¿Un violento y cruel ladrón capaz de atar, amordazar, pegar y robar a su exsuegra en su propia casa o la víctima de una terrible venganza a manos de su expareja y su madre? Esa es la difícil cuestión que tiene ante sí la sección compostelana de la Audiencia Provincial, en la que se celebró el juicio contra Roberto T. J., acusado de entrar el 25 de noviembre del 2014 en la vivienda de la madre de su exnovia en Padrón, destrozar la casa en busca de dinero y llevarse más de 1.500 euros en metálico y objetos de valor tras agredir y amedrentar a la señora, de más de 70 años de edad.
La Fiscalía le acusa de robo con intimidación y pide para él cinco años de cárcel, mientras que la acusación particular eleva su petición a más de once años porque también le considera responsable de un delito de detención ilegal. Roberto ya ha estado dos años en prisión preventiva por lo que el caso parecía bastante claro hasta que la víctima, Elvira V. S., entró en la sala de vistas para testificar.
La mujer incurrió en numerosas incongruencias y contradicciones que el tribunal no pasó por alto. Admitió que estaba oscuro y que no le vio la cara al ladrón, pero que supo que era su exyerno porque le vio «o tipo de xitano» que asegura tiene. También dijo haber sido amordazada y maniatada, pero por momentos aseguraba que habló con el acusado y que le hacía señas.
La enemistad entre las dos familias quedó patente en el juicio y esa es la razón por la que, según el acusado, le culpan del robo. Anteriormente, su expareja le acusó de violación y quedó absuelto y cuando salió de prisión le denunciaron por quebrantar la orden de alejamiento y también quedó libre de cargos. Roberto admite haber consumido drogas y tener muchos problemas, pero no este robo. En la sala lloró desconsolado al escuchar a su exsuegra y al acabar la vista pidió la palabra y dijo: «Miren bien esto, porque es muy duro haber estado dos años preso por algo que no hice».
La Voz de Galicia