 3 campañas en Preferente y Tercera, 2 en Segunda B y 7 en Segunda antes reencontrarse con Ignacio Iglesias, al que había auxiliado 3 ejercicios en la categoría de plata.

De los «nervios e ilusión» que sintieron en su bautizo como árbitros en partidos que ya no recuerdan, a vivir la extrañeza en sus debuts en Primera. «Foi un Betis-Real Madrid. Facíaseme raro ver a eses xogadores. Teño unha foto na casa cos capitáns, Hierro polo Madrid e o Prat polo Betis», recuerda Costoya. En el caso de Enrique fue «un Rayo Vallecano-Atlético de Madrid. Un derbi madrileño moi tranquilo».

En Primera «sorpréndeche ver a algúns dos mellores futbolistas do mundo», como Messi o Cristiano, «e descubrir a súa normalidade» en la distancia corta, afirma Ramos. Un concepto, el de normal, que los trencillas del Baixo Ulla recalcan como carta de naturaleza del colectivo arbitral. Con anhelos como los de cualquier deportista, soñando con pitar grandes partidos. Y por ahí los dos van bien servidos. Con Costoya participando en una ida de la Supercopa entre Espanyol y Barça o, hace tres semanas, con ambos mediando en el Barça 7-0 Valencia de semifinales de Copa del Rey. Una normalidad que lleva al de Valga a confesar que entre sus incontables partidos «o que me marcou foi un Real Sociedad-Las Palmas dunha derradeira xornada de Liga, vendo os xogadores canarios desolados logo de facer o seu traballo, e enterarse do descenso por un terceiro resultado».

La Voz de Galicia