Tourís explica en Valga las ventajas de acceder a ayudas para viviendas en el Camino Portugués.

En Pontecesures también hay posibilidad de conseguir subvenciones para rehabilitar inmuebles.

El delegado territorial de la Xunta, José Manuel Cores Tourís, acudió ayer a Valga para explicar personalmente las características del programa de ayudas a la rehabilitación de inmuebles situados en el Camiño de Santiago, del que ya dio cuenta hace días el alcalde, José María Bello Maneiro, a través de un bando.

Con el título de «Vivendas do Camiño», este programa está dirigido a edificios y casas de los siete Camiños de Santiago, de tal forma que en Valga pueden acogerse a las subvenciones numerosos inmuebles y alrededor de 2.900 vecinos de las parroquias de Xanza, Valga y Setecoros, como también sucede en el municipio vecino de Pontecesures.

Se trata de «poner en valor los Caminos de Santiago como activo singular de nuestra Comunidad a través de la recuperación del patrimonio construido a lo largo de la ruta, configurado con el paso de los siglos como señal de identidad del país», destacó Tourís.

Acto seguido aclaró que las ayudas en las zonas urbanas «van destinadas únicamente a viviendas situadas en el trazado del Camino», mientras que en el rural «pueden acogerse todas las viviendas de cada parroquia por la que discurra», en este caso el Camiño Portugués.

Gracias a este programa será posible financiar hasta el 35% del presupuesto de las obras de rehabilitación con un límite de 11.000 euros por vivienda, tal y como aclaraba también Maneiro en su bando.

Los vecinos, tanto a nivel particular como integrados en comunidades de propietarios, interesados en esta iniciativa, deben saber que pueden llevar a cabo «actuaciones protegidas y obras o trabajos de mantenimiento e intervención en edificios y viviendas, equipamiento propio o elementos comunes», resalta el regidor.

En los servicios municipales ofrecen más información sobre este programa, aunque también está previsto organizar en los diferentes Concellos jornadas técnicas, exposiciones itinerantes divulgativas sobre el Área de Rehabilitación dos Camiños de Santiago y las ayudas establecidas, labores de asesoramiento técnico y otras iniciativas tendentes a llegar a los potenciales beneficiarios.

Faro de Vigo

El desbordamiento de ríos aísla a familias en Valga y obliga al corte de carreteras y calles.

La crecida de los ríos de la que ya se informaba ayer en FARO siguió en aumento a lo largo de la jornada e hizo que los desbordamientos se agravaran, lo cual llegó a aislar a numerosas familias, sobre todo en el Concello de Valga, y obligó a prohibir la circulación rodada en carreteras, calles y caminos.

Mientras continuaban anegados terrenos de labranza y viñedos tanto en la comarca de O Salnés como en el territorio del Ullán, el agua se apoderaba de todo tipo de vías de comunicación, lo cual impidió que muchos ciudadanos afrontaran la jornada con normalidad.

El Centro de Atención a las Emergencias (CAE) 112 Galicia decía que entre las 6 y las 8 horas de ayer se registraban 381 incidentes a causa de la meteorología adversa y que 120 correspondían a la provincia de Pontevedra.

Entre ellas estaban las registradas en Valga, donde el desbordamiento de sus ríos y riachuelos obligó a cortar a la circulación varias pistas del ayuntamiento y a cerrar dos pasos subterráneos bajo la vía del tren. Y aunque había vías de comunicación alternativas, los perjuicios eran evidentes.

Los efectos se hacían notar en A Devesa, Casanova, Forno, Baño, Campaña y otros lugares del municipio que, por otra parte, suelen ser los más castigados cuando llueve con intensidad.

En algunas zonas el agua entró en las viviendas y en otras los vecinos lo evitaron tapiando las puertas para que no entrara. Pero no podían salir al exterior, salvo que quisieran hacerlo a través de las grandes bolsas de agua formadas, con el consiguiente riesgo para su integridad.

Es de destacar el intenso trabajo que tuvieron que realizar Protección Civil y Policía Local de Valga, tanto cortando calles para evitar el paso de peatones y automovilistas como desatascando desagües para evitar la acumulación de agua.

Incluso se arriesgaron al máximo para actuar sobre ríos desbordados y extraer todas las ramas, piedras y demás elementos arrastrados por las intensas corrientes hasta varios puentes, de tal forma que todo ese material los taponaba por completo y facilitaba la salida del agua de su cauce normal.

Algunos vehículos llegaron a quedar atrapados en el agua que cubría las vías de circulación, sobre todo en la red secundaria.

Ocurrió tanto en Vilagarcía, en la Avenida da Mariña y en la calle de López Ballesteros -la subida al barrio de A Torre, bajo las vías del tren- como en Ribadumia, donde un vehículo quedó bloqueado en la carretera EP-9510 antes de que fuera cortada al tráfico.

Son solo algunos ejemplos de lo sucedido, pues también hay que hablar de desbordamientos y problemas para el tráfico en Pontearnelas, Cabanelas, As Aceñas, Baión, Vilanoviña y otros muchos lugares.

Así las cosas, las localidades de Valga, Meis, Ribadumia y Vilanova fueron algunas de las más afectadas, si bien es cierto que también se registraron contratiempos de mayor o menor consideración en Pontecesures, Catoira, Meaño, Vilagarcía, O Grove, A Illa y, en definitiva, en todos los municipios de la comarca.

Incluso habría que hablar de municipios cercanos, pues las importantes inundaciones registradas en Caldas hicieron que los bomberos tuvieran que desplazarse desde Vilagarcía para, por espacio de tres horas, colaborar en los trabajos para achicar el agua de un conocido supermercado.

Faro de Vigo

«Collemos leña e víveres, e a esperar».

Rodeados de agua. Así se despertaron ayer los vecinos del lugar de A Devesa, en Valga. La lluvia y la marea habían hecho enloquecer al río próximo, que se había desparramado por fincas y carreteras, obligando a cortar los pasos subterráneos de la vía del tren y empujando a los vecinos a poner en marcha sus mecanismos de defensa contra el agua. José Luis Romai, que vive en una de las casas que más sufren cuando crece el Valga, sacó los parapetos de metal con los que se cierra a cal y canto la puerta de su vivienda. Los tiene listos desde hace tiempo. «Levo aquí desde os anos setenta, xa teño pasado por unha chea de inundacións», narraba ayer. Con los años ha aprendido a escuchar la lluvia, a mirar el río y a resignarse. «Cando vemos que chove moito e que a cousa se pon mal, collemos leña e víveres, e a esperar».

Para evitar que los vecinos de A Devesa tengan que seguir haciendo gala de su paciencia, el Concello de Valga ha elaborado un plan para evitar las inundaciones en el tramo final del río Valga. El alcalde, José María Bello Maneiro (PP), recordaba ayer que la primera fase acometida en el río ha dado resultado, evitando que en días como ayer la carretera de Vilagarcía tuviese que ser cortada al tráfico. Pero queda la última parte del proyecto por ejecutar. «Esperamos que sexa este ano», decía ayer el regidor.

Mientras esa obra no llega, los vecinos de lugares como A Devesa siguen pendientes de la lluvia. Y de los claros. Ayer, hacia el mediodía, un jirón azul pálido se dejó ver entre las nubes de lluvia. Era el heraldo de las buenas noticias: el cielo se secó, la marea comenzó su retirada poco después, y el nivel del agua comenzó a bajar. «A partir de aí todo foi mellor», explicaba el responsable de Protección Civil. Varias de las pistas que durante la mañana tuvieron que permanecer cerradas pudieron ser reabiertas al tráfico. Al cierre de esta edición, las cintas que impedían el paso ondeaban aún en A Devesa y en los pasos bajo la vía del tren. Estos últimos iban a permanecer cerrados también durante la noche, pero las otras zonas estaban pendientes de una última inspección. «Recuperamos a normalidade, pero aínda hai que ver o que pasa nos últimos días, porque o ría trae moita auga», dice José Otero Caamaño.

La Voz de Galicia

«A auga é imparable, é peor que o lume».

Alicia Cardama está acostumbrada a ver el río Sar desbordarse. «Moitas veces a auga nos chega ao felpudo», relata esta vecina de Lamas (Padrón). Otra cosa es que la inundación, como les sucedió ayer, acabe por anegar toda su casa y destroce sus enseres ante su impotente mirada. «A auga é imparable, é peor que o lume porque non podes facer nada, ata nace do chan e por moito que limpes e saques, sempre aparece máis», explica.

En casa de Alicia están ahora sin lavadora, sin cocina y sin nevera «e cun neno de dous anos e medio e outro de tres meses xa me dirás como imos facer», afirma. Para ella, como para la mayoría de los vecinos de Lamas, su desgracia podría haberse evitado si les hubiesen hecho caso cuando reclamaron que la nueva carretera de circunvalación de Padrón se construyese levantada para permitir el paso del agua de las pluviales. «Non o fixeron e aquí están as consecuencias», señala Cardama, que considera que el periférico está actuando como «un dique» y que dirige el agua de lluvia directamente hacia las casas de Lamas.

Tras la inundación de ayer de su casa, para Alicia Cardama «o mal xa está feito» y recuerda que su seguro no se hará cargo de nada y que dependerán de la decisión del Consorcio de Compensación de Seguros. «Eles deciden e tes que aceptar o que che dan», añade resignada. Los afectados de Lamas temen ahora que el nuevo temporal anunciado vuelva a anegar sus casas.

La Voz de Galicia

Las Navidades al sol de Oliveira junto a su gran amigo olímpico.

El cesureño trabaja tres semanas en Palma con la ayuda de Sete Benavides, diploma en Londres 2012 y aspirante también a Río.

El entrenamiento de ayer, entre el aguacero y el fuerte viento de un invierno gallego que parece haber recuperado este año todo su esplendor, resultó para André Oliveira la bofetada que lo acabó de despertar de su regreso el martes de tres semanas de estancia en Palma de Mallorca. Tres semanas muy bien aprovechadas por el palista cesureño del Náutico Firrete, en las que tuvo a su buen amigo y diploma olímpico en Londres 2012 Sete Benavides como generoso anfitrión, y también compañero de más de una de sus muchas sesiones de trabajo en el agua. Una amistad fraguada durante la temporada 2009/10, cuando ambos coincidieron en la selección española de canoa Sub-23 concentrada en Pontevedra, compartiendo piso con el ribadumiense David Maquieira y el asturiano David Fernández.

«Sete e o seu adestrador, Kiko, dicíanme todos os anos na derradeira proba internacional da tempada a ver se ía adestrar alí». Y este año Oliveira se animó a hacerlo junto a su compañero kayakista del Náutico Firrete Antón Rey. Que la pareja del cesureño tenga su residencia actual en Palma fue el factor que acabó de convencer a André, para el que la concentración en la isla balear resultaba un plus en su pelea final por un puesto en el programa del C-1 1.000 de los Juegos Olímpicos de Río este verano.

Y es que «vimos para aproveitar unha mellor climatoloxía, nunha época na que en Galicia son comúns os temporais, e así non perder sesións de auga», al tiempo que «cambiamos de rutina, o que favorece a motivación de cara a preparación das primeiras competicións», explicaba ayer Oliveira. A falta de conocer en las próximas semanas el poso del trabajo realizado, todo apunta a que la experiencia ha resultado un éxito.

«Comezabamos cedo, polo que arrincabamos abrigados, pero acababamos con temperaturas de 20 graos e traballando en manga curta» relata el canoísta. Con sesiones dobles diarias en el agua a excepción de los festivos, que obligaban a André a cubrir los 50 kilómetros entre Palma y Alcudia, localidad del club de Benavides. Allí «adestraba con material que me prestaba Sete, que tamén me deixou as chaves do club para ter liberdade de horarios».

Aunque apenas se pudo entrenar con Sete, por manejar este un programa de entrenos diferente al trabajar pensando en el C-1 200 de Río, y pasarse parte de la Navidad de viaje personal y renqueante de una gripe, André subraya que «foron unhas semanas de moito volume de adestramento, ao que sumado á pouca profundidade do encoro no que traballabamos, fixeron as sesións especialmente duras».

Oliveira, que compartió habitación con Benavides en los primeros Juegos Europeos el pasado verano en Bakú, Azerbaiyán, prepara como nunca la nueva temporada. Arrancando pronto, el 5 de octubre, y acumulando ya dos semanas de concentración en altura en Sierra Nevada a comienzos de noviembre.

La Voz de Galicia

Campos, Romero, Morison y García, en Sierra Nevada.

Mientras André Oliveira regresaba de Palma, las otras cuatro bazas del piragüismo arousano en el esprint final hacia los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 se trasladaban el lunes al Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada para trabajar a 2.320 metros de altura y aprovechar los efectos beneficiosos que a medio plazo proporcionan al organismo de los deportistas de élite el trabajo en este tipo de entornos.

La meca Natalia García Naveiro y la cesureña Sub-23 Camila Morison repiten experiencia, como en la primera quincena de noviembre, junto a Teresa Portela y el entrenador de todas ellas, Daniel Brage. En esta ocasión, acompañados de los palistas del Breogán do Grove Tono Campos y Diego Romero, ambos también con su técnico, José Luis Otero Padín.

Sin apenas trabajo de agua, al tener que emplear 2 horas de coche para poder trasladarse al embalse practicable más cercano, el trabajo de gimnasio, de ergómetro y de carrera a pie en ascensión al aire libre centran el programa de preparación hasta el día 25. En el caso de Campos, una semana menos, al volver a O Grove antes por el primer cumpleaños de su hija.

La Voz de Galicia